Iberoamérica
Resumen electrónico de EIR, Vol. I, núm. 11

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Amigo de LaRouche arrasa en las elecciones de Brasil


Enéas Ferreira Carneiro, electo diputado al Congreso nacional por São Paulo, La Dra. Havanier, y en los extremos Lyndon y Helga Zepp-LaRouche

por Silvia Palacios y Lorenzo Carrasco

Las elecciones que tuvieron lugar el 6 de octubre en Brasil, fueron la mayor demostración mundial de repudio de la población al globalismo insano. Con un padrón electoral de 115 millones, comparecieron a las urnas 95 millones de brasileños, de los cuales sólo 20 millones apoyaron la candidatura presidencial del oficialista José Serra. El resto rechazó las políticas que durante ocho años de gobierno ejecutó el presidente Fernando Henrique Cardoso.

Como ninguno de los candidatos obtuvo la mayoría absoluta, habrá una segunda vuelta entre el favorito Luiz Inácio "Lula" da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), quien quedó en primer lugar con el 47% de los votos, y Serra, quien sacó el 23%. El ex gobernador de Río de Janeiro, Antonio Garotinho, obtuvo el 16% de la votación, mientras que el ex gobernador de Ceara, Ciro Gomes, sacó el 12%.

La total falta de credibilidad de la politíca globalista del gobierno también se vio en el hecho de que, de los 12 estados que eligieron gobernadores, 7 eligieron opositores a la política vigente, dos del PT, y cinco de otros partidos.


Aplastante victoria para el PRONA


Enéas Ferreira Carneiro y Lyndon LaRouche
(São Paulo, Brasil, en junio de 2002)

Aún más reveladora, fue la aplastante victoria que ganó Enéas Ferreira Carneiro como diputado al Congreso nacional por São Paulo. El cardiólogo, matemático y físico —además de gran amigo del precandidato presidencial estadounidense Lyndon LaRouche— quien encabeza el Partido de Reconstrucción del Orden Nacional (PRONA), sacó un millón 600 mil votos a su favor, ¡la votación más grande que jámas haya recibido ningún candidato a diputado, ya sea en términos absolutos o porcentuales, en toda la historia del Brasil! Los votos que obtuvo el doctor Enéas, como se le conoce en Brasil, fueron más que los que sacaron los cuatro otros candidatos que lo siguieron juntos. De hecho, José Dirceu, que probablemente encabeze la bancada del PT en el Congreso, y quien quedó en segundo lugar después de Enéas, con más de medio millón de votos, lo que sería respetable en cualquier otra elección, ¡apenas sacó un tercio de los votos que obtuvo Enéas! Debido al sistema de representación proporcional, la enorme cantidad de votos que obtuvo el doctor Enéas le permitió elegir consigo a otros cinco diputados, lo que establece al PRONA como una fracción del Congreso y a Enéas como uno de los líderes del órgano legislativo, con todas las prerrogativas de rigor.

Como parte de la misma revuelta popular, la doctora Havanir Nimtz, principal colaboradora del doctor Enéas, y quien ahora ocupa una curul en el Concejo Municipal de São Paulo, ganó un escaño en la Asamblea Estatal de São Paulo, con la más alta votación en ese estado, donde se concentra el mayor número de electores del país, 25 millones, y se produce la mitad del producto interno bruto del Brasil.

La victoria de Enéas, un gran intelectual y un nacionalista comprometido, ocurrió sólo dos semanas después de que la Cámara de Diputados de Italia aprobara una resolución apoyando la propuesta de LaRouche para reformar el sistema monetario internacional con un nuevo sistema de Bretton Woods (ver artículo en pág. 2).

Sin recursos financieros importantes, el doctor Enéas hizo su campaña en torno a cambiar el sistema financiero internacional. La afinidad entre Enéas y LaRouche se hizo explícita el pasado mes de junio, cuando LaRouche visitó Brasil acompañado por su esposa, la política alemana Helga Zepp-LaRouche. Durante esa visita, el Concejo Muncipal de São Paulo invistió a LaRouche como ciudadano honorario de esa ciudad, a iniciativa de la doctora Havanir.

Un retorno a la era de Vargas

Las ramificaciones de un eventual rompimiento de Brasil con las políticas del Fondo Monetario Internacional, tienen aterrados a Wall Street y a la City de Londres. Algunos financieros encumbrados proponen que el FMI inyecte más de 60 mil millones de dólares al Brasil, para que pueda seguir pagando su deuda externa de unos 500 mil millones de dólares.

El aplastante repudio al globalismo que se expresó en las urnas, vino tanto de los ciudadanos más pobres como de las élites del país, que repudiaron la humillación a la dignidad nacional que viene ocurriendo desde 1990, con la elección de Fernando Collor de Mello, y que ha continuado a lo largo de los dos mandatos de Cardoso. Como dice el dicho popular: "De Fernando en Fernando el país se fue fregando".

El resentimiento de las élites a la pérdida del impetú de Brasil hacia la grandeza como potencia agrícola e industrial, hasta quedar de rodillas a merced del libre mercado, llevó a muchos a respaldar a Lula. "No hay porque temer las consecuencias de una nueva politica que le dé prioridad al crecimiento y al empleo, en lugar de la servidumbre a lo que se imagina ser el deseo de los agentes del mercado", dijo el ex ministro de Hacienda y ahora diputado, Delfim Netto, sobre la elección de Lula, en un artículo publicado en Monitor Mercantil del 1 de octubre. "El nuevo gobierno tendrá poca libertad, pero suficiente para generar más desarrollo y menos `mercadismo' ", añadió.

