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Un desastre para la economía de Estados Unidos

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Este artículo se publicó en la edición del 12 de febrero de 2020 de Executive Intelligence Review.

El hombre, a diferencia de las bestias, es capaz de cambiar su densidad de población mediante el desarrollo.

5 de febrero de 2021 — Debemos ser conscientes, de que la especie humana es también capaz, trágicamente, de reducir su densidad de población mediante grandes muertes innecesarias en masa, ya sea mediante guerras, o dando marcha atrás al desarrollo intencionalmente, obligando a retroceder en el avance de las capacidades científicas y tecnológicas de la humanidad. Podemos ver ejemplos de despoblación intencionada en la historia de las imposiciones del imperio británico sobre sus colonias, como en la India y la China del siglo 19; así como lo que tal imperio buscó hacer en sus colonias de las Américas, lo que ayudó a su vez a desencadenar la Guerra de Independencia. Se ve en el plan fraguado desde hace décadas por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en sus siglas en inglés) de Gran Bretaña, y entidades imperiales similares, y que hoy se denomina vergonzosamente, “Gran Trato Verde”, como si Franklin D. Roosevelt hubiese apoyado una cosa como esa.

Bien en Alemania o en Estados Unidos, la continua imposición de un “Nuevo Trato Verde” ambientalista significan tremendos incrementos en el precio de la energía eléctrica, un caos industrial, apagones y demás. Pero en África, India o en naciones menos desarrolladas industrialmente, significa la reducción de la población con millones de muertes innecesarias.

Lo que significa echar el cierre al carbón

Con gran sorpresa, el gobierno de Sudáfrica descubrió a finales de 2020 que se cancelaban sus nuevos proyectos de plantas de carbón, y se encuentra bajo presión para que cierre, en esta década, muchas de sus plantas de carbón, que proporcionan la mayor parte de la energía eléctrica del país. La empresa más grande de gestión de fondos de Wall Street, BlackRock Inc., presionó a la mayor empresa coreana de energía, KEPCO, para que abandonase los complejos energéticos que estaba construyendo en Sudáfrica.

Para Estados Unidos, la continua imposición de un "Nuevo Trato verde" significa tremendos aumentos de precios para la energía eléctrica, el caos industrial y los apagones. Se muestra: una central eléctrica de carbón de EE. UU.

Luego de este balde agua fría, el nuevo director gerente de la empresa nacional pública sudafricana de energía, la Comisión de Suministro Eléctrico (ESKOM), bajo la misma presión, anunció que Sudáfrica cerraría entre un tercio y la mitad de sus plantas de carbón para 2030, lo que significa de 15 a 20 gigavatios. ¡Esto es el 30 por ciento o más de su capacidad eléctrica total, en una nación que sufre de apagones crónicos locales y regionales! En 2020, ESKOM había contemplado solicitar propuestas para producir hasta 12,5 gigavatios con pequeños reactores nucleares modulares, pero esta idea no está cerca de realizarse o de financiarse. Pero la propuesta de remplazar la energía a carbón por eólica y solar es patética.

Sudáfrica es una nación dos veces más grande que el estado de Texas, y con una densidad de población comparable, pero con la mitad de capacidad eléctrica únicamente. Así como se han abandonado más de una vez los costosos proyectos de gigantes parques eólicos en las zonas más ventosas del oeste de Texas, con 750 millas de nuevas líneas de transmisión para llevar energía a la Costa del Golfo, cualquier idea similar para Sudáfrica es una locura costosa y dejaría una red eléctrica completamente nada confiable, si es que se pudiera hacer.

Peor aún, el consumo per cápita de electricidad en Sudáfrica ha estado desplomándose desde 2008, y ahora (datos de 2019) está en 3.800 Kwh anuales, menos de la mitad del consumo eléctrico de Europa y 1000 Kwh/año menos que en 1997, según la Agencia Internacional de Energía (AIE). Los sistemas hospitalarios del país se encuentran ya, en algunas regiones, saturados por la pandemia de COVID-19 y sujetos a la falta de fiabilidad eléctrica. Si este desplome se extiende y empeora por los intentos de reducir la fuente de energía abrumadoramente dominante, la reducción de población se convertirá en un hecho.

