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Unidad contra el FMI; ¿hará Iberoamérica lo correcto esta vez?

por Dennis y Gretchen Small

El 23 de octubre habrá dos votaciones decisivas en el Cono Sur sudamericano. Ese día en Argentina, las elecciones al Congreso pondrán a prueba el mandato del presidente Néstor Kirchner en su lucha contra el FMI y los fondos buitres internacionales. Sinarquistas de todos los colores tratan febrilmente, dentro y fuera del país, de dañar al Presidente de Argentina, pues él, de entre todos los gobernantes de la región, es el único que ha enfrentado los dictados genocidas de los financieros e instado a remplazar al FMI con un nuevo Bretton Woods. Se sabe que Kirchner pretende anunciar una quita unilateral a su deuda con el Fondo, tal como lo hizo con los tenedores privados de los bonos del gobierno en el 2004. Que Kirchner tome o no esa valiente decisión, bien podría depender del desenlace de la elección del 23 de octubre.

Ese mismo día Brasil será el primer país del mundo en someter a un referendo nacional la decisión de si debe prohibirse o no la venta de armas, excepto a la policía y el Ejército. Una de las justificaciones para la prohibición propuesta es la increíble violencia que impera en las favelas empobrecidas y agobiadas por las drogas. Es curioso que los grandes órganos de difusión del país, entre ellos la oligárquica cadena TV Globo de la familia Marinho, que también controla la sucursal brasileña del Fondo Mundial para la Naturaleza o WWF del príncipe Felipe, propagandizen con tanta prodigalidad la causa de la prohibición.

"Quienes proponen quitarle las armas a la población en Brasil acarrearán una guerra civil", afirmó LaRouche en términos nada ambiguos. "Tenemos regiones enteras de Brasil, entre ellas las favelas de las grandes ciudades, que son tierra de nadie, campos armados. Si siguen con esto, si desarman a los pobres, desatarán una guerra civil asimétrica".

Además de las favelas urbanas, la provincia brasileña también está tornándose cada vez más violenta, como muestran las invasiones armadas de tierras del Movimiento de los Sin Tierra o MST, y las milicias privadas que los terratenientes derechistas despliegan en su contra. El motor del inminente estallido social tanto en la provincia como en las ciudades brasileñas, son los estragos del desplome económico que acarreó el apego a los dictados de austeridad del FMI.

"En estas circunstancias, si tratas de quitarles sus armas con un referendo", explicó LaRouche, "todos los bandos simplemente duplicarán la compra de armamento y busacarán un enfrentamiento más temprano que tarde. El gobierno será destruido, porque ya no habrá una colectividad que controle el territorio nacional.

"Quienquiera que desatienda esto en Brasil al proseguir con el referendo, está desencadenando un Iraq en su propio país", añadió LaRouche. "Debió decírsele: '¿No sabes cuál es la lección del desastre actual en Iraq? ¿Tan necio eres? Te quedarás sin país. Éste es el guión de guerra permanente que Dick Cheney, los moonies, el Banco Santander, el WWF del príncipe Felipe y demás están impulsando por toda Sudamérica. No puedes seguirle los pasos a la política de Henry Kissinger de los 1970 y su mentada relación especial con Brasil. Puede que sea un gran país, pero no terminará sino como un gran Estado fallido, de proseguir con esta política' ".

Hay que 'acabar con la tiranía del capital financiero'

Brasil puede recurrir a una política alternativa para no caer en la guerra civil, pero eso exige romper con las directrices económicas neoliberales que han imperado en el país en los últimos 15 años. Eso es precisamente lo que propone un grupo de nacionalistas brasileños que están organizando a uno de los partidos más grandes del país, el PMBD, en torno a un programa de gobierno para la elección presidencial del 2006, el cual insta a "acabar con la tiranía del capital financiero" para lograr el rápido desarrollo económico de toda la población en un Brasil soberano.

Esta labor la encabeza un grupo de economistas y políticos, entre ellos el ex presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) Carlos Lessa, quien es el terror de los financieros porque ha demostrado su suficiencia en la lucha por el progreso de Brasil, y por elevar el nivel de vida y la calificación de cada brasileño.. Él entiende que, para esto, tenemos que domesticar al "dragón financiero" a nivel internacional, como le explicó a Resumen ejecutivo el 18 de abril (en una entrevista publicada la 2ª quincena de mayo de 2005).

Luego de que fuera botado del BNDES en noviembre del 2004, varios gobernadores estatales brasileños del PMDB le pidieron a Lessa que encabezara el equipo que redactaría el programa de gobierno para la elección presidencial del 2006. En agosto le presentaron dicho programa —que es un llamado revolucionario a enfrentar a los financieros— a la directiva del PMBD.

"A cambiar a Brasil", que es como se llama el programa, advierte que la existencia de Brasil en tanto nación soberana y sociedad organizada peligra, si no rompe las "reglas del mercado" que le impone el sistema financiero internacional. "Este argumento circular [del mercado] ha llevado a una postración de la razón. Con el tiempo, las sociedades pierden la capacidad de definir su propio programa de desarrollo... Abandonan la idea de contar con una misión. Se acostumbran a vivir con crisis crónicas. Aceptan la tiranía de las causas de corto plazo".

