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Chávez, lanza en ristre, le hace el favor a Narcotráfico, S.A.

Por Dennis Small

En los días en que el sistema mundial del Fondo Monetario Internacional se desliza en un patrón de reacción en cadena hacia el incumplimiento de las deudas soberanas, lo que digan naciones marginales como la Venezuela de Hugo Chávez, no tiene relevancia duradera ni siquiera en el plazo relativamente corto. Aunque sea significativo para quienes deben preguntar: ¿Cómo es que dejamos que avanzara la crisis de desintegración actual del sistema monetario mundial hasta llegar a este punto?

Por lo tanto, si las consecuencias no fuesen tan peligrosas para la región y el mundo, uno estuviese tentado a dejar pasar las acciones recientes anunciadas por el Presidente venezolano Hugo Chávez en contra de su vecina Colombia --con quien comparte una frontera de 2,000 km--como algo tomado directamente de una película de Cantinflas.

Chávez anunció en julio de este año la congelación de las relaciones diplomáticas con Colombia, y ordenó suspender las significativas importaciones de alimentos y otros productos que Venezuela adquiere de Colombia, reduciéndolas al mínimo. Para fines de noviembre, las importaciones de carne, pollo, huevos y otros alimentos básicos se redujeron en un 70%. Los únicos artículos colombianos que han entrado a Venezuela son los que tenían permiso de aduana anterior a agosto; desde entonces no se ha emitido ningún otro permiso. Antes de que Chávez hiciera el anuncio, Colombia era el segundo socio comercial de Venezuela (con un comercio de $4,200 millones de dólares al año), después de Estados Unidos. De acuerdo a las autoridades colombianas, unas 250,000 familias colombianas y 100,000 venezolanas están involucradas directamente en el comercio entre los dos países.

Luego el 19 de noviembre, Chávez ordenó a la Guardia Nacional venezolana que destruyera dos puentes peatonales que conectan el departamento colombiano de Norte de Santander con el estado venezolano de Táchira, bajo el pretexto de que eran utilizados por contrabandistas y narcotraficantes. Al día siguiente, Chávez lanzó otra amenaza de guerra contra Colombia, como lo ha hecho en repetidas ocasiones durante los últimos meses y años: ``Yo iría llorando a una guerra con la hermana Colombia, pero no somos nosotros los que tenemos en las manos la posibilidad de concretarla o de evitar, no, ni siquiera es Colombia, es el imperio de Estados Unidos''.

``Esta situación es emblemática de toda la región de Centroamérica y Sudamérica hoy día'', comentó el estadista estadounidense Lyndon LaRouche a fines de noviembre. En vez de procurar la cooperación entre las naciones de la región, orientada por una misión común hacia el desarrollo, junto con la alianza de las Cuatro Potencias en torno al Pacífico que ha diseñado LaRouche, Venezuela se ha metido en un conflicto demencial orquestado por los británicos, y en el centro de la cuestión está la legalización de las drogas.

``La región entera está sumergida en pendencias mezquinas'', dijo LaRouche, ``que la están conduciendo hacia una catástrofe. Ningún gobierno ni líder de la región está aportando un sentido de misión como orientación, ni una movilización de sus poblaciones para mejorar su destino, ni una concepción global, como lo ha habido en mejores momentos de su historia'', como en 1982 cuando se dio la cooperación entre LaRouche y el entonces Presidente de México José López Portillo.

La única estrategia que no significa suicidio para cualquier nación de Iberoamérica, explicó LaRouche, al igual que para cualquier parte del planeta, es volverse hacia la cuenca del Pacífico como centro de la recuperación económica mundial, de aquí en adelante. Por ejemplo, si Venezuela quiere un acceso viable al Pacífico, para construir nexos económicos con Asia y con China en particular, según dice Chávez que es su intención, no tiene más alternativa que desarrollar proyectos de infraestructura para la integración con el país sudamericano que tiene costas en ambos océanos, Atlántico y Pacífico: Colombia.

Por el contrario, los estrategas imperiales británicos se están dando gusto en Iberoamérica, manipulando las debilidades culturales e ideológicas de la región para fomentar conflictos de tal modo de que no haya cooperación; fomentando el ambientalismo en donde debería haber industrialización de alta tecnología; y un repudio infantil hacia Estados Unidos donde debería haber una causa común contra el enemigo imperial británico común.

