África: la catástrofe de la hambruna se cierne sobre 30 millones de personas


La hambruna e inanición se ciernen sobre 30 millones de personas
de 13 naciones africanas, a causa de la sequía y dogmas económicos
fallidos. La crisis amenaza con ser la peor de los últimos
30 años en el continente.

por Uwe Friesicke

Mientras todo Occidente tiene la atención puesta en la amenaza de guerra contra Iraq, en África está a punto de estallar una crisis humanitaria sin paralelo que amenaza con hacer palidecer todos los desastres que han ocurrido en ese continente en los últimos 30 años, incluyendo la hambruna de Etiopía de 1984–85. La agencia de alimentación de la ONU (WFP) y la FAO advierten que una hambruna extrema amenaza a más de 30 millones de africanos para principios del 2003, y que la crisis sólo puede superarse si el resto del mundo suministra enormes cantidades de alimentos.

Hasta ahora las advertencias de la FAO han caído en oídos sordos, aunque el desastre podría conjurarse en poco tiempo si los gobiernos de Europa y los Estados Unidos tuvieran la voluntad política de hacerlo.

La crisis ya alcanza a tres grandes regiones de África. En África del Sur, afecta a todos los países de la región —excepto Sudáfrica, Namibia y Botswana—, y amenaza la vida de más de 14 millones de personas. Malawi declaró una emergencia nacional desde febrero; Lesotho, en abril; y Zambia, en mayo. En el Cuerno de África, donde la hambruna ya lleva años, la situación en Etiopía, Eritrea y Somalia empeoró de forma marcada en octubre, y otras 14 millones de personas tienen que vérselas con las consecuencias de la falta de comida. La situación más crítica se encuentra al sur del Sahara, donde peligran las vidas de varios millones de seres humanos en Mauritania, Malí, y Senegal.

Desde comienzos del 2002, la ONU ha dado la voz de alarma con advertencias claras la catástrofe que ahí se desenvuelve. Al principio, se trataba de África del Sur. Ya en febrero, la FAO hablaba de 4 millones de personas que, debido al pésimo clima en Zimbabwe, Zambia, Malawi, Mozambique, Lesotho, Swazilandia y Angola, enfrentarían un desastre generalizado en la siguiente cosecha. En mayo, ya hablaban de 10 millones de personas en peligro; en junio, 12,8 millones; y ahora, la cifra asciende a 14 millones. En Etiopía, el gobierno alertó en julio que tenía que corregir sus cálculos iniciales de que 5,2 millones de personas necesitarían ayuda alimenticia, para sumar 8 millones.

A mediados de octubre, el WFP emitió un boletín de prensa con el alarmante título de, "Amenaza el desastre: millones más de etíopes amenazados por la hambruna". El informe cita el cálculo del representante de la ONU en Etiopía, Georgia Shaver, de que ahí 6 millones de personas ya habían tenido que acudir a la ayuda alimenticia, y que esa cifra podría elevarse a 10 o 14 millones, sólo en Etiopía, para principios de 2003. También el gobierno de Eritrea advirtió que las pérdidas en las cosechas por la sequía golpearon a un millón y medio de personas.

Además, ahora hay señales de alarma al sur del Sahara. La ausencia de lluvias ha acabado con las cosechas en grandes regiones de Mauritania, Malí y Senegal.

Desastre sin precedentes

Christiane Berthiaume, vocera de la WFP, dijo que la ONU nunca antes había tenido que enfrentar tantas crisis tan severas al mismo tiempo. Nunca se había encontrado con un problema tan enorme, dijo, y los países donantes no están respondiendo adecuadamente. La FAO también se queja de que sólo ha recibido 34% de los alimentos que solicitó en agosto para bregar con la crisis en el sur de África.

La crisis se debe mayormente a una extensa sequía que afecta a países cuyas economías ya estaban derrumbadas por los dictados del ajuste estructural del Fondo Monetario Internacional, y cuyas poblaciones ya padecían la pobreza más extrema, con enfermedades y desnutrición. Los agricultores se encuentran a merced de las sequías porque no existe la infraestructura para combatir sus efectos. Todo lo que pueden hacer es ver como se va secando todo.

