Economía

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIV, nums 4-5

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Internacional

¿Acabará Cheney como Nixon?

“Lo único que puede hacerse con este Gobierno [estadounidense] es deshacerse de él. Ninguna otra cosa será de utilidad en lo absoluto. Por tanto, debe formularse de inmediato una propuesta de enjuiciamiento contra [el vicepresidente Dick] Cheney, que se redacte en la Cámara de Representantes, para someterla al pleno del Congreso y empezar un juicio de destitución. Y quisiera saber por qué no se hace. Mentir para meter a Estados Unidos a la guerra, y mentir del modo que Cheney lo ha hecho, y amedrentar como Cheney lo ha hecho, son, de hecho, fundamentos específicos para emprender un juicio político. Debe enjuiciárseles”. Tales fueron las palabras del político estadounidense Lyndon LaRouche el 7 de marzo, durante la videoconferencia internacional por internet que auspició su Comité de Acción Política Lyndon LaRouche en Washington, D.C.

A menos de una semana de estas fuertes declaraciones de LaRouche, algunos de los principales órganos noticiosos dijeron que la condena contra el oficial mayor del Vicepresidente, Lewis “Scooter” Libby, por filtrar la identidad de la agente de la CIA Valerie Plame en represalia porque su marido, el embajador Joe Wilson, no se había ceñido a la línea belicista de la Casa Blanca, era en realidad una condena contra el propio Cheney. En su edición del 19 de marzo, titulada “El veredicto contra Cheney”, la revista Time señala que aunque Libby fue condenado, el que en verdad está en el banquillo de los acusados es el Vicepresidente.

A LaRouche le preguntaron que “cómo justifica el Gobierno de Bush sus acciones” en la guerra contra Iraq, con la tortura, la detención de gente inocente y los intentos de provocar una guerra contra Irán, “ante su propia población”.

“No hay nada que pueda justificar al Gobierno de Bush y Cheney, y es en vano tratar de hacerlo”, respondió LaRouche. “Pero el precio es que la nación se viene abajo, una y otra vez las naciones se vienen abajo, o prácticamente lo hacen, en medio de algún problema terrible, a consecuencia de sencillamente rehusarse a enfrentar lo obvio: tenemos que botar al Gobierno de Bush y Cheney. Tenemos que hacerlo con astucia, pero tiene que darse”.

Los ‘científicos’ del calentamiento global son lamebotas de la Cheney

Más adelante, en respuesta a preguntas que defendían la teoría de que el CO2 es el responsable del calentamiento global y el fraude de Al Gore sobre el “cambio climatológico”, LaRouche fue contundente:

“Tenemos que botar al Gobierno de Bush y Cheney. Tenemos que hacerlo con astucia, pero tiene que darse”, afirmó Lyndon LaRouche el 7 de marzo. (Foto: Stuart Lewis/EIRNS).

El Movimiento de Juventudes Larouchistas es el músculo político más potente para botar a Cheney y compañía del poder. Jóvenes larouchistas estudian La armonía del mundo de Kepler. (Foto: Elizabeth Mendel/EIRNS).

“La corrupción de la cúpula es increíble. Y todos los que participamos en este proceso, dentro o fuera del Congreso y las comisiones, lo sabemos. La pregunta que se hacen es: ‘¿Cómo podemos enfrentar esto, con todo el prestigio que apoya estas mentiras?’

“¡Sofistería! ¡Sofistería! ¡Sofistería! Y estamos aquellos de nosotros que podemos resistir esta sofistería y decir: ‘Exigimos la verdad’. Ahora hagámosle algunas preguntas, señor dizque científico. Preguntémosle lo siguiente: ¿qué piensa de las muestras de hielo? ¿Dice que las muestras de hielo son valiosas? ¿Qué clase de farsante es usted, don Experto?’ La prueba experimental es que no son confiables. Cualquiera que use estas cosas es un mentiroso o un inepto. El CO2 no es un factor del calentamiento global. El agua tenderá a afectar más el calentamiento global; el CO2 es insignificante.

“Así que, si lo ves desde la óptica de las pruebas científicas, en vez de la sofistería de escuchar lo que la gente. . . Fulano de tal llega, adornado con tales y cuales credenciales. Bueno, ¿quién lo mandó? ¿El trasero de quién está besando? Tienes que ver estas cosas con rigor. Esto es un fraude; lo sostengo, es un fraude, ¡y si no te gusta puedes irte al infierno!”

Así respondió LaRouche a una pregunta que vino de una oficina demócrata del Congreso, que decía que no eran ningunos “admiradores” de Gore, pero “si uno aparta el tema mismo de Al Gore. . . el hecho es que. . . un científico reputado tras otro expresa opiniones que van desde la preocupación hasta la alarma sobre esta misma cuestión. También han proporcionado una montaña de pruebas. ¿Y ahora nos pide que aceptemos que todos ellos están equivocados? Éstos son científicos, no personas con un plan político”.

