Internacional
LaRouche: Tenemos 90
días para cambiar la situación mundial
“Lo que hay que hacer para salvar a la civilización, la
civilización mundial, no sólo aquí, tiene que hacerse sobre
todo en el lapso de los próximos 90 días o menos. Por supuesto, lo
primero para poder llevar a cabo las otras cosas que hay que hacer, es mandar al
Vicepresidente a algún tipo de retiro, involuntario o de otra
índole, y tenemos que someter al Presidente de Estados Unidos a
‘cuidados compasivos’, porque si no removemos esos dos impedimentos,
la civilización no continuará”.
Así dijo Lyndon LaRouche en un discurso que pronunció el 11
de enero en Washington, ante 150 diplomáticos, dirigentes
políticos y cívicos, y miembros de su Movimiento de Juventudes
Larouchistas.
En la presentación, titulada “La vieja economía está muerta, la nueva debe comenzar”, también
participaron vía internet miembros del Congreso de EU, sobre todo de
entre los demócratas que fueron elegidos por primera vez en noviembre y
sus asesores, lo que elevó el diálogo entre LaRouche y el Congreso
a un nuevo nivel. Además, participaron parlamentarios, políticos,
dirigentes sindicales, militares, estudiantes y otros de Alemania, Argentina,
Dinamarca, Francia, India, Italia, Colombia, México, Perú y otros
países.
La urgencia de iniciar un juicio político para remover al
vicepresidente Dick Cheney y a su pelele el presidente George W. Bush en los
próximos tres meses, se vio en la víspera, cuando Bush
anunció que enviaría más tropas a Iraq, a despecho de lo
que indicó el electorado en noviembre, cuando repudió las
políticas económicas y el belicismo de Bush, y le dio a los
demócratas la mayoría en la Cámara de Representantes y el
Senado de EU. Aun antes de pronunciar Bush su discurso el 10 de enero, su
Gobierno bombardeó a Somalia, y luego mandó tropas a ese
país, dizque para destruir células de al–Qáeda. Al
día siguiente ordenó a sus tropas atacar el consulado de
Irán en Erbil, Iraq, y secuestrar a cinco funcionarios iraníes. El
ataque fue condenado en los términos más enérgicos por el
Gobierno regional de Kurdistán, que ha sido el más leal a la
ocupación estadounidense de Iraq.
Todo apunta a que Cheney y Bush se encaminan a una guerra contra
Irán, ya no con el pretexto de que “desarrolla armas
nucleares”, sino de que es la causa de la insurgencia en Iraq, como dijo
Bush en su discurso del 10 de mayo. Obviamente, el descabellado impulso
belicista del actual Gobierno de EU no tiene sentido si se le ve en
términos políticos normales. Sólo se explica por el temor
de los intereses financieros que controlan a Cheney, el titerero de Bush, a que
la nueva mayoría demócrata adopte la nueva economía que
propone LaRouche. De allí que estos intereses también quieran
precipitar el inevitable derrumbe financiero, como se ve en el hundimiento
deliberado de la libra esterlina.
La solución pasa por EU
Dada la conducta de Cheney y Bush, la tendencia natural es a culpar a EU
por la actual situación mundial. Pero ése es un grave error. Los
causantes de la crisis son los que tiran de los hilos de Cheney y Bush, y
éstos se encuentran por lo general fuera de EU, sobre todo en Londres y
los Países Bajos, dijo LaRouche en su discurso del 11 de enero. “Su
objetivo es destruir a EU, en tanto poder, porque representa una amenaza a la
suerte de imperio llamado globalización que los intereses financieros
liberales angloholandeses, los mismos que llevaron a Hitler al poder en
Alemania, están empecinados en imponer hoy”.
“Tenemos una presidencia dañada. No hay un sentido de
conducción presidencial en la nación en general, excepto en los
huesos, por así decirlo, de alguna de nuestra gente más importante
y del común de la población. Tenemos algo importante: no somos un
sistema parlamentario. Y el meollo de lo que hay que hacer es lo que puede
hacerse sobre todo en las comisiones principales de la Cámara de
Representantes, con el apoyo de la oleada de representantes que fueron elegidos
recientemente”, dijo LaRouche.
“Es de esta gente que dependemos para lograr una
transición interina hacia una presidencia de verdad, que pueda
actuar como un presidente real acorde a nuestra Constitución,
quien entonces pueda, en colaboración con el Congreso, componer lo
que hay que componer en EU en los próximos 90 días, para enderezar
el futuro de la humanidad en su conjunto.
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“Lo que hay que hacer para salvar a la
civilización. . . tiene que hacerse sobre todo en el lapso de
los próximos 90 días o menos”, dijo LaRouche el 11 de enero.
