LaRouche fija la estrategia para evitar la guerra


El precandidato presidencial Lyndon LaRouche durante su Informe a la nación el 28 de enero, en Washington, D.C.

por Anita Gallagher

El economista y estadista Lyndon LaRouche, quien compite por la candidatura demócrata para las elecciones presidenciales de 2004 en los Estados Unidos, presentó su Informe a la nación el pasado 28 de enero en Washington, D.C., un mensaje que la historia debe registrar como el más duro, si bien el más optimista, que se haya dirigido a una nación al borde de la autodestrucción.

LaRouche dirigió su Informe a la nación, cual "presidente en funciones" de lo que sus viejos amigos en todo el mundo llaman "los verdaderos Estados Unidos"; la "excepción" histórica fundada como república soberana por una conspiración leibniziana, en oposición a la noción bestial de imperio que constituye la verdadera motivación de la facción que impulsa la guerra contra Iraq. LaRouche concluyó su discurso sólo 4 horas antes de que el presidente George W. Bush comenzara el suyo. LaRouche insistió en que el impulso utopista para que Bush ataque a Iraq puede detenerse. LaRouche demostró que el actual sistema financiero está acabado y delineó medidas de recuperación económica como las que Franklin Roosevelt empleara para salvar del fascismo a los EU en los 1930. Bush desestimó el derrumbe del sistema financiero y el de la economía real de los EU, "matando su discurso antes de nacer", como dijo LaRouche, y como también varios senadores han descrito el "paquete de estímulo" del Presidente.

En respuesta a una pregunta, LaRouche esbozó medidas forzosas para impedir que el sida borre a naciones enteras de África; a saber, que los EU deben actuar de inmediato a fin de garantizar el acceso a medicinas genéricas para prolongar la vida, a cualquiera calificado médicamente para recetarlas en cualquier parte del mundo, en tanto que la pobreza, que constituye un caldo de cultivo para el sida, se resuelve con la infraestructura y el desarrollo. De último minuto, Bush incluyó en su discurso una iniciativa sobre el sida para proporcionar medicinas al África, en lo que el diario New York Times del 29 de enero calificó como la única novedad interesante de su discurso. De hecho, a un grupo de la Casa Blanca se le asignó la tarea de seguir el discurso de LaRouche para emprender un "control de daños", y la iniciativa sobre el sida, que no estaba en el discurso original, se incluyó con ese propósito, según dijeron fuentes fidedignas. Eso constituye una demostración precisamente del efecto que LaRouche consideró que tendría su discurso. Como dijo recientemente en la India: "Soy optimista en cuanto a que mis propuestas se adoptarán en los EU, porque las alternativas no funcionarán".

El momento de LaRouche ha llegado

Más de 250 personas escucharon a LaRouche en vivo, y abarrotaron el auditorio en uno de los días de mayor movimiento en Washington. Asistieron 19 diplomáticos en representación de 16 países del Oriente Medio, el Lejano Oriente, Europa Oriental, Asia, África e Iberoamérica. El sitio de LaRouche en internet registró más de 800 enlaces para escuchar su discurso, además de los grupos que organizó su movimiento internacional, desde Detroit, Michigan, hasta Lima, Perú. También asistieron representantes de asociaciones de legisladores estatales, de asociaciones relacionadas con la política del Oriente Medio, de asociaciones de musulmanes estadounidenses, de la Nación del Islam, asistentes de congresistas, y activistas políticos, comunitarios y étnicos, así como representantes de la prensa. Incluso, más de la 5a parte de los asistentes eran reclutas del movimiento de jóvenes de LaRouche.

El discurso de LaRouche fue una composición de lo que él denomina "el presente como la historia en curso", que duró 2 horas y media, más otra hora y media de preguntas y respuestas. Abarcó 4 temas principales: 1) la naturaleza y las causas de la crisis económica actual; 2) las medidas de emergencia que deben adoptarse ya; 3) los conflictos estratégicos globales que coinciden con esta crisis económica; 4) las medidas urgentes necesarias para corregir las nociones de "defensa nacional" derivadas del pánico.

LaRouche aprovechó la ocasión para pedir que se eche de su puesto a Lewis Libby, jefe del equipo del vicepresidente Dick Cheney y asistente en jefe de seguridad nacional. Libby es un actor primordial en el actual impulso de guerra contra Iraq, y fue decisivo cuando se planteó por primera vez el plan en 1990, con Bush "41", de que los EU usen su condición de "única superpotencia" para lanzar una guerra preventiva contra cualquier nación que pudiera convertirse en una amenaza. Libby también es abogado del notorio fugitivo financiero Marc Rich, vinculado a los intereses de la Mafia rusa y figuras del hampa estadounidense, quien le restó apoyo al Partido Laborista de Israel en las elecciones del 28 de enero, para darle el triunfo al carnicero Ariel Sharon.