LaRouche explicó que, “tuvimos oportunidad de revisar algunos de estos argumentos de los llamados científicos. Algunos de ellos tienen credenciales científicas, pero sus credenciales morales están en tela de duda. . . Si ves lo que está pasando en las universidades, por ejemplo, te das una idea de esto. Tomemos el caso de la esposa de Cheney —o tal vez él es la esposa, quién sabe—, con su organización, el ACTA [Consejo Estadounidense de Fiduciarios y Ex Alumnos], que funciona como una Gestapo en las universidades. Y si observan el fenómeno de esta Gestapo en las universidades, que dirige Lynne Cheney, que se asentó en EU desde más o menos 1987, cuando ha venido trabajando en este terreno, verán el grado al que los científicos son víctimas del terror en las universidades.

“Ahora bien, estos científicos universitarios. . . tienden a no ser los tipos más fuertes del mundo. También sucede que son de una generación llamada del 68. . . Y la mayoría de los científicos que abiertamente alzan su voz contra esto son de una generación más vieja, la mía o un poco más joven”.

Los expertos que citan los de la ralea de Gore, “quizás estén acreditados como esto o lo otro, pero. . . a los que se tira por delante para decirte esto y que apoyes aquello, mienten. . . Sus carreras, sus gratificaciones, la publicación de sus libros, sus conferencias aquí y allá, sus puestos en las facultades, sea que los corran o no. Y si ven el terror que está desatando en estos momentos la organización de Lynne Cheney en las universidades, que también es la de Joe Lieberman, lo que tenemos hoy es una operación de corte nazi bajo la dirección de ella en esas universidades. Y afecta a los profesores tanto como a los estudiantes; probablemente más a los profesores, que en cierto sentido son más vulnerables. . . Y la carrera se funda en besarle el trasero a lo que la pandilla de Lynne Cheney exige”.

El LYM puede crear un Renacimiento

Pero la solución estriba en que la ciencia cree “un nuevo Renacimiento, entonces podremos ser optimistas acerca de la sociedad”, dijo LaRouche.

“Lo fundamental aquí es que nuestro sistema educativo apesta”, dijo LaRouche, quien contrapuso esto a su “feliz experiencia de primera mano”, en la que los jóvenes del Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM) “que empezaron un ‘proyecto Kepler I’, hicieron una labor que se convirtió en la plataforma de lanzamiento del ‘Kepler II’. . . En un período limitado de meses completaron un proyecto superior a la norma alcanzada hoy en la universidad, en el mismo período de tiempo”.

El trabajo previo “es ahora la plataforma de lanzamiento de un ‘proyecto Gauss’, que se funda en ver lo que la mayoría desconoce de Gauss, pero que puede descubrirse en lo que éste sabía de Kepler”, abundó LaRouche, quien ha establecido los parámetros básicos para este nuevo proyecto.

“Así que, cuando ves lo que son capaces de hacer jóvenes entre estas edades, de este grupo en una llamada edad idónea para la universidad, en lugar de que algún profesor les ladre y les escupa una materia obligatoria, de hecho reviven la experiencia del pasado, en el empeño universitario original donde los estudiantes dirigían las universidades; no como algunos chicos fresa descocados o algo así, sino en el sentido de que se educaban ellos mismos y aprovechaban a la gente allí con conocimiento como un recurso, para autoeducarse.

“Por tanto, creo que lo fundamental en lo que tenemos que pensar, es en hacer de la sociedad entera un movimiento de juventudes de esa índole, y en aprovechar ese enfoque para generar el mismo efecto, como el efecto del Renacimiento que vino de Italia.

“Piensen en el Renacimiento del siglo 15. Brunelleschi tenía la misión de terminar la cúpula de esta catedral de Florencia, y, ¿qué método usó para resolver un problema de otro modo imposible? ¡La cadena suspendida! ¡Una catenaria! Usó el principio de la catenaria como un principio de la física, que de otro modo no se conoció hasta que Leibniz formuló el de la acción mínima, para el diseño de algo. Y uno toma las otras cosas que se desarrollaron en ese breve período en Italia, el Renacimiento, y ve en ese y otros casos parecidos, casos únicos de la historia, que esto puede hacerse.

“Creo que lo que hay que hacer es adoptar una visión optimista, no como una perspectiva optimista irreal. . . de que las cosas resultarán, sino una realista de que, si nos concentramos en formar al ser humano a fin de que desarrolle estas facultades intelectuales para resolver problemas, descubriremos que somos capaces de hacerlo”.