Evaluación estrtégica
Resumen electrónico de EIR, Vol. II, núm. 04

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Powell, víctima manifiesta de un fraude

Con la campaña presidencial para el 2004 en los EU ya en marcha, hay más de una razón para dudar que cualquiera de mis rivales a la vista para el cargo conjugue las cualidades intelectuales y morales necesarias para enfrentar la embestida combinada de un desplome económico general y una ofensiva desesperada hacia una extendida edad oscura de guerras mundiales, de la cual no se prevé salida alguna.

Un escándalo internacional incontenible que se desató de repente sobre ciertos elementos dudosos incluidos en el mensaje del secretario de Estado de los EU Colin Powell ante el Consejo de Seguridad de la ONU, tiene el efecto de desacreditar a mis rivales en el Partido Demócrata, aun mucho más que a Powell, quien sólo cumplió una misión que otros idearon.Un escándalo internacional incontenible que se desató de repente sobre ciertos elementos dudosos incluidos en el mensaje del secretario de Estado de los EU Colin Powell ante el Consejo de Seguridad de la ONU, tiene el efecto de desacreditar a mis rivales en el Partido Demócrata, aun mucho más que a Powell, quien sólo cumplió una misión que otros idearon.

Por ejemplo, la credibilidad de los EU está bajo ataque, pues despachos de hoy de Reuters en "World News" destacaron noticias que sugieren directamente que el mensaje de Colin Powell ante el Consejo de Seguridad de la ONU fue, en gran medida, un fraude apoyado en documentos alterados del gobierno británico de Blair.

Según Reuters, "Glen Rangwala, especialista iraquí de la Universidad de Cambridge, quien analizó el expediente de la calle Downing" que elogiara Powell, "le dijo a Reuters que 11 de las 19 páginas se 'tomaron textualmente de documentos académicos'. Secciones del expediente sobre el aparato de seguridad de Saddam se sacaron de un artículo que escribió el año pasado Ibrahim al-Marashi, un posgraduado estadounidense de ascendencia iraquí que trabaja en el Instituto Monterrey de Estudios Internacionales en California".

Reuters describe así el documento británico que refirió Powell: "Dijo recurrir a 'un número de fuentes, incluyendo material de inteligencia'. Pero el viernes, hubo funcionarios que admitieron que partes enteras se sacaron palabra por palabra —con todo y errores gramaticales— de la tesis de un estudiante".

El reto que presenta a la ciudadanía de los EU el supuesto expediente de Blair, es que nadie que no cumpla la norma de liderato internacional que plantea la comparación de la situación de crisis actual con la de Alemania y los EU durante el período de 1928, cuando el gobierno alemán de Hermann Müller se derrumbó, hasta el nombramiento de Adolfo Hitler como el canciller nazi de Alemania el 30 de enero de 1933, está calificado para la nominación como candidato presidencial demócrata al 2004. No sólo debemos reconocer las similitudes de las crisis económica y militar mundiales de hoy con las de 1928-1929; la amenaza actual es mucho peor que la de 1928-1933.

¿Cómo debemos evaluar a un candidado demócrata al que, hoy, le daría pánico un informe contaminado, como el que se le asignó a Powell presentar ante la ONU, que empuja a los EU a una guerra de la cual en últimas podría no regresar por sí mismo, una guerra como la del "choque de civilizaciones" contra el mundo árabe y quién sabe qué más, que el consorcio de gallinazos del vicepresidente Cheney y los sucios senadores John McCain y Joe Lieberman siguen empujando tan febrilmente hoy?

Comparen el desafío para la Presidencia de los EU hoy, bajo las pautas del contraste entre los papeles de los presidentes Franklin Roosevelt y Paul von Hindenburg en una época muy parecida a la actual, 1931-1933.

