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"Ya no le preguntamos a Anne Krueger: ¿qué comiste hoy, sino: ¿a quién te comiste hoy?"
La revista Argentina 'Veintitres' entrevista a Lyndon H. LaRouche

PUBLICADA EN OCTUBRE DE 2004 CON EL TÍTULO DE "LYN LAROUCHE, DESOPILANTE 'ESTRELLA' DE LA PELÍCULA DEUDA : 'NO LE PREGUNTAMOS A ANNE QUÉ COMISTE, SINO A QUIÉN TE COMISTE' ".



Foto: Cartel que anuncia el documental de Jorge Lanata, Deuda, en el que destaca la participación de Lyndon LaRouche

"Ya no le preguntamos a Anne Krueger: ¿qué comiste hoy, sino: ¿a quién te comiste hoy?...Esa mujer es un caníbal." No importa cuál sea el cine. La platea estalla y Lyndon LaRouche se convierte en una de las estrellas de la película de Jorge Lanata sobre la deuda externa Argentina. Una obsesión también de este político norteamericano, el más extravagante y polémico de Estados Unidos, al que se le discute todo, menos su condición de crítico implacable de los centros de poder financiero internacional.

Pregunta: [Causaron mucho impacto sus declaraciones en la película], y muchos se preguntaron quién era este personaje? ¿Nos puede contar quién es?

LaRouche: He sido candidato a la Presidencia de los Estados Unidos, y ahora soy una figura política de este país. Soy un economista internacional destacado, bastante exitoso en la prognosis de largo plazo por buena parte de los últimos 40 años. Y soy una suerte de figura política en el ámbito internacional.

Pregunta: ¿Por qué se interesan en los organismos internacionales de crédito? ¿Desde cuándo? Y, ¿por qué ese interés particular entre esos organismos y los países del Tercer Mundo que los padecen?

LaRouche: En esencia, estás ante el mismo fenómeno que nos dio a Hitler y a otros entre 1922 y 1945. Es un grupo de redes financieras internacionales, en su mayoría círculos familiares que siguen el modelo del fondi veneciano. Y estas redes controlan la mayor parte de los intereses bancarios de Europa e intereses relacionados, y, por supuesto, se han extendido a las Américas. La mentalidad de esta gente es realmente imperialista. Remóntate al período de entre, digamos, 1000 a.C. y el Renacimiento del siglo 15, y encontrarás que estas familias venecianas establecieron lo que llamamos un sistema bancario ultramontano, como el sistema bancario lombardo, que primero cayó en la Era de Tinieblas del siglo 14, pero que regresó y fue responsable de las guerras religiosas de 1511-1648 en Europa, que fueron la base del establecimiento del sistema liberal angloholandés, al que se oponían los Estados Unidos.

De modo que, aunque esto los corrompe, en su fundación los Estados Unidos representaron la creación de una república para establecer una independencia de esta clase de sistemas, y también del viejo sistema habsburgo. Y en las Américas, en países como Argentina, en especial tras el período de la victoria de Lincoln en la Guerra Civil estadounidense, estos países devinieron cada vez más en repúblicas que seguían de forma conciente el modelo del Sistema Americano de economía política.

Esto es cierto en México, en lo que llegó a ser del proceso que llevó a la creación del PRI (Partido Revolucionario Institucional—Ndr.). Es cierto en Argentina. Llegó luego —una tendencia en esta dirección— a Brasil. También en Perú hubo una tendencia en esta dirección. Así que en las Américas, en especial del modo en que se consolidó bajo el presidente Franklin Roosevelt, había un sentido de crear un sistema de repúblicas basado en el modelo de los Estados Unidos, y en la idea de la Doctrina Monroe que redactó John Quincy Adams. Esto es, un sistema de repúblicas independientes, en cooperación recíproca, en un pacto mutuo, como el pacto de Río que negoció Franklin Roosevelt.

De modo que lo que tienes aquí en un país como Argentina —junto con esto que, en términos históricos se considera una facción traidora de los Estados Unidos, esta clase de intereses financieros que pretende destruir el sistema de las Américas—, no es el sistema capitalista británico, es el Sistema Americano. Y encuentras en las constituciones, y en las tradiciones de Argentina —aunque ahí también hay otras tradiciones—, esa tradición; encuentras eso en México, en la relación de Franklin Roosevelt con el Gobierno de México, con el Gobierno de Lázaro Cárdenas. Y lo encuentras en Perú. Encuentras en las Américas la aspiración a tener esta clase de sistema de repúblicas.

