Revelan plan sinarquista para crear una moneda mundial


Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de E.U. (caricatura)

por Richard Freeman

El ex redactor del Wall Street Journal, Robert Bartley, quien atacara al precandidato presidencial estadounidense Lyndon LaRouche en un iracundo editorial por su denuncia contra la camarilla fascista "straussiana" de Washington, ahora propone medidas sinarquistas contra el derrumbe económico: una moneda mundial y un banco central global únicos.

Así, Bartley, recién desempacado de una reunión secreta de banqueros y financieros internacionales en Siena, Italia, planteó exactamente lo que LaRouche advirtió: un plan para crear un "11 de septiembre económico" con el desplome del dólar y el crédito estadounidense, que les permita luego imponer un control de emergencia de las finanzas internacionales (ver la edición de la 1ª quincena de julio de esta publicación). El anuncio de Bartley constituye así la "respuesta de los sinarquistas a LaRouche".

El llamado de Bartley para crear una moneda única mundial, emitida por un "banco central supranacional", apareció el 30 de junio en el Wall Street Journal, del cual Bartley fue redactor por 15 años. Esto vendría apuntalado, escribió Bartley, por un patrón oro británico estilo siglo 19. Bartley se proclama como un viejo promotor de los halcones de la guerra straussianos, que quieren imponer un banco central supranacional en medio de una emergencia económica o "fin del juego".

El 25 de junio la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal de los Estados Unidos, encabezada por su presidente Alan Greenspan, redujo la tasa de interés de los fondos federales en un cuarto de punto porcentual, a 1%; su nivel más bajo desde 1958. El objetivo de esto es acelerar la gran juerga del banco central de impresión de dinero en cantidades sin precedentes, en un intento por apuntalar las burbujas financieras internacionales restantes, en especial la de los bienes raíces de los EU. Esta medida de imprimir dinero provocará un brote hiperinflacionario a la Weimar. Entonces, es probable, como advirtió LaRouche, que de repente Greenspan dé marcha atrás y eleve las tasas, dejando caer la "trampa de las tasas de interés" que detonaría la deflación y la quiebra de millones de inversionistas.

LaRouche, en un acto de campaña ante 400 personas el pasado 29 de junio en Qeens, Nueva York, explicó las fatales consecuencias de esto: "Hay un grupo de intereses financieros que... usando a su agente Alan Greenspan, tiene cierto plan para tu futuro financiero. Lo que ha hecho ahora es bajar la tasa [de los fondos] federal[es] tan cerca de cero como puede, y está a punto de bajarla aún más. El motivo de esta reducción... es tratar de succionar dinero hacia los mercados financieros diciendo, 'los mercados están subiendo, por tanto, por favor incautos vengan a invertir su dinero en este futuro maravilloso que Alan Greenspan está creando' ".

"¿Qué pasará? En un corto plazo esta burbuja financiera caerá. Se propagará la bancarrota. Alan Greenspan subirá la tasa de descuento quizá a entre 7% y 8%, y barrerá con todos los incautos. Este es el tipo de gente que enfrentamos... que quieren una guerra mundial. Y ésta es la gente que usa y controla a un grupo de sinarquistas, a los que en este país llamamos 'neoconservadores' ".

Robert Mundell y el Banco de Siena

Esta trampa le permitiría a la oligarquía financiera crear una institución como el Banco de Pagos Internacionales (BPI), pero más fuerte. En la depresión de los 1930 el BPI se creó para aplicar una austeridad genocida, y ayudó a llevar al poder al movimiento fascista sinarquista universal, incluyendo la dictadura de Adolfo Hitler en Alemania.

Bartley también comentó lo ocurrido en la conferencia, "¿Necesita la economía global una moneda global?", realizada en un castillo del siglo 15 cerca de Siena, propiedad del patrocinador de la misma, Robert Mundell. Mundell, quien ha sido mentor de Bartley por décadas, es un vocero de la más rancia oligarquía financiera internacional, agrupada en torno a la Sociedad Mont Pelerin. Entre los participantes de la reunión estaban el ex presidente de la Reserva Federal estadounidense Paul Volcker, el ex ministro de Economía argentino Domingo Cavallo, Steven Hanke —quien promueve la abrogación de la soberanía nacional mediante la instauración de juntas monetarias— y el ex presidente del Banco Central israelí Jacob Frenkel.

Bartley explica el plan de Mundell, que requiere de un banco central fuerte para controlar los flujos financieros y una moneda mundial. Bartley dice que, "si el euro puede remplazar al franco, al marco y a la lira, ¿por qué no puede una nueva moneda mundial fusionar al dólar, al euro y al yen?" Esa nueva moneda mundial, dice, puede llamarse "dey" (dólar, euro, yen). "Esto vaticina el éxito de la mayor reforma de todas, un banco central supranacional".

A Mundell, tras fungir como principal economista del FMI, en los 1960 lo llevaron al "Grupo Siena", controlado por el Banco de Siena Monte dei Paschi. Creado en 1472, este banco es el más antiguo del mundo que sigue funcionando, y aparentemente es un centro de control político para las viejas redes financieras del dinero sucio, llamadas fondi. Mundell quedó tan impresionado con Siena, que en 1969 compró un castillo que perteneció a Pandolfo Petrucci, quien gobernó la ciudad de 1487 a 1512.

Luego de trabajar con Milton Friedman en la Universidad de Chicago, Mundell se mudó a la Universidad de Columbia en 1974. Ahí fraguó el fraude de "el lado de la oferta de la economía", que le enseñó a Bartley, Jude Wanniski, Art Laffer y al ex represenante Jack Kemp (Nueva York), quienes a su vez se lo vendieron al Gobierno de Reagan, con resultados desastrosos. Como asesor de la Autoridad Monetaria Europea, Mundell pasó décadas impulsando su propia versión del euro. En un artículo de la edición julio–agosto de 1990 de la publicación italiana Revista di Politica Economica, Mundell instó a la creación de un banco central mundial. Para certificar que está completamente loco, la oligarquía le dio en 1999 el Premio Nobel de Economía.

Al atacar a LaRouche, Bartley defiende a la red de Cheney y la política que actualmente domina al Gobierno del presidente George Bush. Y de forma más directa, ataca la alternativa de LaRouche, su plan del Nuevo Bretton Woods para reorganizar y reconstruir la economía mundial.