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Una coincidencia de opuestos:
la cumbre entre Trump y López Obrador traza un nuevo rumbo

Este artículo se publicó en la edición del 17 de julio de 2020 del semanario Executive Intelligence Review.

Por Dennis Small

El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sale del Monumento de Lincoln, en Washington, DC, el 8 de julio de 2020.

12 de julio de 2020 – ¿Qué tan dramáticamente podría cambiar el mundo si el Presidente Donald Trump se sentara en una plática cara a cara con el Presidente de China, Xi Jinping, y con el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, sin la presencia de “asesores” que buscan sabotear las buenas relaciones entre los jefes de Estado de las potencias de mayor peso en el mundo? ¿Qué tan dramáticamente configuró Franklin Roosevelt (FDR) la historia mundial con su diplomacia personal con Stalin y Churchill?

Un anticipo de lo que se podría alcanzar con esa cumbre urgente de las grandes potencias, una cumbre como la que Helga Zepp-LaRouche ha insistido que se convoque para septiembre de este año, podemos encontrarlo en las reuniones que ocurrieron el 8 de julio en Washington, DC, entre el Presidente Donald Trump y el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de visita en Estados Unidos. Ambos Presidentes se enfrentan actualmente a operaciones en marcha, dirigidas por los británicos, para derrocar a sus gobiernos; los dos recibieron duros ataques en sus países por la sola idea de que se iban a reunir; y los dos desafiaron los desesperados pronósticos que decían que lo único que iba a salir de ese encuentro entre los dos Presidente era una pelea y nada se ganaría con la reunión. De ambos lados se escribieron y publicaron notas bien repulsivas, unas ciertas otras falsas, para tratar de envenenar fatalmente el pozo.

No obstante, ocurrió todo lo contrario. Ambos Presidentes disfrutaron claramente al demostrarle a la casta política que su juego en ambos lados de la frontera estaba equivocado. “Desde el comienzo, tenemos una gran relación. La relación entre Estados Unidos y México nunca había sido tan estrecha como lo es en estos momentos. Y como dijo el Presidente [López Obrador] hace poco, había gente que estaba apostando en contra de esto” dijo Trump con una sonrisa. López Obrador sonrió también cuando le dijo a Trump: “En efecto, fallaron los pronósticos. No nos peleamos; somos amigos, y vamos a seguir siendo amigos”.

Ambos entienden de dónde “viene el otro”, y que eso es a lo que sus enemigos temen. Como lo dijera Trump la tarde del miércoles 8: “Cada uno de nosotros fue electo bajo el compromiso de combatir la corrupción, devolverle el poder al pueblo, y poner el interés de nuestros países en primer lugar. Y yo hago eso, y usted señor Presidente también lo hace”. López Obrador, a quien en México se le conoce ampliamente como AMLO, había recalcado exactamente ese punto en su primera carta a Trump, después de que ganara las elecciones en julio del 2018.

¿Cómo sucedió esta sorpresa diplomática? Se trata de un cuento de tres monumentos; sí, la misma clase de monumentos que las hordas jacobinas desplegadas están destruyendo en todo el país, en un esfuerzo de borrar la historia misma de la mente de la nación.

Primero, el Monumento Nacional del Monte Rushmore, a cuya sombra estuvo el Presidente Trump el 3 de julio, cinco días antes de su reunión con AMLO, para celebrar la naturaleza verdadera de la Revolución Americana, centrada en especial en los Presidentes George Washington y Abraham Lincoln. Luego, AMLO retomó directamente este tema histórico en su visita. En la mañana antes de su reunión con Trump, AMLO rindió homenaje y presentó una ofrenda floral en el monumento a Lincoln y en la estatua de Benito Juárez, el más grande de los Presidentes de México y un estrecho aliado de Lincoln en su guerra compartida contra el imperio británico y sus aliados en el siglo 19.

