¿Está el diablo en tu laptop?

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIV, núm. 15
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¿Está el diablo en tu laptop?

De Milken y Enron, a Perusa:

'¡Acontecimientos extremos!'

por Lyndon H. LaRouche
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Hay una cualidad trascendental del hilo común de la historia que une los acontecimientos recientes típicos de los centros financieros de Nueva York y Londres, tanto con la carnicería que tuvo lugar en la Escuela Secundaria Jokela como con la muerte tan terrible que encontró una joven inglesa en Perusa, Italia. Estos tres signos de nuestros tiempos, y otros comparables, distinguen estos acontecimientos de los que se informa, porque comparten las mismas características que los que un juez de Perusa explicó que son animados por la patente ansia incontrolable, de al menos algunos de los participantes que no murieron, de vivir una experiencia existencialista de una calidad "extrema". Éstas son experiencias que, al combinarse, pueden describirse como una suerte de acontecimiento dionisíaco que expresa ciertas características preocupantes de la "nueva Era de Tinieblas" planetaria que ahora nos embiste. La combinación de estas tres clases de acontecimientos extremos, y de muchas otras relacionadas, al igual que el MySpace de Rupert Murdoch y el Facebook de Microsoft o sus juegos de computadora asesinos, y los de otros, ha de considerarse como un signo típico de nuestros perversos y mortales tiempos.

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¡De ahí que pareciera que las Erinias imponentes del Corinto de Íbico descienden sobre nuestro hoy tan perverso mundo![1]

Ahora ha llegado la hora, como dijo la morsa (en el poema de la escritora inglesa Lewis Carroll, La morsa y el carpintero—Ndr.), de que señale la experiencia espeluznante que me sobrecogió hace unos años, cuando mi esposa y yo estábamos sentados en una ladera cubierta de hierba, mirando abajo, al otro lado del Arno, las calles de Florencia. De pronto me di cuenta de que estaba sentado aproximadamente en el mismo lugar en el que el autor del Decamerón, Giovanni Boccaccio, se describió sentado mientras veía, según su recuento literario, las escenas típicas que presentó de los tiempos que llevaron a lo profundo de la Nueva Era de Tinieblas europea del siglo 14 por la que atravesó la Florencia medieval.[2]

Por tanto, ahora debes informarle al secretario del Tesoro estadounidense Henry Paulson, entre otros, que ésa es una enseñanza que debió haber aprendido.

Lo que ahora se nos presenta para nuestro estudio aquí, es la ramificación de tres hechos recientes, un conjunto de hechos que, como mostraré, manifiesta consecuencias típicas de una forma pertinente de demencia colectiva, un conjunto de hechos contemporáneos que son congruentes, en efecto, con esa Nueva Era de Tinieblas en la que se ubicaba el tema de la vida real del Decamerón de Boccaccio.

1. En lo principal, es la demencia colectiva que expresa el fiasco del secretario del Tesoro estadounidense Henry Paulson, su reacción trágicamente impotente al miedo, como el de un conejo asustado, a lo que de hecho ha representado la embestida de una crisis de desintegración general del actual sistema monetario–financiero mundial; una crisis ahora ya con implicaciones comparables a las del período en el que estalló la Nueva Era de Tinieblas medieval del siglo 14 en Europa.[3]

El caso de Paulson no ha de tratarse como la mera expresión de un poco de locura personal; es la manifestación de una forma de demencia colectiva que comparte con la mayor parte de su clase política. Es una expresión de su participación, como la de la broza desvalida que trae la resaca; lo arrastra una marea de demencia colectiva absolutamente trágica, como manifestación específica y consecuencia de un fenómeno social colectivo dinámico. Así, lo que de hecho tenemos es el caso de una oleada de demencia colectiva entre toda una clase política y sus virtuales lacayos en la vida sociopolítica moderna, más que un mero comportamiento individual que podría considerarse similar al de ciertos otros casos particulares.

Henry Paulson   Amanda Knox
La necedad trágica de nuestro tiempo la reflejan la reacción cobarde y absurda del secretario del Tesoro estadounidense Henry Paulson (izq.) al derrumbe del sistema monetario–financiero mundial; el asesinato espantoso de una joven inglesa en Perusa, Italia, supuestamente a manos de Amanda Knox o "Foxy Knox", como ella misma se llamaba en su página de MySpace (der.), y dos de sus cómplices; y Pekka–Eric Auvinen, el joven finlandés de 18 años que público imágenes suyas en YouTube antes de matar a 7 personas en la Escuela Secundaria Jokela y quitarse la vida (abajo).
Pekka-Eric Auvinen

 

2. De manera parecida, el segundo caso a incluir aquí es el de un acontecimiento relacionado con MySpace y Facebook, lo que las autoridades pertinentes han descrito como el guión que las pruebas presentan como un caso para acusar de homicidio, en Perusa, Italia, a Meredith Kercher, una estudiante inglesa de 21 años.

La cuestión no es la culpa ni la inocencia relativa de ninguno de los participantes en ese suceso espeluznante al considerar este caso aquí; para nuestros propósitos, lo decisivo son, como en muchos casos aparentemente similares, las circunstancias en las que ocurrió y se informó. Lo decisivo es el potencial imperante (por ejemplo, la amenaza) de la dinámica que expresa la situación real.

3. De manera parecida, el tercer caso es el de otra siniestra matanza más, que ocurrió con los tiroteos en la Escuela Secundaria Jokela, a unos sesenta kilómetros al norte de Helsinki, la capital de Finlandia. Se informó que los disparos los perpetró un fanático adicto a los videojuegos de apunta y dispara, un estudiante de 18 años de esa escuela. En este, como en el caso parecido, pero peor, de un fanático de Blacksburg, Virginia acostumbrado a los juegos de computadora, tenemos otra vez más —y otra, y otra— la juerga homicida de otro individuo adicto a la forma de demencia que se asocia con el hábito al que inducen tales juegos de computadora, la cual termina con el suicidio deliberado del perpetrador.

