Nace el Foro de Guadalajara


Seminario de dos días "México-Brasil-Argentina: La hora de la integración; marcha hacia un Nuevo Bretton Woods"

por Gretchen Small

La propuesta de Lyndon LaRouche de remplazar al moribundo sistema financiero mundial actual con un nuevo orden económico fundado en la paz y la justicia, y de revivir la economía mundial con grandes proyectos de infraestructura, cuyo eje sería el Puente Terrestre Eurasíatico, tomó un gran paso adelante con la celebración de un seminario de dos días —"México-Brasil-Argentina: La hora de la integración; marcha hacia un Nuevo Bretton Woods"— en Guadalajara, México, el pasado 22 y 23 de agosto. Allí, los dirigentes claves de Iberoamérica que se juntaron para avanzar el proceso de aglutinar a las fuerzas políticas necesarias para llevar a cabo el proyecto, escucharon a tres de los dirigentes que tuvieron un papel decisivo en la gran batalla de 1982 en defensa de la soberanía de las naciones de las Américas: el precandidato presidencial estadounidense LaRouche, el ex Presidente de México, José López Portillo, y el héroe de las Malvinas, Mohamed Alí Seineldín (ver Resumen ejecutivo de EIR, primera quincena de septiembre de 2002).

Además se constituyeron en el "Foro de Guadalajara" y aprobaron la carta de Guadalajara "En defensa del Estado nacional soberano; marcha hacia un nuevo Bretton Woods", que aparece abajo.

El seminario de Guadalajara no fue para nada un asunto solamente mexicano. Participó una delegación de Brasil encabezada por el contraalmirante (r) Sérgio Tasso Vasquez de Aquino, ex subjefe del Estado Mayor de la Fuerzas Armadas. También participó una delegación de Argentina, encabezada por el mayor (r) Adrián Romero Mundani, presidente del Movimiento de Identidad Nacional e Integración Iberoamericana (MINeII), mismo que orienta el coronel Seineldín. Los integrantes de ambas delegaciones eran veteranos del proceso que inició el MSIA en junio de 2001, para crear un eje Brasil-Argentina que haga realidad el nuevo Bretton Woods que propone LaRouche.

A través de una serie de seminarios llamados "Brasil-Argentina: La hora de la verdad", se ha venido educando a un grupo cada vez más amplio de dirigentes en torno a estas ideas. LaRouche personalmente habló en el más reciente de estos seminarios, que tuvo lugar en junio en São Paulo, Brasil. El objetivo del seminario de Guadalajara era extender ese proceso a toda Iberoamérica, incorporando a México al mismo. También estuvieron presentes representantes de otros países, tales como el Perú.

El seminario lo organizaron los correligionarios de LaRouche en el Movimiento de Solidaridad Iberoamericana (MSIA) de México, para conmemorar el vigésimo aniversario de la publicación de Operación Juárez, la estrategia que LaRouche esbozó en 1982 para que Iberoamérica cambiara el sistema financiero global, y el intento del entonces presidente López Portillo de aplicar esa estrategia en agosto y septiembre de ese año.

Marivilia Carrasco, presidenta del MSIA en México, identificó la importancia histórica del seminario en su bienvenida a las 250 personas que llenaron el auditorio del prestigiado Club de Industriales de Guadalajara.

"Las alternativas son claras —dijo—. Iberoamérica se une para luchar por una solución global a esta crisis sistémica general, y eso implica, necesariamente, la alianza con las fuerzas que representa LaRouche en los EU. Divididas, sucumbiremos en tanto naciones, desintegradas, abatidas por las luchas intestinas, y bajo el enseñoreo de la violencia, del narcotráfico, del hambre y de las enfermedades".

La sesión inaugural, que incluyó casi 2 horas de diálogo de LaRouche con los participantes, se transmitió en vivo a toda Guadalajara a través de Radio Universidad, y a todo el mundo, en inglés y en español, por internet, en www.larouchepub.com/spanish.

Las tres personalidades participaron a distancia en el seminario: LaRouche y Seineldín por teléfono, y López Portillo con un mensaje escrito. La condición delicada de salud del ex mandatario mexicano le impidió asistir al acto, mientras que Seineldín permanece injustamente en una prisión argentina, por defender las instituciones de su nación.

LaRouche no pudo participar en persona en el seminario, porque las autoridades mexicanas rehusaron proporcionarle las condiciones de seguridad necesarias para ir a Guadalajara.