De nuevo, como durante 1928-1933, el mundo está atrapado en una desintegración económica del fracasado sistema monetario-financiero internacional de 1971-2003 que acelera. En semejantes períodos de la historia económica, un derrumbe monetario-financiero que ha entrado ya a su fase terminal, como el de 1928-33 o el actual, es un lapso en el que hacen erupción dictaduras y guerras mundiales como resultado del fracaso de los gobiernos y partidos políticos dirigentes. Tal es la situación actual. En un período así, el fracaso en encontrar y escoger a un líder excepcional, tal como Franklin Roosevelt, quiere decir que alguna nación tonta, como la Alemania de Hindenburg, probablemente depositará su suerte en algo parecido a un nuevo Adolfo Hitler o, quizás, al senador John "Bull Moose" McCain.

Ninguno de mis supuestos rivales entre los candidatos ahora visibles para la nominación presidencial del 2004, están al nivel que requiere un período de crisis como el que ahora está en marcha.

Apéndice:

10 de febrero—El fraude británico del "expediente iraquí". El partido de la guerra en Washington y Londres sufrió una derrota política de relaciones públicas muy significativa, cuando se dio a conocer internacionalmente el fraude del nuevo "expediente sobre el engaño iraquí" del gobierno de Tony Blair. Este es el expediente que el secretario de Estado Colin Powell elogió en su discurso del 5 de febrero ante el Consejo de Seguridad de la ONU, como un "documento excelente" que "describe, con lujo de detalles, las actividades de engaño iraquíes".

Resulta que el "excelente documento" en gran parte se basó en un documento que escribió hace un año un académico estadounidense de origen iraquí, llamado Ibrahim Al-Marashi, con información de ¡hace 12 años! La Oficina de Blair, no sólo plagió burdamente dicho escrito, calificándolo de "documento de inteligencia", sino que ya había aparecido en la publicación israelí de dudosa reputación, Middle East Review of International Affairs, dirigido por su propietario, un tal Barry Rubin, que es uno de los "gallinazos" más extremistas en Washington a favor de la guerra contra Iraq. Este escándalo ha acaparado la atención de importantes agencias de información internacionales.

La repercusión más inmediata de este escándalo, la sufre la propia Inglaterra. Hay altos oficiales militares y de inteligencia británicos que están furiosos con Blair y su equipo de propaganda, encabezada por el "manipulador" en jefe Alastair Campbell. Aun antes de que irrumpiera este último escándalo, la inteligencia británica ya filtraba material crucial que refuta las afirmaciones del presidente George W. Bush, Powell y Blair sobre los vínculos del régimen iraquí con *Al-Qáeda.

Más allá de este ambiante, el escándalo fortalece la oposición a la guerra contra Iraq en Inglaterra, su población y en particular al interior del Partido Laborista británico. Se espera que el 15 de febrero salgan a las calles entre 500 mil y un millón de británicos en una manifestación contra la guerra.

Pero más importantes todavía, son las repercusiones en los Estados Unidos, ya que el discurso de Powell en gran medida se diseñó para "ganarse el corazón y las mentes" de una población estadounidense poco entusiasmada con la idea de una guerra en Iraq. En toda la prensa de la élite dominante de los EU y entre los oficiales militares y de inteligencia, el discurso de Powell causó todo un revuelo, mismo que ha alimentado la distribución a gran escala de una declaración de la campaña presidencial de LaRouche en 2004, titulado "Powell, víctima manifiesta de un fraude". LaRouche sostiene que "la credibilidad de los EU está bajo ataque" debido a este fiasco, y desafía a sus rivales en la nominación a la candidatura presidencial demócrata a pronunciarse sobre este asunto insigne y a romper con su apoyo automático a la guerra.

10 de febrero—Francia y Alemania en la conferencia de 'Wehrkunde'. Los gobiernos de Alemania y Francia se mantuvieron firmes contra la ofensiva angloamericana de atacar Iraq, en el marco de la Conferencia de Munich sobre Política de Seguridad (antes Conferencia de "Wehrkunde"), que se realizó del 7 al 9 de febrero. Para sorpresa de muchos, en particular de los participantes estadounidenses, el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, cuestionó de forma directa al secretario de Defensa de los EU Donald Rumsfeld (quien hablara antes que él) diciéndole en inglés, "discúlpeme, pero no me convence lo que dijo". Fischer, enfático, propuso que se intensifique y amplíe el régimen de inspección para Iraq, como una alternativa viable a la acción militar.