El Dr. Kelvin Kemm, director gerente de Stratek CC y ex presidente de consejo de la Corporación de Energía Nuclear Sudafricana, dejó claro en su presentación del seminario por internet del Instituto Schiller (6 de septiembre de 2020) que Sudáfrica necesita plantas nucleares modulares pequeñas lo antes posible, que se deben construir cerca de los centros de población y de producción, donde pueden adecuarse las líneas de distribución.

El “más allá del carbón” de Bloomberg y Fink

El gobierno de Biden trae consigo una política de prohibir cualquier nueva producción de energía a partir del carbón. El Secretario de Estado de Biden, Anthony Blinken, atacó a las plantas de energía de carbón durante su testimonio de confirmación, a la vez que culpó a China de la construcción de estas. “No vamos a permitir ninguna inversión extranjera en tecnologías sucias”, dijo Blinken al Senado de EU, refiriéndose concretamente a la construcción de China de plantas de energía de carbón en las naciones de la Franja y la Ruta.

El director gerente de Blackrock, Larry Fink, publicó una carta para los directores gerentes de las corporaciones, durante la realización de la cumbre del Foro Económico Mundial, en la que declaraba:

Cada vez más y más gente comprende que el riesgo climático es un riesgo de inversión. Cuando las finanzas entienden realmente el problema, tomamos ese futuro problema y lo adelantamos. Eso es lo que vimos en 2020…

En otras palabras, lo que se le está diciendo al público es que el riesgo de los efectos del futuro del cambio climático se convierte realmente, a través de los fondos de cobertura como BlackRock, en riesgo inmediato de denegación de inversión.

En Estados Unidos, se han cerrado la mitad de las plantas de carbón durante los últimos cinco años, debido a la campaña “Más allá del carbón” de sir Michael Bloomberg y de BlackRock, a pesar del Presidente Donald Trump. Aunque las más grandes y modernas siguen conectadas a la red, por ahora, la proporción de la capacidad de generación de electricidad a partir del carbón ha caído a la mitad. Tan solo en 2020, la generación de electricidad a partir de plantas de carbón ha caído en un 25% en Estados Unidos. Esto no fue debido a una menor actividad económica durante el periodo de pandemia. La generación de electricidad a partir de la eólica y la solar creció en un 12% en el mismo periodo; la generada a partir de gas natural se incrementó en un 9%, mientras que la electricidad a partir de la energía nuclear cayó un 2,5%.

La Agencia de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, dice que el consumo total de electricidad de EU en 2020 fue aproximadamente, un 7% menos que hace dos años, y dicho consumo seguirá deprimido durante 2021. Dado que el carbón se mantuvo ligeramente por encima del 20% de la generación de energía eléctrica en el periodo de 2020, la caída en la energía de carbón representa casi completamente la caída total de energía. Ambos rubros van a seguir cayendo juntos.

Ni la capacidad de energía solar y eólica, ni la capacidad de generación eléctrica a partir de gas necesaria para respaldar esa capacidad, se están poniendo en funcionamiento en los Estados Unidos tan rápido como se está quitando la capacidad de energía de carbón. Al mismo tiempo, se está reduciendo la capacidad de la energía nuclear. Según la EIA, el consumo total de electricidad se redujo en 7 de los 13 años entre 2007 y 2019; en 2019 un 3% y luego la caída del 7% antes mencionada en 2020. La generación y el consumo anual de electricidad per cápita han caído desde 2009 desde casi 14 MWh a 11,5 MWh, una enorme caída del 17%, que se aceleró en 2019 y 2020. El consumo de electricidad industrial per cápita se ha reducido en un 25% más durante esa década, de poco menos de 4 MWh a poco menos de 3 MWh al año, según los gráficos de Gail Tverberg en OurFiniteWorld.com a partir de datos de la EIA.