Aquí, en lo que algunos pudieran desestimar como mero “simbolismo”, aquí reside la verdadera importancia política de la cumbre Trump-AMLO: el compromiso enfático de ambos jefes de Estado a restablecer las relaciones como en la alianza Lincoln-Juárez, y el paralelo del siglo 20 de la amistad entre el Presidente Franklin D. Roosevelt y el Presidente de México Lázaro Cárdenas, referencias históricas que son el sello distintivo de la política de Lyndon LaRouche para las relaciones entre México y Estados Unidos, y en general para los nexos Norte-Sur.

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Foto oficial de la Casa Blanca por Shealah Craighead
El Presidente López Obrador y el Presidente Trump en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, muestran su Declaración Conjunta, en la que se comprometen a mantener una “continuada y estrecha amistad entre Estados Unidos y México”, el 8 de julio de 2020.

Comentarios en el Jardín de las Rosas

“Nos comprometemos con un futuro compartido de prosperidad, seguridad y armonía”, declaró el Presidente Trump, en la ceremonia del Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, antes de que los dos Presidentes firmaran la “Declaración conjunta entre Estados Unidos y México”. Agregó que “con esta firma, nos comprometemos a estrechar y a continuar la amistad entre Estados Unidos y México, y acelerar el progreso hacia un mejor mañana… dos naciones soberanas florecientes, creciendo y sobresaliendo lado a lado, trabajando juntas… El potencial para el futuro de Estados Unidos y México es ilimitado”.

“La tradición de gran respeto entre los Presidentes mexicanos y los estadounidenses se remonta a los principios de cada nación. Y, en particular, esto incluye al Presidente Abraham Lincoln y al Presidente Benito Juárez, quienes tenían una muy alta estima el uno por el otro. Eran grandes amigos y juntos hicieron grandes cosas. Y nosotros agradecemos que esta mañana, el Presidente López Obrador fue y colocó una corona de flores ante los monumentos levantados en honor de estos dos jefes de Estado, justo aquí en la capital de nuestra nación”, explicó Trump.

López Obrador amplió más esta historia en sus comentarios: “El mejor Presidente que ha tenido México, Benito Juárez García, pudo, como usted lo mencionó, entenderse con el gran Presidente republicano Abraham Lincoln. Recordemos que este gran líder histórico estadounidense, el impulsor de la abolición de la esclavitud, nunca reconoció al emperador Maximiliano, impuesto en México con la intervención del poderoso ejército francés”, dijo AMLO. “Lo mismo sucedió con la espléndida relación que mantuvieron a pesar de las circunstancias difíciles el Presidente demócrata Franklin Delano Roosevelt y nuestro Presidente patriota, el general Lázaro Cárdenas del Río”. AMLO se refirió a la profunda expresión de aprecio del general Cárdenas ante la actitud de Roosevelt de reconocimiento al derecho de México a expropiar a los inversionistas extranjeros que saqueaban el petróleo mexicano, como una afirmación por parte de Roosevelt “una vez más, de la soberanía de los pueblos de este continente”.

Trump se refirió con cordialidad a los “36 millones de increíbles ciudadanos mexicano-estadounidenses”, gente muy laboriosa que “eleva a nuestras comunidades”, y contribuye en todos los aspectos de la industria, el comercio, la ciencia, la medicina, la policía, y el ejército. Luego, volteándose hacia López Obrador sonriendo, Trump añadió: “Ellos son como usted; son negociadores tenaces y grandes personas como empresarios, señor Presidente”.

López Obrador agradeció a Trump por haber intervenido personalmente para ayudar a México a adquirir respiradores para combatir la pandemia COVID-19. Volteando a ver a Trump, añadió: “Pero lo que más aprecio es que usted nunca ha buscado imponernos nada que viole o vulnere nuestra soberanía... Usted ha seguido, en nuestro caso, el sabio consejo del ilustre y prudente George Washington, quien advertía que las naciones no deben aprovecharse del infortunio de otros pueblos. Usted no ha pretendido tratarnos como colonia, sino que, por el contrario, ha honrado nuestra condición de nación independiente”.

