El electorado alemán repudia la guerra contra Iraq


Canciller de Alemania, Gerhard Schröder

Así como incluso las noticias de CNN esta mañana parecen conceder, la coalición tras el canciller de Alemania, Gerhard Schröder, y el ministro de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, vino desde atrás para llevarse una apretada victoria en las elecciones nacionales del domingo. Como indica el aumento en la votación por el Partido Verde de Fisher, el firme rechazo de del canciller a participar en una guerra contra Iraq, combinado con la oposición de su rival Edmund Stoiber a la asistencia general para las regiones recién devastadas por las inundaciones, es lo que le permitió a Schröder retener la cancillería.

Tal como se les ha mostrado al candidato que pretendía la cancillería, Stoiber, y a la Casa Blanca de Bush, resulta que la campaña electoral alemana y sus resultados coinciden con una creciente y poderosa reacción en casi todo el mundo, en especial en Eurasia, contra el actual respaldo del gobierno de Bush a las dementes políticas imperiales de guerra del vicepresidente estadounidense Dick Cheney y su parvada de lo que se conoce en círculos prominentes de los EU y el Reino Unido como "los gallinazos".

Sería un error considerar que estos resultados definen una tendencia para los meses venideros. Las actuales ironías en las relaciones internacionales son sólo ráfagas de advertencia de dos grandes huracanes globales que están por llegar: los efectos económicos y de otra índole de las enajenantes locuras estratégicas del obseso vicepresidente Cheney, y el derrumbe ya en curso del actual sistema monetario y financiero mundial. En estas circunstancias, el minúsculo error de Stoiber en su reto al canciller Gerhard Schröder no define una tendencia. De continuar Stoiber soportando la carga de las presentes ideologías económicas de los demócratas cristianos, no sería extraño que en el futuro adoptase el papel de Don Quijote, montando un caballo muerto hacia una batalla contra los molinos de los "verdes" alemanes.

Muchos cambios aún no se deciden; lo que es seguro es que ninguna política actual de ninguna nación de las Américas o de Europa permanecerá en pie por más de un año a partir de ahora. A menos que el gobierno de Bush deseche la doctrina estratégica de Cheney y sus propias políticas económicas profundamente enraizadas, el abismo entre los EU y Eurasia crecerá y se profundizará. Eurasia no se someterá de forma voluntaria al creciente horror, producto de la continuación de los disparates estratégicos de Cheney. Eurasia no puede sobrevivir alineada a los trágicos delirios que ahora merman la credibilidad del gobierno de Bush.

La fantasía desplegada en uno de los borradores que se le pegaron a lo que se llama "La estrategia de seguridad nacional de los EU", el discurso de Bush del 22 de marzo de 2002 en Monterrey, México, es tan sólo típica de los absurdos de la política económica de ese gobierno. Este aparece en un pegoste tipo Braque [el cubista], bajo el título de "VI. Iniciemos una nueva era de crecimiento global a través de los mercados libres y el libre comercio". De continuar esas políticas, el pistolero estadounidense, armado hasta los dientes, con las tarifas actuales, pronto podría no alcanzar a pagar el boleto para acudir a su próxima guerra.

Mientras tanto, por supuesto, la campaña del partido BüSo de Helga Zepp-LaRouche, obstaculizada y mal financiada, mostró algunos indicios interesantes para el futuro, en especial en Berlín, Baviera y Sajonia. Bajo los giros internacionales que ahora surgen, la victoria de Schröder, quien vino desde atrás, mostró factores que coinciden con las perspectivas de política de más largo plazo que el BüSo ha introducido Cartel electoral de Helga en la vida política de AleZepp-LaRouche. mania.

El BüSo trajó su advertencia de derrumbe financiero y guerra, y estimuló el debate público sobre estas cuestiones. Lanzó una lista con un total de 150 candidatos en ocho distritos federales, y 45 candidatos individuales para elección directa en nueve distritos. Helga Zepp-LaRouche, principal candidata del BüSo, hizo campaña por un escaño en el Parlamento sobre la plataforma de un nuevo orden económico mundial más justo.

Tanto la cantidad de votos para los candidatos individuales del BüSo, como la de su lista de candidatos elegibles, fue del doble que la de la pasada elección de 1998. Los primeros pasaron de 10.260 votos a 22,503, y los últimos, de 9.662 a 17.020. Los candidatos individuales alcanzaron una votación de entre 0,4 y 1,2% en Sajonia, de 0,2 a 0,5% en Berlín, y de entre 0,2 y 0,8% en Baviera.

A pesar del bloqueo de la prensa y los partidos contra el BüSo, ya no puede pasarse por alto en Alemania el nuevo Bretton Woods de LaRouche, como la salida de la depresión.