Crisis mundial de alimentos

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXV, núm. 4
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Crisis mundial de alimentos

Gore a los hambrientos: ¡Coman biocombustibles!

por Cynthia R. Rush

Por todo el mundo arrecia la reacción violenta contra el dictado fascista del agente británico Al Gore de matar a las naciones de hambre: “¡Que coman biocombustibles!” Como el estadista norteamericano Lyndon LaRouche ha señalado, la combinación de hambruna, escasez de alimentos e hiperinflación se ha convertido ahora en el problema más acuciante del mundo.

Los pueblos de Centroamérica y el Caribe están enfurecidos por el alza de precios y la escasez de alimentos, una situación que el presidente nicaragüense Daniel Ortega ha calificado de “explosiva”. El Gobierno hondureño acaba de declarar una emergencia nacional para bregar con la crisis alimentaria, y Guatemala se prepara para hacer lo propio. Las tensiones en Haití, donde hace poco estallaron disturbios por la comida, aún no disminuyen. En la recién concluida conferencia regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Brasilia, un delegado tras otro se levantó para atacar la idea que el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva defiende como loco, de que los biocombustibles son la respuesta al subdesarrollo, la pobreza y el desempleo.

Haciéndose eco de las declaraciones que hizo el ahora ex presidente cubano Fidel Castro el año pasado, de que la campaña a favor de los biocombustibles representa la “internacionalización del genocidio”, el representante cubano José Arsenio Quintero les dijo enojado a los delegados de la FAO que “es éticamente inaceptable que se conviertan áreas de producción de alimentos en productoras de energía”.

El delegado de Bolivia pidió una suspensión inmediata de cualquier proyecto de biocombustibles nuevo en la región, al mismo tiempo que insistió que la seguridad alimentaria debía ser la prioridad de todas las naciones. Muchos delegados advirtieron que la estabilidad política de sus naciones peligraba, e instaron a que se les facilitaran recursos financieros de inmediato para ayudarlas a producir más cereales básicos para garantizar el abasto.

Al Gore, aunque se vista de seda. . .

Es en este marco de hambre, pobreza e intenso sufrimiento humano que Gore y sus amigos especuladores exigen que las naciones dejen de comer y de reproducirse, y que se preparen a morir. A eso es a lo que se refiere con “salvar el planeta”.

Le gusta pretender, con tono afectado, que los biocombustibles no son lo suyo. Cuando participó en el Primer Congreso Americano de Biocombustibles que tuvo lugar en mayo de 2007 en Buenos Aires, Argentina, mojigatamente advirtió de los “peligros” del etanol, para exhortar a su público de financieros y magnates de los agronegocios a ser muy cautos en su producción, no sea que amenace las selvas sin necesidad y dañe el medio ambiente. De no tener cuidado, sermoneó, los biocombustibles también pueden disparar el precio de los alimentos.

Esto sólo fue el flatulento chachareo que acostumbra Al Gordo. Ya desde diciembre de 1998, en la Tercera Conferencia Anual de Farm Journal, el entonces vicepresidente Gore dijo: “Entre más podamos hacer de este combustible [el etanol] de cultivo nacional un producto exitoso y de uso amplio, mejor para nuestros agricultores y nuestro gobierno”.

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“Goregantúa” exige que la gente deje de comer, pero él no deja de engordar con las ganancias que engulle a través de su fondo especulativo y sus negocios con los carteles cerealeros. Caricatura de Daumier del rey francés Luis Felipe como el Gargantúa de Rabelais.

Hoy el cabeza de gelatina está asociado con una red de gerentes de fondos especulativos, especuladores, carteles internacionales de los cereales y otras especies de depredadores financieros que, al igual que Gore, comparten la perspectiva maltusiana de la oligarquía financiera británica. Entre ellos están el megaespeculador George Soros, quien le está metiendo miles de millones de dólares al etanol brasileño, y Royal Dutch Shell, la cual patrocinó el 15 de abril la conferencia “Desafíos Energéticos Globales: Implicaciones para las Américas”, sobre el potencial para el desarrollo de los biocombustibles en el Hemisferio Occidental.