Así que el asunto aquí es que ahora tienes a los intereses bancarios internacionales, los banqueros liberales, entre ellos lo de Nueva York, que son parte de esta tradición veneciana. Y estos son los tipos que que nos dieron el fascismo entre el Tratado de Versalles y el final de la Segunda Guerra Mundial. A estos tipos nunca los extirparon; aún existen en los Estados Unidos en una facción muy poderosa. Son una facción más poderosa en Europa de lo que son en los Estados Unidos. Hemos llegado a una crisis financiera, en que es su sistema el que está en crisis, y ahora regresan a las viejas andadas de tratar de eliminar el Estado nacional soberano, para saquear al mundo y hacer toda clase de cosas detestables.

Pregunta: ¿Por qué se interesó en este tema? ¿Cómo llega a interesarse y a tener esta postura e involucrarse en un tema que, para muchos políticos norteamericanos, es ajeno o sólo es un tema de agenda preelectoral?

LaRouche: Oh, yo regresé de la Segunda Guerra Mundial, de prestar servicio en el extranjero, y regresé de allá como un hombre en los pasos de Franklin Roosevelt. Es decir, él era mi presidente, y había salvado a los Estados Unidos. Él encabezaba el rescate del mundo de lo que corría por toda Europa: el fascismo. Cuando regresé a los Estados Unidos del servicio en el exterior en 1946, vi un verdadero viraje derechista en los Estados Unidos, de vuelta precisamente a lo que contra combatimos: el fascismo. Como aprendí después al estudiar este asunto, el día en que Franklin Roosevelt murió, bajo su sucesor Harry Truman, la gente que creó a Hitler y otros parecidos en Europa, la gente que estuvo detrás de Hitler, los banqueros que respaldaron a Hitler, la oligarquía financiera detrás de Hitler, regresó al poder. De hecho habían sido dueños del sistema nazi. A algunos nazis los habían ahorcado, o estaban ahorcándolos o quién sabe qué, pero habían regresado al poder con su dinero. Todavía de vuelta al poder.

El problema es que a los Estados Unidos los traicionaron desde adentro, por la influencia de esta clase de fuerza. Dwight Eisenhower era un patriota, Truman no. John F. Kennedy estaba en veremos, pero hizo algunas cosas buenas. Lyndon Johnson en esencia era un patriota, pero uno temeroso luego del asesinato de Kennedy. Richard Nixon era malvado, la maldad pura. Él les pertenecía. A Jimmy Carter lo controlaba esta gente, aunque sin saberlo él. La Comisión Trilateral era parte de esto. Ronald Reagan era un poco de todo. Por un lado, Reagan era como yo (de hecho, diez años mayor que yo). Como yo, venía de la tradición de Roosevelt, pero lo metieron a este sistema liberal loco. Y luego tuvimos a Bush. El primer Bush era parte del sistema. Clinton fue un caso diferente, y este Bush es un instrumento de lo peor de este sistema.

De manera que sólo he reaccionado como patriota de mi país a lo que sé es mi tradición, y contra el resurgimiento de lo que combatimos en la Segunda Guerra Mundial, que ahora está de regreso, y pretende apoderarse del mundo.

Pregunta: ¿Considera que el político norteamericano medio es conciente del costo que tiene para estos países pagar la deuda? ¿Saben cuál es el costo social que tiene pagar la deuda, o lo desconocen?

LaRouche: La mayoría de los políticos de los Estados Unidos y de Europa hoy son hombres pequeños. En realidad no están calificados para ser dirigentes, dirigentes patrióticos de países. No todos son gente mala, pero son gente pequeña, y tienden a ser oportunistas al seguir la corriente de lo que creen que pueden hacer en beneficio propio, para su propio provecho, o para provecho de sus propios círculos. Tienen muy poca imaginación, es decir, imaginación política. No son grandes estadistas como Solón de Atenas. No son grandes estadistas como Franklin Roosevelt o Charles de Gaulle, por ejemplo, como un ejemplo de alguien del misma tipo en Europa.

No tenemos grandes hombres. No hombres grandes en el sentido de tiranos, sino grandes hombres que tengan visión, que sean como Juana de Arco en el caso de Francia, quien dio su vida por un principio, y tuvo una visión de la importancia de este principio, como la que han tenido todos los grandes dirigentes de Europa y de otras partes. La visión, una visión patriótica de lo que tienen que hacer por su nación, y también en beneficio de la civilización en general. No tenemos dirigentes así en los Estados Unidos hoy día. En ese sentido, soy único, al menos ahora.

Pregunta: El Fondo Monetario continuamente aterra a los países hablando de cuáles serían las consecuencias de no pagar la deuda. ¿Cree usted, allá en el campo de la ficción, que es posible que un país no pague la deuda al Fondo y sobreviva?