El progreso de la productividad en retroceso

Una manera de expresar la productividad en el proceso industrial sería la capacidad de consumir menos energía, menos trabajo, para producir el mismo producto, y producir por tanto más y mejores productos con el mismo insumo de energía y tiempo de trabajo. Por lo común, el progreso tecnológico representa este incremento en la productividad. “El nuevo trato verde” propone darle marcha atrás en toda la economía de EUA.

El plan que lleva ese nombre lo introdujeron en 2019-20 los senadores Bernie Sanders y Edward Markey, y la representante Alexandria Ocasio-Cortez, y lo apoyaron otros funcionarios demócratas; proponía reemplazar 100 millones de vehículos con motor de combustión por eléctricos, y además, cambiar el petróleo y carbón utilizados en la calefacción residencial y comercial por electricidad. Esto requeriría prácticamente 350 GW (un gigavatio, GW, equivale a 1.000.000 KW) de nueva capacidad de energía eléctrica en la flota de plantas de energía de EU. Pero como a su vez, el Nuevo Trato Verde quiere eliminar también la producción de energía eléctrica mediante el carbón para la industria, y reemplazarla con “renovables”, se necesitarían 485GW de nueva capacidad de energía eléctrica.

Pero no toda la capacidad de energía eléctrica es igual, e ninguna manera. Un parque eólico de, digamos, 1.000 megavatios (un megavatio, MW, son 1.000 KW) de capacidad de potencia tarda de 7 a 10 años en construirse, y su “desempeño medio”, la electricidad generada realmente, es la mitad o menos que la de una planta que genera 1.000 MW de electricidad con carbón, que toma 3 años en construirse. (Un parque de paneles solares genera menos de una cuarta parte). Para compensar esto, se requerirían cerca de 900 GW de nueva energía eléctrica si se hace en forma de energía eólica (y mucho más si se hace en forma de solar); y tomará tres veces más de tiempo en añadirla, que si la nueva planta de energía fuera en forma de plantas de generación eléctrica modernas con carbón “limpio” (que emite dióxido de carbono, pero que libera niveles muy bajos de óxidos nitrosos, dióxido de azufre, y partículas).

Se necesitaría una lista de materiales enorme para construir las 200.000 grandes turbinas eólicas para esto, por no mencionar una lista de materiales imposible o inasequible para producir todos los vehículos eléctricos (ver en este informe: “Vehículos eléctricos, pero no electricidad”). Pero dejemos esto de lado por un momento, y consideremos lo siguiente: Dado que todas las diferentes formas de plantas de energía se producen mediante procesos industriales, la industria utilizaría mucha más energía y emplearía mucho más tiempo de trabajo, que la energía y el trabajo existentes que se están reemplazando de la generación de electricidad con las plantas de energía nuclear y de quema de carbón.

Esta sería la definición central de reducir la productividad económica.

La anti-productividad al detalle

Consideren el reemplazo de 100 millones de vehículos de motor de combustión interna de gasolina con vehículos eléctricos (de los 250 millones de vehículos particulares y camiones que circulan por las carreteras estadounidenses). Si conducen unas 50 millas al día, estos 100 millones de vehículos eléctricos necesitarán 1.300 gigavatios-hora (GWh) de energía eléctrica al día, o lo que es lo mismo, el 13% del total de electricidad estadounidense que se consume actualmente.

