Editorial

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXV, núm. 1
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Editorial

Puede pasarnos a nosotros

Aun antes de que se conocieran los resultados de la mayoría de las elecciones primarias para elegir a los respectivos candidatos presidenciales de los partidos Republicano y Demócrata en Estados Unidos, la prensa británica confirmó que Lyndon LaRouche tuvo toda la razón al pronosticar que se mataría la campaña presidencial de Barack Obama por sus lazos con el explotador de inquilinos y sobornador político Tony Rezko. Cual relojitos, el Independent y el Guardian de Londres aprovecharon la ocasión para sacar a relucir los vínculos de Obama con el reo Antoin “Tony” Rezko.

En 24 horas estos reportajes empezaron a salir en la prensa estadounidense. Se corrió la voz de que quienes levantaron a Obama, fácilmente pueden tumbarlo.

Estos acontecimientos debieran servir de advertencia para que los patriotas atiendan la tesis principal del análisis de LaRouche sobre la mano británica en la elección estadounidense: la oligarquía financiera está empeñada en imponer un Gobierno fascista en EU con su “Mussolini en traje de Armani”, Michael Bloomberg. Para ello, está decidida a destruir las candidaturas del vulnerable Obama y, más importante, Hillary Clinton. Pero el verdadero blanco no es un candidato per se, sino el Gobierno constitucional de EU.

El pensamiento estratégico oligárquico es diáfano. La evaporación en marcha de cientos de billones de dólares —su quebrado sistema financiero— pone en tela de duda su poder. Ellos, como LaRouche, saben que éste es el lance final y que tienen que jugársela ahora para que no resurja en EU la tradición de Franklin Delano Roosevelt. La misma élite bancaria que puso a Hitler y a Mussolini en el poder vuelve a las andadas. La última vez que EU vivió una crisis política parecida fue en los 1960, con los asesinatos, golpes y amenazas de guerra nuclear que caracterizaron ese período. Pero hoy la situación es mucho peor. La oligarquía está mucho más desesperada, y no se detendrá ante nada para eliminar los estorbos a su plan fascista global.

No obstante, hasta gente seria, que sabe muy bien cuánta razón tuvo LaRouche al pronosticar el derrumbe del sistema monetario mundial, no toma en serio la amenaza fascista británica de Bloomberg. Deseperados, se aferran a creer: “No puede pasarnos a nosotros”.

¿Tenemos que recordarles lo obcecado de su estado anterior de negación; cómo creían imposible que el pueblo estadounidense reeligiera al presidente más lerdo de la historia, George W. Bush; cómo pensaron irreal que los californianos elegirían, y luego reelegirían, al brutal Arnold Schwarzenegger; y, lo más importante, cómo esperaban, contra toda esperanza, que las burbujas financieras que creó la marcha demente hacia una sociedad posindustrial a principios de los 1970 impedirían que se nos viniera encima todo el sistema financiero?

LaRouche pronosticó todo esto, la incapacidad de la dirigencia del Partido Demócrata para reinstaurar las políticas rooseveltianas, tanto en el ámbito nacional como en el internacional.

En ausencia de un liderato, los agentes británicos infiltrados en los partidos Demócrata y Republicano avanzan el programa fascista de Bloomberg. La yunta fascista de Félix Rohatyn y George Shultz —los amos de políticos como la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, y el gobernador Schwarzenegger de California,— ha emprendido una campaña para imponer el corporativismo a la Mussolini, en especial en el sector de la infraestructura decadente de EU, e incluso de países como México, cuyo presidente, Felipe Calderón, negocia planes parecidos con Bloomberg y su gente. Préstales cuidadosa atención a las propuestas que están surgiendo sobre colaboraciones público–privadas y a la venta de infraestructura pública a intereses privados. Estos programas, de los que la austeridad schachtiana contra la población es parte integral, son los que, desde la cúpula, le han encomendado a Bloomberg instrumentar.

Como escribió LaRouche en una declaración titulada, “Mitt Romney se retira”, existen las medidas para salvar al mundo de la debacle que incluyen medidas económicas de emergencia, tales como promulgar la ley de Protección a los Bancos y Propietarios de Vivienda de LaRouche, y denunciar sin tregua la medula fascista del programa de Rohatyn, Shultz y Bloomberg. No podemos titubear.