Crisis mundial de alimentos

Resumen electrónico de EIR, Vol.XXV, núm. 6
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El oso polar no está

‘en peligro de extinción’

por Gregory Murphy

El oso polar se las ha arreglado para sobrevivir por cerca de 250.000 años, tanto a través de una edad de hielo como del último período interglacial (hace 130.000 años), cuando prácticamente no había hielo en el polo norte. Pero el 15 de mayo el Departamento del Interior de Estados Unidos, rindiéndole pleitesía a la obsesión de Al Gore por “salvar al oso polar”, decidió que esta adaptable especie está ahora oficialmente “en peligro de extinción”.

Canadá, donde viven la mayoría de los osos polares, rehusó sumarse a esta decisión política de EU. Tras revisar la misma información que el Departamento del Interior estadounidense, la Comisión Independiente sobre la Condición de la Vida Salvaje en Peligro en Canadá decidió no poner al oso polar en la lista de especies amenazadas.

¿Qué sabe Canadá que Al Gore y su partida de ambientistas desconocen?

¿Y la ciencia?

Un experto en osos polares que acaba de retirarse de su cargo ambientista en el Gobierno canadiense describió algunas de las razones para esta diferencia de enfoques:

Los cazadores esquimales, dijo, para quienes este animal tradicionalmente es parte importante de su economía, “no han informado de una reducción en el número de osos polares. . . Otros siete estudios poblacionales que se realizaron durante el período en que el hielo retrocede, identificaron poblaciones viables capaces de sostener ritmos de caza históricamente aproximados”.

“Sin embargo”, indicó el científico, “los modelos climáticos que proyectan una reducción continua del hielo hacen dicha predicción en función de una relación entre el CO2 y la temperatura global que no parece estarse cumpliendo. No ha habido un aumento de la temperatura global desde 1998, y a nivel mundial de hecho ha descendido, si uno tan sólo ve el intervalo de 2003 a 2008. La disminución continua reciente del hielo marino parece ser obra de flujo inusual de aguas cálidas del Pacífico norte y el Atlántico norte, no de los gases de invernadero. El frío invierno de 2008 en el hemisferio norte restauró el hielo a los niveles normales, excepto en zonas que tuvieron más hielo de lo normal este año”.

“Sin duda haremos el experimento para ver quién tiene la razón”, afirmó. “Los niveles de dióxido de carbono siguen en aumento, y veremos el efecto en la temperatura global y el hielo marino. De tener razón quienes diseñan los modelos climáticos y algunos biólogos especializados en osos polares. . . su distribución y abundancia disminuirá, y la caza quizás deje de ser sustentable.


Estos osos polares, que se dan un atracón en el basurero de Churchill, Manitoba, en Canadá, no le paran bolas a Al Gore, y tú tampoco deberías hacerlo. Históricamente, los osos polares se han aventurado cada vez más tierra adentro, lejos del Ártico, en busca de comida. (Foto: M. Taylor).

“No obstante, si el clima se hace más frío, el hielo marino regresa a los niveles previos y los osos polares conservan su distribución y productividad actual”, dijo, “entonces esta decisión será una reacción exagerada, prematura y mal calculada a una fluctuación ambiental natural”.

“De resultar un error, espero que haya tanto interés por aceptar la responsabilidad como lo hubo por ‘salvar el planeta’. De ser errónea, esta decisión dañará a los cazadores esquimales, al reducir indebidamente su economía tradicional, porque la designación [de especie amenazada] conlleva sanciones comerciales”.

La condición de ‘en peligro de extinción’ podría dañar a los osos

Lo irónico, como indica el científico, es que la designación de “especie en peligro de extinción” podría ser contraproducente para el oso polar, al restringir el estudio de su población.

“Si resulta innecesaria, las privaciones que esta decisión causará podrían menguar la credibilidad de las perspectivas científicas y minar la cooperación de los cazadores indígenas, que ha sido la piedra angular de la historia exitosa de conservación del oso polar desde que se firmó el Acuerdo Internacional sobre la Conservación de los Osos Polares en 1974. Pueda que la decisión en realidad resulte contraproducente para la conservación, al concentrar los recursos y la atención lejos de la necesidad de información y del proceso de coadministración, que es lo más importante para la conservación continua del oso polar”.

Los osos polares lucen tiernos en fotografía, pero en la vida real a los seres humanos y a los osos que no forman parte de su círculo familiar sólo los ven como otra comida. Los osos polares viven de 25 a 30 años, y los machos adultos pueden crecer hasta una altura de entre 2,45 y 2,6 m, y a pesar entre 360 y 610 kg. Las hembras adultas alcanzan la mitad de la altura de los machos y por lo general pesan unos 150 a 250 kg.

El pelaje del oso polar funciona como un salvavidas, de modo que, contrario al cuento infantil de Gore, pueden nadar hasta 200 km sin problema. Esto no sólo hace a los osos polares más listos que Gore, sino también mejores nadadores.

Quienes los investigan han señalado que los osos se mudaron al Ártico y desarrollaron la técnica de aprovechar el hielo para atrapar a sus presas. Éste es un avance sobre su pariente más cercano, el oso gris, y muestra que el oso polar se adapta muy bien a los cambios en su ambiente.