Los detalles básicos de cada uno de estos dos casos terribles se difunden a gran escala, con un alto grado relativo de verisimilitud conmovedora, por buena parte de la prensa internacional. El comportamiento de dicha prensa se ha convertido, en sí mismo, en parte integral del perfil de estos acontecimientos de los que se informa; no importa lo impremeditada que pueda ser esa prensa, es, de por sí, un elemento que contribuye a la trágica situación en general, tanto por lo que debería hacer, pero que no hace, como por lo que sí hace.

Antes de regresar al caso de las extrañas aberraciones del secretario Henry Paulson, sigue enfocado, por ahora, brevemente, en los dos casos de comportamiento juvenil aberrante.

El común denominador decisivo en las pruebas presentadas lo caracteriza su ideología común, el factor unificador de MySpace, Facebook y los juegos de matanza de apunta y dispara, como lo ilustra el caso del dueño de Facebook, Microsoft. En cualquier intento competente por entender los tres casos ejemplares que se identifican arriba, siempre tenemos que buscar una dinámica que englobe a todos y cada uno de ellos de manera sistemática, y eso, de un modo dinámico pertinente.

Para captar el significado de las interrelaciones entre estos fenómenos y otros afines, tenemos que considerar tres cuestiones. Primero, la forma de organización social que nos da la situación en la que estos acontecimientos ocurren. Segundo, el método por el cual se inducen tales clases específicas de efectos. Tercero, los efectos que esos factores producen al ubicarlos en las condiciones sociales y físico–económicas generales actuales.

Para ilustrar este asunto, en dos de los casos —el común denominador del MySpace de Rupert Murdoch y el Facebook de Microsoft, por un lado, y los juegos de computadora asesinos, por el otro— los nexos son inmediatamente obvios. El elemento común en los tres casos es, primero, el comportamiento sofista de grupo, el cual está muy relacionado, cual genéticamente, con la sociología que define la función dominante que tiene el legado "sesentiochero" (de la "clase media de corbata") particular en la sociedad actual. Éstos son, segundo, casos de un comportamiento existencialista radical, comportamiento que se organiza a contrapelo de la existencia de un mundo real, como el que se organiza con intransigencia a despecho de un mundo real en El señor de las moscas de William Golding (1954).[4] En sí mismos, tales casos expresan una característica bien conocida de semejantes formas de demencia colectiva de grupo que se manifiestan, por separado, y por la misma dinámica al combinarse, del modo en que los tres acontecimientos referidos de este conjunto incluyen un tercer aspecto ejemplar, el caso presente de las consecuencias claras del absurdo mortal de Paulson.

Figura 1
curva triple
El efecto combinado de los cambios radicales que experimentó la política económica estadounidense con las presidencias de 1969–1981, produjo una curva de disminución acelerada de la producción física de EU, per cápita y por kilómetro cuadrado, pero que ocurrió de la mano con un ritmo relativo acelerado de aumento en la emisión monetaria y financiera, que, por su propia naturaleza, en última instancia ha de parar, de continuar, en algo como la hiperinflación de Weimar de 1923. Ésta es precisamente la situación actual en la que una masa más que nada ficticia de valores especulativos monetario–financieros está viniéndose abajo ahora de manera catastrófica.

Por ejemplo, no existe fundamento competente alguno para negar que la clase de matanzas que se vivieron hace poco en Blacksburg son la consecuencia específica de fomentar los juegos de computadora asesinos. Sin embargo, estos juegos no sólo representan una fuente mayúscula de ingresos, desde el 2000, para intereses de poder financiero y político tales como los de marras en el Valle del Silicio, sino que la creación y fomento de la venta y uso de estos juegos es una expresión y excrescencia del vasto imperio financiero de inversiones de élites militares industriales que están empeñadas, al igual que el vicepresidente Dick Cheney, en efectuar lo que se denomina "una revolución en los asuntos militares", que no sólo se asocia con el vicepresidente Dick Cheney e intereses financieros tales como los relacionados con George Shultz y Félix Rohatyn, el íntimo de la presidenta de la Cámara Nancy Pelosi.

Por ende, como intereses especiales poderosos son los responsables de los actos que causan los efectos antedichos, prácticamente no se ha hecho nada, en efecto neto, por parar una incidencia creciente de matanzas como las que ocurrieron hace poco en Blacksburg, Virginia, y en la Secundaria Jokela más recientemente. A la prensa por lo general se le intimida para que mienta callando los hechos conocidos, y nuestra élite política, como en el Congreso estadounidense, es tan totalmente corrupta a este respecto como nuestra prensa o tal vez más.

Esto lleva nuestra atención de regreso a los tres asuntos que identifiqué arriba:

Ahora bien, considera el comportamiento mismo del secretario Paulson desde esa perspectiva. Sin duda no lo clasificaremos como un adulto joven, pero está metido en el mismo género de juego enfermizo de efectos interdependientes a gran escala. Representa su papel en el que lleva a cabo, de hecho, una forma infantil de juego político con los asuntos monetarios,[5] al que hoy a menudo juegan adultos que debieran saber que está mal. Más importante, es un juego que no sigue las reglas correctas de causa y efecto de un universo real, una forma de demencia colectiva que casa precisamente con la participación emblemática de Myron Scholes, en 1998, en el juego de demencia colectiva conocido como el pronóstico del fondo especulativo LTCM; un método de pronóstico arraigado en una forma reduccionista radical de dogma y ejercicio monetarista que, de por sí, no sólo es un sistema de creencias fantástico ajeno al mundo físico real, sino de un existencialismo intrínseco en sus implicaciones sociológicas (ver gráfica 1).

