Internacional

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIV, nums. 13-14
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Reportaje especial

Conferencia de Kiedrich

El Puente Terrestre Eurasiático es una realidad

por Rainer Apel, Jeffrey Steinberg y Andrew Spannaus

“Hemos de reunirnos aquí el sábado 15 de septiembre de 2007, en medio de la embestida que sucesos que ya arremeten demuestran es este período de cambio de lo más trascendental, desde la gran Paz de Westfalia de 1648, de la civilización moderna extendida al orbe. El desenlace de esta crisis mundial que al presente acelera aún no se decide, pero las alternativas pueden y deben quedar políticamente claras.

“Como sea, lo cierto es que la clase de sistema monetario–económico mundial que ha evolucionado a consecuencia de los sucesos críticos de 1968, no sobrevivirá el embate de las calamidades actuales. También hay que dejar claro. . . que hay grandes alternativas de esperanza para el cambio, algunas de las cuales se abordarán en el transcurso de esta conferencia de dos días. Por mi parte, en estas sesiones centro mi atención en lo que me parece es el cambio más decisivo de política físico–económica del que dependerá que salgamos con ventura de esta crisis hoy de lo más nefasta”.


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Lyndon LaRouche, Helga Zepp–LaRouche y el profesor Stanislav Menchikov presiden el podio en la conferencia que organizó el Instituto Schiller el 15 y 16 de septiembre en Kiedrich, Alemania. (Foto: Julien Lemaître/EIRNS).

Con estas palabras, que escribió el 14 de septiembre, Lyndon LaRouche expresó la esperanza que depositaba en la conferencia internacional que dio inicio al día siguiente en el pueblo alemán de Kiedrich. Más de 350 personas de 40 naciones se habían reunido ya para la sesión inaugural del encuentro del Instituto Schiller.

Además de Lyndon LaRouche y su esposa Helga, también participaron oradores importantes de todo el mundo, entre ellos una delegación impresionante de académicos y dirigentes políticos rusos, entre los que estaban el profesor Stanislav Menchikov de la Academia de Ciencias rusa; Víctor Razbegin, vicepresidente del Consejo para el Estudio de las Fuerzas Productivas (SOPS); y el doctor Serguéi Cherkasov y el académico Dimitri Rundqvist, ambos del Museo Geológico Estatal Vernadsky. Otros oradores fueron Hal Cooper, un ingeniero y asesor estadounidense que ha diseñado ambiciosos planes ferroviarios para las Américas y Eurasia; el economista italiano Nino Galloni; y la heroína estadounidense de los derechos civiles Amelia Boynton Robinson.

El desplome financiero mundial

En su introducción al discurso que daría Lyndon LaRouche la mañana del 15 de septiembre, Helga Zepp–LaRouche, fundadora y presidenta del Instituto Schiller, pasó revista al derrumbe del sistema financiero internacional: como LaRouche ha indicado, el sistema se acabó.

LaRouche anunció, cuando estuvo en Moscú en mayo de este año, que el sistema entraría a su fase final de desplome en septiembre, y así ha sido; por ende, esta conferencia se celebró en el mejor momento para abordar la crisis y cómo resolverla. Acuérdense del discurso que dio por internet el 25 de julio, dijo Zepp–LaRouche, y de lo que ha pasado desde entonces: el puente de Minnesota se vino abajo, lo que dejó al descubierto el estado desastroso de la infraestructura estadounidense; luego, la crisis del acarreo de yenes; y entonces, el estallido de las crisis en torno al Banco de Crédito Industrial (IKB), el West Landesbank y el Sachsen Landesbank de Alemania, que llevó a Jochen Sanio, presidente de la agencia de supervisión financiera BaFin, a hablar de una crisis como la de 1931. Hasta eso se queda corto, pues la crisis actual es mucho, mucho peor, recalcó Zepp–LaRouche.