Luego se dirigió al pueblo estadounidense: “Por eso estoy aquí, para expresar al pueblo de Estados Unidos que su Presidente se ha comportado hacia nosotros con gentileza y respeto, nos ha tratado como lo que somos: un país y un pueblo digno, libre, democrático y soberano. ¡Que viva la amistad de nuestras dos naciones!”.

Es algo sumamente inusual que un Presidente mexicano se dirija al pueblo estadounidense directamente con relación a su Presidente en turno, mucho menos en medio de una agitada campaña electoral, algo que no dejaron de observar en la campaña de Biden y sus patrocinadores en la casta dominante.

A su regreso a México, AMLO dio un informe a la nación en su conferencia de prensa del 10 de julio, y puso de relieve que él y el Presidente Trump tienen la intención de basar sus relaciones hoy en lo mejor del pasado de ambas naciones:

“Los héroes de esa nación [Estados Unidos] siempre buscaron para con México tener una relación de respeto” explicó. En Estados Unidos, “hablé de tres [Presidentes], del comportamiento ejemplar de los héroes de Estados Unidos hacia México, los buenos Presidentes que ha tenido Estados Unidos y que han sido respetuosos con México, los que no han sido respetuosos pues no los vamos a recordar, es preferible olvidar”. Recordó que varios Presidentes mexicanos que fueron perseguidos, Juárez entre ellos, habían buscado refugio en Estados Unidos. “Estados Unidos, por su fundación, la manera como se fundó esa nación, sus primeros pobladores, los primeros colonos establecieron un sistema político verdaderamente democrático”.


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Foto: gob.mx
López Obrador rinde homenaje al héroe de México Presidente Benito Juárez, en una ceremonia ante el monumento a Juárez en Washington, DC, el 8 de julio de 2020.

La historia de fondo

Durante casi 40 años, desde que terminó la Presidencia de José López Portillo 1976-1982), la economía de México estuvo sujeta al saqueo más despiadado con las prácticas de cobro de la deuda de Wall Street y de la City de Londres, generalmente con el respaldo nada ambiguo de Washington. La dictadura de los banqueros se codificó estrictamente en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994, el cual fue revocado por el Presidente Trump y fue reemplazado por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que fue firmado por Trump y AMLO durante su reunión. A pesar de que el T-MEC es en realidad inadecuado y deja en pie la mayor parte del control que tiene Wall Street sobre las economías de América del Norte (lo cual se tiene que eliminar por completo) es mucho mejor que el odiado TLCAN.

Durante todos esos casi 40 años, el estadista estadounidense Lyndon LaRouche estuvo organizando a nivel internacional en torno al concepto de que se debe reemplazar ese saqueo de los banqueros con una política de desarrollo económico mutuamente provechosa para Estados Unidos y México, lo cual “representaría en principio, el modelo para un nuevo orden económico en las relaciones Norte-Sur…. Habría un cambio en la geometría estratégica global que resultaría en una forma de reacción en cadena a partir del establecimiento de una relación de ese tipo”, declaró LaRouche en un discurso que dio el 20 de marzo de 1981 en el Instituto Tecnológico de Monterrey. En repetidas ocasiones se refirió a la relación entre Lincoln y Juárez, y entre Roosevelt y Cárdenas, como relaciones paradigmáticas de lo que deberían ser las relaciones entre Estados Unidos y México. De hecho, la relación funcional que sostuvo LaRouche por décadas con el Presidente de México José López Portillo, se desenvolvió precisamente en base a esa idea y a esos precedentes.

La decisión de AMLO y de Trump, para volver a los mejores momentos de las relaciones entre México y EU, no sale de la nada. En realidad, todos los aspectos más relevantes de la reunión se habían acordado claramente y se habían preparado con sumo cuidado por adelantado, como lo dejó en claro un funcionario de la Casa Blanca en un informe que dio a un pequeño grupo de periodistas, antes de la reunión: “El Presidente Donald Trump, con su homólogo [el Presidente] Andrés Manuel López Obrador, quiere ‘imitar’ la buena relación que tuvieron los ex Presidentes Abraham Lincoln y Benito Juárez”.