LaRouche: No, es imposible pagarle la deuda al FMI y sobrevivir en tanto Estado nacional. Ésa es la situación hoy. El FMI ha impuesto —en particular desde 1971, cuando Nixon tomó y destruyó el sistema de tipos de cambio fijos, y eso fue en la conferencia de las Azores en 1972— este sistema de tipos de cambio flotantes. El FMI ha devenido en instrumento de una fuerza depredadora de círculos financieros internacionales.

Ahora hemos llegado al grado en que, de tratar de cobrar las deudas, a como están ahora, la civilización desaparecerá del planeta por un buen rato. Esto es, que no es posible cobrar las deudas y que la civilización sobreviva.

Eso es lo que vemos en Argentina. No es posible que Argentina pague su deuda y sobreviva físicamente como una nación y pueblo. Esto también se aplica a toda América Central y del Sur. Muy pronto, tarde o temprano, pero en el futuro próximo, todos los países de América Central y del Sur serán destruidos si el FMI se sale con la suya. Y habrá un genocidio provocado por esta suerte de cosas. La clase de genocidio que les recordará a los historiadores lo que pasó en Europa en el siglo 14. Por tanto, la alternativa es o cumples con las obligaciones impuestas por el FMI, y renuncias así a la civilización aceptando el genocidio mundial, o dices: "No, la ley superior de la sociedad consiste en mantener el bienestar del pueblo y su posteridad, y la soberanía de las naciones". Lo cual es el principio de nuestra Constitución aquí en los Estados Unidos.

Así, que si defendemos nuestra Constitución, decimos: "Los círculos financieros internacionales, con su poder depredador, han cometido un crimen de lesa humanidad. No le pagaremos a los criminales. Haremos justicia, pero la haremos, primero, defendiendo la soberanía, el bienestar general y la posteridad de nuestro pueblo".

Pregunta: Comparó la dinámica de los organismos con la Gestapo, y eso causó un enorme impacto. ¿Puede ampliar un poco este razonamiento?

LaRouche: Lo que quiero decir es que, si quieres conquistar un pueblo... Por ejemplo, tenías al pueblo alemán, que en un arranque de miedo y estupidez apoyó la adopción de un dictador, Adolfo Hitler. Ahora bien, para evitar que el pueblo alemán se echara para atrás, de forma voluntaria, saliéndose de la clase de dictadura y artificios que Adolfo Hitler representaba, le impusieron un instrumento de terror, el instrumento del Estado policíaco, de la clase que John Ashcroft, el actual procurador general de los Estados Unidos, quisiera imponer, que pretende imponerle al pueblo. Lo que tienes, por tanto, es lo mismo. Para imponerle a la gente la suerte de gobierno dictatorial de un fuerza depredadora, el cartel financiero internacional, es necesario destruir los derechos democráticos del pueblo y aplastarlo, ya sea con actos ejemplares de crueldad, o simplemente eliminando a las personas que se alcen y peleen.

Pregunta: ¿Cree que, con todo este panorama, los líderes argentinos, los presidentes argentinos que no se rebelan frente a las políticas del Fondo, son cómplices?

LaRouche: No necesariamente. En efecto, son cómplices, pero son como los dirigentes designados que están bajo el control de un poder extendido de los compradores. Son los compradores extranjeros, de los que es típico el Banco Santander, los que representan un instrumento depredador de Europa en América Central y del Sur. Y ahora, en cierto sentido, con el apoyo del FMI, y con el de los gobiernos europeos y el de los Estados Unidos, le han impuesto una cruel dictadura a Argentina. La pregunta es, ¿cómo peleamos? Si una nación en y de por sí no puede montar una resistencia, entonces aquellos de nosotros de entre todas las naciones que entendemos la justicia tenemos que intervenir, y tenemos que actuar y establecer nuestra solidaridad con el pueblo de las repúblicas para la defensa conjunta.

Por ejemplo, lo que estoy haciendo en los Estados Unidos. Sé que actualmente no hay fuerza en este planeta que pueda parar la peor depresión que el orbe haya conocido, al menos la civilización moderna, a no ser que salvemos la Presidencia de los Estados Unidos. Tenemos un candidato, John Kerry, quien no es la mejor alternativa del mundo, pero que es la única opción que tenemos para derrotar lo que representan George Bush y Dick Cheney. Mi convicción es que no hay nadie en el mundo que tenga la combinación de poder y conocimiento para derrotar a este monstruo, excepto los Estados Unidos. De ahí que mi perspectiva sea que los Estados Unidos tienen que ofrecer una conducción que, como la de Franklin Roosevelt en los 1930 y durante la guerra, pueda extenderse a otros países que no tienen la fuerza para defenderse por sí mismos de manera independiente, y tenemos que solidarizarnos con estos países y trabajar con ellos, para permitirles asegurar sus derechos.