Fischer contó con el apoyo del ministro francés de Defensa Michele Alliot-Marie, quien insistió que la guerra debe ser el último recurso antes iniciar cualquier acción militar. Deben sopesarse los riesgos para la población civil, para las tropas que combaten, para los Estados vecinos de Iraq y en especial el riesgo de un conflicto mundial entre Occidente y el Islam, dijo. Alliot-Marie también defendió con vehemencia la declaración francoalemana del 22 de enero, con la advertencia de que deben repudiarse las acusaciones infundadas, ya que la revitalización del "Tratado del Elíseo" de 1963 es vital para la integración y desarrollo futuros de Europa. Francia sigue comprometida con el plan de mejorar el régimen de inspección de la ONU en Iraq, como lo anunciara ante el Consejo de Seguridad el 5 de febrero su ministra de Relaciones Exteriores.

El 10 de febrero, Francia vetó una moción en el Consejo de la OTAN en Braselas para proporcionar asistencia militar a Turquía, en anticipación de una guerra en Iraq, acción que luego apoyó el gobierno de Bélgica. Un día antes, en la conferencia de Munich, Rumsfeld había dicho que sería "inexcusable" dar un paso así.

En general, Rumsfeld logró controlar sus arrebatos públicos de agresividad contra Francia y Alemania en Munich; aunque días antes ya había dejado claro su mensaje. El 5 de febrero, poco después de que Powell hablara ante la ONU, Rumsfeld dijo durante las audiencias del Congreso en Washington que, "sólo unos cuantos países" se habían rehusado a proporcionar asistencia militar a los Estados Unidos para una guerra contra Iraq o, en su caso, ayuda para una reconstrucción de posguerra. Luego, Rumsfeld mencionó a Alemania junto con los "estados forajidos" de Libia y Cuba, entre los que rehusaron ofrecer ambas formas de colaboración.

10 de febrero—Rusia, Alemania, Francia y China aúnan esfuerzos en torno a la crisis de Iraq. La visita del presidente ruso Vladimir Putin del 9 al 11 de febrero a Francia y Alemania, puso de manifiesto una posición coordinada sino-rusa-europea sobre Iraq en base a reforzar las inspecciones de armas de la ONU y a rechazar categóricamente una acción militar contra Iraq.


El canciller Aleman Gerhard Schröder junto al presidente Putin de Rusia

En una conferencia de prensa conjunta que siguió a su reunión con el canciller alemán Gerhard Schröder, Putin declaró: "Pasamos mucho tiempo discutiendo sobre Iraq. Una acción unilateral sólo llevaría sufrimiento a millones de personas y agravaría la situación en la región". En referencia al espectáculo de Powell en la ONU, Putin dijo que "los observadores internacionales deben cotejar esa información", mas agregó categórico, "no vemos bases para el uso de la fuerza contra Iraq". Al pedírsele que comentara sobre la tan discutida "iniciativa franco-alemana" sobre Iraq, Putin simplemente dijo: "Yo creo que en cuanto a todo lo concerniente a Iraq, las posiciones de Rusia, Francia y Alemania son prácticamente idénticas. Nuestros cancilleres trabajan muy de cerca. Los chinos también tienen una posición parecida. Nosotros creemos que la mayoría del Consejo de Seguridad concuerda con esta posición". En entrevista que concedió a la televisión francesa antes de su arribo a París, Putin señaló "las muy graves consecuencias" que podría acarrearle al mundo entero un ataque de los EU contra Iraq.

En la misma conferencia de prensa, Schröder dijo sentirse "alentado" por la declaración del jefe de inspectores de armas de la ONU, Hans Blix, sobre una mejoría en la cooperación iraquí, y que el objetivo debe ser el "desarme pacífico de Iraq", por medio de inspecciones más minuciosas, como lo propuso el canciller francés Dominique de Villepin en la reunión del 5 de febrero del Consejo de Seguridad de la ONU.