En verdad, la influencia de las ideas de LaRouche se ve entrelazada en el tejido mismo de las relaciones entre México y EU durante las últimas cuatro décadas. (https://larouchepub.com/other/2019/4620-so_you_wish_to_educate_the_prez.html)

Cuando López Obrador ganó las elecciones presidenciales el 1º de julio de 2018 en una victoria abrumadora, el movimiento larouchista en México emitió una “Carta abierta de LaRouche a AMLO” el 20 de agosto, en la forma de un folleto de 20 páginas que fue publicado con el título siguiente, “La cooperación económica China-México-EU: Cómo forjar un nuevo paradigma mundial y reconstruir la nación”. [https://larouchepub.com/spanish/events/2018/08/30-mocila-amlo-transcript.pdf] El documento circuló ampliamente entre los círculos políticos de México. Los organizadores del movimiento de LaRouche le entregaron personalmente el folleto a AMLO cuando menos en tres ocasiones. En el folleto hay un repaso de la historia de Lyndon LaRouche en promover las relaciones entre México y EU basadas en la alianza Juárez-Lincoln, y concluye con lo siguiente:

“En cuanto a los pasos inmediatos de acción, la idea de AMLO de invitar a Xi Jinping y a Trump a su toma de posesión es muy buena. Podrían aprovechar la oportunidad para discutir los temas que hemos indicado, entre otras cosas. Para resolver realmente los problemas del país, de la región y del mundo, la discusión tiene que ir en esa dirección... podemos recoger lo mejor de nuestras respectivas naciones y culturas, como también se tiene que hacer a nivel del mundo. Ayudémonos mutuamente para construir un mundo de ‘ganar-ganar’, como dice Xi Jinping”.

Para ayudar a darle forma al ambiente político antes de la cumbre Trump-AMLO del 8 de julio, el Movimiento Ciudadano LaRouchista de México circuló una declaración política titulada “El mensaje que AMLO le debe llevar a Trump”, que se distribuyó por todo el continente; en ella se destaca “la importancia mundial de tal encuentro [entre AMLO y Trump], en particular por el papel que México jugará como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas a partir del 1 de enero del 2021. A principios del 2020, el Presidente de Rusia Vladimir Putin propuso una cumbre de los cinco miembros permanentes (P-5) del Consejo de Seguridad de la ONU (Rusia, China, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido) para abordar las graves crisis que enfrenta todo el planeta y que requieren acción conjunta inmediata... Tal cumbre se debe realizar a la brevedad, con la misma orientación que el gran Presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt trazó con sus políticas del New Deal (Nuevo Trato) y del Good Neighbor (Buen Vecino). Éste es el mensaje central que el Presidente López Obrador le debe comunicar a su homólogo, el Presidente Trump en su próxima reunión”.

Diálogo de Lyndon LaRouche con José López Portillo en el 2002

El 22 y 23 de agosto de 2002, el movimiento de LaRouche organizó una conferencia internacional en la ciudad de Guadalajara, México, titulada, “México, Brasil, Argentina: la hora de la integración. Marcha hacia un Nuevo Bretton Woods”. El evento se organizó con el propósito de conmemorar el 20avo aniversario de la publicación de Operación Juárez, un documento programático escrito por Lyndon LaRouche en 1982, luego de reunirse con el entonces Presidente de México, José López Portillo. El público asistente escuchó los discursos de LaRouche y también del ex Presidente López Portillo (1976-1982).

LaRouche no pudo viajar personalmente a Guadalajara porque las autoridades mexicanas no le garantizaron condiciones de seguridad que eran necesarias para hacer esa visita, pero envió su discurso por escrito. En este, Lyndon LaRouche dijo que Estados Unidos fue fundado para promover lo que se conoce como bienestar general, o el bien común; pero desde el principio la oligarquía trató de destruir eso, y evitar que en cualquier parte del mundo surgiera ningún otro país se hiciera eco del logro de la república de Estados Unidos.