``Hemos visto como todo lo que veíamos viable en Centroamérica y Sudamérica, en los 1970, los 1980 e incluso los 1990, ha sido eliminado, pieza por pieza'', señaló recientemente LaRouche. ``Ahí tienen a Venezuela: ahora el mayor vendedor de drogas está a cargo de Venezuela. ¿Qué se puede hacer con ese lío? ¡Todos están intimidados por el narcotráfico!

``El problema en Centroamérica y Sudamérica es un problema moral. Es un problema habsburgo. Recuerden, Colón llegó a las Américas con un propósito en 1492'', añadió LaRouche, un propósito forjado por la misma visión del mundo de Nicolás de Cusa de construir naciones, que más tarde en el siglo 17 condujo a la fundación de la Colonia de la Bahía de Massachusetts en Norteamérica. Pero, mientras que el esfuerzo en Norteamérica tuvo éxito, con la Revolución Americana y más allá, el esfuerzo en Sudamérica no lo tuvo. ¿Por qué?

``Porque los Habsburgo tomaron el poder'', explicó LaRouche. ``Los Habsburgo en Brasil. Los Habsburgo en México. Los Habsburgo en el resto de Sudamérica tomaron el poder. ¿Qué es lo que hicieron? Ellos introdujeron una cultura que es la cultura del peón, el peonaje... Y lo que hay, como en el caso de Brasil: Brasil es un país poderoso, pero no tiene moralidad. Hay dos clases ahí. Hay la clase gobernante, un sector de la gente que vive en las partes protegidas en todas las grandes ciudades. Y en el otro lado, ¿Qué hay? La mayoría de la población se encuentra en una situación degenerada por completo, bajo condiciones degeneradas''.

Una solución Pácifica

Los británicos se han aprovechado de esta debilidad cultural por décadas y siglos, pero ahora amenaza la existencia misma de las propias naciones. ``La cuestión de las drogas es fundamental'', señaló LaRouche, ``pero la cuestión de las drogas es sólo un síntoma''.

Consideren como se han manipulado las tensiones colombo-venezolanas durante los últimos años.
El inestable emocionalmente Hugo Chávez, desde que Londres lo puso en la Presidencia de Venezuela en 1998, ha tenido una alianza estratégica con la organización narcoterrorista Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el principal cartel de la cocaína en el mundo. Y ha utilizado los significativos recursos petroleros de Venezuela para financiar a todo gobierno y movimiento de la región que trabaje con George Soros, el mega- especulador controlado por los británicos, para promover la legalización de las drogas. El Presidente colombiano Álvaro Uribe, por otra parte, es el único líder de la región que está peleando hoy día en contra de la legalización de las drogas.

A principios de 2005, Venezuela y Colombia estuvieron a punto de romper sus relaciones diplomáticas, debido a un incidente relacionado con que Venezuela prestaba refugio a Rodrigo Granda, un alto dirigente de las FARC. Pero en vez de dejarse manipular para un conflicto y posible guerra, tanto Chávez como Uribe optaron esa vez por la cooperación económica. El 29 de marzo de 2005, en Ciudad Guayana, Venezuela, se reunieron Chávez y Uribe junto con el Presidente brasileño Lula da Silva y el primer ministro español Rodríguez Zapatero, en una impresionante cumbre que se centró en los grandes proyectos de infraestructura regionales para sacar a sus economías de la pobreza y para sentar las bases de un desarrollo duradero en la regional.

Lo más destacado de esa cumbre, es que volvió los ojos a China y Asia como la opción del futuro: ``Esto hay que pensarlo mucho más allá'', señaló Uribe en esa cumbre. ``Hay que pensarlo en función del Asia. Nada vale que nos integremos nosotros para estancarnos''. (Ver Resumen Ejecutivo de EIR, 1ª quincena de mayo de 2005)

En su momento, el estadista Lyndon LaRouche caracterizó esa cumbre como un ``cambio dramático, un giro súbito que incluye al factor chino en Iberoamérica''. LaRouche se refería, entre otras cosas, a la gira del Presidente chino Hu Jintao a Brasil, Argentina, Chile y Cuba en noviembre de 2004, durante la cual China ofreció más de $100,000 millones de dólares en inversiones y acuerdos comerciales con la región durante un período de diez años. Una gira complementaria del vicepresidente chino Zeng Qinghong a México, Perú y Venezuela en enero de 2005 amplió las propuestas de China, al igual que una oferta a Bolivia en febrero de 2005 en torno a un acuerdo de gas natural por $1,500 millones de dólares.