Luego el documento propone un sólido paquete de medidas que cambiarían la dinámica económica interna de Brasil, entre ellas, directrices urgentes como:

* los controles de capital para acabar con el libre tráfico del capital especulativo en el país;

* la regulación de los tipos de cambio, en vez del desastroso sistema actual de paridades flotantes;

* la disminución drástica de las tasas de interés en el país, a fin de financiar el desarrollo nacional;

* el aprovechamiento de 35 mil millones de dólares anuales del superávit presupuestal primario para fomentar ese desarrollo, en vez de pagar la deuda externa, como pasa hoy;

* la creación de una "nueva arquitectura" en la que el Banco Central del país tendría que trabajar de la mano con el Ministerio de Hacienda en alcanzar las metas de desarrollo nacional (una política bancaria hamiltoniana);

* aumentar drásticamente la productividad promedio de la fuerza laboral brasileña con la introducción de tecnología avanzada en la economía; y

* "para hacer eso, es fundamental regresar a la inversión a gran escala en la infraestructura" bajo la guía de la función central del Estado.

Cobra forma un movimiento

Grandes reuniones de miembros y dirigentes del PMDB tienen lugar ahora para analizar este programa. La primera reunión, que tuvo lugar en el estado de Paraná el 12 de septiembre, atrajo a más de 1.000 personas, incluso a muchos gobernadores estatales y dirigentes nacionales. En la siguiente, que fue en São Paulo, 2.000 escucharon a Lessa y a otros discutir cómo Brasil puede asegurar su futuro. Aquí, el gobernador de Paraná, Roberto Requiao, dijo que Brasil no es un mercado de consumidores; es una nación. Los mercados operan en base al momento y no tienen patria ni ningún otro interés que enriquecer a los especuladores. Una nación tiene un pasado, y está construyendo el futuro. Las naciones tienen ciudadanos, no consumidores, afirmó.

En una encuesta realizada entre los miembros del partido, hasta ahora entre 85 y 90% ha respondido con un categórico "Sí" a la pregunta —de entre las varias que incluía— de si el PMDB "debe correr el riesgo de desafiar al sistema financiero y a los grandes medios de comunicación".

LaRouche comentó que lo que Lessa y el PMDB proponen es la alternativa a la guerra. "La vida de Lessa peligra", advirtió LaRouche, "porque está diciendo la verdad. Quienquiera que lo haga enfrenta eso, ¡a menos que se una contra el enemigo!"

Por su parte, Lessa ha dejado claro su apoyo a la batalla que libra Kirchner. En un discurso el 18 de septiembre en Paraná, Lessa dijo: "Tenemos alternativas. El Estado brasileño tiene muchos instrumentos más que Argentina, que encara la presión internacional con dignidad y con éxito, mientras que nosotros seguimos una política de retraimiento, concesiones y sumisión".

Lo más sorprendente del apoyo de Lessa a Kirchner, es que el presidente brasileño Lula se ha rehusado en repetidas ocasiones a darle a éste respaldo alguno en la lucha de vida o muerte de Argentina contra el FMI y los fondos buitres. Al contrario, Lula se ha distanciado del enfoque agresivo de Kirchner para apoyar a su rival electoral, el ex presidente argentino Eduardo Duhalde, quien hoy es un alto funcionario del Mercosur.

Hace poco Duhalde atacó la orientación económica de Kirchner por no basarse más que en las "ventajas competitivas de la devaluación" del peso argentino en el 2002 (dirigida por Duhalde cuando era presidente), alegando que tomará "muchos años salir de la crisis" si continúan las políticas de Kirchner.

En lo que fue una bofetada a Kirchner, Lula aprovechó la reunión cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones del 30 de septiembre, que tuvo lugar en Brasilia, para poner por las nubes a Duhalde como un gran líder de la integración sudamericana. Lyndon LaRouche fue mordaz: "Duhalde es el Sancho Panza del Cono Sur, aunque el presidente brasileño Lula le hace una dura competencia".

En 1982 el presidente mexicano y amigo de LaRouche, José López Portillo, rompió con el FMI, declaró una moratoria a la deuda y nacionalizó el Banco de México. Pero cuando procuró el apoyo de los otros dos países más importantes de Iberoamérica, Argentina y Brasil, para defender de manera conjunta su soberanía y organizar a favor de un nuevo orden económico mundial, sus gobiernos de turno se batieron en una cobarde retirada.

Ahora la pelota está del otro lado de la cancha. Kirchner resiste con valor por Argentina, y por eso los soldados rasos de los banqueros lo tildan de autoritario, del mismo modo que hoy atacan a López Portillo y su legado en México. ¿Harán las naciones de Iberoamérica lo correcto esta vez, y se unirán en torno a la conducción de LaRouche?

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