Economía Resumen electrónico de EIR, Vol. I, núm. 8

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Los acreedores desangran al Brasil, como a Argentina

por Gretchen Small



Brasil tiene enormes recursos naturales y humanos que, de movilizarse para un proyecto agresivo de reconstrucción nacional, podrían transformar a esa nación en una de las más productivas del orbe. Pero se encamina al incumplimiento y al desplome de su sistema bancario y su economía nacional, repitiendo lo que le pasó a la vecina Argentina. Esto, a pesar del paquete de rescate sin precedentes de 30 mil millones de dólares para los acreedores de Brasil, que anunció el Fondo Monetario Internacional el 7 de agosto. El gobierno del presidente Fernando Henrique Cardoso rehusa histéricamente encarar el hecho de que el sistema financiero internacional, al que ha ligado el destino de su país, está más quebrado que el mismo Brasil.


Fernando Henrique Cardoso

Desesperado, el presidente brasileño, un sociólogo entrenado en la infame Universidad de la Sorbona de Francia, dijo que la crisis de Brasil era un problema psicológico. En un discurso que pronunció el 21 de agosto ante un grupo de empresarios en Uruguay, Cardoso dijo que "una disonancia cognoscitiva" hace que "las personas no perciban lo que está pasando. De hecho, hay un desfasamiento entre lo que pasa, y lo que se informa y percibe que está pasando". Empero, Cardoso rehusó verse en su propio espejo, diciendo que son "los mercados" los que sufren de "disonancia cognoscitiva", ¡porque perciben que Brasil es un país en crisis económica! Igual al presidente estadounidense George W. Bush, Cardoso insistió que los fundamentos de la economía brasileña son sólidos, y que los que dicen lo contrario deben cambiar su percepción. Un juego amañado Mientras el gobierno brasileño se limita a mendigar por mejores "percepciones", y rehusa imponer los controles de capital necesarios para defender la existencia continua del país, al Brasil lo desangran. Los financieros extranjeros saben que la deuda es impagable y que el país no tendrá otra más que incumplir. De allí que buscan sacarle todo el capital que puedan, constreñidos sólo por la preocupación de que el retiro no sea tan desordenado que derrumbe la pirámide financiera brasileña antes de que puedan salirse. Si hubiera alguna duda de las intenciones de los financieros, la mentada valuación del "riesgo país" (ver el recuadro) las deja al descubierto. El 21 de agosto, el riesgo país de Brasil aumentó aún más, a 2.300 puntos base. Esa valoración, por sí sola, garantiza que ocurrirá el incumplimiento. EIR le advirtió a los brasileños que esto pasaría. Dennis Small, el director de esta publicación, advirtió precisamente sobre este peligro en un seminario organizado en torno a la visita del precandidato presidencial estadounidense Lyndon LaRouche a São Paulo, Brasil, cuando el riesgo país subió a 1.300 puntos el 14 de junio. "La gente no quiere reconocerlo, no quiere verlo, no quiere admitirlo. Pero hay un elefante enorme en la cocina", dijo Small. "El problema aquí es que nadie quiere creer que Brasil, en tres semanas, puede estar en la situación de Argentina", añadió. "¿Cómo? Muy sencillo: en 4 días el riesgo país de Brasil podría subir, no a 1.300. sino a 2.500. Moody's, Standard & Poors y Fitch cambian el riesgo país de Brasil. ¿Cómo? Las compañias valuadoras internacionales así lo deciden. ¿Y qué pasa? En 3 segundos, todo el presupuesto de la nación brasileña estalla, porque todo está ligado a las tasas de interés, y las tasas de interés están sujetas al riesgo país. ¿Qué es el riesgo país? Lo que les pegue la gana decir que es a los dueños del cáncer financiero. Y en seis semanas, no hay presupuesto nacional". Crónica de una muerte anunciada Es notable que aún meses después los brasileños sigan con el juego. La agencia noticiosa Bloomberg informó que, "los banqueros dicen que el anuncio del FMI de un préstamo de 30 mil millones de dólares para ayudar a Brasil a evitar un incumplimiento del pago de su deuda, no es suficiente para convencerlos de aflojar el dinero", y no les renovarán préstamos a los deudores brasileños. Walter Molano, de BCP Securities, le dijo al diario argentino Clarín que el paquete del FMI no funcionará, y que recomienda que los inversionistas vendan todo ahora. Morgan Stanley publicó un informe similar, llamado "Brasil a la baja". El hombre del Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York para América Latina, Robert Maxwell, le dijo al periódico Folha de São Paulo, que el paquete de ayuda de 30 mil millones de dólares del FMI, a lo sumo podrá retrasar por unos cuantos meses el desplome de la economía brasileña, y garantiza que la quiebra será mucho peor, tanto para Brasil, como para el FMI. Brasil ahora se ve incapacitado para refinanciar gran parte de su deuda. El Banco Central sólo pudo refinanciar 65% de los 2.500 millones dólares de deuda pública que vencían entre el 12 y el 16 de agosto, aun cuando ofrecía una tasa de interés sin precedentes, ¡de 30,17% anual para bonos pagaderos a 47 días! Jornal do Brasil señaló el 15 de agosto, que eso era más del doble de los intereses que ofreció pagar hace un año el gobierno argentino para bonos parecidos, apenas meses antes de caer en mora. Las empresas privadas brasileñas están en el mismo bote, y tienen una deuda externa de cerca de 120 mil millones de dólares, más que los 95 mil millones de la deuda externa oficial que Argentina dejó de pagar en diciembre de 2001. Todos los ojos están puestos en Eletropaulo ?el principal distribuidor de electricidad para la ciudad de São Paulo, y el tercero más grande del mundo?, hoy propiedad de AES Corporation, de los EU. Eletropaulo pagó 120 millones de dólares en bonos el 21 de agosto, sólo porque el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), propiedad del estado, soltó el dinero. Al momento de escribir esto estaba por verse si Eletropaulo obtendría o no los 225 millones de dólares que necesitaba para pagar un préstamo que vencía el 26 de agosto. En su estampida, los bancos extranjeros cortan incluso los créditos comerciales para las empresas del Brasil. El presidente del Banco Central, Arminio Fraga, dice que los créditos comerciales se han cortado en 20%, pero la mayoría de las fuentes privadas informan que los cortes han sido muy superiores al 50%. Los exportadores dicen que los créditos comerciales han caído de 16 mil millones de dólares, a 5 mil millones, informó el 20 de agosto el diario brasileño O Globo. A los que se les ofrecen créditos, es con plazos de vencimiento mucho más cortos y tasas de interés prohibitivas. Según Roberto Segatto, presidente de la Asociación de Comercio Exterior, las tasas de interés han aumentado, de su nivel previo a la crisis, de entre 3 y 4%, a un promedio de 12%. Desesperados por alargar el juego un poco más, Fraga y el ministro de Hacienda, Pedro Malan, lograron programar ?con cierta dificultad? para el 26 de agosto, una reunión personal con importantes representantes de 10 o 12 bancos estadounidenses, europeos y asiáticos, en las oficinas de la Reserva Federal de Nueva York. Es probable que también el FMI mande a alguien. Su objetivo declarado es convencer a los bancos de restablecer las líneas de crédito, y dar una "señal de confianza" en Brasil. De rechazarse su petición, que al momento de escribirse este artículo estaba en veremos, el resultado podría ser una fuga descontrolada del dinero de los inversionistas extranjeros del Brasil.