Ciencia y cultura
Sólo la fuerza nuclear puede cerrar la brecha
energética
por Marjorie Mazel Hecht
La energía nuclear es la única forma de que las luces sigan
prendidas y de que las ruedas de la industria sigan girando en Estados Unidos y
en todo el mundo. No hay otra manera de asegurar que la población mundial
de 6.500 millones —y en aumento— disfrute el nivel de vida y la
longevidad típica del mundo industrializado moderno. Los molinos de
viento, las celdas solares, la biomasa y otras presuntas alternativas no pueden
impulsar una sociedad industrial.
La energía que libera una división de reacción en
cadena de átomos dentro de un reactor nuclear, tiene una densidad de
flujo energético más alta que fuentes de energía más
antiguas como la leña, el carbón, el petróleo o el gas.
Para que te des una idea, piensa que 1,86 gramos de combustible de uranio
equivalen a la energía de 30 barriles de petróleo o de 6,15
toneladas de carbón.
Las temperaturas superiores de la fisión permiten producir con
eficiencia combustible de hidrógeno (en remplazo del petróleo) a
partir del agua, y energía para procesos industriales como la
desalación de agua de mar. La energía nuclear es eficiente, limpia
¡y también renovable! El combustible nuclear consumido puede
reciclarse en un 97%.
Pero, con el método “de siempre”, no vamos a construir
las plantas nucleares que el mundo necesita para que la civilización
progrese (y mucho menos en el tiempo necesario para salvar millones de vidas).
El paso hacia la fuerza nuclear es un verdadero asunto de seguridad nacional.
Una nación no puede existir, mucho menos prosperar, con un sistema de
“microenergía” obsoleto y descentralizado como el que
promueven “ibiotas” como Amory Lovins. Necesitamos un enfoque estilo
Proyecto Manhatan para la energía nuclear de uso civil, una misión
de grandes proyectos bien financiada.
El ingeniero nuclear Jim Muckerheide, presidente de Radiación,
Ciencia y Salud, quien además es el ingeniero nuclear en jefe en el
estado de Massachusetts, EU, ha propuesto que una paraestatal así es el
único modo de afrontar la tarea apabullante de construir 6.500 plantas
nucleares en el mundo para el 2050, a fin de responder a las necesidades futuras
de electricidad. Los rusos, dijo Muckerheide, están
organizando una entidad nacional tal, y se han puesto la meta de construir 100
plantas para el 2030, 40 en el país y 60 de exportación. China
tiene un enfoque parecido, con su Compañía Nuclear Nacional, que
trabaja con los gobiernos locales y proveedores privados en la
construcción de plantas. Su meta es construir 32 unidades para el
2020.
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En el Centro de Investigación Atómica Bhabha en Trombay,
India, se construirá un nuevo reactor avanzado de agua pesada alimentado
con torio, “el combustible del futuro”. (Foto: Centro de
Investigación Atómica Bhabha). |
En EU, el Gobierno de Bush tiene un programa nuclear de largo plazo con la
meta de construir en los próximos 15 años una primera planta de
reciclaje de combustible nuclear y un reactor de “combustión”
rápida para eliminar los isótopos transuránicos de larga
vida del combustible consumido. Pero al programa lo anima una ideología
política de control centralizado del ciclo completo del combustible
nuclear, no la de echar a andar múltiples unidades. Entre tanto, la
industria nuclear estadounidense es presa de los “resultados”, al
tratar de justificar cada unidad nueva de manera individual en
consideración de las variaciones en el precio del carbón y del
petróleo, y de la reducción del riesgo financiero, y tratar de
sacarle el máximo jugo a las plantas que ya existen. La industria no
está dispuesta a invertir en nuevas plantas sin que el gobierno les
ofrezca garantías.
El grueso de los fondos necesarios debe generarse tal como lo ha propuesto
Lyndon LaRouche para el resto de la infraestructura: con un sistema de
préstamos gubernamentales a bajas tasas de interés (1 a 2%), para
arrancar con la construccion nacional de infraestura. La recompensa de estas
inversiones en las próximas décadas sería enorme.
El problema de la seguridad
Una persona racional puede entender las precauciones y riesgos que implica
una tecnología avanzada como la nuclear. Pero quienes le tienen un miedo
irracional a lo “nuclear” son como la hidra de muchas cabezas; cada
vez que se responde de manera racional a una pregunta, surge otro
temor.
Las radiación está en todas partes (los rayos
cósmicos) y dentro de nosotros (los alimentos que ingerimos). La
radiación natural varía de manera cosiderable de un lugar a otro,
según la altitud. Denver, que está a más altura, por
ejemplo, tiene cerca del doble de la radiacion de Dallas. En promedio, los
estadounidenses reciben una radiación de 360 milirems al año.
Además de la radiación natural de los rayos cósmicos, el
suelo y los materiales de construcción, hay otras fuentes de
radiación generadas por el hombre: los vuelos de costa a costa suman 5
milirems, ver televisión añade 1 milirem, una radiografía
del tórax le agrega 50. ¿Cuánto le suman al promedio todas
las plantas nucleares de EU? Unos 0,003 milirems. ¡Las plantas alimentadas
con carbón emiten mas radiación por las chimeneas que las
nucleares!
Como le gustaba decir a Edward Teller: “Cuando duermes con una mujer,
recibes apenas menos radiación que la de un reactor nuclear; pero dormir
con dos mujeres es muy, muy peligroso”.
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