Ésta es la misma horda que alimentó la burbuja especulativa global de los derivados financieros y que, ahora que se evapora, enfoca su codicia en la parranda internacional con los biocombustibles para crear otra burbuja igual de inestable. Que no te engañen para pensar que lo que estos buitres proponen tiene remotamente algo qué ver con un concepto real de economía física.

El rollo que Al Gordo se echó en la conferencia de 2007 en Buenos Aires, cuando dijo que el crecimiento demográfico y el progreso económico han “deteriorado” la naturaleza en algunos países sudamericanos, fue música para los oídos de los financieros. Reflejo del mismo racismo que exhibe hacia África, Gore citó el caso de Bolivia, que es el país más pobre del Hemisferio después de Haití, con una población en gran parte indígena, ¡como un ejemplo de “demasiado” desarrollo!

Por eso siguen invitándolo como orador estrella a conferencias internacionales sobre los biocombustibles, tales como el Congreso Mundial sobre Mercados de Biocombustibles, que tuvo lugar en marzo de 2007 en Bruselas; el Primer Congreso Americano de Biocombustibles del 11 de mayo de 2007, en Buenos Aires; y el seminario que se realizó en Chile el mismo día, con el título de Calentamiento Global y Cambio Climático: La Hora de Actuar Ha Llegado. Su propio fondo especulativo, Generation Investment Management, con sede en Londres, no ha tenido escrúpulo en invertir en una de las principales empresas de biocombustibles de España, Abengoa.

Sus compañeros de cama nazis

En Iberoamérica, las alianzas de Gore nos hablan de una historia particularmente sórdida. En dos ocasiones en 2007 hizo equipo con intereses bancarios y políticos ligados a la familia Bush y al finado dictador chileno Augusto Pinochet, tanto para que se adoptara su fraude del calentamiento global, como para proporcionarles una plataforma a los financieros que usan los biocombustibles y la “defensa del medio ambiente” para imponer la economía de plantaciones y mano de obra esclava que exigen sus amos de la City de Londres.

Tomemos el caso del seminario en Santiago de Chile. Gore recibió la invitación para hablar ahí del magnate multimillonario Sebastián Piñera, el malogrado candidato de la campaña presidencial de 2005 y la fuerza que inspiró la creación, en Chile, del Comité Nacional de Apoyo a la Candidatura de Al Gore para Premio Nobel de la Paz 2007. Sebastián, quien junto con las empresas afiliadas pagó la desorbitada suma de 200.000 dólares para llevar a Gore a Chile, es hermano del fascista José Piñera, el ex ministro del Trabajo de Pinochet que, en 1981, privatizó el otrora excelente sistema público de seguridad social de Chile.

Sebastián Piñera se hace pasar por un humanista y ecologista sensiblón, pero le debe su fortuna y existencia al brutal régimen librecambista al que los economistas de Pinochet adiestrados en la Universidad de Chicago sometieron al país, luego de que George Shultz y el banquero fascista Félix Rohatyn ayudaron al derrocamiento de Salvador Allende con el golpe sangriento de septiembre de 1973.

El otro patrocinador fue el diario derechista El Mercurio, cuyos propietarios, la familia Edwards, han estado al servicio del Imperio Británico desde el siglo 19. En 1973, Agustín Edwards fue uno de los organizadores principales del golpe de Pinochet.

Dado esto, LaRouche preguntó entonces si acaso el viaje de Gore a Chile no era para ayudar a Piñera a derrocar a la presidenta Michelle Bachelet. Piñera encabezaba una campaña sucia para obligar a Bachelet a dimitir, presentándose como el hombre que podía salvar a Chile del “caos” que dijo ella había generado. Lo que quizo decir con eso es que no se tolerarían las gestiones de la Presidenta —aunque tímidas— por alejar al país del modelo económico brutal impuesto por los “Chicago Boys” de Pinochet, todavía en gran medida intacto hoy.