Tengan en mente esa cifra para considerar la segunda “pata “del Nuevo Trato Verde, “la electrificación de todos los edificios”. La demanda que se repite constantemente, de reemplazar los combustibles fósiles por electricidad en edificios residenciales y comerciales, principalmente para calefacción. Ese consumo de energía residencial y comercial representa aproximadamente el 20% del total del consumo en EU, y representa unos 4 millones de GWh equivalentes de consumo anual de energía residencial y comercial, que no se suministran actualmente ni a partir de electricidad ni de gas natural. (El gas natural es, por supuesto, un combustible fósil, pero ciertos promotores del Nuevo Trato Verde le han dado una aprobación oportunista para las próximas décadas). Reemplazar ese 20% con 800.000 GWh/año de energía eléctrica requiere aumentar la generación y consumo en un 20%, aparte del 13% necesario para los vehículos eléctricos. Pero dado que es intermitente, la producción mediana de una capacidad eléctrica generada con energía eólica es la mitad que la generada por la misma capacidad con una planta de carbón; para una capacidad eléctrica por energía solar, es la cuarta parte de una planta de carbón. Por lo que, en el mejor de los casos, para reemplazar ese 20% de consumo de energía residencial y comercial con electricidad producida por energía eólica y solar requerirá, va a requerir en realidad de 1,6 millones de GWh/año o más en capacidad de generación de energía adicional. Eso supone sumar 440 GW de capacidad a la producción mediana de la eólica, que es mucho mejor que la de la solar; y los 100 millones de vehículos eléctricos de los que se han hablado antes, necesitarán 280 GW de nueva capacidad en la producción media de la energía eólica.

El presidente Trump quería darle a la frontera suroeste un nuevo muro. El presidente Biden quiere darle a todo el país un nuevo suelo solar y paredes de molinos de viento. Ocupando solo una pequeña fracción de esa área terrestre, se pueden producir en esta década los pequeños reactores nucleares modulares de cuarta generación con listas de materiales fácilmente disponibles, a diferencia de las enormes baterías de litio y cobalto que supuestamente aumentarán la eficiencia solar y eólica.
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CC/Tom Brewster
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CC BY-SA 2/Erik Wilde
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TVA
De arriba hacia abajo: un panel solar del Plan de Conservación de Energía Renovable del Desierto en California; un parque de turbinas eólicas en California; y la planta de energía nuclear Watts Bar, cerca de Spring City, Tennessee.

Así que, la nueva capacidad total requerida para únicamente estas metas dizque “sostenibles” del Nuevo Trato Verde, 720 GW, es el equivalente a dos tercios de toda la flota de energía eléctrica de Estados Unidos.

En tercer lugar, un 9% del consumo total de energía de Estados Unidos consiste en el uso industrial de carbón y petróleo para energía. Si se supusiera reemplazar tan solo la mitad por fuentes “renovables” (que en la taxonomía de las “finanzas verdes” no incluye a la energía nuclear) eso requeriría construir plantas eólicas y solares por el equivalente a otros 125 GW de capacidad, aunque en realidad más, unos 250 GW en la producción mediana de turbinas eólicas. Así, el Nuevo Trato Verde requería añadir, en total, el equivalente a casi el 90% de la actual flota de energía eléctrica de Estados Unidos que tiene una capacidad nominal de 1.100 GW.

Si todo esto fueran turbinas eólicas, y redondeando conservadoramente a la baja las especificaciones del Departamento de Energía de EU en su informe “Ultimate Fast Facts Guide to Nuclear Energy” (Guía rápida definitiva para la energía nuclear) cubrirían el 6,5% de la extensión geográfica de EU, 250.000 millas cuadradas de parques eólicos, el equivalente al tamaño de Nevada, Arizona y la mitad de Colorado. Si fuera solar, devoraría la superficie de 5 de esos estados. Y también se necesitarían, siendo conservadores, entre 150 y 200.000 millas de líneas de alta tensión de larga distancia, asumiendo también que las redes de distribución local serían capaces de distribuir toda la energía adicional. Y no estamos hablando de las pérdidas de energía en la transmisión a lo largo de las nuevas líneas de alta tensión

Casi enterrado bajo el esquema del Nuevo Trato Verde, estaría la única acción sensata que sugiere, la electrificación de los ferrocarriles para pasajeros y transporte de mercancías, así como aumentar su estatus al de alta velocidad. Esto, en contraste, requeriría aumentar solo un 1% a la capacidad total de energía eléctrica de EU, o de 10 a 12 GW de energía nueva; o de 20 a 25 GW más si añadimos la construcción adicional de los 10 a 12 nuevos corredores ferroviarios de alta velocidad. Pero en el Nuevo Trato Verde, no se propone la electrificación de los ferrocarriles existentes.