10 de febrero—El príncipe Carlos y la guerra con Iraq. Una de las manifestaciones más significativas del sentimiento antiguerra en Gran Bretaña, es el hecho de que el príncipe Carlos ha manifestado su oposición tanto al gobierno de Bush como al de Tony Blair en la Gran Bretaña, sobre la cuestión de Iraq. Fuentes internas británicas, vinculadas a la élite del * Consejo Privado, confirmaron los informes que publicó recientemente un tabloide británico, de que a Carlos lo habían persuadido los gobiernos de EU y Gran Bretaña para que cancelara una visita a los EU programada para fines de febrero y principios de marzo. También confirmaron que el 6 de febrero, Carlos hizo una visita especial a Francia para reunirse con el presidente Chirac.

El 10 de febrero, Harold Brooks-Baker, editor de Burkes Peerage, que documenta la vida de los integrantes y familias de la aristocracia británica, le dijo a Strategic Alert: "Lo que Carlos está haciendo, plantea con mayor intensidad la pregunta que se remonta a los 1930, de qué es lo que puede comentar sobre política un miembro de la familia real".

Una cosa es cierta, el príncipe de Gales coincide con lo que piensa sobre la guerra la gran mayoría de la población británica. La población no está de acuerdo con Blair.

Brooks-Baker agregó que la visita de Carlos a Chirac, "definitivamente es parte de todo esto. Uno debe entender que la guerra contra Iraq es el mayor problema que enfrenta este país desde que Adolfo Hitler invadiera Sudetenland [distrito al norte de la antigua Checoslovaquia]. Lo que está haciendo Carlos es separar cada vez más a la Familia Real del gobierno. Nuestro primer ministro arriesgó demasiado solo, y la única forma de salir de eso es persuadiendo de alguna forma a Bush para espere a que el proceso de la ONU concluya por sí solo. El problema es que Bush no parece dispuesto a hacer eso. Todo esto hace muy volátil la situación política, lo cual es mucho más peligroso de lo que piensa la mayoría de la gente.

10 de febrero—Los 'ocho mercenarios'. El manifiesto del 30 de enero que firmaron ocho jefes de estado europeos, pidiendo la solidaridad europea con la política del gobierno de Bush sobre Iraq, fue una maniobra descarada del gobierno de EU para tratar de dividir a Europa. Después, otros pocos dirigentes de gobiernos del sudeste de Europa firmaron la declaración. Sus principales inspiradores, del lado europeo, son Tony Blair y el primer ministro español José María Aznar.

Al determinar la declaración de los "ocho mercenarios", debe considerarse una paradoja: sus firmantes representan una pequeña minoria entre las clases políticas de sus países, ¡sin mencionar el abrumador rechazo a esta posición entre sus poblaciones!. Antes describimos ya la situación en Gran Bretaña. En España, algunas encuestas de fiar indican que el 72% de la población está en contra de la guerra contra Iraq. Durante un tumultoso debate parlamentario, Aznar y su Partido Popular quedaron prácticamente aislados. El presidente del partido del Partido Social Demócrata (PSOE), de oposición, José María Rodríguez Zapatero, acusó a Aznar de ser un "oportunista", añadiendo que "patriotismo es dignidad, pero no hay nada más antipatriótico que la sumisión".

En Italia, la oposición al primer ministro Berlusconi es igual de fuerte. Berlusconi enfrenta cargos de corrupción en su país, por lo que es sensible al chantaje. Un 80% de la población italiana se opone a la guerra y está tomando partido por la posición del Vaticano y el Papa Juan Pablo II. En Dinamarca, las encuestas revelan que el 57% de la población está en contra de la guerra. El primer ministro Rasmussen ha estado bajo presión de los partidos de oposición, quienes lo acusan de ser un "lacayo". En Hungría hay especial preocupación, no sólo por el hecho de que el gobierno firmó la declaración del 30 de enero, sino también porque éste ha aceptado la solicitud de los EU de permitirle a sus militares usar la base militar de Taszar para entrenar a exiliados iraquíes. En Polonia, no más de un 12% de la población está a favor de la guerra.