Un militar iberoamericano que estuvo presente en la conferencia, dijo: "Estoy impresionado. [LaRouche] es un verdadero estadista. Es sorprendente el hecho de que un estadounidense diga las cosas que dijo. Es tan honesto. ¿Cuándo pueden conseguirme el discurso? Quiero entender todo lo que dijo, pues indicó cosas que yo no sabía".

Muchos de los asistentes solicitaron el discurso de inmediato, tanto para estudiarlo como para dárselo a otra gente. El comité de campaña LaRouche in 2004 producirá un video del discurso con nueve de las preguntas y respuestas que le siguieron, así como 5 millones de folletos. Como siempre, el texto completo y el audio estarán proximamente disponibles en el sitio www.larouchepub.com/spanish. Más de 400 personas descargaron el archivo con la versión en inglés del discurso, que ya está disponible. El precandidato presidencial recibió más de 150 preguntas por correo electrónico durante la transmisión.[FIGURE 21]

Un militar de Europa Oriental dijo que, "si el sistema está en las últimas, debemos replantearlo todo". Un empresario estadounidense con vínculos en el Oriente Medio se lamentó de que el discurso estuvo "muy bueno, pero muy poca gente escucha". Cuando se le informó que el movimiento de juventudes de LaRouche estaba invadiendo las capitales de los estados para conseguir apoyo para LaRouche, recobró el ánimo y se ofreció a ayudar en la campaña.

El experto financiero de la City de Londres, Stephen J. Lewis, dijo que el discurso de LaRouche fue "muy bueno, y también bastante persuasivo. Le llegará muy dentro a muchos estadounidenses. Estuvo bien que abordara de forma tan directa que los EU en los últimos años se han vuelto muy odiados, porque los estadounidenses inteligentes se preguntan el porqué".

Las preguntas de la gente enterada en Washington reflejan la influencia de décadas de LaRouche sobre la política de los presidentes. Un miembro de un equipo sobre "la nueva arquitectura financiera" que trabajó bajo la supervisión del secretario del Tesoro de Clinton, Robert Rubin, le pidió a LaRouche que resolviera el "debate constante" sobre las diferencias entre la Reserva Federal, un sistema de banca central independiente y un banco nacional.

Los primeros 2 sistemas vienen del limo oligarca identificado de la forma más veraz como "Venecia", dijo LaRouche, y la Constitución estadounidense, que por vez primera hizo de veras soberano a un gobierno sin que ninguna agencia externa —como un banco central— le dictase su política, los repudió. Los gobiernos europeos nunca alcanzaron esa soberanía perfecta implícita en la Constitución estadounidense. Hoy, todo sistema bancario del mundo está quebrado, excepto, quizás, los de China e India, señaló LaRouche, y "el gobierno federal es moralmente responsable de someter a este sistema bancario a una reorganización por bancarrota, por medio del gobierno federal. En ese momento, el sistema de la Reserva Federal y todos sus activos quedan bajo la tutela del Departamento del Tesoro de los EU. En efecto, el Departamento del Tesoro estadounidense establece una entidad a su cargo que se convierte en el sistema de banca nacional que en realidad dirige al Sistema de la Reserva Federal y a todo el sistema bancario de los EU".

Un funcionario demócrata le pidió a LaRouche que le hablase directamente a sus bases, "porque realmente no puedo convencerlos del porqué no deben simplemente oponerse a todo lo que este Presidente dice y hace". LaRouche respondió que los poderes ejecutivos del gobierno residen en la Presidencia como institución, "no en la persona misma del presidente. . . cuando digo que voy a sacar a George Bush de este desastre, no trato de salvarlo. Trato de salvar a los EU. No hay ninguna otra forma de hacerlo en este período de 2 años".

Como correspondía, la juventud tuvo la última palabra, y le pidió a LaRouche que explicara cómo una persona puede hacer la diferencia en este momento: "Supongo que lo que realmente pregunto es: `¿Qué es el alma?' " En cuanto a la respuesta de LaRouche sobre tu papel, considera, lector, tu propio concepto del alma, y luego estudia con cuidado el Informe a la nación de LaRouche.