La pesadilla de la red eléctrica

Estas comparaciones de diferentes fuentes de energía se resumen en el Cuadro 1.

CUADRO 1
Eficiencia energética por fuente de energía
Fuente de energía Eficiencia de conversión energética Mediana del rendimiento (producción) Eficiencia energética
Hidroeléctrica 80-90% 70% (promedio 2006-16) 60%
Nuclear 35% 85-90% 30%
Combustibles fósiles 37% 75% 28%
Eólica Hasta un 45% 20% hasta un 9%
Solar 20% 20% (promedio 2006-16) 4-5%

A partir de la experiencia de Alemania y de Dinamarca, que ya están embarcados en esta dirección (aunque no tanto), se puede suponer que la electricidad en Estados Unidos se volverá dos, quizás tres veces más cara que el promedio actual de 10 a 11 centavos/kWh. Esto recortará las inversiones de capital y consumo de energía en industrias de todo tipo. En zonas donde todavía hay concentraciones de industria de alta tecnología, como lo estados septentrionales del Medio Oeste, el Sur y el Suroeste, el intento de utilizar redes de electricidad apoyadas en gran parte por tecnologías de energía intermitente, causará interrupciones eléctricas perjudiciales; y lo mismo se puede aplicar a los centros médicos modernos con complejos de hospitales y clínicas.

Pero será mucho más peligrosa la condición de la red eléctrica supuestamente “más inteligente”, que por ahora es más grande. Si se pudiera llevar a cabo cualquier cosa que se proponga en el plan antes señalado, se requeriría una capacidad eléctrica en Estados Unidos de unos 2.000 GW instalados, de los cuales casi la mitad serían de parques eólicos y solares, cuya producción de electricidad fluctuaría diariamente entre el 0 y el 40% al 50% de su capacidad potencial nominal. Dado que ninguna red eléctrica que obedezca las leyes de la electrodinámica, no importa cuán “inteligente” sea, podría hacer frente a esta constante fluctuación enorme, los 1.000 GW nuevos añadidos a la red consistirían de una mezcla de de parque solares y eólicos, y un gran número de plantas de turbinas movidas por gas natural que “darían apoyo” a estas “renovables”, mejor llamadas “interruptibles”. La otra mitad de la flota estadounidense seguiría incluyendo un gran número de plantas de turbinas de gas, junto con un número decreciente de plantas de energía nuclear, y represas hidroeléctricas, con algunas pequeñas plantas de biomasa.

Una gran parte de las plantas de gas natural y de las plantas nucleares (que pueden operar de manera relativamente estable y fiable en el caso de las turbinas de gas, y de forma extremadamente fiable en el caso de las plantas nucleares) se verían obligadas a subir y bajar, a apagar y volver a encender, en función de las demandas de la producción intermitente y fluctuante de las “interrumpibles”. El rendimiento de las centrales nucleares en particular, se vería degradado por ello, y su vida útil se acercaría a la brevísima vida de las turbinas eólicas y los parques solares.

Y entre más eólica y solar se agregue a la red, más inestable se volvería toda la red, como lo demostró ampliamente la “transición energética” alemana desde el 2011 (ver el caso de Alemania en el capítulo correspondiente de este informe). A la posibilidad de un apagón a nivel nacional debido a las amenazas existentes, aunque remotas (una enorme eyección coronal solar dirigida a la Tierra, o un ataque EMP con armas nucleares) le habremos agregado la amenaza cada vez más grave de un apagón a nivel nacional debido a nuestra política de volver a las tecnologías energéticas “retrógradas” de bajas densidades de flujo energético.