Entonces, considera la característica común de las tres clases de casos: cada uno de ellos y todos combinados representan una forma común específica de demencia colectiva que se asemeja a la de las hordas de flagelantes de la Nueva Era de Tinieblas europea del siglo 14. Sin una comprensión del factor de corte axiomático de la demencia colectiva que gobierna estas tres fases sucesivas del proceso, no podrá reconocerse ni eliminarse la amenaza que esto entraña para la civilización.

Los zombis del ciberespacio

Esta etapa que sigue del informe comienza con el tema de la intervención del secretario Paulson. Son las mismas características de la comunidad financiera trasatlántica angloamericana las que los hábitos de Henry Paulson trajeron consigo al nivel de Estados Unidos de América. El Secretario del Tesoro es clave en todos los factores causales responsables del estallido actual, desde fines de 2007, de la quiebra financiera general de EUA y de otros sistemas financieros. Ésta es la influencia que subyace tanto en la demencia metodológica del sistema financiero cada vez peor que siguió a 1987, en particular, como en las características sociológicas, entre ellas las manías de las apuestas, de manicomios ciberespaciales tales como MySpace, Facebook y las modalidades asesinas de los juegos de computadora.

Una economía mundial bajo el yugo de un sistema monetario–financiero tal, es, como la burbuja de Weimar de 1923 que crearon las condiciones del tratado de Versalles, un sistema de suyo autocondenado a la destrucción. En tanto pueda permitírsele al habitante del sistema creer que él o ella tiene un interés real en mantener su continuidad, podrá mantenerse cierta estabilidad social incómoda, así sea sólo de manera temporal, aunque el sistema, de continuar, enfrentará una destrucción prematura. De hecho, con frecuencia este impulso de recurrir a la negación, como Paulson, para eludir la verdad, ha acarreado precisamente, como ahora lo hace su necedad manifiesta, la catástrofe que se pudo haber evitado de haberse aceptado la verdad.

Por un tiempo la generación adulta relativamente mayor se aferró a las ventajas relativas menguantes del segmento del veinte por ciento de las familias de mayores ingresos, pero la mayoría de los adolescentes más jóvenes y de las generaciones adultas, atrapadas en un sistema que no ofrece ninguna perspectiva creíble a futuro, ha venido enajenándose cada vez más. Ahora bien, en el transcurso de los últimos diez meses, aproximadamente, todas las generaciones tienden a reflexionar en una u otra clase de consecuencia moral y política de la, en su mayor parte, muy difundida desmoralización resultante, y con más intensidad la de los adolescentes y la de los adultos jóvenes (la de los adolescentes de manera más categórica).

No es accidental que las tendencias vigentes entre la generación que actualmente tiene menos de treinta y cinco años de edad reflejen su experiencia de los cambios ocurridos desde principios de 2000, lo cual quiere decir más o menos desde la época en que se vino abajo la burbuja de 2000 (Y2K) que patrocinó el gobierno, cuando Al Gore era candidato presidencial y el patiño de Dick Cheney, George W. Bush hijo, estaba por prestar juramento como Presidente de EU. El desplome de la burbuja forzó las inversiones en la computación y otras relacionadas en una nueva dirección, hacia una producción y mercadeo acelerados de las computadoras y tecnologías relacionadas definidos por el viraje hacia "una revolución en los asuntos militares", en el mercado pujante que representaban los jugadores adolescentes y adultos jóvenes de los juegos de guerra.

Hoy, siete años más tarde, el asesino ciberespacial finlandés cuyas operaciones estaban ligadas a YouTube, Pekka–Eric Auvinen, resulta ser un dieciseisañero; y de las devotas de Facebook, Meredith Kercher tiene 21 años y Amanda Knox, 20, en tanto que el novio italiano de ésta, 23. Y el veterano del Gobierno de Nixon, Henry Paulson, quien representa la misma ideología matemática en materia financiera que los jugadores relativamente expertos de los juegos de computadora asesinos, es secretario estadounidense del Tesoro.

En estas condiciones, la ausencia de una resistencia significativa perceptible a esta situación social que empeora, despierta fuertes impulsos hacia lo que más o menos popularmente se conoce como "enajenación". Así, la reelección del presidente George W. Bush en 2004 fue desmoralizadora, y el recrudecimiento de esta desmoralización que causó la dirigencia del Congreso estadounidense, desde febrero de 2006 en adelante, en especial durante 2007 hasta la fecha, ha engendrado marcadas "condiciones prerrevolucionarias", en especial entre los adolescentes y los adultos jóvenes. De modo que el escape hacia la ira manifiesta de los juegos de computadora asesinos, y el escape de la vida hacia el ciberespacio, produce una tendencia hacia la convergencia de ambos. Llamémosle al resultado "zombis en el ciberespacio".

terrorista suicida palestino
Los terroristas suicidas del Sudoeste de Asia comparten ciertas características mentales con el loco del secretario Paulson, así como con los adolescentes y adultos jóvenes que caen en la realidad virtual de MySpace, Facebook y los videojuegos de apunta y dispara. Un terrorista suicida palestino se prepara para un ataque el 7 de diciembre de 2004; la leyenda reza: "Hoy sacrifico mi vida para ser tu intercesor [el Día del Juicio Final]".

