Economía

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIV, núm. 7

Versión para imprimir

Regrese al inicio

 

Iberoamérica

 

Dos sistemas chocan en Sudamérica, y es por Roosevelt

por Gretchen Small

La figura del gran anticolonialista estadounidense Franklin Delano Roosevelt se yergue sobre Sudamérica, cosa que no tiene nada contentos a los librecambistas de los financieros. De hecho, las implicaciones de esto los tienen tan asustados, que se ha acallado toda noticia sobre el renacimiento rooseveltiano y, en cambio, la prensa denuncia que el “populismo” de la Venezuela de Hugo Chávez amenaza con propagarse.

Así, los órganos de difusión anglófonos han suprimido por completo una de las noticias iberoamericanas más candentes de los últimos tiempos. La primera dama y senadora argentina Cristina Fernández de Kirchner explicó el 21 de marzo en Quito, Ecuador, en un discurso que dio ante 300 políticos y funcionarios de gobierno en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), cómo el Gobierno de Kirchner revivió una economía que había reventado en 2001, al repudiar el sistema de ideas del Fondo Monetario Internacional a favor de una política que es un calco del Nuevo Trato de Roosevelt. Con esta política del Nuevo Trato Argentina está de hecho ahora a la cabeza del continente en cuanto a crecimiento económico real.

Argentina rechazó la “economía del casino financiero” que la había llevado al borde de la desintegración y, en cambio, se dispuso a reconstruir la industria y el sector empresarial nacionales, al restaurarle al Estado su justa función como regulador de la economía, afirmó la senadora Fernández en esta y otras presentaciones públicas de su gira de tres días por Quito. Roosevelt demostró que el patrocinio estatal de la obra pública y los proyectos de infraestructura aumenta la productividad nacional, de modo que el sector privado pueda prosperar, recalcó.

El presidente ecuatoriano Rafael Correa declaró, luego de reunirse con al Primera Dama argentina, que su Gobierno y el de Kirchner, con quien también ya se había reunido antes, coinciden por completo en muchos asuntos económicos. Igualmente, al anunciar el programa económico de su Gobierno para 2007 el 2 de abril, Correa dijo está restaurando la función del Estado como “planificador, regulador y promotor de la economía”, para fomentar la economía productiva y generar empleos para su pueblo. “El mayor problema de la economía del Ecuador es el desempleo”, dijo el Presidente ecuatoriano. Para alcanzar nuestro objetivo de tener “una economía orientada al bienestar de todas y todos los habitantes”, nuestra prioridad será “la dinamización de la economía real, basados en el crecimiento productivo y la generación de empleo de forma sostenida”, y profundizar la integración económica con nuestros vecinos.

Ideas que pueden cambiar la historia

La colaboración de Kirchner y Correa en torno a las medidas que Franklin Roosevelt probó que funcionan, ofrece un nuevo liderato a una Sudamérica que está en revuelta por la destrucción que le acarrearon tres décadas de hegemonía del libre comercio, pero que aún debate cómo salvarse. Si Estados Unidos convocara, en concierto con las grandes potencias de Rusia, China e India, a deliberar sobre el restablecimiento de un sistema mundial de cooperación para el desarrollo mutuo de todos los Estados nacionales soberanas, como propone Lyndon LaRouche, encontrará a colaboradores dispuestos entre sus vecinos más cercanos.

A la senadora Fernández la acompañaron en su visita los ministros de Planificación, Economía y Relaciones Exteriores de su esposo, quienes tuvieron reuniones de trabajo con sus contrapartes ecuatorianas. Como indicó la Primera Dama en su discurso en FLACSO, “están soplando nuevos vientos en la región”. En toda Sudamérica hay debates sustanciales sobre qué funciona; por fin estamos hablando entre nosotros como nunca antes lo habíamos hecho, dijo.

Fernández organizó su discurso para contrastar dos “sistemas de ideas” por los que se pugna en la región. En los últimos 30 años nosotros en Argentina, al igual que el resto de la región, “fuimos víctimas” de los “experimentos de construcciones intelectuales que no tenían que ver precisamente con los intereses del país ni de sus pueblos”, dijo. De hecho, este “neoliberalismo”, como se le conoce a las políticas del libre comercio y el FMI, ha puesto en tela de juicio la viabilidad de los gobiernos mismos en la región. Ahora “estamos pidiendo” que el Estado tome la iniciativa política. Estamos aplicando “un sistema de ideas. . . totalmente opuesto al que se enseñoreó durante toda la década de los 90”, que amenazaba con “el rayo de Júpiter” al país que no impusiera una restructuración y una reducción del consumo permanentes, ya no digamos “que se atreviera a apartarse de. . . los dictados del Fondo Monetario Internacional” sobre el manejo de la deuda.

Argentina renegoció su deuda y adoptó el modelo de Roosevelt, y los rayos de Júpiter no cayeron. El sistema de ideas del viejo régimen cayó como el muro de Berlín.

