LaRouche: No caben las 'cacerías de brujas' en la Corea moderna

El comité de campaña "LaRouche in 2004" emitió el siguiente comunicado el 7 de agosto, sobre los comentarios del precandidato presidencial estadounidense Lyndon H. LaRouche en relación a los recientes acontecimientos funestos en Corea.

La desafortunada muerte de Chung Mong-hun, máximo ejecutivo de la empresa Hyundai Asan, el 7 de agosto en Seúl, "debiera avergonzar por fin a la corrupta prensa coreana y a las élites del viejo régimen, para que pongan fin a su cacería de brujas, por motivos políticos, contra el desarrollo moderno de Corea", dijo el 4 de agosto Lyndon H. LaRouche, precandidato del Partido Demócrata para la Presidencia de los Estados Unidos en el 2004. En los últimos meses, "los amigos de la república de Corea han observado con tristeza" cómo se ha ido enjuiciando o condenando a prisión a los autores de la política de unificación del ex presidente Kim Dae-jung, acusados de sobornar a Corea del Norte para que se celebrara allí la cumbre de Pyongyang en junio de 2000, dizque para "comprarle" el premio Nobel al ex presidente Kim.

"Gente de visión por todo el mundo" ve semejante trato para con algunos de los líderes más capaces del Asia, como una trampa política, una burla a la justicia "patentemente absurda", dijo LaRouche. "La República de Corea es un estado industrial moderno, y no necesita los métodos del siglo 16 que se usaron en los infames juicios contra las brujas en Salem, Massachussetts.

El arresto de Lim Dong-won, principal asesor del ex presidente Kim y ex director del Servicio Nacional de Inteligencia, el pasado 22 de mayo, es hasta ahora la más flagrante de una serie de enjuiciamientos tendenciosos, que abarcan el arresto de los hijos de Kim, el de Lee Keun-yong, presidente del Banco Coreano de Desarrollo, y el de varios funcionarios de la Casa Azul, el palacio de gobierno surcoreano. Al igual que en el caso de las "armas de gran poder destructivo" en Iraq, en ninguno de estos casos han dado a conocer prueba alguna de culpabilidad.

"Digamos que con la muerte del señor Chung de la Hyundai, ya basta", dijo LaRouche. Chung era objeto de un juicio por haber pagado de manera ilegal cien millones de dólares a Pyongyang, como parte de una "conspiración" con Lim y Kim, no obstante el hecho de que su compañía tenía negocios de tan gran escala con Corea del Norte, que fácilmente podían explicarse tales transacciones. Sólo un tenue vestigio de decoro le ha impedido a estos fiscales arrestar al propio ex presidente Kim, cuya salud ha sufrido estragos por estas atrocidades judiciales.

Lo que es más, dijo LaRouche, es hora de que la prensa y las élites políticas surcoreanas "se hagan preguntas serias sobre la verdadera motivación de los neoconservadores en Washington", quienes vienen atizando estos enjuiciamientos corruptos. Desde enero de 2001 esos neoconservadores vienen presionando a Seúl para dar marcha atrás a la política de unificación", pero esto es algo que va más allá, explicó.

El 'eje preventivo' de Cheney

"El vicepresidente Cheney, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, el subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz y todo su séquito neoconservador tienen intereses propios, sin la menor consideración por la población coreana", dijo LaRouche. "Desde 1991 han estado propugnando la teoría ideológica de un 'primer golpe preventivo' estadounidense contra naciones más débiles. Desde hace más de doce años le han cargado a la península coreana esta política estilo 'doctor Insólito', al igual que en Iraq, Irán y el resto del mundo; y les tiene sin cuidado su resultado probable: la calcinación nuclear de millones de personas en Corea y el Japón".

