Iberoamérica
Resumen electrónico de EIR, Vol. II, núm. 13

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Brasil impulsa alianza con India y Sudáfrica


El ministro de Relaciones Exteriores indio Yashwant Sinha (izq.) y el canciller brasileño Celso Amorim en una conferencia de prensa en Brasilia el 5 de junio.

por Lorenzo Carrasco

Si bien la reunión del G 8, el grupo de las naciones más ricas del mundo, que tuvo lugar a finales de mayo en Evian, Francia, no produjo casi nada de importancia para resolver los graves problemas políticos y económicos mundiales —agravados por la cobarde invasión angloamericana de Iraq—, paradójicamente sí sirvió como escenario para que las principales naciones del hemisferio sur realizaran intensas iniciativas diplomáticas, en un intento por formar un bloque que les permita resistir la crisis, y participar de la urgente reorganización del orden mundial.

En su discurso en la reunión cumbre, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva planteó la urgente necesidad de que los países en vías de desarrollo adopten reformas económicas y sociales. "Ninguna teoría, por más sofisticada que sea, puede ser indiferente a la miseria y la exclusión. Al estudiar la historia contemporánea, sobre todo en los períodos que siguieron a graves crisis económicas y sociales, veo que el desarrollo se dio a partir de profundas reformas sociales", dijo el presidente Lula. "Esas reformas incorporaron a millones de hombre y mujeres a la producción, al consumo y a la ciudadanía, y crearon un nuevo y prolongado dinamismo económico. Fue así en los Estados Unidos a partir de los 1930. Fue así en el período después de la Segunda Guerra Mundial en Europa", dijo, refiriéndose a las medidas del presidente estadounidense Franklin Roosevelt, y al Plan Marshall para la reconstrucción de Europa en la posguerra.

Como informó la prensa brasileña, la cumbre de Evian produjo dos días de intensas conversaciones entre los dirigentes de Brasil, Arabia Saudita, Senegal, Sudáfrica, Nigeria, Argelia, Rusia, China, India y Malasia. Lula declaró a los periodistas: "Salimos de las reuniones con la idea de que los países en vías de desarrollo necesitan estrechar las relaciones entre ellos", y sugirió que Brasil fuera el anfitrión de la próxima cumbre del G 15, los principales países subdesarrollados. Según la agencia de noticias de Malasia, Bernama, se reunieron en privado el primer ministro malasio Mahathir bin Mohamad, el primer ministro argelino Abdelaziz Bouteflika, el presidente chino Hu Jintao y Lula.

La delegación brasileña no escondió su entusiasmo por la idea de crear un Grupo de los Cuatro (G 4), que reuniría a cuatro potencias emergentes del Sur: Brasil, India, China y Sudáfrica. Según el canciller brasileño, Celso Amorim, el grupo podría ampliarse a cinco o seis miembros.

Después de la cumbre de Evian, el escenario de las negociaciones Sur–Sur se mudó a Brasilia, donde los días 5 y 6 de junio se realizó la visita del ministro de Relaciones Exteriores indio Yashwant Sinha, el primero de su país que visita el Brasil desde que los dos países entablaron relaciones en 1948, tras lograr India su independencia. Se lograron importantes acuerdos económicos, pero el logro más importante de la visita, en lo político, fue la reunión tripartita que sostuvieron en Brasilia Sinha, la ministra de Relaciones Exteriores de Sudáfrica, Nkosazana Dlamini–Zuma, y su homólogo brasileño Amorim. Dichas conversaciones culminaron con la formación de un grupo que denominaron el "Foro de Diálogo India, Brasil y Sudáfrica". Además, aceptaron una invitación del Gobierno indio para sostener su próxima reunión en Nueva Delhi en algún momento en el transcurso de los próximos doce meses meses.

Mientras tanto, el 4 de junio, los ministros de Defensa de Brasil y Sudáfrica se reunieron en Ciudad del Cabo y firmaron un histórico pacto de defensa entre las dos naciones. Como ha recalcado recientemente el canciller Amorim, las prioridades de la política exterior del Gobierno de Lula son fortalecer el Mercosur, y revivir una política activa hacia África, usando como palanca el hecho de que el portugués es el idioma de varios países africanos y que, después de Nigeria, Brasil tiene la población negra más numerosa del planeta.

El universo posglobalización

La diplomacia brasileña incluye entre sus instrumentos al Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), que financiará varios proyectos de integración física y de exportación, no sólo de Brasil, sino también de los demás países del Mercosur (Argentina, Uruguay y Paraguay).

