Otros artículos importantes

Tic, tac, tic, tac. . .
¡El sistema financiero está cargado de dinamita!


Aumentan los temores del presidente de la Reserva Federal de los EU,
Alan Greenspan, por las "amenazas sistémicas" de un desplome.

por Paul Gallagher

Al tiempo que el candidato presidencial Lyndon LaRouche le aseguró, vía telefónica, a su Movimiento de Juventudes Larouchistas (MJL) en Australia el 5 de marzo, que "este sistema monetario mundial va camino al cementerio" (ver Resumen ejecutivo de EIR de la 1a quincena de mayo de 2004, vol. XXI, núm. 9), se dio la alarma de que el sistema puede explotar antes de que ocurra la convención del Partido Demócrata de los Estados Unidos en julio, en la ciudad de Boston, donde escogerá su candidato presidencial.

Aunque las autoridades monetarias y el FMI trabajaban duro por desactivar la bomba de la deuda de Argentina, otras cargas explosivas aun mayores fueron activándose por todas partes. Un banquero londinense le dijo a EIR que "puede que Argentina sea una dificultad para el FMI y para el mundo financiero, pero si buscas la verdadera gran crisis, mira a los EU. Ahí se avecina una crisis gigantesca, más pronto de lo que la mayoría de la gente piensa. Ahora está claro que lo único que ha mantenido al sistema andando es el bombeo de liquidez. . . Es a los EU adonde hay que mirar, para ver la crisis de veras grande que golpeará". A principios de marzo se anunció que habría una serie de desastres económicos, anuncio que hizo tambalear las bolsas de valores y volvió patéticas las pretensiones del Gobierno de George Bush de que hay una "recuperación" en los EU, al tiempo que aumentó los temores del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, y sus contrapartes internacionales.

Tic, tac, tic, tac. . .

Aunque el informe del Departamento del Trabajo de los EU causó alarma porque no se crearon empleos en la economía, la realidad es aun peor. Casi 3 millones de estadounidenses salieron de la fuerza de trabajo desde marzo del 2001, de los cuales cerca de 400.000 lo hicieron tan sólo en febrero, además de los 8,2 millones de desempleados y 5 millones más obligados a trabajar sólo tiempo parcial; lo que lleva al desempleo real por encima del 10%. En más de cien años, aparte de la Gran Depresión, no se había visto una reducción tal de la fuerza laboral de los EU. El informe de febrero también revela que el salario promedio del trabajador estadounidense sólo creció 1,6% en un año, mientras que su deuda hogareña aumentó 10,4%, y el precio de la vivienda se infló a razón de 15% anual.

El 10 de marzo el Departamento de Comercio anunció el peor déficit comercial de los EU, de 48.400 millones de dólares en enero (casi 600 mil millones de dólares anuales), en tanto que las exportaciones cayeron a pesar de la devaluación del dólar; y el déficit en la cuenta corriente ese mes fue de 43 mil millones de dólares. Esto, más el déficit presupuestal federal, que anda entre 500 y 600 mil millones de dólares, es lo que asustó a Greenspan en su testimonio ante el Senado de los EU el 25 de febrero, cuando exigió cortes drásticos al gasto del gobierno y otras medidas desesperadas para preservar el sistema de libre comercio. Un boletín publicado por una importante figura del Partido Republicano informó que Greenspan francamente "teme otra Gran Depresión", y cree que, hasta el momento, lo único que ha postergado el desastre es "el crecimiento exponencial de los derivados financieros de crédito", que "han protegido al sistema financiero de un desplome catastrófico".

Pero el tercer gran golpe fue el informe del 10 de marzo de un desplome potencial que podrían causar los derivados financieros, y que está relacionado con la enorme empresa hipotecaria semiprivada Fannie Mae. El 25 de febrero Greenspan le dijo a una comisión del Senado que Fannie Mae —una gigantesca empresa subsidiada por el Estado, que carga con deudas hipotecarias por 2,4 billones de dólares— estaba demasiado endeudada y que, de desplomarse, podría causar una crisis "sistémica". Fannie Mae supuestamente estaba protegida contra el enorme riesgo que corre con los derivados de crédito, pero el 10 de marzo el Financial Times de Londres informó que "un análisis independiente de las cuentas de Fannie sugiere que pudo haber incurrido en pérdidas por 24 mil millones de dólares en la compraventa de derivados entre el 2000 y el tercer trimestre del 2003. . . La magnitud potencial de las obligaciones, que todavía están por reconocerse en el balance de pérdidas y ganancias de la empresa, o en la relación de capital mínimo requerido por su regulador, provoca nuevas dudas sobre la salud financiera del gigante de los créditos hipotecarios. Avanza con rapidez en el temario de discusión en Washington el tema de la regulación de Fannie Mae y su hermano Freddie Mac, en medio de preocupaciones de que las dos grandes entidades patrocinadas por el gobierno han crecido tanto que representan un riesgo sistémico para el sistema financiero de los EU".