"La política hacia Corea del Norte no es el verdadero objeto" de estas presiones, señala LaRouche. "Lo que se juega aquí es la soberanía de Corea del Sur". En sus esfuerzos por modernizar Corea, el ex presidente Kim y su sucesor, Roh Moo-hyun, se han topado con un "antiguo régimen" en Seúl, que incluye elementos políticos, burocráticos y judiciales anquilosados, algunos instalados por anteriores Gobiernos militares, y muchos están influenciados por el "eje preventivo" de Cheney en Washington.


Koizumi, el Primer Ministro de Japón (ctro.), flanqueado por el Presidente de Corea del Sur Kim Dae Jung (izq.) y por el Premier chino Zhu Rongji (der.) en una muestra de solidaridad entre estos países

Con la construcción de una nueva ruta de la seda "de Tokio a Pusan, a París", los presidentes Kim y Roh se han propuesto transformar a Corea en una fuerza impulsora que ayude a crear una nueva superpotencia económica eurasiática. Cheney y Wolfowitz han atacado de manera expresa el surgimiento de una superpotencia eurasiática de esa índole, como algo que no debe permitirse, en su pronunciamiento original de 1992; una directriz de planificación de defensa emitida por Cheney cuando era secretario de Defensa.

Ahora que la Unión Soviética ha desaparecido y los Estados Unidos son la única superpotencia, decía Wolfowitz en ese documento de 1992, "nuestro principal objetivo es impedir el resurgimiento de un nuevo rival... que domine una región cuyos recursos bastarían para generar poder global. Entre esas regiones figuran Europa occidental, el Asia oriental, el territorio de la antigua Unión Soviética, y el sudoccidente de Asia". Se proponían con eso "contener", no sólo a China, sino también al Japón y a la Unión Europea. Tal actitud es tan abiertamente contraria a la Constitución de los Estados Unidos —e indignó tanto a Alemania y Japón—, que inclusp el anterior presidente Bush ordenó bajarle el tono al primer borrador.

El grupo de Cheney, ahora de vuelta en el poder, impulsa febrilmente su viejo plan, y ven con malos ojos la construcción y el desarrollo del Puente Terrestre Eurasiático y del Ferrocarril Transcoreano. "Pero la modernización económica de Eurasia, mediante la construcción del Puente Terrestre Eurasiático y el Ferrocarril Transcoreano, representan un interés vital para toda la población coreana, así como la del Japón y la de toda la masa terrestre eurasiática", señaló LaRouche; no tiene nada que ver con sobornos a Pyongyang, que es lo que están usando como pretexto.

Cooperación norte-sur

Si se sopesa el interés propio de las economías de Corea, Japón y Eurasia, contra los intereses egoístas de Cheney y Wolfowitz, el camino a seguir es obvio, señala LaRouche: "En honor a la memoria del señor Chung, y de su padre [Chung Ju-yung, fundador de la Hyundai], honremos hoy las palabras finales de Chung Mong-hun".

En una nota de suicidio hallada en su escritorio después de que se lanzara desde la ventana de su oficina en el duodécimo piso del edificio, Chung le pedía a Kim Yoon-kyu, presidente de la Hyundai Asan, "fomentar de forma enérgica" los muchos proyectos intercoreanos de esa empresa en Corea del Norte, iniciadas por Chung el mayor. El padre de Chung, nacido en Corea del Norte, inició por cuenta propia muchas iniciativas de cooperación norte-sur, comenzando en junio de 1998 con un arreo de 1.500 cabezas de ganado al norte, durante el peor momento de la hambruna que asolaba a ese país.

Con ello comenzaron varios programas de cooperación económica, tales como el Ferrocarril Transcoreano y el desarrollo de la región históricamente importante de la montaña Diamante. En junio, la Hyundai inauguró las obras de construcción de un gran complejo industrial en Kaesong, ciudad norcoreana muy cerca del lugar en que están reconectándose los ferrocarriles de ambas Coreas. En otra nota que le dejó a su familia, Chung Mong-hun pidió que dispersaran sus cenizas desde lo alto de la montaña Diamante.