Lyndon LaRouche intervino el 22 de agosto de 2007 con su ley de Protección a los Bancos y Propietarios de Vivienda, que se ha elevado al Congreso y otras instituciones como una legislación que tiene que aprobarse con la mayor urgencia. Los fondos especulativos tienen una campaña enorme de contracabildeo para evitarlo, pero son sólo “tigres de papel”, como LaRouche los ha desenmascarado, continuó.

Lo que necesitamos es el sistema financiero del Nuevo Bretton Woods y el Puente Terrestre Eurasiático por los que el Instituto Schiller y otras organizaciones larouchistas de todo el mundo han venido organizando desde comienzos de los 1990; ha llegado la hora de construir la generación más nueva de reactores nucleares de alta temperatura, trenes maglev y corredores de desarrollo. Irónicamente, observó Zepp–LaRouche, la política del Gobierno de Bush ha obligado a las naciones de Eurasia a cooperar más pronto de lo pensado; desde principios de este año, el presidente ruso Vladimir Putin ha planteado un plan estratégico de desarrollo ferroviario; en abril tuvo lugar la conferencia sobre el estrecho de Bering en Moscú; se emprendieron iniciativas para construir un corredor de Delhi a Bombay, otro de Calcuta a Birmania, un túnel entre India y China por el Himalaya, un sistema hidráulico en Kazajstán, y hay un debate en Dinamarca sobre el maglev, todos ellos son pasos positivos en la dirección del Puente Terrestre. También tenemos un renacimiento nuclear en el mundo. Pelearemos, dijo, para que en Alemania se entienda la importancia vital de la tecnología nuclear y maglev.

Tras la introducción de Zepp–LaRouche, se mostró un video del discurso histórico que pronunció el finado presidente mexicano José López Portillo en las Naciones Unidas el 1 de octubre de 1982, inspirado por sus intercambios con Lyndon LaRouche, en el que arremetió contra el ciclo vicioso de la deuda que estrangulaba a las naciones en vías de desarrollo. También advirtió que, al mantener esta clase de sistema, los acreedores se pondrían solos la soga al cuello. La defensa de los derechos soberanos de una nación al crecimiento y al desarrollo no deben tacharse de “pecado” contra el sistema; éste es un derecho genuino en contra del cual está este sistema, de modo que hay que cambiarlo, dijo López Portillo.

Zepp–LaRouche concluyó recordando el llamado que hizo López portillo durante la crisis de 1998, en el que instó a “que la sabia palabra de Lyndon LaRouche se escuche en el mundo”.

LaRouche: Necesitamos un ‘muro de contención’ legislativo de inmediato

En su discurso, LaRouche empezó por identificar el derrumbe sistémico, al explicar que ya está en marcha una desintegración de reacción en cadena que amenaza al dólar y, con él, la supervivencia de China y Europa, que carecen de protección contra este derrumbe. La caída es mundial, y si no hay un verdadero cambio de orientación, el mundo sin duda se hundirá en una nueva Era de Tinieblas.

En el sumario de su discurso, que citamos al comienzo de este artículo, LaRouche afirmó: “Al momento de reunirnos hoy, el mundo pasa por las primeras fases del desplome de la burbuja financiera especulativa más grande de toda la historia moderna. La forma de esta crisis tiene un cierto parecido marcado con el pánico hiperinflacionario que azotó a la república alemana de Weimar en el transcurso de 1923. La principal diferencia entre ambas situaciones, entonces y ahora, es que la crisis monetario–financiera que ahora se dispara es mundial; no hay elementos externos poderosos, como en la introducción del plan Dawes, que rescaten a todo un orbe ahora agobiado por la crisis de la explosión que surgió por primera vez como el desplome con eje en la burbuja monetario–financiera transatlántica que está por reventar en estos meses”.

“No hay solución posible a esta crisis dentro de la estructura del actual sistema monetario–financiero mundial. Sólo una reforma política del sistema internacional, como debe fomentarse a iniciativa de un importante grupo pertinente de Estados nacionales poderosos, puede virar la ola de horror que ahora atenaza el destino de todo este planeta”.