Unos días después de la cumbre, el Presidente Uribe de Colombia viajó a China, donde propuso una ``alianza estratégica'' entre los dos países, incluyendo esfuerzos conjuntos para combatir el narcoterrorismo similares a los establecidos en el Plan Colombia con EU. Aunque la mayor parte de los $100,000 millones de dólares en acuerdos de los que habló China con Iberoamérica en 2004 y 2005 nunca se materializaron, las máximas autoridades chinas lanzaron otra iniciativa importante hacia la región a fines de 2008 y 2009. El Presidente Hu Jintao y el vicepresidente Xi Jinping realizaron sendas giras, y en Bogotá, Colombia, se celebró el 25 y 26 de noviembre de 2009 la Tercera Cumbre de Negocios China-Latinoamérica, que reunió a unos 700 empresarios y altos funcionarios de gobierno de 14 países.

En 2008 China se convirtió en el segundo socio comercial de Iberoamérica, luego de Estados Unidos, en tanto que para algunos países, como Brasil, ya es el primero. Además del comercio, China discute actualmente importantes proyectos de inversión en la región.

Pero lo que está en juego es mucho más en realidad. La Eurasia con la que está tratando Iberoamérica cambió de modo dramático con los acuerdos de octubre de 2009 entre Rusia y China, con los cuales se dieron los primeros pasos para abandonar el actual sistema monetario mundial en bancarrota para adoptar un sistema crediticio viable basado en el desarrollo mundial, según los lineamientos propuestos por Lyndon LaRouche.

Suicidio asistido

Pero mientras que Eurasia se ha fortalecido desde 2005, Iberoamérica se ha debilitado de modo dramático, tanto en lo económico como en lo político. La región ya no puede evadir el problema cultural e histórico habsburgo que ha identificado Lyndon LaRouche de modo enfático, si es que desea sobrevivir.

Durante siglos, el método característico empleado por el Imperio Británico para imponer el genocidio se puede describir con toda razón como ``suicidio asistido'': hacer que las víctimas escogidas se maten a sí mismas, o se maten entre ellas. Esto se ve más nítidamente en la ``reforma'' del sector salud que promueve el gobierno de Obama, la cual se centra en la práctica nazi de la eutanasia, la cual se ofrece al público en la forma de ``suicidio asistido''.

En contraste, consideren el caso del Presidente mexicano José López Portillo (1976-1982), quien se alió con Lyndon LaRouche para defender su nación de la destrucción a manos de los financieros depredadores, y para hacer un llamado al mundo para establecer un Nuevo Orden Económico Mundial para sustituir al sistema quebrado del FMI. López Portillo fue derrotado y en la secuela su país fue destrozado, al punto en que prácticamente ha perdido toda su soberanía hoy día. Pero aún peor es que desde entonces, muchos mexicanos han sido inducidos, a través de propaganda masiva y de lavado cerebral, a atacar a López Portillo y su legado, lo cual constituye una forma de harakiri contra lo mejor de su propia nación e historia.

Algo similar sucedió unos 20 años después con el Presidente peruano Alberto Fujimori, después de que había derrotado a los narcoterroristas de Londres, Sendero Luminoso, e hizo un llamado el 1 de septiembre de 2000 para la formación de ``los Estados Unidos de Sudamérica'', sobre la base de la integración física del continente en torno a grandes proyectos conjuntos de infraestructura--de nuevo, una estrategia influida por el contacto directo con las ideas de Lyndon LaRouche. Fujimori fue derrocado antes de que terminase el año, mediante un escándalo de corrupción orquestado por los británicos, y aquí también la población peruana fue manipulada para volverse en contra de Fujimori y tolerar su actual encarcelamiento.

Esta misma estrategia británica de guerra cultural para el ``suicidio asistido'' se expresa de manera más decisiva y destructiva en el antiamericanismo infantil que han difundido por siglos intencionalmente los británicos y sus compinches de Wall Street, no sólo en México, sino por todo Iberoamérica. Al hacer esto, le han robado a la región la mejor parte de sí misma: la relación con las ideas que le dieron nacimiento a Estados Unidos y al Sistema Americano de economía política, las ideas de Nicolás de Cusa y de G.W. Leibniz, sobre las cuales se construyeron los más grandes momentos de las naciones de las Américas.

