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O Alemania hace valer su soberanía o perecerá


Helga Zepp-LaRouche, candidata a Canciller de Alemania
por el Partido Movimiento de Derechos Civiles Solidaridad
durante una reciente conferencia vía internet.
(Foto: Juliana Jones)

Helga Zepp-LaRouche es candidata a Canciller de Alemania por el partido Movimiento de Solidaridad por los Derechos Civiles (BüSo), en las elecciones programadas para el 18 de septiembre. El siguiente llamado a los electores lo emitió el pasado 14 de julio, bajo el título “¡Regresemos al marco alemán para un programa de crecimiento dirigido! ¡Activemos ahora la ley de Estabilidad y Crecimiento de 1967”.

Ha llegado el momento en que Alemania debe abandonar unilateralmente el Tratado de Maastricht y la Unión Monetaria Europea, y regresar al marco como su moneda nacional, a fin de realizar un programa de crecimiento bien definido. La ley de Estabilidad y Crecimiento de 1967 debe activarse mediante un programa de inversión estatal para el pleno empleo productivo, a fin de superar el desequilibrio económico total, que sin lugar ha ocurrido, dado que el desempleo alcanza un nivel real de alrededor de 9 millones de personas. En el futuro el euro sólo debe usarse como unidad para saldar cuentas. Retirarse del tratado es absolutamente legítimo según el derecho internacional. Si me nombran o me eligen Canciller de Alemania, estos pasos serían parte del paquete de medidas que yo pondría en marcha inmediatamente.

¡No al nuevo feudalismo!

Me gustaría decirles las razones por las que estoy haciendo estas propuestas en este momento. Dado que ahora es muy claro qué programas representan los partidos en el Bundestag, y lo que pretende el nuevo “Partido de Izquierda” al contender en las elecciones, es evidente que Alemania no tendría la posibilidad de superar la crisis existencial de nuestra nación con ninguno de estos partidos. Ya que todos, desde la Unión Social Cristiana–Unión Demócrata Cristiana (USC–UDC) hasta el llamado Partido de Izquierda, le hacen caso omiso al hecho de que nos encontramos en la fase final del derrumbe sistémico del sistema de la llamada economía de libre mercado, y que la globalización está hoy tan en bancarrota como lo estaba Alemania Oriental en 1989, tampoco tienen ninguna solución para esta crisis. Lo que proponen todos estos partidos, ya sea que se presenten como de “derecha” o “izquierda”, son sólo variantes de una política que regresa en última instancia al nivel de desarrollo que existía en el feudalismo, antes del establecimiento de los Estados nacionales modernos en el siglo 15.

El programa dado a conocer por los democratacristianos Ángela Merkel y Edmund Stoiber, que sólo revela a medias lo que pretenden, es tan incompetente como brutal. Lleva directamente a hundir el ingreso real del empleado, del desempleado y del pensionado, mediante un aumento del impuesto al valor agregado, transferirle ciertos gastos a las familias, y con ello, un mayor autofinanciamiento de los gastos sociales. La carga se le impone al que menos puede, “el pobre será más pobre”, y “recortar el ingreso real de 5 a 20%”, son descripciones acertadas de lo que se propone. Esta política antisocial no es en lo absoluto una solución a la crisis sistémica global. De otra forma, este programa de la democracia cristiana es exactamente lo mismo que el llamado “modelo escandinavo”, es decir, una “devaluación interna”, una reducción determinada en lo político del ingreso real, como lo propuso ya hace un año para Alemania el archineoconservador profesor Lars Calmfors del Instituto de Economía Internacional de la Universidad de Estocolmo.

Las prioridades de política exterior de la señora Merkel, quien definitivamente no se ha enterado de que las nubes de un Watergate penden sobre Washington, excluye toda solución positiva. Ella reforzaría la relación con los neoconservadores del Gobierno de Cheney y Bush, y le restaría valor a la conexión con Francia, Rusia y China. ¿Y qué quiere decir la señora Merkel cuando hace la notable declaración, en el sexagésimo aniversario de la UDC —“No tenemos pretensión legal a la democracia y el libre mercado hasta la eternidad”—? Además de poner en tela de duda la “C” de cristiano en el nombre de su partido, ¿la señora Merkel ahora también quiere cuestionar la “D” de demócrata? Urge que lea la Ley Constitucional Básica, que dice claramente en el párrafo 20, que la República Federal de Alemania es un Estado Social, y que el ciudadano tiene el derecho a la resistencia si alguien intenta alterar este estado. Aparentemente, Angelita nunca ha oído nada de la ley natural y el bien común. ¡Los seres humanos sí tienen el derecho al bien común para toda la eternidad! Y si no tenemos ningún derecho legítimo a la democracia, como ella asevera, ¿entonces estaría bien una pequeña dictadura, señora Merkel? ¿Es eso lo que quiere decir por “gobierno directo”? El programa del FDP (Partido Demócrata Libre) es aun más neoliberal, por lo que es una mayor expresión del sistema gobernante que se hunde. Una coalición de la USC–UDC con el FED garantizaría, dada la presente situación mundial, la desesperación y el fin de Alemania.

