El factor LaRouche hace del 'Wall Street Journal' el hazmerreír


Folleto 'Los hijos de Satanás', publicado por el comité de campaña de LaRouche

Al cierre de la edición, el Wall Street Journal aún no había publicado la carta al director que le envió el precandidato presidencial demócrata de los Estados Unidos, Lyndon H. LaRouche, en respuesta a la metida de pata que cometió el 9 de junio, cuando publicó un editorial de Robert L. Bartley, ex director de la página editorial de ese diario, histérico por lo eficaz de la campaña de LaRouche contra los discípulos gallinazis del fascista Leo Strauss. De hecho, el editorial de Bartley —titulado "Uniéndose a LaRouche en la ciénaga insalubre: el New York Times y The New Yorker se salen de sus casillas"—lejos de perjudicar a LaRouche, le ha dado una mayor credibilidad, mientras que ha hecho del Wall Street Journal el hazmerreír entre los que conocen los tejemenejes de la política estadounidense.

Bartley empieza bien, citando del folleto Los hijos de Satanás, publicado por el comité de campaña de LaRouche, y reconoce que "parece ser cierto que la diatriba de LaRouche fue la primera en meter a Leo Strauss, autor de tales volúmenes como el El derecho natural y la historia, en medio del debate sobre la guerra de Iraq. La acusación la repitieron posteriormente James Atlas en el New York Times, y Seymour Hersh en la revista New Yorker".

Añade que "al ver los sorprendentes parecidos entre estas relaciones, los adeptos a las conspiraciones podrían pensar que el New York Times y la revista The New Yorker se han rebajado a reciclar los barruntos de Lyndon LaRouche. Pero es posible que el señor Atlas y el señor Hersh hayan caído en esa ciénaga insalubre por cuenta propia".

Claro, el reconocimiento de Bartley de que fue LaRouche quien lanzó la campaña contra Strauss no es para honrarlo. Lo que mueve a los straussianos, de los cuales Bartley dice ser uno, es el daño que la ha causado la campaña encabezada por LaRouche para ponerlos al descubierto. Por ello, Bartley echa mano de la mentira de que cuando LaRouche dice "straussiano", en verdad quiere decir "judío". O sea, ¡que el que ataca al fascista Strauss es un antisemita! No es de extrañar, ya que Bartley hizo carrera calumniando a LaRouche, empezando en mayo de 1973 cuando publicó un editorial en el Wall Street Journal, el supuesto órgano del capitalismo puro, atacando a LaRouche y ¡en defensa del Partido Comunista de los EU!

En su carta al director, fechada el 10 de junio, LaRouche recalca que lo que tienen en común Bartley y sus compinches straussianos, no es que sean nominalmente judíos, "sino sus antecedentes como putativos trotskistas. Esto incluye, de la forma más enfática, a Irvin Kristol, el hombre a quien Bartley considera su mentor, y padre del straussiano declarado William Kristol, director de The Weekly Standard", órgano de los llamados neoconservadores.

Bartley, dice LaRouche, en su afán por defender a sus compinches straussianos, recurre "al sofisma de Trasímaco". Es decir, escribe en total desapego a la verdad que LaRouche actúa en defensa del principio del bienestar general, para propalar una especie que Bartley espera que salve las reputaciones de los Wolfowitz, los Perle y otros de su calaña.

LaRouche subraya que lo que presenta el folleto Los hijos de Satanás son pruebas "de que la facción del Gobierno que actualmente encabezan la seguidora de Leo Strauss Lynne Cheney, y su esposo el vicepresidente Dick Cheney, es la continuación de lo que los servicios diplomáticos y de inteligencia de los EU en los 1930 y 1940 clasificaron bajo el rótulo de `Sinarquismo nazi–comunista'. Esta red sinarquista, entonces vinculada a círculos en Alemania, Italia, Francia, España, y profundamente infiltrada en Centro y Sur América, fue una preocupación seria para la seguridad de los EU durante los 1930 y 1940, y fue la fuente de la amenaza al mundo centrada en el nazismo, que impulsó al presidente Franklin Roosevelt a entablar una alianza personal con el Winston Churchil del Reino Unido, durante el intervalo de 1940–1941, previo al ataque a Pearl Harbor del 7 de diciembre".

A diferencia del efecto que tuvieron las calumnias de Bartley contra LaRouche en los 1970 y 1980, esta vez el tiro le está saliendo por la culata. ¿Se atreverá el Wall Street Journal a publicar la carta de LaRouche que denuncia sus sofismas?