A esto añadámosle la consideración que debiéramos mostrar por el comportamiento referido de un secretario Paulson que comparte ciertos rasgos relacionados —"genéticamente", por así decirlo— con las características clave ni tan escondidas de un fanático suicida asesino del Sudoeste de Asia. También debemos reconocer que la clase de adolescentes y adultos jóvenes a la que se atrae a la suerte de distanciamiento de la realidad que muestran en común lo adictos a MySpace, a Facebook y a los juegos de computadora asesinos por igual, se entrega a estados mentales patológicos que asemejan los actos de los asesinos suicidas del Sudoeste de Asia.[6]

En lo psicológico, al morador del ciberespacio, sea en MySpace o en Facebook, o en los juegos de computadora asesinos, se le conduce, poquito a poquito, a una residencia común en el equivalente contemporáneo de un mitin nazi de Núremberg, tal como el caso del semillero de guerreros neonazis y "antifascistas" (o de la "antifa") de la Alemania moderna debiera recordárnoslo. A la tendencia hacia algo igual a un fenómeno de masas fascista puede dársele marcha atrás, pero no mientras se permita que continúe la necedad de la que se hace eco el caso presente de Henry Paulson.

Ve todo esto como una cuestión de dinámica.

La dinámica humana

Ahora tenemos que cambiar el acento de nuestro informe, brevemente, a las cuestiones de pertinencia decisiva de la ciencia.

Piensa en la diferencia entre las especies de marsupiales y mamíferos. Compara la gama de especies en una región de la Tierra donde y cuando los marsupiales alguna vez imperaron, y donde los mamíferos en gran medida han desplazado a los marsupiales. Piensa en una región en la que los marsupiales imperan en condiciones dinámicas, más que mecanicistas. Piensa en los puestos que cada especie de marsupial ocupa en correspondencia con una categoría de los solicitantes de empleo seleccionados para la labor que desempeña esa especie. Ve con ojos comparables a las especies de mamíferos, excepto a la humanidad.

De cierta manera, la existencia de la humanidad altera los principios del ordenamiento de los mamíferos, pues ésta cambia su densidad relativa potencial de población a voluntad, como ningún otro mamífero puede hacerlo. No obstante, el hecho es que el hombre, a pesar de su cuerpo animal, no es en esencia un mamífero; el hombre transforma su medio ambiente y la naturaleza de su comportamiento, como ningún mamífero ordinario puede hacerlo. Esa diferencia, como la definió el académico Vladimir I. Vernadsky para la ciencia física, es ese potencial creativo perfeccionable del ser humano individual que está ausente en cualquier forma de vida inferior a la de la humanidad.

Vernadsky definió está diferencia de manera científica, al ubicar a la humanidad como un miembro del espacio–fase conocido como la noosfera, en tanto que los mamíferos en general son miembros de lo que se conoce como la biosfera. La distinción estriba en esos poderes creativos específicos de la mente humana ausentes en cualquier forma inferior de vida. Estos cambios en las costumbres culturales y relacionadas que son responsables del aumento o disminución de la densidad relativa potencial de población de las sociedades, actúan integralmente, en cuanto a unificar la dinámica del proceso físico–económico y social, del modo que las especies de marsupiales o de mamíferos interactúan a lo interno y entre sí de manera dinámica, en tanto especies particulares.

Al hombre, en tanto parte de la noosfera, lo definen aquellos poderes de la mente humana individual que generan los factores de cambio obra de los "descubrimientos" o cosas afines que realiza dicha mente. Estos descubrimientos no son fortuitos, sino que se limitan a los que corresponden a los de principios físicos universales, tal como el descubrimiento único original del principio de la gravitación.

El fruto de estos poderes, que nunca se encuentran en animal alguno, es lo que le ha permitido a la especie humana alcanzar una población de cerca de seis mil millones de personas.

Las fluctuaciones en la densidad relativa potencial de población las determina implícitamente, en lo primordial, el grado al que los miembros de una sociedad generan tales descubrimientos humanos únicos de principio, y también al grado al que los aplican. Así, mantener cualquier nivel dado de la densidad relativa potencial de población de la nación o del segmento de la sociedad que sea, depende de determinar la función subyacente que cumplen dichos poderes creativos. Éstos no entrañan el poder de descubrir artilugios mecánicos, por ejemplo, sino que sólo se expresan en el descubrimiento de principios físicos universales comparables al hallazgo único original de Kepler, no del mero efecto, sino del principio de la gravitación, y al que preceptuó que se efectuara como producto del mismo, el principio también único y original de Leibniz del infinitesimal.[7]

Como la actividad humana por necesidad parece agotar lo que antes se consideraban recursos esenciales para mantener cierta esperanza de vida de calidad y cierto nivel humano de subsistencia, es sólo mediante el progreso en las ideas que corresponden al descubrimiento de principios físicos universales, que la humanidad puede habitar en un nivel actual dado (su densidad relativa potencial de población), cual de modo indefinido, o mejorar su densidad relativa potencial de población.

No sólo es esencial que la sociedad mantenga su progreso en cuanto a que siga descubriendo principios físicos fundamentales, sino que, para disfrutar los beneficios de tales descubrimientos, tenemos que aplicarlos en el mejoramiento de la humanidad. Una función ejemplar es la que desempeña el descubrimiento de principios físicos universales, al aplicarlos a la práctica social, en posibilitar un aumento de la densidad relativa potencial de población de la especie humana. La proporción de la población total que se emplea de semejante manera regirá, entonces, el modo en que tiene lugar el aumento o disminución en la densidad relativa potencial de población de las sociedades. Si se da o no esta clase de mejora, o si puede dársele marcha atrás, como por influencia de esos tipos aviesos a los que llaman "maltusianos", no sólo determina las condiciones prácticas para el mejoramiento de la condición humana; pero, darle marcha atrás al progreso de un uso relativamente intensivo de capital que impulsa la ciencia, tiene un efecto destructivo en la salud mental relativa tanto del miembro individual de la sociedad como de la sociedad entera.

La generación de entre nosotros que ahora ronda entre los catorce y los treinta y cinco años de edad experimenta las consecuencias de una profunda depresión en la densidad relativa potencial de la población estadounidense (per cápita y por kilómetro cuadrado) en relación con el nivel que representaba el día que le dispararon al presidente John F. Kennedy. Por ejemplo, cuando tuvo lugar el alunizaje tripulado estadounidense, ¡EUA ya había empezado a perder parte de la ciencia y la tecnología práctica que fue fundamental en ese lanzamiento a la Luna!