Pregunta: ¿Cuán responsables son los hombres dentro de las instituciones respecto a lo que pasa? Hablo de Camdessus en su momento, de Anne Krueger. O, ¿son víctimas del sistema en el que están inmersos? ¿Cuánta responsabilidad se le puede dar a cada uno?

LaRouche: Son tan responsables como los nazis, como el administrador del campo de concentración nazi. Pueda que no tengan la intención de matar a la gente ellos mismos, pero trabajan en un puesto en el que ese es el deber que se les asigna, y lo harán. Algunos resistirán, algunos no lo harán. Pero ellos lo harán. En cierto sentido, son como chulos. Así se ganan la vida. Así hacen carrera, y pueda que digan que les pesa lo que hacen, pero dicen "tengo que hacerlo. Sólo hago mi trabajo". Como un jefe de la mafia.

Pregunta: ¿Qué ha sido, a lo largo de su tan, digamos, activista carrera política, lo que cree que más irritó a las instituciones de crédito del "establishment" político norteamericano?

LaRouche: Creo que dos cosas sobresalen. Número uno, my denuncia, mi pronóstico exitoso de lo que pasó en 1971-72; que el sistema se vendría abajo, y lo hizo. El sistema monetario cayó con Nixon, como pronostiqué que era probable que ocurriría. Segundo, a fines de los 1970, cuando contendía por la Presidencia y en especial durante el primer período de gobierno del presidente Reagan, inicié lo que llegó a conocerse como la Iniciativa de Defensa Estratégica. En ese entonces, hubo figuras políticas importantes en Argentina que colaboraron conmigo en la defensa de esa propuesta a principios de los 1980. Aunque no fue precisamente una recompensa de los Estados Unidos lo que recibieron por ello, que digamos. Pero estas dos cosas fueron consideradas la gran amenaza a los designios de la oligarquía.

Por ejemplo, no sólo fue la oligarquía estadounidense. Uno tiene que recordar que, en 1986 una sección del Gobierno de los Estados Unidos desplegó más de 400 hombres en una operación en contra mía y de mis colaboradores. Tenían una fuerza desplegada para asesinarme, oficialmente, con una fuerza lista para entrar donde yo estaba y disparar contra todo el que vieran en el lugar donde yo vivía, para agarrarme. El Gobierno soviético de Mijaíl Gorbachov fue uno de los que hizo más ruido por que me eliminaran, al mismo tiempo que la facción detrás de George Bush padre también pedía mi eliminación. Fueron George Bush, por supuesto, y sus compinches los que me metieron a la cárcel. Así que me parece que fueron estas dos cosas: mi actividad persistente a este respecto, de la que es típica mi intervención de 1976 en Sri Lanka, que entonces era Ceilán, a favor del proyecto de las Naciones No Alineadas de crear el nuevo orden económico mundial justo. Eso fue número uno. Eso casi fue mi sentencia de muerte. Y número dos, la IDE. Que casi se convirtió en mi sentencia de muerte. La oligarquía nunca me ha perdonado estas dos cosas.

Pregunta: Por último, ¿qué le contesta, o qué le responde a sus críticos que buscan descreditarlo catalogándolo de fanático delirante o de [tener] ideas imposibles?

LaRouche: No le presto mucha atención a esos personajes. La mayoría no son honestos, es decir, no son sinceros. Tan sólo repiten algo que alquien les dijo que dijeran. La mayor parte de esto viene de la prensa corrupta, la cual está controlada por lo que, de hecho, son los fascistas actuales. Aunque parte de la gran prensa se ha pasado, en cierto sentido, a mi bando, en contra de los peores abusos. Por ejemplo, el New York Times a veces interviene en los asuntos de una forma que encuentro favorable, y hay otra gente como esa. En general, le presto muy poca... No le doy ningún crédito a nada de esto, porque sé lo que es, sé de dónde viene. Y, para ser francos, desprecio a la gente que hace eso. Están por debajo de mi dignidad.

Pregunta: Le agradezco enormemente esta entrevista, que va a tener un espacio muy importante en la revista. Estuvo también la gente de la Juventud [Larouchista] participando de esta nota.

LaRouche: Es divertido, ¿verdad? La vida es divertida. Es una pelea peligrosa, pero divertida.

Pregunta: Muchísimas gracias otra vez.

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