Los EU deben salir de Iraq de inmediato

A la fecha, han muerto más soldados estadounidenses en combate o por otras causas durante la ocupación de Iraq, que en la propia guerra contra esa nación. El panorama actual augura una creciente guerra de guerrillas lanzada por una combinación de ex soldados, voluntarios internacionales y nacionalistas, todos apoyados por una población cada vez más antagonista a sus ocupantes.

Los neoimperialistas lunáticos, tales como el straussiano Bill Kristol y Robert Kagan, empezaron a pedir el envío de más tropas para aplastar la resistencia. Pero la única forma cuerda de abordar la situación es la propuesta por el precandidato presidencial estadounidense Lyndon LaRouche: los Estados Unidos deben retirarse ahora, y dejarle la reconstrucción a las Naciones Unidas.

LaRouche, por supuesto, desde el principio se opuso a esta guerra preventiva ilícita, y pronosticó que desataría un choque de civilizaciones imparable. Ahora, esta realidad golpea a muchos, incluyendo a las familias de los soldados y a los líderes de las naciones árabes. Si los EU no se van pronto, nos espera una repetición de Vietnam, o algo peor.

Desde que se declaró la victoria, el Gobierno estadounidense ha cometido un error tras otro, creando un máximo de intranquilidad.

Primero, los soldados no estaban capacitadas como cuerpos de ingenieros, sino como simples asesinos. Así, tampoco lo estaban para asumir la administración civil, ni para restaurar la infraestructura básica.

Segundo, el principal funcionario estadounidense en Iraq, Paul Bremer, decidió disolver al Ejército iraquí y arrojar a 400.000 militares al desempleo.

Además, Bremer prohibió que le dieran empleo a los miembros del Partido Ba'ath, un enorme aparato que cuenta con parte de la élite más capacitada del país.

Tercero, los ocupantes estadounidenses decidieron nombrar un Consejo de Gobierno Iraquí (CGI) compuesto de los principales grupos de la sociedad iraquí, pero con un poder sólo simbólico. Técnicamente hablando, se supone que el CGI debiera estar redactando una constitución y ayudando en las necesidades cotidianas, ¡pero el grupo no tiene ni los medios ni la autoridad para hacer nada!

Por si fuera poco, la estrategia militar del secretario de Defensa estadounidense Ronald Rumsfeld tiene un aún más grave rasgo hitleriano, pues insta al despliegue de escuadras de asesinos del corte de la SS nazi contra blancos iraquíes, e infringe todas las leyes de la guerra. Esto no se limita a casos especiales como los hijos de Saddam Hussein, sino a supuestos traficantes de armas, periodistas, etc. También incluye tácticas contra la población en general, como los cateos casa por casa y un trato a las mujeres musulmanas prohibido por su religión.

El jefe del comando central de los EU, el general John Abizaid, fue el primero en contradecir a Rumsfeld y su subsecretario Paul Wolfowitz, al llamarle a la creciente resistencia una "campaña clásica estilo guerrilla".


Protestas en contra de la ocupación de los ejercitos de los Estados Unidos

El combate en esta clase de guerra inició tomando como blanco a soldados estadounidenses aislados, uno o dos diarios (oficialmente); luego aumentó a entre 10 y 12 ataques diarios en varias partes del país, sin un recuento confiable de las bajas. Pronto ocurrieron los primeros actos de sabotaje contra el oeloducto que va hacia Turquía, del que los EU dependen para exportar el crudo iraquí. A esto le siguió la detonación de una red de agua en la capital. E inició la ofensiva contra objetivos mayores, con la explosión contra la embajada de Jordania el 4 de agosto, el ataque suicida contra el edificio de las Naciones Unidas el 19 de agosto, el estallido del carro bomba en la mezquita en Najaf el 24 de agosto, la explosión contra la jefatura de policía en Bagdad el 2 de septiembre, más los que ocurran tras escribir estas líneas.

Aunque no se identificó al agresor del ataque contra la ONU, no cabe duda que muchos iraquíes odian a esa institución por su imposición de sanciones homicidas contra Iraq en los últimos 12 años, así como por su colaboración con los ocupantes estadounidenses. El antagonismo del jefe de la misión de la ONU, Sergio Veiria de Mello, contra la arrogancia de los EU en Guantanamo e Iraq, ha levantado la sospecha de que los gallinazis de Cheney pudieran ser los responsables del bombazo contra la misión; aunque la ira cada vez mayor de la población iraquí es explicación suficiente.