Aunque algunos grandísimos mentecatos creen que las tendencias físico–económicas de los últimos cuarenta y tantos años los hicieron muchísimo más ricos, la densidad potencial de población tanto de EUA como de Europa Occidental y Central que en realidad puede sostenerse ha caído a un ritmo en general creciente de desplome, desde más o menos 1967–1968.

En el caso de semejantes calamidades, como debemos reconocerlo en las pautas de decadencia de la economía estadounidense desde que tuvo lugar el cambio de paradigma cultural de 1968–1971, el viraje para mal aparece primero como una disminución de la densidad relativa potencial de población; la decadencia que engendró esa disminución se reflejó "estadísticamente" más tarde, en el transcurso de las décadas siguientes, como queda hoy de manifiesto en la situación de EUA y de otras naciones. Así que, como en el caso de EUA hoy, las instituciones y poblaciones principales reaccionaron demasiado tarde como para reconocer la necedad intrínseca de lo que obcecadamente consideraron un cambio de política venturoso en el período inmediato. Esta cuestión es fundamental para entender la ineptitud intrínseca de los pronosticadores estadounidenses, privados y del gobierno, de los últimos cuarenta años.

De modo que la densidad relativa potencial de población de EU, en cuanto a sus márgenes netos de producción física, ha venido acelerando su ritmo de desplome en el período desde la calamitosa toma de protesta de Richard M. Nixon, pero el potencial mental relativo correspondiente de la población estadounidense también se ha venido abajo de manera desastrosa. Lo peor es que nuestra población actual tiene menos capacidad de pensar con seriedad y, de conformidad con esa norma, su educación es mucho más pobre que en la época en que le dispararon al presidente Kennedy.

A los cismáticos, herejes y murmuradores les arrancan o mutilan los miembros en el Infierno de Dante. La consecuencia de la decadencia cultural "es, invariablemente, un aumento correspondiente de la fealdad en el alma del miembro típico de la sociedad", escribe LaRouche. (Gravado: Gustavo Doré).

Estatua de Giovanni Boccaccio (1313–1375) en Florencia. El Decamerón de este poeta relata historias típicas de la Nueva Era de Tinieblas del siglo 14 en Europa.

  Estatua de Giovanni Boccaccio

Esta suerte de decadencia temporal relativa o de largo plazo de las culturas nacionales es común en la visión retrospectiva de los intervalos relativamente más largos de la historia conocida. La consecuencia de dicha decadencia es, invariablemente, un aumento correspondiente de la fealdad en el alma del miembro típico de la sociedad, del modo que Dante Alighieri puso de relieve esta consideración en su Comedia, y Boccaccio, en su Decamerón.

Las condiciones de la combinación de la Primera Guerra Mundial con el ascenso del fascismo alemán y efectos similares en otras naciones representaron un período tal de decadencia, del cual el presidente Franklin Delano Roosevelt rescató por cierto tiempo a la humanidad. Ahora estamos, repito, en la cuarta década o más de una decadencia físico–económica y moral intrínseca de la cultura trasatlántica que arrecia a pasos agigantados.

Esta caída no generó, cual mecánicamente, la terrible decadencia que reflejaron los "acontecimientos extremos" que considera este informe, pero sí fomentaron las condiciones para lo atroz de semejante desmoralización y decadencia moral e intelectual.

Revolución permanente, guerra permanente

Este nexo debiera reconocerse con presteza en un estudio detenido de la ya amplia muestra de pruebas que confirman la separación de la realidad social hacia el "espacio virtual" que representa la tendencia, entre otras adicciones, a hábitos como los de los casos de EU, que van del MySpace y el Facebook "genéticamente" emparentados, al torbellino homicida de los juegos de computadora.

En mi sentido de la anomia, que difiere en algunos aspectos decisivos de la de Durkheim y compañía, su causa se exhibe en el dominio de las manifestaciones más o menos esquizofrénicas del nominalismo ontológico, del modo que los especialistas del caso han reconocido que ciertos usos concretos del lenguaje son una expresión de la esquizofrenia. Me refiero a casos como el uso de ciertas frases cual "conjuros mágicos" ontológicos o algo por el estilo, en los que el objeto del término o de la frase no corresponde con la función de la vida real de la interacción del hombre con el mundo real, sino que más bien es un juego que carece de correspondencia sistémica con la vida en el mundo real, pero que se supone opera mediante los poderes mágicos (es decir, esquizofrénicos) de la mentalidad simbólica.

La manía de las apuestas es, al presente, una expresión muy significativa de esta clase de demencia colectiva. Sin duda, los sistemas financieros actuales de Europa y las Américas, en su mayoría, no funcionan como economías, sino como los modelos lunáticos de apuestas de "la magia del mercado" que han devenido en un rasgo dominante de la demencia colectiva de la mayor parte de nuestra población, de todos los niveles económicos. La riqueza medida en razón del éxito en las apuestas es la forma de demencia colectiva que más ha influido en llevar a nuestra población a aceptar los cambios lunáticos de orientación en el desempeño económico nacional y relacionado, desde que se instaló al Gobierno estadounidense de Nixon.

Las forma extremas de reduccionismo (el "simbolismo" como sustituto de la realidad) son un ejemplo de semejante comportamiento mental patético. La "ideología" característica de MySpace y de Facebook o de los "juegos de computadora" de marras expresa esa clase patética de esquizofrenia relativa, el escape de una experiencia de la realidad que se aborrece, como un rabioso duende Trasgolisto que se hace pedazos él mismo (¡suicidio!) de la rabia que le dan las trivialidades de esos sueños imposibles llamados cuentos de hadas infantiles.