Fannie Mae y Freddie Mac son los dos grandes fuelles que han estado inflando la tremenda burbuja estadounidense de los bienes raíces, la cual se ha convertido tanto en el salvavidas financiero del consumo de los hogares estadounidenses, como en el motor del rápido aumento de su desastrosa deuda.

En una audiencia del Congreso de los EU el 9 de marzo, el secretario del Tesoro, John Snow, advirtió que la idea de que los dos gigantes del crédito hipotecario eran "demasiado grandes para fracasar" era errada, y que el Gobierno de Bush no pretende salir a su rescate en una crisis. Pero si una de las dos empresas tropieza, o si la intervienen las entidades reguladoras, como planteó Greenspan, el choque reventaría la recalentada burbuja hipotecaria.

Un experto financiero de la City de Londres comentó que el problema de las grandes pérdidas con derivados no se limita a Fannie Mae, sino que también involucra a gran parte de sus contrapartes en sus contratos con derivados. Si el gobierno le retira las garantías públicas implícitas de manera formal a la deuda de Fannie Mae, lo más probable es que sus contrapartes sufran grandes pérdidas. "Miren a JP Morgan Chase, que tiene en su poder 50% de estos derivados. Y otros bancos también corren mucho riesgo con esto. Entonces, entras en otra situación de `es demasiado grande para fracasar' ". La Reserva Federal tendría que intervenir y, por eso, Susan Schimdt Bies y Mark W. Olson, gobernadores de la Reserva, recientemente dieron la señal de alarma del riesgo hipotecario.

En otras palabras, el peligro estriba en que se presente otra quiebra como la del fondo buitre LTCM, pero mucho mayor. Cuando el LTCM quebró en 1998, el sistema financiero mundial casi se desintegró, y así lo admitieron más tarde funcionarios de la Reserva Federal, entre ellos Greenspan. Una quiebra de Fannie Mae o de Freddie Mac haría que la carga explosiva del LTCM pareciera insignificante.

Los miedos del FMI y el BPI

El informe trimestral del Banco de Pagos Internacionales (BPI) de marzo también indica un número creciente de "factores de riesgo sistémico", incluyendo el afán de los bancos e inversionistas internacionales de invertir en mercados de alto riesgo, y el aumento de 26% en las transacciones con derivados el año pasado.

El propio FMI sufrió una fuerte sacudida con la abrupta renuncia de su director gerente Horst Köler el 4 de marzo, una semana antes de que se cumpliera el plazo de un pago de Argentina al Fondo. Un día después de que Köler "abandonara el barco", la página electrónica del FMI publicó un comunicado informando de una reunión de los directores del Fondo el 25 de febrero, en la que discutieron el "riesgo financiero" para la institución y la necesidad de mantener "balances de salvaguardia" contra el "riesgo de una reducción del ingreso". Con gran urgencia, por no decir pánico, los directores acordaron mantener "bajo estrecha vigilancia la adecuación del nivel de los balances de salvaguardia y su ritmo de acumulación, así como la instrumentación de los mecanismos para compartir pérdidas".

Pero el FMI no es el único aterrado. El 27 de marzo el diario suizo Neue Zuercher Zeitung publicó un editorial en su sección de economía, en el que despotrica que el ejemplo de Argentina "puede convertirse en una amenaza al sistema financiero internacional". No puede tolerarse que el pago de la deuda se condicione a la economía y la situación nacionales del país. Existe el riesgo de que otros países sigan el ejemplo de Argentina que, de hecho, "ya está tratando de manipular a Brasil" para que le siga. En cuanto a esto, el Acta de Copacabana que acaban de firmar Brasil y Argentina está quitándole el sueño al Wall Street Journal. Mary A. O'Grady tildó en su columna al acuerdo Brasil–Argentina de "otro chanclazo más" al rostro del FMI. "Era completamente predecible que algunos en Brasil vieran el incumplimiento de Argentina y le encontraran su atractivo", se quejó O'Grady. Otros financieros también están nerviosos. El magnate ecologista estadounidense Douglas Tompkins le dijo a Reuters que está comprando tierras en Chile, Argentina y Paraguay, pero no en Brasil, porque "ese país es una bomba de tiempo. Habrá un incumplimiento mayor que el de Argentina".

Esta era la situación en que algunas fuerzas sinarquistas de derecha en los EU y Europa exigieron que hubiera un enfrentamiento brutal con Argentina el 9 de marzo. Estas fuerzas querían parar la política del FMI y la Reserva Federal del "muro de dinero", que inició en 1997 con las crisis de las naciones asiáticas, y luego de Brasil, Rusia, México, Turquía y Argentina. Irónicamente, estos sinarquistas culpaban a Argentina —que nada tuvo que ver— de esta política de impresión de dinero y rescates, que en realidad fue diseñada por sinarquistas "de izquierda" como George Soros y Félix Rohatyn.

<<Página Anterior