En cuanto a contenido, la Alternativa Electoral por Empleos y Justicia Social, o AEEJS, del nuevo Partido de Izquierda, tampoco ofrece solución a la crisis sistémica mundial. Dado que Oskar Lafontaine declaró explícitamente que no considera necesario un nuevo sistema financiero, y más bien, por ejemplo, ha apoyado abiertamente las propuestas monetaristas de Paul Volcker y del llamado “padre del euro”, Robert Mundell, la pregunta es: ¿a quién beneficia el hecho de que su partido de repente haya recibido el apoyo de los medios de difusión, como previamente fue recibido sólo por los republicanos, los verdes antes de su fundación, y el NPD neonazi en Sajonia, en la elección de septiembre de 2004? No obstante, la AEEJS recibió sólo 2,2% en la elección a la asamblea estatal en Renania Septentrional Westfalia, mientras que el PDS, el ex comunista Partido del Socialismo Democrático, recibió menos del 5% en las últimas elecciones del Bundestag. Si una formación nueva como esa recibe tanto apoyo de los medios, hay que preguntarse si no habrá de convertirse sólo en el palafrenero de un gobierno de gran coalición, el cual, acorde con la intención de intereses financieros globales, reduciría aun más el nivel de vida de la población.

Éste es mi programa

Dado que el canciller Schröder hasta ahora se ha adherido a los programas de austeridad Plan 2010 y Hartz IV, debo presentar ahora el programa con el que puede crearse una salida de la crisis. Además del ya mencionado retiro unilateral del Tratado de Maastricht y el regreso a la soberanía monetaria nacional y al marco, la activación de la ley de Estabilidad y Crecimiento de 1967, el Bundesbank o el Kreditanstalt für Wiederaufbau deben hacer disponible de inmediato, este año, una línea de crédito de mínimamente 400 mil millones de marcos, que deben usarse exclusivamente para inversión productiva y la creación de nuevos empleos. Este crédito sólo podrá usarse para crear infraestructura, investigación básica, e inversiones que aumenten la productividad de la economía alemana, y en la cual uno también invertiría si la economía estuviera sana.

Ya que de esta forma se crean bienes de capital reales, tal generación de crédito por el Estado no es inflacionaria. Por el contrario, elimina los altos costos del desempleo, el cual hoy día, según declaraciones oficiales, es de 87 mil millones de euros en pagos a desempleados y en impuestos sociales no recabados, y en una pérdida total actual de un mínimo de 230 mil millones de euros, valor que los desempleados crearían si estuvieran empleados de forma productiva. Si se emplea a los desempleados, ellos producirían valor real y la cartera impositiva volvería a llenarse, y el Plan 2010 y Hartz IV serían innecesarios. ¡La superación del desempleo es el problema más urgente y más importante que debemos y podemos resolver!

Es obvio que estas inversiones estatales no deben destinarse sólo a la infraestructura desatendida (el Instituto Alemán de Asuntos Urbanos habla de 650 mil millones de euros en inversiones requeridas urgentemente, tan sólo en el área municipal, además de las inversiones a nivel federal; por lo tanto, alrededor de 1 billón en inversiones requeridas en total). Además, es importante integrar esas inversiones en una red de transporte paneurasiática, en la medida en que se haga necesario con la expansión del Puente Terrestre Eurasiático. Finalmente, lo que se necesita es un “Nuevo Trato” para Alemania y Eurasia, como el que Franklin Roosevelt empleó para sacar a los Estados Unidos de la Gran Depresión de los 1930, que en principio fue la misma política con la que reconstruimos a la República Federal de Alemania después de 1945 y creamos el milagro económico alemán.

Si me eligen como canciller federal, iniciaré asimismo una conferencia monetaria internacional en la tradición de Bretton Woods. En el Senado y el Congreso de los Estados Unidos ya hay apoyo, iniciado por mi esposo Lyndon LaRouche, para ese nuevo sistema de Bretton Woods en el Partido Demócrata y entre republicanos moderados. El Parlamento de Italia aprobó una resolución que obliga a su gobierno a instar al establecimiento de un nuevo sistema de Bretton Woods, y hay considerable apoyo para éste en muchas naciones.

Por lo tanto, los insto a apoyar la campaña de mi candidatura para canciller. El BüSo es el único partido que tiene un concepto económico de cómo podemos salir de la crisis. Somos el único partido cuyas políticas no conducen en últimas a un nuevo feudalismo, sino que estamos por un nuevo Renacimiento. Así como el Renacimiento italiano superó a la Edad Media feudal al revivir a los clásicos griegos y sobre todo a Platón, y entonces produjo un florecimiento cultural que ha influido a Europa durante 600 años, así podemos crear un Renacimiento que supere a la Edad de las Tinieblas cultural en la que nos encontramos. Debemos causar que las ideas de Platón, Nicolás de Cusa, Leibniz, Lessing, Mendelssohn, Schiller, Humboldt, Bach, Mozart, Beethoven, Gauss, Riemann, y Cantor, para nombrar sólo a algunos de los autores clásicos en la ciencia y las artes, vuelvan a la vida, y podamos ser una vez más la nación de los poetas y los pensadores. Ayúdenme a ser la canciller federal, y todos los niños y estudiantes tendrán acceso a una educación universal.

¿No crees tú también que nuestra nación necesita algo totalmente distinto al acostumbrado menjurje político? Entonces, ¡apóyame!

 

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