Como LaRouche observó el 9 de abril de 2007: “No hemos llegado al fondo de la conexión nazi que encubría el fallecido dictador de Chile, Pinochet. El nazi está muerto, pero no el nazismo. Y esto lo vemos en los ataques, desde diferentes direcciones, contra la presidenta Bachelet, que obviamente vienen de los fascistas que sobreviven de la tradición fascista del finado dictador Pinochet”.

El Gore de Bush

Luego de presentarse en Santiago en mayo de 2007, Gore voló a Buenos Aires, donde se metió en la cama con la Comisión Interamericana del Etanol (CIE), entidad fundada por el ex gobernador de Florida Jeb Bush en el 2006 y principal patrocinadora del Primer Congreso Americano de Biocombustibles. La CIE está en el centro de muchas aventuras con los biocombustibles que se promueven ahora por toda Iberoamérica. Como fervoroso defensor del librecambismo, Gore abraza la idea de Jeb Bush de usar los negocios multinacionales con el etanol para “energizar” el debate hemisférico sobre el libre comercio. No importa que dicho debate en realidad esté muerto, es un buen tema de conversación para la CIE, que alega que la “integración” continental —o sea, la eliminación de la soberanía— que debió concretarse mediante la fallida Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) del Gobierno de Bush, ¡ahora es posible gracias al etanol! La CIE es una pieza clave de la recién creada “Alianza Bioenergética”, entre cuyos miembros dizque se cuentan “los principales productores de etanol de las Américas”.

Al “Cabeza de Elote” Gore y sus amigos especuladores exigen que las naciones dejen de comer y de reproducirse, y que se preparen a morir. (Fotomontaje: Alan Yue/EIRNS).

Este aparato, con una fuerte participación brasileña, se embarca ahora en una gran ofensiva por los biocombustibles en Centroamérica y el Caribe, cuyas poblaciones están muriéndose de hambre. Creyéndose los muy listos, estos asesinos pretenden usar a esta empobrecida región para aumentar de manera significativa la producción de biocombustibles y luego exportarlos a EU, a fin de eludir el arancel de 54 centavos de dólar por galón al que está sujeto el etanol brasileño. Si se exporta desde una nación como Guatemala, que es uno de los blancos escogidos, el etanol puede entrar a EU libre de aranceles, porque este país participa en la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC).

Los tratos brasileños con la CIE y los tortolitos Bush y Gore son —trágicamente— consecuentes. En el discurso que pronunció el 16 de abril en la conferencia de la FAO en Brasilia, el presidente Lula afirmó solemne que, a pesar de la hambruna mundial, pretende ser un vocero de la ofensiva genocida del Imperio Británico por los biocombustibles. Tuvo la desfachatez de mentir que más gente que nunca “come mejor” en el mundo.

LaRouche respondió que es una locura mayúscula que Lula afirme esto, y advirtió que su propia política podría ponerlo en peligro mortal, de seguir ofreciéndose como agente del Imperio Británico.

En su discurso, Lula insistió que la producción de biocombustibles de ningún modo está relacionada con la escasez de alimentos o con el alza en los precios. Repitiendo el estribillo librecambista británico, culpó en cambio de la crisis alimentaria actual a las “distorsiones” del mercado, al proteccionismo y a los subsidios agrícolas en el sector avanzado, y al alto precio del petróleo. ¿Su solución? Ampliar el libre comercio a través de la ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC), cuyas directrices librecambistas fueron las que crearon la crisis en primer lugar.

El relator especial de las Naciones Unidas Jean Ziegler calificó los biocombustibles de “crimen contra la humanidad”. El demente de Lula los describió como un instrumento de “transformación social y económica” de los países pobres, que generan empleos e ingreso. “Éste es un proyecto en el que deposito una gran esperanza”, dijo, en especial para el futuro de las naciones africanas, asiáticas, centroamericanas y caribeñas pobres.