Economía

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIV, núm. 2

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Internacional

 

LaRouche: Tenemos 90 días para cambiar la situación mundial

“Lo que hay que hacer para salvar a la civilización, la civilización mundial, no sólo aquí, tiene que hacerse sobre todo en el lapso de los próximos 90 días o menos. Por supuesto, lo primero para poder llevar a cabo las otras cosas que hay que hacer, es mandar al Vicepresidente a algún tipo de retiro, involuntario o de otra índole, y tenemos que someter al Presidente de Estados Unidos a ‘cuidados compasivos’, porque si no removemos esos dos impedimentos, la civilización no continuará”.

Así dijo Lyndon LaRouche en un discurso que pronunció el 11 de enero en Washington, ante 150 diplomáticos, dirigentes políticos y cívicos, y miembros de su Movimiento de Juventudes Larouchistas.

En la presentación, titulada “La vieja economía está muerta, la nueva debe comenzar”, también participaron vía internet miembros del Congreso de EU, sobre todo de entre los demócratas que fueron elegidos por primera vez en noviembre y sus asesores, lo que elevó el diálogo entre LaRouche y el Congreso a un nuevo nivel. Además, participaron parlamentarios, políticos, dirigentes sindicales, militares, estudiantes y otros de Alemania, Argentina, Dinamarca, Francia, India, Italia, Colombia, México, Perú y otros países.

La urgencia de iniciar un juicio político para remover al vicepresidente Dick Cheney y a su pelele el presidente George W. Bush en los próximos tres meses, se vio en la víspera, cuando Bush anunció que enviaría más tropas a Iraq, a despecho de lo que indicó el electorado en noviembre, cuando repudió las políticas económicas y el belicismo de Bush, y le dio a los demócratas la mayoría en la Cámara de Representantes y el Senado de EU. Aun antes de pronunciar Bush su discurso el 10 de enero, su Gobierno bombardeó a Somalia, y luego mandó tropas a ese país, dizque para destruir células de al–Qáeda. Al día siguiente ordenó a sus tropas atacar el consulado de Irán en Erbil, Iraq, y secuestrar a cinco funcionarios iraníes. El ataque fue condenado en los términos más enérgicos por el Gobierno regional de Kurdistán, que ha sido el más leal a la ocupación estadounidense de Iraq.

Todo apunta a que Cheney y Bush se encaminan a una guerra contra Irán, ya no con el pretexto de que “desarrolla armas nucleares”, sino de que es la causa de la insurgencia en Iraq, como dijo Bush en su discurso del 10 de mayo. Obviamente, el descabellado impulso belicista del actual Gobierno de EU no tiene sentido si se le ve en términos políticos normales. Sólo se explica por el temor de los intereses financieros que controlan a Cheney, el titerero de Bush, a que la nueva mayoría demócrata adopte la nueva economía que propone LaRouche. De allí que estos intereses también quieran precipitar el inevitable derrumbe financiero, como se ve en el hundimiento deliberado de la libra esterlina.

La solución pasa por EU

Dada la conducta de Cheney y Bush, la tendencia natural es a culpar a EU por la actual situación mundial. Pero ése es un grave error. Los causantes de la crisis son los que tiran de los hilos de Cheney y Bush, y éstos se encuentran por lo general fuera de EU, sobre todo en Londres y los Países Bajos, dijo LaRouche en su discurso del 11 de enero. “Su objetivo es destruir a EU, en tanto poder, porque representa una amenaza a la suerte de imperio llamado globalización que los intereses financieros liberales angloholandeses, los mismos que llevaron a Hitler al poder en Alemania, están empecinados en imponer hoy”.

“Tenemos una presidencia dañada. No hay un sentido de conducción presidencial en la nación en general, excepto en los huesos, por así decirlo, de alguna de nuestra gente más importante y del común de la población. Tenemos algo importante: no somos un sistema parlamentario. Y el meollo de lo que hay que hacer es lo que puede hacerse sobre todo en las comisiones principales de la Cámara de Representantes, con el apoyo de la oleada de representantes que fueron elegidos recientemente”, dijo LaRouche.

“Es de esta gente que dependemos para lograr una transición interina hacia una presidencia de verdad, que pueda actuar como un presidente real acorde a nuestra Constitución, quien entonces pueda, en colaboración con el Congreso, componer lo que hay que componer en EU en los próximos 90 días, para enderezar el futuro de la humanidad en su conjunto.

“Lo que hay que hacer para salvar a la civilización. . . tiene que hacerse sobre todo en el lapso de los próximos 90 días o menos”, dijo LaRouche el 11 de enero. (Foto: Stuart Lewis/EIRNS).