Néstor Kirchner copió la política del Nuevo Trato de Roosevelt cuando fue gobernador de Santa Cruz, dijo, y está haciéndolo ahora como presidente. Cuando “era candidato lo sostenía y machacaba, porque éste es el término más apropiado, ya no era decir, era machacar sobre la importancia que le asignábamos a la obra pública, a la infraestructura como un movimiento que multiplica el crecimiento económico”, dijo. “Lo habíamos copiado del New Deal. . . y es precisamente Roosevelt, a través del New Deal y de la obra pública, [el] que reactiva fuertemente toda la economía. Sabíamos el efecto multiplicador que tiene en lo económico y en lo social. En lo económico, como madre de industrias. . . dota de infraestructura básica que es necesaria para la actividad económica y para que el empresariado pueda desarrollar su actividad a través de vías férreas, vías de comunicación, aeropuertos, y la sociedad a través de hospitales, escuelas, agua potable, viviendas. Es todo un círculo virtuoso que va recreando además la confianza de un país en sí mismo”.

“Estamos en un momento único en la historia de Latinoamérica, donde la integración es un deber”, concluyó. El sistema de ideas que plantean hoy los dirigentes iberoamericanos “no es una cuestión ni dogmática ni ideológica”, como algunos sugieren, “es simplemente haber verificado en la práctica que aquel otro sistema de ideas que nos propusieron sólo causó hambre, miseria, dolor y tuvo un efecto devastador. Es entonces la hora para que este sistema de ideas en el cual podemos exhibir resultados puntuales y concretos que impactan en la calidad de vida de nuestros compatriotas, tenga la oportunidad histórica que América Latina se merece”, dijo.

Correa, quien asumió la presidencia en enero, comparte estas ideas, así como la combatividad intelectual del equipo de Kirchner. En la introducción del libro El rostro oculto del TLC, uno de cuyos coautores es su actual ministro de Energía, Alberto Acosta, Correa repudió “el sofisma del libre comercio” y dejó claro que no está dispuesto a aceptar que Ecuador sea para siempre un país “que se especializa en la producción de entradas [camarones] y postres [plátanos]”. Al identificar la oposición histórica entre el “Sistema Americano” de proteccionismo y el “británico” del libre comercio, Correa plantea que EU progresó su sistema, y que los estadounidenses históricamente entendieron que el libre comercio es “parte del sistema imperialista británico”.

Correa también descartó el argumento “cuestionable” de que la “globalización es irreversible”. “Hay muy pocas cosas irreversibles en economía”, escribió. Los obreros estadounidenses son tan víctimas del libre comercio como los pobres y los no capacitados del resto del mundo. “En el humilde criterio de este autor, la globalización neoliberal durará lo que duren los beneficios para EU”.

La batalla de los dos bancos

Con la desintegración del sistema financiero mundial como telón de fondo, la reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que tuvo lugar del 16 al 20 de marzo en Guatemala, con la participación de 6.000 personas, estuvo bastante reñida, pues los financieros enfilaron baterías contra esta idea en boga, de que para sobrevivir hay que restaurar la regulación estatal del interés privado.

Presidente Correa y Senadora Kirchner

El presidente ecuatoriano Rafael Correa recibe el 22 de marzo a la senadora y primera dama argentina Cristina Fernández de Kirchner en Quito. Ambos afirmaron que sus naciones están restaurando la función del Estado en el fomento de la economía productiva. (Foto: Presidencia de Argentina).

El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), en representación de 375 de los principales bancos del mundo, dio a conocer un nuevo informe en el que ataca por nombre a Argentina, Venezuela, Bolivia y Ecuador, por lo que tilda de “populismo”: “Acrecentar la función del Estado en la economía. . . a expensas de las medidas orientadas al mercado”. En una admisión de que hay el peligro de una “recesión” en EU y de una probable fuga de capitales de riesgo en Iberoamérica, los banqueros insistieron que los gobiernos de la región tienen que imponer aun más “reformas” de recorte de pensiones, protecciones laborales y regulación gubernamental.

El problema de los banqueros era que no podían sacar de la reunión al “elefante” de la recuperación argentina. La ministra de Economía argentina Felisa Miceli habló en la reunión el 19 de marzo, donde echó por tierra la afirmación del FMI y otros banqueros de que el crecimiento económico del país es sólo un rebote temporal de lo hondo de la crisis. Nuestra política ha generado un crecimiento sostenido, y seguirá haciéndolo, reiteró Miceli, al tiempo que detalló el aumento del empleo y los salarios, la reducción de la pobreza, el aumento de la actividad industrial y otros avances.

Asimismo, el proyecto de establecer una nueva entidad regional con el nombre de Banco del Sur para financiar obras de desarrollo en Sudamérica, que prestaría según criterios físico–económicos, y no financieros, mantuvo muy ocupados a los ministros argentino, ecuatoriano y venezolano de Economía. Los funcionarios paraguayos anunciaron su deseo de integrarse al mismo durante la reunión.

Los financieros decidieron que la idea había llegado demasiado lejos. El secretario del Tesoro estadounidense Henry Paulson; el descomunal ex funcionario del FMI que se resguardó en la Secretaría de Hacienda de México, Augustín Carstens; y el ministro de Hacienda colombiano Oscar Zuluaga, se opusieron al nuevo banco, al insistir que “el BID es todo lo que la región necesita”.