En su discurso, LaRouche dijo lo siguiente:

Eso cambió con la victoria de Abraham Lincoln, el gobierno de Abraham Lincoln en la guerra civil de Estados Unidos… Los británicos y un gobernante fascista, Napoleón III, el emperador de Francia, unieron sus fuerzas para invadir y aplastar a México, para aplastar a su Presidente legítimo, Benito Juárez. Al final de ese período, después de la tiranía fascista del emperador Maximiliano, que en esencia era un títere Habsburgo, un títere británico…, los franceses fueron expulsados de las Américas… y Juárez luego de una serie de acontecimientos, restableció la república de México.

Desde ese entonces, los altibajos al interior de Estados Unidos, han determinado su relación con México. Esas relaciones fueron mejor con Franklin Delano Roosevelt, y terribles bajo su antecesor, Teodoro Roosevelt… Pero luego llegó 1982; en 1971 se había establecido un nuevo sistema monetario. Una tendencia literalmente fascista en Estados Unidos, de simpatizantes de la ex Confederación [tomó el poder con el Presidente Richard Nixon, y se empeñó en eliminar] no solo el legado de Franklin Roosevelt, sino también el legado de Lincoln y de todos los demás grandes próceres de Estados Unidos.

México comenzó a sentir la presión...

En ese período, me reuní brevemente con el Presidente López Portillo en su despacho, y discutimos la cuestión. Y él me preguntó ¿cuál va a ser el futuro de México en esta situación? Y yo le dije, ‘Bueno, la intención en Washington y Nueva York es aplastarlo, y va a llegar el primer golpe a no más tardar en septiembre de este año’. Y de esa discusión, y de discusiones con otros en las Américas, salió mi decisión de plantear un programa, en tanto economista, un programa que sería adecuado para enfrentar la crisis que en ese momento se avecinaba para todos los Estados de las Américas; en especial, en México, Brasil, y Argentina.

Hubo un breve período, dijo LaRouche, en que parecía que iba a adoptarse su propuesta programática Operación Juárez. De haberse adoptado Operación Juárez, los países de Iberoamérica, dijo LaRouche,

hubieran podido defenderse y convencer al gobierno de Estados Unidos para que cooperase con ellos.

Por desgracia, eso no ocurrió. Henry Kissinger visitó a México en octubre de 1982, por ejemplo, y empezaron a llegar más presiones; los funcionarios del Departamento de Estado, dijeron que desde ese momento en adelante ‘este tipo LaRouche nunca más lo vamos a dejar entrar a México de nuevo’. Se consideraba que era muy peligroso dejarme suelto. Y eso es lo que pasó".

Nos encontramos ahora en la fase final de un sistema monetario internacional, y si no lo sustituimos para regresar a un sistema acorde con el viejo sistema de Bretton Woods, las naciones perecerán, dijo, y agregó:

Sólo si podemos ganar esa batalla, podremos tener la correlación de fuerzas necesaria para darle a las Américas en su totalidad, la justicia que hoy se les niega. Y así, la tradición de la alianza implícita de Lincoln con Benito Juárez, y la lucha por el desarrollo de una verdadera república mexicana es el precedente al que tenemos que acudir hoy día.

El ex Presidente López Portillo no pudo asistir a la conferencia por razones de salud, pero envió un mensaje que fue leído al público. En el mensaje, López Portillo lamentó el hecho de que LaRouche no estuviera presente en Guadalajara para que “nos ilustre con sus experimentadas enseñanzas, aunque desde luego celebro y envío saludos a su digna esposa, Helga Zepp". López Portillo dijo que, "si queremos un mundo mejor, y sí lo queremos, debemos marchar hacia un Nuevo Orden Financiero Internacional que atienda las necesidades de los países poderosos, y de los que, no siéndolo, quieran resolver los problemas sociales de sus poblaciones nacionales".

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