Este año, Malawi tendrá su cosecha más pobre en más de 50 años. En Zambia, ya el año pasado la producción de maíz fue un 30% menor de lo normal. Este año, en algunas zonas, la cosecha se perdió por completo. En Zimbabwe, hay un déficit de hasta 1,5 millones de toneladas de maíz. La primavera pasada Lesotho se vio afectado, no por la sequía, sino por las lluvias, las heladas y el granizo, y la cosecha se redujo en casi dos tercios. En Mozambique, luego de que en los dos años previos los campos agrícolas se inundaron, este año la sequía secó los cereales en todo el sur y centro del país. Algunos campesinos no han cosechado en tres años.

El panorama en muchas partes de Etiopía y Eritrea es igual de catastrófico. La sequía ha provocado pérdidas enormes en los cultivos de maíz y mijo. La sequía también arruinó los pastisales, y se secó el agua para el ganado, que murió de sed. Afar, al norte de Addis Abeba, la capital de Etiopía, ha sufrido la peor suerte, así como la parte oriental de Oromia, y varios distritos del sur, en la frontera con Somalia.

También el sida

Además de la escasez de alimentos, está la peste del sida. En algunos países de África al sur del Sahara, entre el 20 y el 30% de la población adulta se encuentra infectada por el virus de inmunodeficiencia humana (vih).

La ONU y la WFP necesitan como un millón de toneladas de alimentos de los países donantes en los próximos cuatro meses para detener el desastre de hambruna en África. Esto costaría como 400 millones de dólares, menos de lo que gastan los EU y la Gran Bretaña en sus preparativos de guerra contra el Oriente Medio cada tantos días.

Caen las reservas de granos

Parte de la razón de que los países donantes no hayan respondido en la medida que África lo necesita, es la situación terrible en que se halla la producción mundial de alimentos este año. Tanto la producción mundial de cereales como las reservas vienen bajando de forma drástica. Esto refleja la debacle de la política económica de Occidente. Las últimas cifras sobre las cosechas de las zonas agrícolas del hemisferio norte, tanto del Departamento de Agricultura estadounidense como de la FAO, documentan esa tendencia.

La cosecha ha caído drásticamente en cuatro de los seis principales países exportadores de cereales: Canadá, EU, Argentina y Australia (los otros dos son Alemania y Nueva Zelandia). La caída refleja tanto el agravamiento de las condiciones económicas para la agricultura —como en Argentina (ver pág 1), cuya economía se derrumba por los dictados del FMI— como las severas sequías que azotan los cultivos de EU, Canadá, y Australia.[FIGURE 31]

El Consejo Australiano de Cereales anunció en octubre que la cosecha este año será 50% menor que la del año pasado. El 28 de octubre, el presidente del Consejo, Keith Perrett, dijo que "sin duda" el año próximo se importarán cereales a ese país, algo sin precedentes en los últimos tiempos.En EU se ha declarado oficialmente a 1.606 municipios, de un total de 3.141, "zonas de desasatre" económico, la mayoría debido a la sequía, y muchos de ellos en el cinturón agrícola de los Grandes Llanos.

La producción total de cereales de todas clases, de todo el mundo, para la cosecha del 2002–2003, se espera que sea, en el mejor de los casos, unas 1.814 millones de toneladas métricas, 59 millones de toneladas menos que la del 2001–2002, y 28 millones de toneladas menos que la del 2000–2001.

De allí que el inventario mundial de cereales se ha reducido, en la medida en que cae la producción, mientras que continúa aumentando el consumo, aunque no al ritmo que debiera aumentar si se le diera una alimentación adecuada a los millones de personas que ahora pasan hambre. Las reservas mundiales de cereales (el trigo, el maíz y el sorgo son los principales) vienen en descenso: de 501 toneladas métricas en 2000–2001, a 461 toneladas en 2001–2002, a 371 en 2002–2003.

Las reservas mundiales de los tres principales cereales —trigo, arroz y cereales gruesos como el maíz y el sorgo— están cayendo. Por ejemplo, los inventarios de trigo en el mundo que se esperaban para fines de año, cayeron de 169 millones de toneladas métricas en 2000–2001, a sólo unas 131 toneladas, los más bajos en veinte años. La reserva mundial de cereales gruesos en 2000–2001 fue de 187 millones de toneladas métricas, y se espera que para 2002–2003 sea de sólo 134 toneladas.