Rubens Ricupero, secretario general de la UNCTAD (Comisión de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo), en un artículo publicado en Folha de São Paulo el 29 de septiembre, dijo que el país debería retornar a la era de "Vargas", refiriéndose al nacionalista Getulio Vargas, quien gobernó de forma intermitente de 1931 a 1954. Cardoso repudió el legado de Vargas. Pero, dijo Ricupero, en la era de Vargas, que surgió a raíz de la crisis de 1929 y la Gran Depresión, "el país tuvo que suspender el pago de la deuda y vivió el estrechamiento de las opciones, exprimido entre el estalinismo y el fascismo. No obstante, muy temprano salió de la recesión, impulsó la industrialización, construyó [la siderúrgica de] Volta Redonda. Hubo realizaciones admirables, el BNDES, (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social), Petrobras, la Compañía Siderúrgica Nacional, que hoy dejamos melancólicamente pasar a manos extranjeras. De todo el legado de la era Vargas, tal vez lo mas valioso haya sido el ejemplo de algunos brasileños de la época capaces de reaccionar y vencer un clima externo inhóspito".

Del dicho al hecho

Que Lula pueda concretar este deseo está por verse. Lula es una personalidad muy amorfa, que tiende a acomodarse a las presiones, lo que le permitió ser el líder del PT, un mosaico de diferentes facciones de toda la gama ideológica de izquierda. De allí que pudo colaborar con el Partido Comunista de Cuba en la fundación del Foro de São Paulo en 1990, y también aceptar la invitación expresa de Cardoso, de integrarse al Diálogo Interamericano, el brazo hemisférico de la Comisión Trilateral. Más recientemente, el PT de Lula se alió con el Partido Socialista francés y con las redes del multimillonario anglofrancés Teddy Goldsmith para fundar el supuestamente antiglobalista Foro Social Mundial. Por otra parte, el PT alberga sectores genuinamente nacionalistas, a los que se sumaron importantes sectores industriales y políticos en la reciente campaña electoral.

La probable victoria de Lula en la segunda vuelta probablemente desate un choque interno dentro de la propia estructura del PT y con sus aliados. Uno de ellos, João Pedro Stedile, del Movimiento Sin Tierra (MST), dijo en una entrevista que publicó Folha el 16 de septiembre: "Lula está haciendo un discurso dentro del ropaje de una campaña electoral. Evidentemente que no es un discurso de defensa de un programa de izquierda o de los necesarios cambios radicales que nuestra sociedad precisa. Es un discurso de centro". Stedile añadió que lo importante eran "las fuerzas sociales que se aglutinan en torno de este o aquel candidato. Toda nuestra militancia social, tanto del MST como de los demás movimientos de vía campesina, estamos comprometidos con la campaña de Lula". Es decir, que de ratificarse el triunfo de Lula, los radicales pondrán en práctica la tesis del terrorista italiano del FSM, Tony Negri, de usar las "multitudes" del movimiento globalifóbico para destruir lo que resta del edificio del Estado nacional soberano.

El sociólogo Helio Jaguaribe le dijo a Clarín de Argentina, que lo único comparable a una posible presidencia de Lula en Latinoamérica fue la presidencia del "chileno Salvador Allende", quien precisamente fue víctima de las facciones más radicales de izquierda entre sus aliados. La oligarquía internacional ya se mueve para aprovechar esta situación, como se ve claramente en los planteamientos de Constantine Menges, quien refleja el pensamiento de los utopistas que hoy dominan en Washington. Menges ha dicho de manera explícita que, con una victoria de Lula, Brasil pasaría a ser parte de un "eje del mal" latinoamericano, junto con la Cuba de Fidel Castro, la Venezuela de Hugo Chávez, y una Colombia de los narcoterroristas, por lo que sería un blanco de la campaña "antiterrorista" del enloquecido gobierno de Bush.

Lo que sí es indudable, es que los resultados electorales del Brasil crean una nueva geometría que tendrá grandes repercusiones para el sistema financiero internacional, y para la política de Bush hacia el hemisferio. De allí el temor del Washington Post, que dijo el 7 de octubre: "Una reacción antiglobalizadora barre al Brasil". Gane quién gane la segunda vuelta, enfrentará una situación internacional explosiva por la crisis sistémica del sistema financiero, y por los intentos del actual gobierno estadounidense de imponer una nueva ley imperial.

Más allá de las elecciones, el pavor en los mercados financieros se debe a las explosiones financieras en Brasil, incluyendo las grandes fluctuaciones cambiarias diarias del real en relación al dólar. El Financial Times de Londres comentó recientemente que si el paquete de rescate de 30 mil millones de dólares del FMI no funciona, "no sólo destruirá la frágil economía brasileña, sino también la propia razón de ser del FMI".

Es claro que el descalabro financiero no es producto del proceso electoral, como algunos pretenden hacer creer, y que la crisis se agudizará aún más. De allí que, antes de terminar el año y la gestión de gobierno de Cardoso, habrá que tomar acciones radicales para frenar la fuga de capitales, o de lo contrario, el país acabará como Argentina.

Por ello, Ricupero, en un artículo publicado el 9 de octubre en Gazeta Mercantil, le recomendó al actual gobierno "tomar medidas preventivas contra turbulencias que pueden continuar afectando la economía brasileña, aún después de la elección del nuevo presidente en la segunda vuelta".