Oficialmente, las negociaciones Sur–Sur que impulsa Brasil como una extensión natural de su política para la integración física de Sudamérica, no comprometen las negociaciones comerciales que lleva a cabo con la Unión Europea y los Estados Unidos. Los EU se empeñan en imponer el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) para el 2005. Pero la verdad es que Brasil y las otras naciones del sur ya están actuando en un universo político "posglobalización", y claramente están retomando el camino abandonado a finales de la década de los 1970, cuando las negociaciones Sur–Sur fueron saboteadas por Henry Kissinger y compañía, dando paso a las últimas dos décadas de destrucción económica y social. De hecho, la visita a Brasil a principios de junio del representante comercial de los EU, Richard Zoellick, mostró que las amenazas veladas o abiertas de los neoconservadores de Washington no están surtiendo el efecto deseado de forzar a Brasil a acelerar las negociaciones del ALCA. Más bien, crece en el país el rechazo generalizado a lo que se entiende que sería un acuerdo que obligaría al país a hacer concesiones comerciales en menoscabo de su soberanía.

Aunque aún no se plantea la necesidad de reformar el sistema financiero mundial acorde a las propuestas de Lyndon LaRouche, de convocar una nueva conferencia de Bretton Woods, y declarar en bancarrota al actual sistema bancario y financiero global, las negociaciones diplomáticas Sur–Sur no tienen otro futuro, salvo cambiar el orden mundial. De allí que la nueva diplomacia brasileña provoque desconcierto y malestar entre la élite angloamericana. Por ejemplo, el historiador inglés Kenneth Maxwell, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) de Nueva York, en una entrevista que publicó el 1 de junio Folha de São Paulo, dijo que la política exterior brasileña es una "confusión mayor", y se mofó de la intención brasileña de reafirmarse como el país líder de Sudamérica: "Un liderato necesita de seguidores. Esa aspiración existe más en las mentes de las autoridades de Brasilia que en la realidad. Muchos países hispánicos sudamericanos, por ejemplo, optarían por negociar directamente con los EU, en caso de cualquier conflicto comercial real, y de ofrecerse la oportunidad de un acuerdo bilateral".


Kenneth Maxwell, miembro del Consejo de
Relaciones Exteriores de Nueva York

La agresión angloamericana contra Iraq aceleró la decisión de Brasil de abrir un flanco diplomático eurasiático. Brasil se opuso a la guerra, y dijo que las relaciones con India, Rusia y China son prioritarias. Ahora China es el segundo socio comercial de Brasil.

La reunión del 6 de junio en Brasilia de los cancilleres de Brasil, Sudáfrica, e India reconoce la importancia estratégica de la decisión de estos países de formar un grupo que consulte regularmente entre sí, dado el peso específico de cada uno de ellos en su respectiva región. La reunión, según la "Declaración de Brasilia", "constituyó un encuentro pionero de tres países con democracias vibrantes, de tres regiones del mundo en vías de desarrollo y con proyecciones a escala global, con el objetivo de examinar temas de la agenda internacional y de interés mutuo. En los últimos años se notó la importancia y la necesidad de diálogo entre países y naciones en desarrollo del Sur".

La declaración afirma que los cancilleres de los tres países "consideran, en especial, la importancia del respeto a las reglas del derecho internacional, del fortalecimiento de la Organización de las Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad, y de la prioridad del ejercicio de la diplomacia como medio para mantener la paz y la seguridad internacional". Además, coincidieron "en la necesidad de reformar la ONU, en particular al Consejo de Seguridad. A ese respecto, ponderaron la necesidad de que el Consejo sea expandido en la categoría de miembros permanentes y no permanentes, con la participación de países en vías desarrollo, en ambas categorías".

Señalaron que "las nuevas amenazas a la seguridad —tales como el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, las drogas y los delitos a ellas conexos, el crimen organizado trasnacional, el tráfico ilícito de armas, las amenazas a la salud pública, en particular el vih–sida los desastres naturales, el tránsito de sustancias tóxicas y desechos radiactivos por vías marítimas—, deben ser enfrentados por medio de una cooperación internacional eficaz, coordinada y solidaria en las organizaciones competentes, y en base al respeto a la soberanía de los Estados y al Derecho Internacional".

Los ministros también declararon prioritario combatir el hambre y la pobreza, para lo cual se comprometieron a intercambiar experiencias y a "estudiar un programa trilateral de asistencia alimentaria". También "identificaron en la cooperación trilateral un instrumento pertinente para alcanzar la promoción del desarrollo social y económico". Señalaron que sus sociedades cuentan con diversas áreas de excelencia en ciencia y tecnología, como la exploración espacial, la aeronáutica, la informática y la agricultura. "Los ministros concordaron en presentar a sus respectivos Gobiernos la propuesta de que las autoridades responsables de las carteras de ciencia y tecnología, defensa, transporte y aviación civil, entre otras, también realicen encuentros trilaterales, buscando el establecimiento de proyectos de cooperación concretos".