(Foto: Stuart Lewis/EIRNS). |
“Puedo asegurarles: no hay ningún país en ninguna parte
del mundo, aparte de EU, donde exista la capacidad para esa calidad de
conducción necesaria. Hay mucha gente útil y buena, y gobiernos
útiles en otras partes del mundo, pero no tienen nuestro sistema
constitucional. Y es sólo con nuestro sistema constitucional que
puede darse un giro instantáneo para atender la peor crisis financiera y
económica de toda la historia moderna; una crisis global que se
nos viene encima ahora”.
LaRouche planteó que el Sistema Americano se fundamenta en las
mejores ideas de Europa, pero sin la carga de las oligarquías europeas.
“Ése es nuestro legado, un legado que expresa la Revolución
Americana, la formación de nuestra Constitución, la todopoderosa
política superior de nuestra Constitución, del preámbulo de
nuestra Constitución, que es la ley fundamental de nuestra
nación para todo el que es un patriota de verdad, porque es un
compromiso” para con el bienestar general. “Ése es un
compromiso al que me he referido, por supuesto, en este documento que
escribí recientemente sobre el asunto de los presupuestos de capital.
[El arte perdido de hacer presupuestos de capital]”. “El
mundo está a punto de irse a la quiebra”, dijo LaRouche, quien
recordó que, “nunca me he equivocado en ningún
pronóstico de largo plazo que haya hecho hasta la fecha”.
Dijo que hay que olvidarse de la necedad de los biocombustibles. Que uno de
los problemas principales que hay que resolver en el mundo es la escasez de
agua. India depende de agua fósil que data de hace 2 millones de
años, y se está agotando. Australia tiene grandes extensiones de
tierra desértica, aunque está rodeada de agua abundante, pero es
agua de mar, salada.
La promesa de la energía nuclear
“¿Cómo la aprovechamos? ¿Cómo la desalamos?
Bueno, el único medio eficiente que tenemos para desalar y limpiar agua
en grande es la energía de fisión nuclear. No es la mejor
para el futuro, pero es la que tenemos por ahora”. Añadió:
“Si tenemos los reactores adecuados, uno puede tomar el agua —que
produciríamos con la ayuda de la fisión nuclear— y obtener
combustible de ella mediante procesos de temperaturas elevadas y de alta
densidad de flujo energético con la energía nuclear. Podemos
generar combustibles del agua, combustibles de hidrógeno, con reactores
nucleares de cierto tipo. Esto significa que en todas partes del país, si
uno tiene un suministro de agua suficiente, aun si es agua sucia, puede
procesarla. Lo que se hace es transformar esa agua en combustible de
hidrógeno y en derivados parecidos. No necesitas traer petróleo de
Arabia Saudita. ¡Puedes hacer un combustible mejor aquí mismo en el
país!”
El error, dijo LaRouche, es que la gente habla de lo que es
“práctico, porque se hizo en el pasado. El progreso es la
existencia. El progreso es el único futuro que vale la pena tener. Por
tanto, tenemos que pensar en una economía orientada hacia el progreso, y
apartarnos de la sociedad posindustrial que nos está
matando”.
Un ejemplo, dijo, es que hoy uno puede conseguir ropa barata, pero no
buena. “¡Ni siquiera un buen par de calzoncillos!” Cuando uno
compara sus calzoncillos viejos, que datan de hace 10 o 12 años, y que
fueron hechos en textileras de EU, con los nuevos que vienen de Honduras, ve que
estos últimos están hechos con una tela más delgada. Por
ello, “a uno le salen ampollas cuando se sienta a teclear”. Eso es
porque abaratan el producto tratando al pobre obrero hondureño como
esclavo, para beneficiar a un tiburón en EU o en el mercado
internacional.
LaRouche concluyó su presentación con una respuesta a dos
preguntas muy parecidas que le hicieron un miembro de la Cámara de
Representantes de EU y una integrante del LYM de Argentina que visitaba
Washington, sobre el bienestar general y la búsqueda de la felicidad.
Este concepto, dijo LaRouche, viene de Godofredo Leibniz, para quien “la
felicidad radica en la inmortalidad del alma del individuo. De hacer algo con la
vida mortal que uno tiene, que beneficie a las generaciones
venideras. . . De afrontar la muerte con una sonrisa en el rostro,
porque has contribuido al futuro de la humanidad, lo que reafirma que eres un
ser humano, a diferencia de un simple animal mortal”. No debemos perder de
vista que, “el asunto fundamental es si esta nación, si esta
civilización ha de sobrevivir. Éste es el dilema. Ésta es
la cuestión fundamental. Una vez que entienda lo que significa eso, y lo
que significa resolver ese reto, puede legislar”, le respondió
LaRouche al congresista.
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