En el caso de México, esa relación constituía el meollo de la guerra de independencia de 1810 y sus héroes como Hidalgo y Morelos, enemigos de la inquisición habsburga y amigos de los seguidores de los nacientes Estados Unidos. Se vio a mediados del siglo 19 con la alianza estratégica de Benito Juárez y Abraham Lincoln, para derrotar al emperador Maximiliano de Habsburgo en México y derrotar de manera definitiva a los británicos en las Américas. Y aparece de nuevo a mediados del siglo 20, entre el Presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt y el Presidente de México Lázaro Cárdenas, que trabajaron juntos para quitarle a los británicos su control sobre el petróleo mexicano, y cooperar en el desarrollo de México.

Esa alianza, y esa perspectiva filosófica compartida con Cusa, Leibniz y otros en contra de los horrores de los Habsburgo, es lo que marca hoy día la única ruta para la sobrevivencia de las Américas. Esa es una realidad que incluso Hugo Chávez va a tener que enfrentar.

Recuadro A

LaRouche: Cómo aplastaron a México

``En el caso de México, lo que sucedió es que, con la proximidad a Estados Unidos y la interacción con Estados Unidos, en especial con la restauración [de la república] al conseguir sacar a los Habsburgo de ahí, resultó en un largo período que llegó hasta el período de [Franklin Delano] Roosevelt, período donde hubo, después de todas esas guerras intestinas que fueron organizadas desde afuera, hubo un desarrollo de México que fue diferente al de cualquier otra parte de Sudamérica y Centroamérica. Debido a la influencia estadounidense, en especial desde la época de John Quincy Adams y Lincoln. Pero esto ocurrió de nuevo en los 1930. Hubo en los 1930 y a principios de los 1940, se dio la raíz de un acontecimiento en México, que consistía en una cultura específica, que conocimos en nuestro momento, en la forma del Presidente José López Portillo. López Portillo encarnaba esta influencia, este legado, y se dirigía en una dirección positiva.

``Cuando lo aplastaron, y cuando aplastaron a México, y cuando el propio pueblo mexicano, aplastó su reputación, ¡México cayó en la trampa de su destrucción!''

--Lyndon LaRouche

24 de noviembre de 2009

Recuadro B

LaRouche habla sobre el papel estratégico actual de Iberoamérica

``No hay actualmente ningún movimiento en Iberoamérica que esté realmente comprometido a desempeñar un papel efectivo para enfrentar la crisis de desintegración económica general que se acelera actualmente, una crisis de desintegración económica de todas partes de la economía mundial presente. Las elecciones recientes en México [julio de 2009] constituyen solo un ejemplo de la ineptitud estratégica presente de las fuerzas políticas dirigentes entre la mayoría de las naciones de Sudamérica. Ha habido momentos más brillantes en Sudamérica y Centroamérica, como en la primavera y el verano de 1982, pero fueron aplastados entonces, y ya no están al mando ahí hoy.

``Por lo tanto, si observamos el planeta en su conjunto desde el interior de Sudamérica y Centroamérica, debemos de reconocer la dura verdad de que el rescate de esta región sólo será posible a través de un movimiento con base en el Pacífico, no del Atlántico: Mediante una alianza que se debe de crear entre los EUA (con ciertas mejoras obvias, y realmente posibles, en el puesto del Presidente y de la dirección del Congreso de EU) y las principales potencias del mundo en el Pacifico, Rusia, China e India. En otras palabras, debemos obtener una victoria en esas partes del mundo donde existe la cualidad pertinente de fuerzas políticas, y utilizar esa victoria de las naciones del planeta en su conjunto.

``La fortaleza de Colombia, que, entre muchas de las mejores naciones, reside en su resistencia a los intereses narcotraficantes británicos. Doquiera que ocurre el avance en pro de la legalización del narcotráfico, nos encontramos con una soberanía intrínsecamente corrupta o sumamente debilitada, entre los círculos políticos dirigentes. Brasil es la única nación de la región, aparte de Colombia, que tiene influencia económica y política estratégicamente significativa en el planeta en este momento; pero, también conocemos los problemas internos que hay ahí.

``Las condiciones para el liderazgo de Sudamérica y Centroamérica han de venir a través del papel dirigente de los Estados Unidos con un cambio en su dirección que trabaje en asociación con Rusia, China, India y ciertas otras naciones pertinentes asociadas a esa agrupación. En esa perspectiva, Argentina sí tiene potencialidades importantes y muy interesantes como factor al interior de las Américas; yo esperaría que, a pesar de las limitadas opciones existentes realmente al presente en Sudamérica y Centroamérica, que se pongan en juego ciertos elementos importantes de la historia de Argentina nuevamente''.

--Lyndon LaRouche

13 de noviembre de 2009