“Puedo asegurarles: no hay ningún país en ninguna parte del mundo, aparte de EU, donde exista la capacidad para esa calidad de conducción necesaria. Hay mucha gente útil y buena, y gobiernos útiles en otras partes del mundo, pero no tienen nuestro sistema constitucional. Y es sólo con nuestro sistema constitucional que puede darse un giro instantáneo para atender la peor crisis financiera y económica de toda la historia moderna; una crisis global que se nos viene encima ahora”.

LaRouche planteó que el Sistema Americano se fundamenta en las mejores ideas de Europa, pero sin la carga de las oligarquías europeas. “Ése es nuestro legado, un legado que expresa la Revolución Americana, la formación de nuestra Constitución, la todopoderosa política superior de nuestra Constitución, del preámbulo de nuestra Constitución, que es la ley fundamental de nuestra nación para todo el que es un patriota de verdad, porque es un compromiso” para con el bienestar general. “Ése es un compromiso al que me he referido, por supuesto, en este documento que escribí recientemente sobre el asunto de los presupuestos de capital. [El arte perdido de hacer presupuestos de capital]”. “El mundo está a punto de irse a la quiebra”, dijo LaRouche, quien recordó que, “nunca me he equivocado en ningún pronóstico de largo plazo que haya hecho hasta la fecha”.

Dijo que hay que olvidarse de la necedad de los biocombustibles. Que uno de los problemas principales que hay que resolver en el mundo es la escasez de agua. India depende de agua fósil que data de hace 2 millones de años, y se está agotando. Australia tiene grandes extensiones de tierra desértica, aunque está rodeada de agua abundante, pero es agua de mar, salada.

La promesa de la energía nuclear

“¿Cómo la aprovechamos? ¿Cómo la desalamos? Bueno, el único medio eficiente que tenemos para desalar y limpiar agua en grande es la energía de fisión nuclear. No es la mejor para el futuro, pero es la que tenemos por ahora”. Añadió: “Si tenemos los reactores adecuados, uno puede tomar el agua —que produciríamos con la ayuda de la fisión nuclear— y obtener combustible de ella mediante procesos de temperaturas elevadas y de alta densidad de flujo energético con la energía nuclear. Podemos generar combustibles del agua, combustibles de hidrógeno, con reactores nucleares de cierto tipo. Esto significa que en todas partes del país, si uno tiene un suministro de agua suficiente, aun si es agua sucia, puede procesarla. Lo que se hace es transformar esa agua en combustible de hidrógeno y en derivados parecidos. No necesitas traer petróleo de Arabia Saudita. ¡Puedes hacer un combustible mejor aquí mismo en el país!”

El error, dijo LaRouche, es que la gente habla de lo que es “práctico, porque se hizo en el pasado. El progreso es la existencia. El progreso es el único futuro que vale la pena tener. Por tanto, tenemos que pensar en una economía orientada hacia el progreso, y apartarnos de la sociedad posindustrial que nos está matando”.

Un ejemplo, dijo, es que hoy uno puede conseguir ropa barata, pero no buena. “¡Ni siquiera un buen par de calzoncillos!” Cuando uno compara sus calzoncillos viejos, que datan de hace 10 o 12 años, y que fueron hechos en textileras de EU, con los nuevos que vienen de Honduras, ve que estos últimos están hechos con una tela más delgada. Por ello, “a uno le salen ampollas cuando se sienta a teclear”. Eso es porque abaratan el producto tratando al pobre obrero hondureño como esclavo, para beneficiar a un tiburón en EU o en el mercado internacional.

LaRouche concluyó su presentación con una respuesta a dos preguntas muy parecidas que le hicieron un miembro de la Cámara de Representantes de EU y una integrante del LYM de Argentina que visitaba Washington, sobre el bienestar general y la búsqueda de la felicidad. Este concepto, dijo LaRouche, viene de Godofredo Leibniz, para quien “la felicidad radica en la inmortalidad del alma del individuo. De hacer algo con la vida mortal que uno tiene, que beneficie a las generaciones venideras. . . De afrontar la muerte con una sonrisa en el rostro, porque has contribuido al futuro de la humanidad, lo que reafirma que eres un ser humano, a diferencia de un simple animal mortal”. No debemos perder de vista que, “el asunto fundamental es si esta nación, si esta civilización ha de sobrevivir. Éste es el dilema. Ésta es la cuestión fundamental. Una vez que entienda lo que significa eso, y lo que significa resolver ese reto, puede legislar”, le respondió LaRouche al congresista.