Sin embargo, la economía estadística de la llamada "teoría de la información", como la de los devotos de Bertrand Russell, el profesor Norbert Wiener y John von Neumann, o la de la metodología de los adeptos del místico Ernst Mach en general, comparten los mismos rasgos esquizofrénicos formalmente matemáticos.[8] Da fe de las opiniones nominalistas radicales que los de la ralea de Wiener y Von Neumann introdujeron al asunto de los procesos económicos. La misma clase de patología es específica de las causas del crac actual del sistema monetario–financiero mundial.

Así que el típico jugador de grandes ligas de las finanzas en la globalización sufre lo que "genéticamente" son los mismos efectos sociológicos de la enajenación, del modo que el francés Émile Durkheim y sus seguidores describieron la anomia. A este respecto, es pertinente estudiar el tratamiento que le dan los seguidores franco–suizos de Durkheim al tema de los juegos infantiles.

A menos que cambiemos nuestro proceder actual, estamos, de hecho, al borde de experimentar, como en las Américas y en Europa Occidental y Central, el mismo problema de los suicidios colectivos mezclado con ataques terroristas a usarse como arma bélica, como método de combate en conflictos civiles, un método de "terrorismo" que incluye el suicidio, como en Blacksburg y Jokela, mismo que alegamos repudiar en el Sudoeste de Asia. Ése será también el caso para nosotros aquí en EUA y en otras partes, a menos que impongamos, no un mero paliativo como una "reforma", sino la clase concerniente de cambios sistémicos internos inmediatos en nuestra orientación social y relacionada en general.

En ese sentido, la tendencia que impera en la definición de directrices económicas nacionales e internacionales que se enseña y se practica desde que el presidente estadounidense Richard Nixon llegó al poder, ha puesto un acento cada vez más marcado, para la actual toma de decisiones, en la cuestión de destruir una economía que se había fundado en el acento tradicional del Sistema Americano en el aumento de la producción física neta, per cápita y por kilómetro cuadrado; necesitamos hacer un viraje drástico que nos aparte del supuesto, como el que se asocia con la destrucción de nuestra economía a manos del Gobierno de Nixon, de que el valor simbólico que se vincula con la riqueza monetaria y financiera nominal es la medida de los valores físicos y morales.

Lo que he presentado como típico de los tres ejemplos de destrucción que indiqué, no es sólo una suerte espontánea de fenómeno social colectivo. Es un complejo proceso correlativo, que lleva más de un siglo andando, de cambio patológico que afecta las tendencias de la política militar angloamericana, en particular; un cambio cuyas consecuencias ya estaban implícitas con claridad, desde hace décadas, aun antes de que EUA se tirara de cabeza como loco en Indochina, en la reacción de ciertas fuerzas al surgimiento de la amenaza, en 1945–1946, de que los angloamericanos usaran armas nucleares como algo característico de la guerra.

Hasta ahora, la consecuencia reciente más notable de ese cambio es lo que ha venido a conocerse como una "revolución en los asuntos militares", una forma de degeneración moral que está relacionada con preconizadores modernos de esto tales como George Shultz, el vicepresidente Cheney y Félix Rohatyn de la Universidad de Middlebury, una estrategia que también debe reconocerse se compara, en algunos aspectos circunstanciales, con una perspectiva muy especial de lo que las normas estratégicas militares soviéticas tradicionales llamaron y llevaron a cabo como "guerra asimétrica". También fue, del modo más categórico, la doctrina de varias obras de Samuel P. Huntington, entre ellas El soldado y el Estado y El choque de civilizaciones, un dogma también relacionado con las pautas de conducta que favoreció el apoyo de George Shultz y Félix Rohatyn a Pinochet en Chile, en los métodos de corte nazi que se aplicaron en el Cono Sur de las Américas durante la presidencia de Nixon.

Es algo que ahora corre a todo vapor con el ex secretario de Defensa y actual vicepresidente Dick Cheney en el Sudoeste de Asia, donde los subalternos de la tiranía del Gobierno de Bush, como en el Congreso de EU, han tolerado que continúe el juego de destrucción global en el que el Gobierno de Bush y Cheney se ha enfrascado con su peor que absurda política vigente, desde que usó el pretexto del incidente arreglado del "11–S" para desatar una ola de demencia colectiva que ha hecho presa del gobierno, de la mayoría de los congresistas estadounidenses y de la prensa desde entonces.

Russell como un gran inquisidor

Para entender las directrices que el primer ministro británico Tony Blair y el Gobierno de Bush y Cheney pusieron en práctica a lo largo de 2001–2007, tenemos que remontarnos a las raíces de la demencia colectiva vigente en el diseño de estas políticas de largo alcance de los llamados objetivos geopolíticos del Imperio Británico, allá en el transcurso del siglo 20, en especial en torno a las redes británicas de H.G. Wells, el adorador de Lucifer (de la secta de Lucis) Aleister Crowley y Bertrand Russell.

Es reflejo precisamente de esa ideología con la que topamos hoy en los fenómenos de MySpace, Facebook y los juegos de computadora asesinos. Lo que uno ve en la anomia de estos tres fenómenos, es lo mismo que en la que expresa la existencia del huevo, si bien ya hediondo, que acaban de empollar. El espécimen maduro será un mal mucho más grave, si permitimos que madure en tanto fuerza al seno de la sociedad.