LaRouche les explicó a los participantes que Henry Kissinger le había dado órdenes a México en octubre de 1982: "De aquí en adelante, a este tipo LaRouche nunca más lo vamos a dejar entrar a México. Es demasiado peligroso para México". Y el Departamento de Estado ha hecho cumplir esa decisión desde entonces. LaRouche sí recibió las condiciones de seguridad necesarias para visitar a Brasil el pasado mes de junio, y la posibilidad de que realizara un viaje parecido a México, donde él y López Portillo compartirían el podio, le puso los pelos de punta a Wall Street.

La influencia de LaRouche en Iberoamérica es mayor ahora que en 1982, cuando era un héroe popular en la región por su apoyo a la Argentina en la Guerra de las Malvinas contra la Gran Bretaña. En lo más álgido de esa guerra, en mayo de 1982, LaRouche sostuvo una conferencia de prensa en Los Pinos, la residencia oficial del Presidente de México, luego de reunirse con López Portillo, y ahí propuso que Argentina arrojara la "bomba de la deuda" contra la Gran Bretaña, como la única forma eficaz de vencer a los británicos.

Ahora —le dijo LaRouche a los reunidos en Guadalajara—, estamos en la fase final de un sistema monetario que, o lo remplazamos regresando a un sistema como el antiguo sistema de Bretton Woods, o las naciones morirán. "Sólo ganando esta pelea, podremos tener la correlación de fuerzas necesaria para darle a las Américas en su conjunto, la justicia que hoy se les niega. Y así, la tradición de la alianza implícita de Lincoln con Benito Juárez, y la lucha por el desarrollo de una verdadera República mexicana, es al precedente al que debemos acudir hoy".


A los pueblos y gobiernos del mundo: El Foro de Guadalajara en defensa del Estado nacional soberano; marcha hacia un nuevo Bretton Woods

Los abajo firmantes, participantes del "Seminario México-Brasil-Argentina: La hora de la integración; marcha hacia un nuevo Bretton Woods", realizado en la ciudad de Guadalajara, México, los días 22 y 23 de agosto de 2002, convocamos a los gobiernos y pueblos de las naciones iberoamericanas, y por extensión al mundo entero, a la formación de un Foro Económico basado en la defensa del principio del Estado nacional soberano y en los derechos inalienables del hombre —la vida, la libertad y la busqueda de la felicidad —, dotados a cada ser humano por su Creador. Con esto iniciamos el proceso que conducirá a la convocatoria de una nueva conferencia de Bretton Woods, propuesta hecha por el economista estadounidense Lyndon LaRouche, y secundada por un conjunto de fuerzas internacionales.

La convocatoria a formar un nuevo foro económico internacional es urgente y necesaria, porque el sistema financiero del Fondo Monetario Internacional (FMI) se desintegra. Las actuales políticas del FMI desatan una hecatombe financiera que ahora destruye a naciones y poblaciones enteras, como hoy vemos en el caso de Argentina.

Ante esta crisis existencial, ninguna de las presentes instituciones internacionales representa los verdaderos intereses de la humanidad, mucho menos los dos "foros" existentes: El Foro de Davos —que le sirve de plataforma a las propuestas de la oligarquía financiera internacional—; ni el Foro de Porto Alegre —el llamado Foro Social Mundial—, que agrupa a fuerzas supuestamente antiglobalización, pero que no es más que una aglomeración de ONGs y otras organizaciones de corte jacobino, todas financiadas por especuladores financieros tales como la familia anglofrancesa Goldsmith. Ambos foros mundiales defienden, por medios diferentes, el intento de reimponer un orden imperial, cuyos efectos en Iberoamérica replicarían la nueva Edad de las Tinieblas del siglo 14, acarreada por los cobradores de la deuda lombarda en Europa.

Para las naciones de Iberoamérica, en particular, la formación de un nuevo foro es fundamental, porque el continente entero enfrenta una crisis sólo comparable a aquella que antecedió a las gestas de independencia de principios del siglo 19. Nuestras naciones se encuentran esclavizadas por enormes deudas externas e internas impagables, y por la plaga del narcotráfico, que, como cadenas ardientes, mantienen a más de la mitad de la población viviendo por debajo de los niveles oficiales de la pobreza y sufriendo, por primera vez en su historia, el peligro inminente de la reducción poblacional a causa del hambre, las enfermedades y la guerra. De manera que enfrentamos una era de tinieblas como la del siglo 14, si no logramos cambiar de rumbo.

La única forma de reaccionar ante este estado de cosas es:

1) ayudar a construir un nuevo orden que sustituya al del FMI, y 2) resistir los planes para imponer el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que, de realizarse, consolidaría la subyugación de nuestras naciones al eje angloamericano. Con las medidas que poponemos, tenemos que acabar con el sometimiento de décadas a la fantasía liberal que proclama que el camino fácil al pleno desarrollo económico es simplemente asentir a las reglas de la "globalización", al tiempo que dócilmente se acepta el aphartheid tecnológico y se prescinde del desarrollo de tecnología de punta. En otras palabras, la desaparición de nuestra propia soberanía nacional.

