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(Este artículo se publicó originalmente en la edición del 4 de marzo de 2022 de Executive Intellligence Review).

No, Putin no exagera

Los neonazis en Ucrania
tienen amenazado a Zelenski

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Izquierda: CC/Anna Dubrovska; derecha: MSC
Andriy Biletski, líder del partido Cuerpo Nacional (izquierda), amenazó al Presidente Volodímir Zelenski (derecha) con violencia en 2019, si ordenaba la retirada de las fuerzas militares ucranianas del Donbás.

26 de febrero — El anuncio del Presidente Vladimir Putin de Rusia, en el sentido de que se tiene que enfrentar el problema neonazi dentro de Ucrania, o toman los medios informativos occidentales, si es que lo mencionan, como una hipérbole destinada a alimentar a las masas rusas ignorantes. Ciertamente, para los públicos occidentales que asocian a los nazis con aquellos que piensan que los hombres no deben utilizar los baños de las mujeres, o con quienes piensan que una pandemia no es una cuestión de elección personal, puede que sea difícil apreciar el objetivo totalmente serio de Putin. Los banderistas neonazis, más allá de la horrible ideología, han secuestrado realmente al país de Ucrania y han puesto a las potencias nucleares de cara a un enfrentamiento.

En febrero de 2014, el movimiento de LaRouche destapó esta realidad en un expediente [EXPEDIENTE: Potencias occidentales respaldan golpe neonazi en Ucrania (larouchepub.com)] publicado en el semanario EIR, “Potencias occidentales respaldan golpe neonazi en Ucrania”.

El 21 de febrero de 2022, cuando Putin anunció el reconocimiento de las repúblicas de Donetsk y Luhansk, fue muy claro en lo que respecta a lo que hicieron los neonazis, y cuál era la intención de Rusia:

Los nacionalistas que han tomado el poder han desatado una persecución, una verdadera campaña de terror contra quienes se opongan a sus acciones anticonstitucionales. Políticos, periodistas y activistas públicos fueron hostigados y humillados públicamente. Una ola de violencia barrió las ciudades ucranianas, con una serie de asesinatos de muy alto perfil que han quedado impunes. Uno se estremece ante los recuerdos de la terrible tragedia en Odessa, donde manifestantes pacíficos fueron brutalmente asesinados, quemados vivos en la sede de los sindicatos. Los criminales que cometieron esas atrocidades no han sido nunca castigados, y no hay nadie siquiera que loes esté buscando. Pero sabemos sus nombres, y haremos todo lo que sea necesario para castigarlos, encontrarles y llevarlos ante la justicia.

Sin embargo, es menos conocido en los medios de comunicación occidentales las amenazas, violencia y chantaje dirigidos al presidente Ucrania Volodímir Zelenski, si intentaba hacer cualquier movimiento para implementar las medidas para la paz de Minsk. Hay un motivo por el cual, las medidas claramente articuladas de los acuerdos de 2015, se han ignorando tan descaradamente.

Con un pasado judío, y el ruso como su lengua nativa, Zelenski obtuvo una sorprendente vitoria electoral en 2019. Su votación del 73%, una victoria arrolladora, representaba la mayoría de la población ya sea rusoparlante o no en Ucrania. Era una esperanza fresca para terminar con el hostigamiento a Rusia y a las divisiones que enfrentaban a los ucranianos entre sí.

Sin embargo, mientras que el ejército ucraniano estaba preparado para respetar la retirada mutua de fuerzas en la región del Donbás, en octubre de 2019, el grupo neonazi Cuerpo Nacional de Andriy Biletsy movilizó una campaña de "No a la rendición", con una manifestación de 10.000 personas en la plaza Maidán. En vez de retirarse, Biletsky hizo que sus fuerzas "irregulares" entrasen, ilegalmente, en la zona de Operación de Fuerzas Conjuntas (JFO, por sus siglas en inglés), y amenazó con la violencia si el ejército regular ucraniano se retiraba.