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CC/Payton Chung
La producción mundial de acero bajo las medidas del Nuevo Trato Verde disminuiría drásticamente. En la foto: dos hornos de arco en el interior de una planta de forja de Finkl Steel en Chicago.

Cae la productividad de los fabricantes de acero y de automóviles

Los otros sectores económicos donde el Nuevo Trato Verde haría un daño irreparable son la agricultura y la cría de ganado, así como la producción de acero. Un estudio de 2020 que hizo para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el grupo de peritos SYSTEMIQ, creado bajo el Acuerdo de París para buscar arcos de cambio de largo plazo en varios sectores bajo un Nuevo Trato Verde, elaboró el impactante pronóstico de que la producción de acero caería en un 23% de aquí al 2100, bajo lo que le llama “el Efecto París”.

A los ojos de estos neomaltusianos, el sector global del acero “sufre ya de sobrecapacidad”. La solución maltusiana se revela en el gráfico que acompaña al capítulo sobre el estudio del acero, donde se asume que la producción global de acero se reduce de 2.342 toneladas métricas (Tm) al año, a 1.786 Tm/año para 2100. Dentro de este total, el segmento de “producción primaria” se reduce un 50% más, porque la producción primaria de acero requiere de calentamiento y quema a gran escala de combustibles de carbono, mientras que el segmento del acero “reciclado” por arco eléctrico y procesos similares aumenta su crecimiento en más del doble, abarcando más de la mitad de toda la producción de acero para 2100.

El acero reciclado es inherentemente de inferior calidad (dureza) que el producto generado a partir de la producción primaria alta en carbono, y algunas categorías especiales de acero no pueden producirse de manera segura mediante el reciclado.

Los patrocinadores de SYSTEMIQ incluyen a lord Nicholas Stern, otro protegido del príncipe Carlos, y Klaus Schwab del Foro Económico Mundial, y el Instituto de Finanzas Verdes.

Así que, no es solo difícil ver de dónde vendrán todos los materiales para los cientos de millones de grandes baterías de litio para vehículos eléctricos; sino que también es muy difícil ver de dónde vendrán los productos de acero laminado de alta calidad para producir los vehículos mismos (por no hablar de los aceros especiales requeridos para la construcción de ferrocarriles de alta velocidad y el transporte ferroviario por levitación magnética).

El ejemplo de California

California está tan por delante del resto de Estados Unidos en implementar el trato ambientalista, como lo está Alemania de ser una moraleja para Europa.

El gobernador de California en 2005 emitió una orden ejecutiva, y después la convirtió en Ley mediante su 2006 Global Warming Solutions Act (Ley de soluciones para el calentamiento global de 2006), mediante la cual reduciría las emisiones de CO2 a solo 20% del nivel de 1990 para 2050; y, entre otras cosas, no solo eliminaría la energía generada por carbón sino que impediría importar energía generada a partir de la quema de carbón, de cualquier otro estado. Desde entonces se han hecho estas cosas. Pero su intento de reemplazar el carbón y la energía nuclear con la ampliación constante de los parques eólicos, solares, y las plantas de turbinas de gas natural, ha fracasado.

La generación de electricidad en California cayó en un 2,7% en 2019, mientras que las tecnologías de energía “interrumpible” han aumentado desde un 55% a un 57% del total de la capacidad nominal. El objetivo del estado es que esta llegue a ser del 100% para 2045. Se ha eliminado al carbón en el estado, y las plantas de energía nuclear, que en su momento tuvieron una capacidad instalada conjunta de 12 GW, es ahora de 2,4 GW y proviene de la única planta, la del Cañón del Diablo, e irá a cero en 2024.

