Economía

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIV, núm. 2

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Internacional

 

El Congreso de EU escucha las ideas de LaRouche

por Nancy Spannaus

El testimonio de Executive Intelligence Review marcó la tónica en la primera audiencia de la Comisión de Administración y Presupuesto de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, celebrada el 23 de enero. Para cuando el demócrata Charles Rangel, presidente de la comisión, declaró abierta la sesión, todos los congresistas y sus asesores tenían en sus manos el testimonio de EIR, elaborado por el redactor de economía Paul Gallagher, junto con copias del proyecto de ley de Recuperación Económica de 2006 de Lyndon LaRouche y de un desplegado publicado en el diario Roll Call de Washington en junio del año pasado, en el que docenas de estadounidenses prestantes instaban al Congreso a adoptar el plan de reconversión industrial de LaRouche. Por lo que se dijo durante la audiencia, es claro que varios de los congresistas habían leído el testimonio de EIR.

Rangel dijo que su intención era que esta audiencia y otras posteriores establecieran un marco para la toma de decisiones sobre política económica.

La audiencia se dio en el nuevo ambiente político creado por intervención del Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM). Si bien es cierto que los congresistas aún no ponen sobre el tapete las reformas radicales a la Franklin Roosevelt que se necesitan, hubo testimonios ante esa y otras comisiones en contra de los axiomas librecambistas que han destruido a la economía mundial en los últimos 30 años.

La mayoría de los demás “expertos” que testificaron, aparte de Gallagher, insistió que la “economía de EU está en auge”. No así William Spriggs, decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Howard, ni Richard Trumka, secretario tesorero de la confederación sindical AFL–CIO, quienes hablaron de las tremendas desigualdades salariales que hay en EU. Spriggs dijo que el “80% con los ingresos más bajos” ya no puede darse abasto, y que aunque el ingreso de algunos en la clase media ha experimentado un aumento nominal de 3,7% anual, su endeudamiento crece a un ritmo de 11%. Trumka dijo que “los ingresos del 0,01% de las familias estadounidenses de más ingresos, es decir, de más de seis millones de dólares al año”, han aumentado 497% desde 1980.

Los otros que declararon fueron un representante de la Cámara de Comercio de EU, uno de Moody’s Economy.com y John W. Diamond del Instituto de Política Social, quien subrayó que hablaba a título personal, y quien fue uno de los peores. Elogió el supuesto auge económico, y hasta demandó recortes al gasto público, incluso a los programas de bienestar social. El representante de Moody’s advirtió de forma explícita contra “cualquier sentimiento proteccionista”, es decir, salvar empleos.

La única pregunta realmente incisiva vino del representante demócrata Bill Pascrell, quien condenó la pérdida de empleos manufactureros y el hecho de que aun los que logran encontrar otro trabajo después de quedar cesantes, lo hacen a un salario mucho más bajo. “Estamos abandonando la Sección 8 del Artículo I de la Constitución”, dijo Pascrell, refiriéndose a la facultad del Congreso de administrar la economía y el sistema crediticio en aras del “bienestar general”. También recalcó que EU hace mucho decidió a favor de Alexander Hamilton (la industrialización) en vez de Thomas Jefferson (una sociedad agraria) para asegurar la supervivencia del país.

Al día siguiente de la audiencia de la comisión presidida por Rangel, hubo tres más —dos en el Senado y otra en la Cámara de Representantes— en las que los congresistas dieron señales de que empiezan a percatarse de la desolada realidad económica.

Un ataque contra la desregulación

“El estado del sector de transporte aéreo: el efecto potencial de la fusión de aerolíneas y la consolidación del sector”, fue el título de la audiencia que sostuvo la Subcomisión de Aviación del Senado el 24 de enero. El tema implícito del debate fue el axioma de la desregulación, con el cual el gobierno ha abdicado a su responsabilidad y le ha dejado industrias vitales a fondos especulativos y carteles depredadores.

En la audiencia, realizada bajo la dirección del presidente de la subcomisión, el senador demócrata Jay Rockefeller, y del dirigente de la oposición, el senador republicano Trent Lott, se criticó la intentona de U.S. Airways de absorber a la fuerza a Delta Airlines, con lo que quizás el Senado impida la fusión. U.S. Airways, que ha quebrado dos veces en los últimos años, ofrece 9,8 mil millones de dólares —¡que pidió prestados!— por Delta.

