Estudios estratégicos
¡Como el alunizaje
tripulado de Kennedy!
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El Apolo 16 se dirige a la Luna el 16 de abril de 1972. Aún tenemos
ante nosotros el desafío de la exploración tripulada del sistema
solar, junto con la necesidad urgente de crear una “economía de
isótopos” aquí en la Tierra. (Foto: Archivos del
proyecto Apolo). |
por Lyndon H. LaRouche
27 de septiembre de 2006.
La intención de publicar “La economía de
isótopos” del doctor Jonathan Tennenbaum es ayudar a los gobiernos
de Eurasia y a otros en sus preparativos para los intercambios a realizarse en
la próxima videoconferencia internacional en Washington y Berlín
el 31 de octubre (sobre los detalles de dicha reunión, que tuvo lugar el
año pasado, ver “LaRouche habla desde Berlín: La crisis
mundial en vísperas de las elecciones en EU”, en Resumen
ejecutivo de la 2a quincena de noviembre de 2006). Aunque muchos
estadistas y otros influyentes quizás no sean especialistas en las ramas
pertinentes de la física nuclear, la que detalla el doctor Tennembaum es
una política que tiene que ponerse sobre el tapete internacional para su
adopción y ejecución inmediatas.
En vista de que las actuales instituciones monetario–financieras del
mundo y otras relacionadas están atrapadas ya en un proceso acelerado de
desintegración, urge poner ahora en el centro del debate, de lleno, las
alternativas del caso. La intención de esta propuesta es que termine
adoptándose como orientación política. Para este
propósito, se le identifica como clave para organizar un remplazo y
recuperación de largo plazo de la pronta desintegración inevitable
del sistema global presente.
El asunto aquí, como he puesto de relieve en presentaciones orales y
escritas anteriores ante diversos públicos oficiales y otros, es que el
ritmo acelerado al que la humanidad está agotando los recursos minerales
y relacionados de la biosfera de nuestro planeta, exige que recurramos a nuevas
dimensiones de enfoque en el uso y reabastecimiento de los depósitos
concernientes, tales como el agua potable y otros minerales de la biosfera del
planeta. El esfuerzo por regular el uso de lo que se supone son existencias
fijas de recursos esenciales dizque “naturales”, es una doctrina
falsa y ahora peligrosa. En vez de considerar los recursos pertinentes del
planeta como una totalidad fija, ahora debemos asumir la responsabilidad de que
el hombre cree los nuevos recursos que serán más que adecuados
para sostener una población mundial creciente a un nivel de producto
físico per cápita y de consumo personal en constante
mejora.
Como ilustra el caso el doctor Tennembaum, las categorías de
tecnologías que bastarían para cumplir este último
requisito en el futuro previsible de la humanidad ya se conocen. La cosa es que
debemos incorporar esa alternativa a la calidad transformada de la
práctica científica y relacionada que ha de introducirse para
remplazar las prácticas irremediablemente quebradas de las últimas
décadas de la humanidad.
La publicación del informe del doctor Tennembaum en esta
edición de Resumen ejecutivo pretende servir como un consejo
oportuno a las naciones.
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