Para la historia

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIV, núm. 11
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Para la historia

Debaten en Lima la desalación nuclear de agua de mar

por Sara Madueño

Con el título de “Agua para las Ciudades, la Desalinización, Nueva Tecnología, Visión al Mar”, se llevó a cabo el 10 de mayo en Lima, Perú el seminario internacional sobre este recurso crucial, el agua, que en el corto plazo puede constituirse en una limitante para el desarrollo agroindustrial y de las ciudades de vastas regiones del planeta, como en el caso de las costas desérticas del Pacífico en Sudamérica, y específicamente en Perú. Con el auspicio de la firma española INIMA, la Universidad San Ignacio de Loyola de Lima convocó a un sexteto de expositores internacionales, entre ellos un alto ejecutivo del organismo regional IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica); un experto de la empresa estatal que abastece de agua potable a Lima, SEDAPAL; un destacado urbanista; un experto de la propia INIMA, entre otros.

Fue el experto de SEDAPAL quien señaló que el recurso del agua potable se convertirá en un problema de primer orden en la desértica costa peruana, a más tardar en 10 años, si no se anticipa desde ahora su solución recurriendo a la desalación de las aguas del Pacífico. También informó que el Gobierno peruano está evaluando el proyecto de construir plantas de desalación en tres lugares: en la costa norte de Perú, en el puerto de Paita; en la costa central, en Lima (dos plantas); y en la costa sur, en el puerto de Ilo. Por su parte, el expositor de INIMA explicó que ellos se especializan en la desalación de agua de mar y, en general, de aguas salobres, por medio de un proceso denominado osmosis inversa, y procesos complementarios de evaporación, compresión y microfiltración.

Todos los expositores coincidieron en señalar que, como los procesos de desalación exigen un 54% de inversión en energía, y como Perú es un país productor de gas, éste podría ser el recurso energético que alimente a las plantas desaladoras. Sin embargo, como expresó el corresponsal de EIR en la conferencia, de lo que se trata es de usar la energía nuclear para estos fines, pues no sólo es una fuente energética más densa, más limpia y, a fin de cuentas, más económica, sino que es factible pensar en plantas duales de generación de energía y desalación, a la vez que se usa esta misma fuente energética para bombear el agua de los afluentes del Amazonas, el río más caudaloso del mundo, en el caso del norte peruano, y del lago Titicaca, para el sur.

La desalación de agua de mar no es ninguna novedad, pues ya en agosto de 1978 la revista científica estadounidense Fusión, asociada con Lyndon LaRouche, informó ampliamente que desde 1967 un grupo de ingenieros estadounidenses del Laboratorio Nacional de Oak Ridge en Tennessee, bajo la dirección de la Comisión de Energía Atómica, planteó la factibilidad de construir complejos nucleares agroindustriales en zonas áridas, llamados núplex.

Este método de desalación no sólo abastecería de agua a las ciudades, sino que también haría florecer los desiertos. De esta manera, el mundo podría liberarse de las limitaciones maltusianas que, partiendo de la falacia de que los recursos naturales escasean, proponen limitar el crecimiento de la población humana. No hay nada más anticientífico que eso, pues la creatividad humana no tiene límites y, por lo tanto, tampoco la innovación tecnológica, que en definitiva es la que define, o redefine, qué es un recurso natural y qué no.

A la fecha, son varios ya los países que recurren al proceso de desalar el agua de sus océanos para resolver sus necesidades de agua, ya sea para fines agrícolas o urbanos.

En Perú, sólo los colaboradores de Lyndon LaRouche habían abordado este asunto, desde hace años y desde esta perspectiva, a través de la revista Fusión, el quincenario Resumen ejecutivo de EIR y, sobre todo, el famoso Manifiesto mercantilista para un Perú industrial, que el representante de LaRouche en Perú, el ingeniero Luis Ernesto Vásquez Medina, publicó en 1990 como la propuesta programática específica para Perú, sobre la base de los conceptos de la propuesta programática más amplia de LaRouche para todas las Américas.

Allí se proponía construir corredores de desarrollo transcontinentales, en sentido tanto longitudinal como transversal. Estos últimos, en sentido transversal, irían de la costa Atlántica al Pacífico, incluyendo corredores energéticos a lo largo de todo su trayecto. Esto es posible si se combinan dos complejos nucleares, NEOLMAR —al norte— y la Nucleoeléctrica del Titicaca —al sur—, con las bondades hidroenergéticas de los afluentes que los alimentarían en la cuenca amazónica —en la selva del norte y el centro del país— y el lago Titicaca —en el Sur—. El Manifiesto mercantilista también proponía a Paita, Lima e Ilo como los puntos de partida de estos ejes de desarrollo transversales.

Como señala Lyndon LaRouche en su programa para el desarrollo continental, “Los Estados soberanos de las Américas”, (ver Resumen ejecutivo de la 1a quincena de noviembre de 2003), “la estabilidad y el crecimiento neto de una economía productiva moderna, tal como la de los EU antes de 1964, requieren una inversión de más o menos la mitad de su actividad en inversiones y operaciones de la infrestructura económica básica. Esta inversión en infraestructura debe concentrarse, en su mayor parte, en inversiones intensivas en el uso de capital. Estas inversiones en infraestructura corresponden variamente a las funciones federales, estatales y locales de gobierno, o a entidades privadas, pero reguladas por el gobierno, que suministran servicios públicos”.