El llamado infame de Bertrans Russell e emprender una guerra nuclear contra la Unión Soviética se publicó en The Bulletin of the Atomic Scientists, el 1 de octubre de 1946. De estallar pronto la guerra, antes de que Rusia tenga armas nucleares, escribió, Estados Unidos de seguro ganaría, "y la victoria estadounidense sin duda llevaría a un gobierno mundial bajo la hegemonía de Estados Unidos, un desenlace que, por mi parte, recibiría con entusiasmo". En cuanto a un acuerdo de la ONU para establecer u gobierno mundial, "si Rusia consintiera de buena gana, todo marcharía bien. Si no, fuese necesario ejercer presión, incluso al grado de arriesgarse a una guerra, pues en tal caso es bastante seguro que Rusia accedería. Si Rusia no accede a unirse a la formación de un gobierno internacional, tarde o temprano habrá guerra; por tanto, es prudente usar cualquier grado de presión que pueda resultar necesaria".

Las mismas cualidades de una mentalidad genocida que ahora comparten Shultz, Rohatyn y demás también se expresaron antes, y del modo más significativo, como la visión de La vida futura de H.G. Wells. El mismo paradigma político, como el de Bertrand Russell, fue decisivo para que se tomara la decisión de otro modo militarmente absurda de arrojar las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki. Éste fue el Russell que propuso abiertamente, en septiembre de 1946, emprender una "guerra nuclear preventiva" contra la Unión Soviética. Russell, al menos la de más infame influencia de entre las personalidades literalmente satánicas de su siglo, fue un notable, y quizás el más perverso de tales personajes del siglo 20; pero, como a fin de cuentas Satanás es un necio, Russell también era un tipo algo simplón e inepto en materia de ciencia, quien confió en que la Unión Soviética no podría desarrollar a tiempo una capacidad nuclear bélica propia.[9]

Lo que Wells, Crowley y Russell expresaban era fruto de una pauta de conducta común manifiesta en el Imperio Británico desde 1763, como en los ejércitos privados de los que echaban mano la Compañía de las Indias Orientales británica y sus sucesores en India y en Asia Central y Occidental. Tal ha sido el precedente de las operaciones que despliegan como su juego, hasta la fecha, como en la intención y aplicación extendida del tratado Sykes–Picot, al estilo de Tony Blair, que hoy cobra una expresión diferente en el intento reciente de la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, por favorecer a Londres en su plan de usar ahora a los agentes de su dominio entre los curdos para hacer estallar a toda la región.

El caso de Russell ha de destacarse por su importancia clínica decisiva en el estudio de las características unificadoras de los tres casos de insensatez trágica que se mencionaron al comienzo de este informe: la necedad con la que Paulson reaccionó a la embestida en marcha del desplome del actual sistema monetario–financiero mundial, y las cuestiones del asesinato en Perusa y los tiroteos en la Escuela Secundaria Jokela.

Paulson: la demencia como economía

Considera a los adultos jóvenes y a los adolescentes a los que viene arrastrándose al inframundo del "espacio virtual alternativo" de modelos tipo "el Señor de la Moscas" tales como MySpace, Facebook y los hábitos mentales de demencia asesina de los juegos de computadora de apunta y dispara. Las víctimas de esos engaños inducidos han escapado de la realidad en manada, como los lemmings legendarios; en estos momentos huyen cada vez más lejos del mundo real, hacia la variedad infantil característica del estado mental emotivo criticón que se asocia con la idea sentimental de ser miembro de un mundo sintético inexistente, como el de La guerra de las galaxias, El señor de los anillos, Harry Potter y otros por el estilo. Lo que vemos en las víctimas de estas sectas es una variedad específica de lo que con justicia se califica de "esquizofrenia colectiva como fenómeno social".

Las víctimas de este dionisianismo moderno son la masa que, cual partida de ratas dionisíacas, siguen a Federico Nietzsche, y son los devotos nazis de éste en el mundo cultural ligeramente diferente de hoy.

La tendencia que generan tales hábitos ilusos colectivos, como los de los integrantes de grupos tales como las sectas neonazis y "antifascistas" modernas de Alemania, es hacia la suerte de mentalidad que podríamos asociar con una partida bastante mañosa, pero completamente desquiciada de macacos fanáticos agresivos, o con la criatura tan peligrosa y mucho más mañosa todavía, de un comportamiento sexual semejante al que se informó desde Perusa, que representa un mandril o un chimpancé macho adulto.

gorila usa una herramienta primitiva
La "maña" que manifiestan criaturas simiescas o humanas prácticamente esquizofrénicas "es que pueden desarrollar destrezas técnicas avanzadas para la manipulación de símbolos, pero parecen haber perdido casi la cualidad cognoscitiva de penetrar el orden de hecho dinámico de causa y efecto en el mundo real". Aunque un gorila puede usar herramientas primitivas, nunca ascenderá al nivel de la noosfera. (Foto: T. Breuer, M. Ndoundou–Hockemba, V. Fishlock).

La "maña" que manifiestan tales remedos de mono o criaturas humanas prácticamente esquizofrénicas, es que pueden desarrollar destrezas técnicas avanzadas para la manipulación de símbolos, pero parecen haber perdido casi la cualidad cognoscitiva de penetrar el orden de hecho dinámico de causa y efecto en el mundo real.

Así que ahora enfrentamos cierto resultado especial de esta misma sociopatología de grupo en el caso de los seudoeconomistas de mentalidad simbólica, tales como Myron Scholes, notable por su participación en lo del LTCM. La conspicua verdad es que Scholes y los profesionales como él parecen haber aprendido mucho menos que nada de la catástrofe que orquestaron con los métodos de pronóstico que emplearon para crear lo que vino a conocerse como el caso del LTCM de 1998. En sus tendencias más recientes de pronóstico, desde la experiencia de 1997–1998, estos tipos han llevado sus "modelos matemáticos" mucho más lejos, con la consecuencia de que las prácticas de los fondos especulativos y pestes afines han desembocado en lo que son versiones matemáticas más "perfectas" de las mismas locuras que acarrearon la crisis de 1998.