De consumarse la fusión, se reduciría en 10% los vuelos y el personal de la nueva compañía combinada, y los contratos con los sindicatos serían llevados ante un tribunal de bancarrotas para su anulación. Esta sería la aerolínea estadounidense más grande, con dominio del mercado en 71 ciudades de EU. Aunque Doug Parker, gerente general de U.S. Airways, y una de las cinco personas que testificó, mintió que la adquisición beneficiaría a todos, Gerald Grinstein, su hómologo en Delta, y quien se opone al trato, declaró que eliminaría servicios.

La crítica más fuerte vino de senadores que recién se ponen agresivos, lo que refleja el intercambio de ideas de los últimos meses con el LYM. Rockefeller, presidente de la Subcomisión de Aviación, afirmó: “Estamos por marcar el trigésimo aniversario de la desregulación del servicio aéreo. . . Para cientos de comunidades pequeñas. . . la desregulación representó pérdida de servicio y conveniencia, y, con frecuencia, precios más altos. Para mí como que los grandes jets desaparecierón de Virginia Occidental a los pocos días de empezar la desregulación”. Añadió: “La desregulación resultó en cambios drásticos en el sector de aerotransporte, en una competencia brutal y en la inestabilidad financiera. Aerolíneas legendarias como Pan Am, Eastern y TWA no pudieron sobrevivir a la embestida competitiva que causó la desregulación”. Rockefeller indicó que, “es necesario regular de nuevo el sector de aerotransporte”, aunque dijo que no lo veía posible. Sin embargo, “cada vez estoy más convencido de que tal vez habrá que recurrir a algo de regulación”, añadió.

Un miembro del LYM (izq.) habla con el senador demócrata James Webb (por Virginia) el 3 de enero. El método del LYM consiste en imprimirle dinámica al Congreso estadounidense, y canalizar el entusiasmo y compromiso de los nuevos congresistas. (Foto: Stuart Lewis/EIRNS).

La función del gobierno

No hay ningún asunto de mayor momento en el cambio de paradigma que tiene que ocurrir en política económica, que el del crédito del gobierno federal. Esto fue abordado en la audiciencia que sostuvo la Comisión de Transporte Terrestre de la Cámara de Representantes el 24 de enero. Hubo testimonio del Departamento de Transporte en la audiencia, presidida por el representante demócrata Peter DeFazio, quien habló de la necesidad de establecer “una nueva visión de lo que será necesario en los próximos 50 años para reducir el congestionamiento, aumentar la movilidad y sostener la economía de nuestra nación”. DeFazio también subrayó la importancia de hablar del financiamiento para el plan de transporte necesario.

Cuando varios de los testigos, entre ellos el subsecretario de Transporte a cargo de Política Jeffrey Shane, cantaron las preces de planes como las “sociedades del gobierno con el sector privado” que propone Félix Rohatyn, sus ideas fueron cuestionadas por el representante demócrata Brian Higgins. Ante esta postura contraria al Sistema Americano, Higgins dijo que, “la función federal es clara. Se remonta a Abraham Lincoln, quien tenía proyectos para puentes, caminos y rieles. Ésta no es legislación con fines electorales o para intereses creados”; son las políticas que erigieron la nación.

Fuerza para el futuro

Igual de decisivo para lograr el cambio de política económica necesario, es que el Congreso eche a andar un programa acelerado de energía nuclear. En una audiciencia que sostuvo la Comisión de Energía y Recursos Naturales del Senado el 24 de enero, dos senadores republicanos sacaron a colación la energía nuclear para ponerle coto a la palabrería acostumbrada de “reducir los gases de invernadero” con el uso de la fuerza eólica, solar y cosas por el estilo.

Los senadores Pete Domenici y Larry Craig criticaron al presidente George W. Bush por hablar a favor de la energía nuclear, pero, en palabras de Craig, “no mostrarlo con hechos”. Domenici dijo que estaba “muy desilusionado con el informe a la nación de Bush”: “Esperaba que el Presidente le hubiera prestado más atención al tremendo potencial que nos ofrece la energía nuclear. . . [que] es una fuente energética libre de carbono, y extender su uso sería el paso más importante que pudiéramos dar para hacerle frente al cambio climatológico. Es más importante que nunca continuar procurando agresivamente la opción de energía nuclear y limpia que tenemos ante nosotros, para ganar más independencia energética y ayudar al medio ambiente”.