La fantasía ya se acabó. El futuro inmediato de todos se ve en la desintegración económica e institucional actual de la hermana república de Argentina. Todos somos Argentina. De ahí que México, Brasil y Argentina, en particular, tienen la responsabilidad de hacer volver a las naciones iberoamericanas a principios económicos basados en el bien común, que subordinen los intereses financieros nacionales e internacionales al desarrollo pleno de la nación. Debemos usar el precedente exitoso del ex presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, para generar, con urgencia y de inmediato, por medio de grandes obras de infraestructura, millones de empleos productivos que proporcionen el alivio y la confianza necesarias en el futuro para que los pueblos empobrecidos y desesperanzados, vulnerables a la manipulación de las hordas anarquistas que se congregan en el Foro Social Mundial, mantengan la paz social, la racionalidad y un sentido de misión nacional, hoy gravemente amenazados por los resultados de la "globalización". Para lograr esto, se hace necesario de manera urgente la puesta en marcha de un conjunto de corredores bioceánicos y, en especial, el fomento de hidrovías y ferrovías desde el norte de México hasta la Patagonia argentina. Esta infraestructura debe conjugarse con grandes proyectos de desarrollo industrial y agropecuario. América del Sur, por sí sóla, tiene la capacidad de suplirle inmediatamente alimentos baratos a todos los hambrientos del mundo, incluyendo a los propios.

Obstaculizar este enorme potencial económico es lo que motiva las campañas de la oligarquía angloamericana, que se llevan a cabo por una vasta red de organizaciones no gubernamentales (ONGs), que ponen toda suerte de trabas a tales proyectos alegando posibles daños al medio ambiente y al medio de vida de los pueblos indígenas, a los que de esa forma se les niega el derecho a la civilización. El mismo tipo de campaña se despliega contra el uso responsable de semillas transgénicas en la agricultura.

Igualmente, las naciones iberoamericanas deben fortalecer la defensa de su infraestructura económica básica, de su agricultura y de su industria. Hay que complementar esto retomando los grandes proyectos de investigación y desarollo científico, en tales áreas como la energía nuclear, la industria aeroespacial, la biotecnología y otras, además de recuperar y desarrollar el sector de bienes de capital, tan golpeado por la avalancha neoliberal.

Por tanto, se hace necesario promover un cambio de rumbo, reduciendo de inmediato el drenaje colosal de recursos financiero, estableciendo una reprogramación forzada de la masa de deudas, públicas y privadas, aun si ello requiere una moratoria conjunta, a fin de liberar recursos para un fondo de desarrollo que proporcione los medios necesarios para el crecimiento y el desarrollo económico que beneficie a todos los sectores de la sociedad.

Para aislar a nuestras naciones de los efectos de la debacle financiera global, es necesario adoptar un conjunto de medidas proteccionistas, tales como el control de cambios y capitales (como hizo con éxito Malasia durante la llamada "crisis asiática" de 1997–98); aranceles para proteger la industria nacional; y tipos de cambio fijos para que nuestras monedas no sean víctimas fáciles de los especuladores internacionales.

Pero no habrá futuro para ninguna nación, para ningún pueblo, si no logramos una reorganización total del sistema financiero mundial. Iberoamérica debe integrarse para, juntos, hacer valer nuestra voz. Hoy, hay iniciativas diplomáticas de Rusia y otras naciones eurasiáticas, desde China, Japón y Corea del Sur, pasando por Malasia, a Irán en el Oriente Medio, todas promoviendo la idea de establecer un Puente Terrestre Eurasiático, como lo propuso originalmente Lyndon LaRouche, que crearía las arterias para el desarrollo económico mundial. Estos son nuestros aliados en la tarea de liberarnos de la locura económica de la oligarquía angloamericana y sus instituciones, tales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que se comportan como un psicópata que amenaza con prenderle fuego a su casa antes de que le pongan la camisa de fuerza.

Esta clase de iniciativas y alianzas internacionales es también la mejor ayuda que pueden dársele a los propios Estados Unidos, para que se liberen a sí mismos de la dinastía de décadas de Paul Volcker y Alan Greenspan, respectivamente, el anterior y el actual presidente de la Reserva Federal.

Por tanto, llegó la hora de que cada ciudadano de Iberoamérica asuma su responsabilidad en formar una "masa crítica" de ciudadanía consciente, capaz de influir de manera decisiva el futuro común que es el destino de todas nuestras naciones, y convertir al "continente de la esperanza" en un continente de prosperidad y abundancia.