Ahora bien, amplía este cuadro para que incluya al secretario Paulson como partícipe de la ilusión psicopatológica de un grupo financiero en formación, al que flagela la influencia de las mismas características sociopáticas subyacentes. Los valores nominales actuales, que representan exigencias de pago que han cobrado una expresión más feroz que la del mandril que defiende sus nueces de baobab, exigen la liquidación cabal de una utilidad que en realidad nunca se ganó en ningún sentido de valor en el universo real, y que unos a otros se paguen el total o lo más cercano al total que podría imaginarse.

Semejante persona de mentalidad trastornada sólo calculó que obtuvo una ganancia, cuando no ha habido incremento neto alguno en otra cosa que no sean las formas sólo simbólicas y relativamente vacuas del monto de las supuestas ganancias de lo que son, según el Derecho constitucional estadounidense concerniente, títulos financieros falsos. Estas "ganancias" engañosas pueden expresarse como en la forma de, "Mi contador le advertirá que puede anotar el monto que indica mi cheque en su contabilidad, con la condición de que nunca pretenda cobrarlo en realidad".

Entonces vino el día en que los especuladores de títulos fraudulentos presentaron sus cheques falsos para cobrarlos: ¡bum!

Bueno, a últimas fechas el sistema mundial entero ha entrado en una fase de derrumbe de reacción en cadena de su sector monetario–financiero, con lo que ha devenido, desde los días de Michael Milken previos a octubre de 1987, en una mutación del mismo fraude infeccioso que cobra la forma de una orgía frenética en la competencia feroz por tratar de cobrar valores fraudulentos que equivalen a cheques. El equivalente del macaco financiero macho adulto del zoológico ha perdido completamente el juicio.

Vivimos en un mundo en el que sentimos que "casi todos los más ricos de nosotros la están haciendo".

El efecto sistémico de semejante clase de habituación es un estado mental moral y formal intelectual enfermo, que se hace eco de la condición mental criminal que empujó a la Atenas de Pericles a emprender una guerra en el Peloponeso. Atenas nunca recuperó, hasta la fecha, lo que perdió por esa necedad entonces. Por fortuna, hemos heredado la ventaja de la grandeza que la tradición de Solón de Atenas expresó como el legado de los pitagóricos y demás círculos de Platón.

Es una ventaja que debemos decidirnos a usar.

FOOTNOTES:

[1] Las grullas de Íbico, de Federico Schiller, en Friedrich Schiller: Poet of Freedom (Federico Schiller: El Poeta de la Libertad. New Benjamin Franklin House: Nueva York, 1985).

[2] La lectura de esta obra de Boccaccio debe evocar una familiaridad significativa con la Comedia de Dante Alighieri, que es una manifestación de lo que he identificado como la fuerza de la tragedia ("The Mask of Nancy Pelosi: The Force of Tragedy" [La máscara de Nancy Pelosi: La fuerza de la tragedia], en EIR, vol. 34, núm. 44, del 9 de noviembre de 2007). Así es que hubieran leído el relato de Boccaccio sus lectores florentinos contemporáneos.

[3] ¿Es esta virtual "cita en Samara" del secretario Paulson un eco fatídico de aquello de lo que huyó allá en los días del equipo "Watergate" del Gobierno de Nixon?

[4] "SB": de la variedad sociológica del "sesentiochero británico". Aunque el síndrome del "sesentiochero" fue una forma de existencialismo dionisíaco que se introdujo en EU, dicha introducción la llevaron a cabo conductos europeos con eje en la figura del general de brigada John Rawlings Rees, el jefe de operaciones de guerra psicológica británico al término de la Primera Guerra Mundial, que tenían como centro la Clínica Tavistock de Londres.

[5] Por ejemplo, el juego de mesa "Monopolio".

[6] Ver "Murder in Perugia: Dangerous Games of the Facebook Generation" (Asesinato en Perusa: Los peligrosos juegos de la generación Facebook), de Peter Popham, en The Independent (Londres, Reino Unido), del 11 de noviembre de 2007.

[7] Esta función de la creatividad exclusivamente humana, de la que es típico el descubrimiento único original de Kepler del principio de la gravitación solar, es una cualidad de acción en el universo desconocida para reduccionistas tales como los seguidores tanto antiguos como actuales de Euclides, o para el empirista moderno. El reduccionista filosófico recurre a la descripción del efecto que produce un principio, como en la forma de fórmulas matemáticas, más que al entendimiento del acto mismo del descubrimiento en cuestión.

[8] Cibernética (Nueva York: John Wiley, 1948) y Cibernética y sociedad: el uso humano de seres humanos (Boston: Houghton Mifflin, 1954), de Norbert Wiener; o en La computadora y el cerebro (New Haven: Yale University Press, 1958), de John von Neumann, con La teoría de los juegos y el comportamiento económico, 3ª edición (Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press, 1953), de Oskar Morgenstern. Tanto Wiener como Von Neumann eran adeptos de Bertrand Russell, en especial de su Principia mathemática (Cambridge: Cambridge University Press, 1994, reimpresión de la edición de 1927), y a ambos los expulsó David Hilbert de la Universidad de Gotinga, en diferentes ocasiones, pero acusados, y con razón, de una incompetencia pertinaz y, en el caso de Von Neumann, también, de modo más detestable, de plagio.

[9] La clave de que los soviéticos desplegaran un arsenal nuclear mucho antes de lo que los copensadores angloamericanos de Russell esperaban que fuera posible, fue su capacidad científica, caracterizada por uno de los eruditos científicos más grandes del siglo 20, el académico V.I. Vernadsky. Sin embargo, como el propio Russell reconoció, él nunca se arrepintió de haber emprendido su campaña en pro de un ataque "nuclear preventivo" contra la Unión Soviética: sometámosla a golpes a un "gobierno mundial" o, en otras palabras, a la "globalización" hoy.