India e Iberoamérica


Lula y el Primer Ministro de India, Atal Bihari Vajpayee
Suiza, 2 de junio de 2003

La visita del canciller indio a Brasil ocurrió luego de un encuentro en Lausana, Suiza, el 2 de junio, entre Lula y el Primer Ministro de India, Atal Bihari Vajpayee, quien invitó al mandatario brasileño a visitar a la India a principios de 2004. La visita de Sinha, que precedió la reunión trilateral, fue parte de una ofensiva diplomática sin precedentes de la India hacia Iberamérica. Sinha convocó a todos los embajadores de su país en la región a una reunión en Río de Janeiro el 8 de junio, donde les transmitió la nueva orientación diplomática de su Gobierno hacia Iberoamérica. En una entrevista publicada el 5 de junio por el periódico Valor, Sinha dijo que la mayor dificultad en las relaciones entre los dos continentes viene de "las cuestiones logísticas y afines, como la falta de rutas aéreas y marítimas directas: ninguna compañía aérea brasileña o india conecta nuestros países". Además, la volatilidad cambiaria representa un obstáculo para el comercio bilateral, lo que India trata de superar desarrollando líneas de crédito para bancos brasileños por medio de su Eximbank.

Refiriéndose a la iniciativa "Cero Hambre" de Lula, Sinha dijo que India logró la autosuficiencia alimenticia. "India es el mayor productor mundial de leche y hoy tenemos un excedente de granos alimenticios que podemos exportar", dijo, "y estaríamos felices de compartir nuestra experiencia en el combate al hambre con Brasil y otros países".

Expresó gran satisfacción por el aumento del comercio entre los dos países, que alcanzó 1.200 millones de dólares en total en en 2002.

Los dos Gobiernos se refirieron a la posibilidad de venta, en un futuro próximo, de aeronaves de la Embraer al Gobierno indio, y se contempla el lanzamiento de satélites brasileños al espacio en cohetes indios. Los dos también registraron con satisfacción la contribución de la industria farmacéutica india, con medicamentos de alta calidad y precios competitivos al Programa nacional de Salud de Brasil, y la presencia de empresas colectivas indo–brasileñas en Brasil en los sectores de tecnología de información".

La cooperación aumentará aun más con los acuerdos de preferencia comercial que India firmará pronto con Mercosur.

Pacto de Defensa Sudáfrica–Brasil

No menos sorprendente fue el pacto de defensa que firmaron en Ciudad del Cabo los ministros de Defensa de Sudáfrica, Mosiuoa Lekota, y de Brasil, José Viegas Filho. Lekota dijo que la "guerra del Golfo trajo nuevos desafíos y responsabilidades adicionales para tener el multilateralismo como el fundamento de la estabilidad mundial".

Según la agencia noticiosa sudafricana, BuaNews, y Defensanet de Brasil, el acuerdo facilitará la cooperación entre los militares y las industrias de defensa de los dos países en las áreas de investigación y desarrollo, adquisición y apoyo logístico, compra de equipo militar e intercambio de experiencias en operaciones de paz. "Como nación en vías de desarrollo, estamos procurando asociaciones con naciones amigas para facilitar el acceso a tecnologías avanzadas", declaró el ministro Lekota.

El brasileño Viegas Filho destacó que los dos países se parecen mucho. "Brasil es el mayor de Latinoamérica en tanto Sudáfrica es la mayor economía, aunque no el territorio, y la fuerza líder del continente africano".

Según Defensanet, el acuerdo revive el "viejo proyecto de crear un área militar, operacional e industrial en el Atlántico sur", y podría revivir programas conjuntos de desarrollo aeronáuticos y de proyectiles inteligentes.

Los acuerdos con Sudáfrica forman parte de una estrategia diplomática más amplia de Brasil hacia el continente africano, como lo expresó el canciller Amorim en una entrevista a la revista IstoE publicada el 4 de junio. "Visité recientemente varios países africanos, preparando la visita del presidente Lula al continente en agosto. . . Yo vi en todos esos países (Angola, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Santo Tomé y Príncipe, Ghana) una sed de Brasil. Algunos ven a Brasil como un hermano mayor", dijo. "No tenemos los recursos de los países desarrollados, pero tenemos mucha experiencia, capacidad empresarial, un lenguaje mucho más próximo a los africanos. Júntese a esto la conciencia muy fuerte de este gobierno de nuestra ascendencia negra, africana, y tenemos un nuevo impulso en dirección a África".

En un artículo publicado en Folha de São Paulo el 25 de mayo, el ministro Amorim dijo que con "76 millones de descendientes africanos, somos la segunda nación negra más grande del mundo, después de Nigeria, y el gobierno está empeñado en reflejar esta circunstancia en su actuación externa". El mismo día Folha informó que el brasileño Rubens Ricupero, Secretario General del Unctad, recalcó emocionado la deuda que Brasil tiene con África, y especialmente con Angola, de donde "vinieron tal vez 68% de los africanos que construyeron Brasil. . . Tenemos con Angola una deuda inconmensurable e imposible de pagar. Las deudas de sangre, las generadas en el seno de las familias, no se pagan con dinero; se alimentan con solidaridad y ayuda desinteresada. Pero Brasil sólo comenzará a hacer ese tipo de pago a Angola y a África cuando sea capaz de rescatar la deuda que contrajo con su propio pueblo marginado, muchas veces descendiente de africanos. Ahora que el presidente de Brasil se prepara para visitar Angola, haríamos bien en comprender que la solidaridad con los angoleños y la solidaridad con los pobres de nuestra tierra es única e indivisible".