Entre tanto, el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, revoloteó por todas partes promoviendo la dizque “nueva iniciativa” del BID, “Oportunidades para las Mayorías”, cuya consigna estilo Bush es: “que nadie se quede rezagado”. La iniciativa es puro neoliberalismo refrito, con eje en ideas como:

• presentar las remesas de millones de exiliados económicos como la “nueva” forma de ayuda extranjera a la que los gobiernos tienen que echarle el guante. El BID informó que las remesas alcanzaron una colosal nueva marca de 62 mil millones de dólares;

• fomentar programas de participación pública y privada a la Mussolini como medidas contra la pobreza (en un seminario de la reunión sobre “la iniciativa privada para el bienestar público”, participó el monetarista lunático Hernando de Soto, quien está preparando un proyecto de dos años para el BID sobre esto); y

• reimplantar economías bananeras en toda la región con el cuento de la producción de biocombustibles. Moreno, quien es miembro de la Comisión Interamericana del Etanol de Jeb Bush, anunció que la región necesitará inversiones por 200 mil millones de dólares para la producción a gran escala de etanol en los próximos 14 años, y que el BID apoyará la infraestructura, y la investigación y desarrollo, si se usan en los biocombustibles.

Aparte de los biocombustibles, donde la demencia impera casi por completo, estas medidas están cada vez más desacreditadas, en la medida que los dirigentes de la región buscan cambios profundos. El ministro de Finanzas ecuatoriano Ricardo Patiño abordó de frente el problema subyacente en su discurso del 20 de marzo en la reunión del BID: “Es indispensable estructurar un nuevo sistema financiero y un nuevo código financiero internacional. . . que ponga el dinero al servicio de la vida, y no la vida al servicio de la deuda”, dijo. “El sistema financiero internacional. . . debería ser un aliado de los Estados nacionales en este propósito” de asegurar el desarrollo humano. Es responsabilidad del Estado “que incentive la inversión productiva nacional, en lugar de la inversión especulativa internacional”. Patiño afirmó que todos saben, pero muy pocos dicen que el sistema actual “continuará destruyendo la vida sobre el planeta, en nuestras propias narices”.

¿Reprobará de nuevo Brasil la prueba de la realidad?

Al término de la reunión, el Financial Times de Londres admitió el 23 de marzo que si Brasil se sumaba, el Banco del Sur sería la “mayor amenaza para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desde las moras al pago de la deuda de los 1980. . . Con el dinero de Venezuela y la voluntad política de Argentina y Brasil, éste banco podría tener mucho dinero y un enfoque político diferente. Nadie lo admitirá en público, pero no nos gusta”.

En las últimas décadas el BID, que se fundó en 1957, ha evolucionado de su intención original de financiar el desarrollo regional, para convertirse en una sucursal del FMI que impone las mismas condiciones. En cambio, se proyecta que el Banco del Sur tendrá un capital inicial de 7 mil millones de dólares, aun sin Brasil, una suma casi igual al capital del BID y la Corporación Andina de Fomento juntos; 4 mil millones y 3,7 mil millones de dólares, respectivamente.

El problema es que el pragmatismo notorio de la clase política brasileña ha tomado control del Gobierno de Lula da Silva, el cual está sacándole el cuerpo, con toda cortesía, a la propuesta de crear un nuevo banco regional que contrarreste el genocidio librecambista del FMI. EIR está investigando qué tanto de este ataque de pragmatismo suicida es consecuencia del alborozo de Lula y de Bush en apoyo a los biocombustibles en su reunión del 31 de marzo en Washington, D.C.

Lula le dijo el 4 de abril a Correa que el Banco del Sur “tiene una cierta confusión de conceptos”. El asesor presidencial especial brasileño para asuntos internacionales Marco Aurelio García agregó que es “una idea conducente”, pero “incongruente” en lo técnico.

Correa visitó Brasilia para tratar de ganarse el apoyo de Lula a la idea del banco. “Latinoamérica tiene cerca de 200 mil millones de dólares en reservas invertidas en el exterior, especialmente en el Primer Mundo. En oras palabras, una región pobre como América Latina está financiando al Primer Mundo; eso es un absurdo”, afirmó. El 31 de marzo los ministros de Finanzas de Ecuador, Argentina, Venezuela y Bolivia se reunieron en Caracas para tratar de echar a andar el Banco del Sur para mediados de 2007, usando una buena parte de esos 200 mil millones de dólares ahora en el exterior.

El senador brasileño Aloizio Mercadante presentó una idea muy diferente de dónde usar ese dinero. En un discurso que dio ante el pleno del Senado el 4 de abril, Mercadante instó a la creación de un Fondo Mundial del Ambiente de 100 mil millones de dólares, para combatir el efecto invernadero y “defender la vida”. También anunció su invitación a Al Gore para que hable en el Senado brasileño, aunque de ningún modo quedó claro si el presupuesto da para pagar sus exorbitantes honorarios.