Iberoamérica
LaRouche desenmascara a las
FARC
Una operación
británica para destruir a
Sudamérica
El Comité de
Acción Política Lyndon LaRouche (o LaRouche PAC) emitió un
comunicado informando que, “el estadista norteamericano Lyndon LaRouche
reveló el 5 de marzo la trama británica para desatar la guerra por
toda Sudamérica, como parte de su estrategia internacional de borrar del
mapa el Estado nacional soberano ‘globalizándolo’, y de
imponer el fascismo en medio de la desintegración en marcha del sistema
financiero mundial”. A continuación reproducimos el resto del
boletín de prensa de LaRouche PAC.
El blanco principal de la oligarquía
financiera británica es el propio Estados Unidos, explicó
LaRouche, como se ve en su intento desesperado por imponer a su evasivo
Mussolini de segunda, el alcalde Michael Bloomberg de la Ciudad de Nueva York,
como el próximo Presidente de EU, sobre los cadáveres
políticos de los candidatos actuales de ambos
partidos.
“Los mismos que quieren
entregarle el manejo de EU a Wall Street —abundó LaRouche—,
también están metiendo su cuchara en el Hemisferio para que
peligre la unidad de las Américas en torno a la iniciativa del Banco del
Sur”, el paso hacia la edificación de una nueva arquitectura
financiera internacional libre del sistema que ahora se
hunde.
La reacción de muchos gobiernos
sudamericanos a la incursión transfronteriza que llevó a cabo el
Gobierno colombiano el 1 de marzo contra un campo de las narcoterroristas FARC
(Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en territorio ecuatoriano
—ataque en el que resultó muerto el cabecilla Raúl Reyes,
junto con otros 16— le hace el caldo gordo a los británicos, dijo
LaRouche. “Los británicos aprovechan las declaraciones
estúpidas de cierta gente para causar problemas. Así manipulas la
historia, usando la estupidez de la gente en su propia
contra”.
“El presidente
venezolano Hugo Chávez es un agente británico, y él mismo
ha declarado serlo”, continuó LaRouche, tanto al pedir la
destrucción del dólar y de EU, como al apoyar al narcocartel de
las FARC como un grupo dizque legítimo al que debe reconocérsele
como “fuerza beligerante” de conformidad con el tratado de Ginebra,
lo cual representa una clara violación a la soberanía de
Colombia.
Varias voces de toda
Sudamérica han protestado contra la incursión con la que Colombia
violó el teritorio ecuatoriano el 1 de marzo, a lo que LaRouche
comentó:
“El asunto de la
soberanía nacional es que, por un lado, no puede alegarse que ésta
ampare una operación narcoterrorista. Si los gobiernos permiten que una
organización terrorista internacional como las FARC use su territorio,
entonces no pueden quejarse cuando el gobierno agraviado toma medidas en la
frontera. La pregunta es: ¿estarían dispuestos los gobiernos
involucrados a apoyar a Colombia y cooperar con ella para que los terroristas no
encuentren refugio en sus propias
fronteras?
“Ésta es una
organización narcotraficante fascista, de la misma ralea que la que tanto
aflige al Sudoeste de Asia. Y está íntimamente ligada a Wall
Street y a otros intereses financieros internacionales que dirigen el
narcotráfico desde arriba. Por tanto, no puedes quejarte cuando un
gobierno descubre que una amenaza terrorista importante usa a un país
cercano como plataforma para emprender ataques. De uno u otro modo tienes que
cooperar con ese país o hacerte de la vista gorda si cruzó tu
frontera”.
En cuanto a Colombia,
“tienes que asegurarte de que todos entiendan que vas a hacer algo, pero
que lo harás sin ninguna mala intención contra el país
cuyas fronteras quizás traspases porque los terroristas ocupan parte de
su territorio”.
Por eso, LaRouche
manifestó su desacuerdo con las declaraciones de ciertos sectores de
Colombia, tales como el periódico El
Tiempo de la familia Santos, para justificar
el ataque fundados en la doctrina británica de la “soberanía
limitada”: “No estamos para nada de acuerdo con eso. Pero, el hecho
es que es una operación terrorista internacional financiada por las
drogas que ha matado a víctimas inocentes en todas partes, y no hay
excusa para negar que los gobiernos a los que esta gente amenaza deben lograr
que otros Estados cooperen contra estas operaciones transfronterizas. Cuando un
gobierno, por su incapacidad o por otras razones, permite que se use su
territorio para emprender operaciones terroristas contra el pueblo de otro
país, no es inmune”.
LaRouche
señaló que, si el Gobierno colombiano de verdad quiere mojarle la
pólvora a la ofensiva británica para incitar a una guerra
regional, ¿por qué no da a conocer la documentación de las
computadoras que le encontraron a Raúl Reyes sobre la famosa
reunión que tuvo en la selva colombiana en 1999 con Richard Grasso, el
entonces presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York? Ahí, Wall
Street consolidó su alianza con las FARC para hacer “inversiones
mutuas”, con el encuentro selvático de Reyes y Grasso que vino a
conocerse como el “abrazo de
Grasso”.
LaRouche retomó el tema
del objetivo estratégico de Gran Bretaña en Sudamérica:
“El asunto aquí es el Banco del Sur, que es una institución
a defender. El problema es que el petróleo de Venezuela ha sido un factor
significativo en la construcción de la unidad de
Sudamérica”, incluso países amigos como Ecuador y Argentina
sobrevivieron al combatir el sistema financiero que los estaba matando. “Y
ahora Chávez se ha vuelto loco, cosa que no nos sorprende, conociendo sus
antecedentes. Los británicos lo están usando. Él
está protegiendo, defendiendo a terroristas, como si tuvieran alguna
soberanía, al llamarlos revolucionarios y pedir que se les reconozca como
fuerza beligerante. Ésa es una estupidez absoluta; es la mejor manera de
desbaratar el Banco del Sur, que es la razón por la que esto sucede.
Estas fuerzas que tiran de las cuerdas de Chávez están ahora
empeñadas en deshacer precisamente lo que ayudó a crear”,
concluyó LaRouche.
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