Economía

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIV, núm. 3

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Editorial

La debacle de los fondos especulativos

El 27 de febrero los fondos especulativos del mundo, con su manipulación y acarreo mal calculado de yenes, llevaron a una violenta desarticulación de este proceso, misma que desencadenó la desintegración de la estructura financiera internacional. Las bolsas de valores cayeron, desde el índice Dow Jones de Estados Unidos, hasta el de Shanghái en China y el Bovespa de Brasil, lo que arrojó más de 1,5 billones de dólares en pérdidas. Ciertos incidentes secundarios contribuyeron a disparar la caída; pero los fondos especulativos ya habían desangrado a los principales bancos y empresas comerciales del mundo hasta la quiebra definitiva, y apalancado fondos prestados y derivados financieros hasta convertirlos en el tumor financiero más grande de la historia. Eso, combinado con su participación en el acarreo de yenes, amplificó el efecto de los incidentes secundarios, y ahora nos está llevando a la desintegración sistémica.

Y, ¿dónde están esos fondos especulativos? Aunque puedan tener oficinas en lugares como Greenwich, Connecticut o la Ciudad de Nueva York, 8.282 de los 9.800 fondos en funcionamiento en todo el mundo hasta el tercer trimestre de 2006 tenían su domicilio fiscal en las islas Caimán, un territorio británico de ultramar de sólo 57.000 habitantes, regido como una dictadura por el gobernador real que nombra la reina Elizabeth II.

Hay una buena razón para esto. Se supone que la Administración Monetaria de las Islas Caimán (CIMA) “regula” los fondos especulativos, pero, en cambio, protege su tráfico de derivados y les da amparo fiscal. Al establecerse ahí, les concede 100 años de exención fiscal, ampara sus actividades con un muro de “confidencialidad”, les permite “autorregularse”, y evita que otras naciones los regulen al insistir que su autoridad es preeminente y definitiva.

Y, ¿qué hay de los demás fondos especulativos que no están asentados en las islas Caimán? La mayoría están registrados en otros territorios y satrapías británicos, tales como las Bahamas, Bermudas, las islas Vírgenes británicas y la isla de Man.

Desde mediados de enero, fuerzas internacionales —desde el Gobierno danés hasta el vicecanciller alemán Franz Müntefering (quien ha tildado a los fondos especulativos de “langostas”) y el senador estadounidense Carl Levin— han propuesto medidas encaminadas a regular y, en potencia, meter en cintura las actividades depredadoras de los fondos internacionales. Por ello, el 14 de febrero la edición alemana del Financial Times, un vocero de la oligarquía financiera londinense, acusó a Müntefering de “antisemita”.

Las iniciativas de Müntefering, Levin y otros, aunque reflejan un impulso bienintencionado, no reconocen la verdadera naturaleza de la bestia y, por consiguiente, no resolverán el problema. Para la oligarquía angloholandesa, el estrecho entrecruce de sus bancos y fondos especulativos es su principal instrumento de poder para regir al sistema financiero, y saquear y devastar a empresas y naciones. En su reconocimiento de que el sistema se desmorona, la oligarquía optará por una guerra nuclear general contra Irán, Rusia y China, antes que perder su poder. Por tanto, es imposible pensar en reformar los fondos especulativos en EU o Alemania, porque su verdadera fuente de poder reside en las islas Caimán, resguardada en una concha blindada. Los dirigentes como Müntefering o Levin tienen que prepararse para romper el poder de las islas Caimán, que es lo mismo que el mortal control de la oligarquía angloholandesa, si es que quieren lograr algo que valga la pena.

En ese espíritu, Resumen ejecutivo publica “El arte perdido de hacer presupuestos de capital” de Lyndon LaRouche, para dar la tónica de lo que es imprescindible hacer, pues va al meollo de la cuestión económica que el Congreso estadounidense y los propios gobiernos del mundo encaran hoy.

Confiamos en que este documento estimulará precisamente la clase de debate necesario para sacar adelante a la humanidad en este período. Resumen ejecutivo siempre ha sido emblemático de la propuesta de soluciones a las crisis económica y estratégica, y su influencia internacional ha crecido de manera impresionante por ello. El pensamiento de Lyndon LaRouche será decisivo en los tiempos aun más turbulentos que se avecinan.