El consumo de energía per cápita del estado es el tercero más bajo de la nación. En cuanto a la generación real de electricidad frente a la capacidad instalada: La energía a partir del carbón ha sido completamente eliminada en el estado; la energía nuclear residual es solo el 2,6% del total de generación comparada con el 19% a nivel nacional; la eólica, la solar, los biocombustibles y la hidroeléctrica representan el 36,6% (el doble que el promedio nacional) y las turbinas de gas natural representan el 60%. Este es precisamente el perfil del Nuevo Trato Verde para la energía eléctrica, como se acaba de describir antes.

El resultado es además predecible. La generación de electricidad dentro del estado cayó un 5% en 2018, antes del 2,7% citado más arriba, como resultado de clausurar (incluido las acciones de 2020) unos 12 GW de capacidad de turbinas de gas. El precio de la electricidad residencial es un 50% más alto que el promedio nacional; el precio de la electricidad comercial es un 70% mayor, y el precio de la electricidad industrial es un 150% más caro.

California sufrió tres veces apagones regionales en 2019 y 2020 en conjunto. Esto sucedió porque el gobierno estatal intentó clausurar parte de la capacidad de turbinas de gas (“contaminante”), que había reemplazado al carbón y la nuclear, y que se habían convertido en la energía redundante de apoyo para los parques eólicos y solares. Con una demanda alta de energía en verano, el regulador estatal, que estaba ya muy por encima de cualquier otro estado en la importación de energía de otros estados, intentó importar más en los picos de mayor demanda del día y se la negaron. Los apagones sucedieron, principalmente, en la parte meridional del estado.

Notablemente, después de la declaración de “alta emergencia” en la red eléctrica en agosto de 2020, con los precios de electricidad al por mayor alcanzando el dólar por$1 por kWh, además de los apagones regionales que sucedían, el gobernador de California reconoció que la política energética económicamente suicida del estado era la responsable. El gobernador Gavin Newsom dijo que el reemplazo de combustibles fósiles por la solar y la eólica era “un imperativo ético y moral” pero había creado “brechas en fiabilidad” en la red eléctrica. Por tanto, se nos requiere moral y éticamente que haya suministros de electricidad poco confiables mediante un “Nuevo Trato Verde”.

El crecimiento de la manufactura se ha vuelto casi imposible en un estado que una vez lideró la nación en manufactura aeroespacial altamente calificada, por ejemplo. California tenía 2.050.000 empleos manufactureros en 1990, pero han caído a 1.220.000 a comienzos de 2021, una caída del 40%. Durante el aumento de aproximadamente 600.000 empleos manufactureros a nivel nacional durante los tres primeros años del gobierno de Trump, el empleo manufacturero en California se estancó; se quedó en el nivel de 2015.

California importa un tercio del total de su electricidad, y no importará, por ley, energía producida por carbón. Si incluso una minoría significativa de estados llegara a esa situación, los apagones regionales se convertirían en una certeza, generando caos en la industria, la atención médica y muchos otros campos.

En una nación en la que los estados con una gran cantidad de energía nuclear y de carbón, como Pensilvania, Illinois y Alabama, son los mayores exportadores de energía; y estados como California y Nueva York, sin carbón y solo con energía nuclear residual, son los mayores importadores; las consecuencias de imponer el Nuevo Trato Verde de California en todo el país son obviamente peligrosas. Los mayores estados importadores de electricidad también exhiben un consumo de electricidad per cápita más bajo y descendente; El consumo de electricidad en Nueva York, por ejemplo, a partir de 2018 se convirtió en el cuarto más bajo per cápita, solo por encima de California, Rhode Island y Virginia. Nueva York acaba de eliminar el 13% de su capacidad de energía al cerrar los reactores nucleares restantes de Indian Point y, a pesar de la abundante energía hidroeléctrica, está obteniendo la mayor parte de su energía de los "interrumpibles" y del gas natural.

 

Para mayor información escribir a preguntas@larouchepub.com

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