Zelenski describió en Facebook como él fue a la ciudad de Zolote, cerca de la línea de contacto, y se reunió con la población local: "Entendí una cosa: cómo todo mundo quiere la paz. Todo el mundo está preparado para la retirada". Sin embargo, los habitantes de la ciudad le contaron que unos "irregulares" armados ocuparon parte de la ciudad. (Las JFO confirmarían que los "irregulares", en efecto, estaban armados y que habían entrado en la zona ilegalmente). Zelenski se reunió entonces con los "irregulares". Se negaron a escuchar las directrices del jefe de Estado electo, o de la cadena de mando militar.

Zelenski publicó un video de la confrontación con el líder de los Cuerpos Nacionales, Denys Yantar. Primero, Zelenski se sorprende cuando dos mujeres ancianas intervienen, denunciando con valor a los irregulares de Yantar sobre sus armas ocultas. Yantar, al parecer, un tirador del primer cuerpo de infantería del Batallón Azov, negó luego tener ningún arma. Tras las evasivas de Yantar, Zelenski le confrontó: "Escucha, Denys, soy el Presidente de este país, tengo 41 años. No soy un perdedor. Vine aquí para decirte que elimines las armas. No cambies la conversión a unas protestas".

Yantar trató de soslayarlo, ignorando la orden de Zelenski: "Pero hemos discutido eso". En cuyo momento Zelenski se acerca a Yantar: "Quería ver comprensión en tus ojos. Pero, en lugar de eso, vi a un tipo que ha decidido que este es un perdedor parado frente a él". Este fue el momento culminante de Zelenski.

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CC/My News24
El teniente coronel Andriy Biletsky, policía ucraniano y oficial al mando del regimiento policial especial de Azov, con dos voluntarios enmascarados, junio de 2014.

Biletsky respondió amenazando públicamente a Zelenski. Su grupo armado no cedería. Si Zelenski tratase de sacarlos del juego, Zolote vería irregulares armados por "miles ahí, en vez de algunas docenas". La reseña del Kyiv Post incluye el vídeo de la confrontación entre Zelenski y Yantar. Por supuesto, el Kyiv Post se refiere a los irregulares armados como simples veteranos del ejército, a quien Zelenski les hablo sin el apropiado respeto.

La educación a Zelenski, en cuanto a quién dirigía las cosas en Ucrania, no terminó ahí. Lo más lejos que llegó para cumplir su mandato electoral fue un par de meses después, cuando intentó presentar su primera ley relacionada con los Acuerdos de Minsk sobre el Donbás. Aunque suavizó la disposición obligatoria del Acuerdo sobre la amnistía total, todavía permitió un elemento, por el que Donetsk y Luhansk podían votar si debían mantener el idioma ruso. (Más de la mitad de la población de Ucrania habla ruso, y ambas lenguas se habían utilizado en las escuelas y en el gobierno hasta el golpe de Estado de 2014). Sin embargo, esto resultó ser demasiado.

Serguéi Sivokho, asesor del jefe del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, a quien Zelenski había asignado la creación de una Plataforma Nacional para la Reconciliación y la Unidad, fue agredido físicamente en la primera conferencia pública, el 12 de marzo de 2020, sobre la reintegración de Donetsk y Luhansk. Sivokho, un hombre mayor con pelo blanco, fue insultado, rodeado, presionado contra una pared y finalmente empujado al suelo por miembros del Batallón Azov. Un breve vídeo muestra los últimos segundos del asalto. Al parecer, esa fue la primera y última vez que el gobierno de Kiev pretendió siquiera insinuar los Acuerdos de Minsk.

Estos son sólo un par de ejemplos, pero parece que Zelenski recibió el mensaje, transmitido por los que adoran al aliado de Hitler en la guerra, Stepan Bandera, los que lucen la insignia inspirada en la esvástica del Batallón Azov, y los que abrazan la ideología de "sangre y tierra" impulsada por la rabia de los "nacionalistas de extrema derecha". No se trata simplemente de un fenómeno horrible. Tienen más control sobre la política de Ucrania que el gobierno elegido, y así han secuestrado a Ucrania. Y está claro, cuando Putin habla de la historia, de cuando Occidente hizo de la vista gorda durante el ascenso de Hitler al poder, y de la omisión de la Unión Soviética cuando sus dirigentes retrasaron el momento de abordar el problema de Hitler en 1939-1940, que no tiene intención de permitir la pérdida de decenas de millones de sus compatriotas.


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