La desintegración financiera global domina en Davos

Este año la naturaleza insostenible de los crecientes déficit presupuestales y de la cuenta corriente de los Estados Unidos, y el peligro de una desintegración económica global, fueron los temas que imperaron en el , Suiza. Aunque el gobierno estadounidense y gran parte de la prensa siguen publicitando una supuesta "recuperación" de la economía de los EU, fue la terrible amenaza de una catástrofe —tal como ha advertido el precandidato presidencial estadounidense Lyndon LaRouche, a quien ahora se la han sumado otros, como el ex secretario del Tesoro Robert Rubin— lo que caracterizó algunas de las discusiones públicas y la mayoría de las privadas en esta reunión de la élite financiera mundial.

Con déficit presupuestal y de cuenta corriente que andan, ambos, por los 500 mil millones de dólares —y siguen creciendo—, los EU llevan un ritmo de vida superior al que pueden sostener. Aunque sir Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal estadounidense, está empecinado en protejer la burbuja especulativa más grande del mundo, estos déficit no son sino sólo una muestra de lo que se avecina. La hiperhinflación de Greenspan bien puede mantener a flote al sistema en el corto plazo —con la esperanza de que el desplome no se venga en medio del proceso electoral en los EU—, pero no puede evitar que reviente.

Cunde la preocupación en Davos


A Davos también asistió el vicepresidente estadounidense Dick Cheney, sin duda en un intento por torcerles el brazo a los alidos de los EU para que apoyen sus aspiraciones imperiales

En su resumen de la sesión del 21 de enero sobre la economía gobal, se hace la referencia de rigor a la "recuperación económica mundial". Pero también añade que "su sustentabilidad sigue siendo un asunto decisivo", y cita las enormes deudas de los EU en manos de países asiáticos.

El economista en jefe de Morgan Stanley, Stephen Roach, advirtió que la economía mundial es dependiente de una economía estadounidense asediada por crecientes déficit gubernamentales, niveles históricos de deuda personal y cero crecimiento en el empleo. El cambiar puestos bien remunerados en el sector industrializado por mano de obra barata en las naciones en vías de desarrollo, destruye la generación de ingreso necesaria para mantener una economía, dijo Roach. "Sin el combustible de la generación de ingreso, ¿qué sigue creciendo en los EU? Yo me atrevería a sugerir", dijo, "que el motor de la economía global —los deficitarios EU— camina ahora sólo con el vaporcito".

Laura Tyson, presidenta del Consejo de Asesores Económicos del Presidente durante el Gobierno de Bill CLinton, y ahora decana de la Escuela de Negocios de Londres, habló del deterioro de la posición fiscal de Washington, calificándolo del "mayor retroceso presupuestal en la historia de la nación". Con los EU tan dependientes del capital extranjero, dijo Tyson, "tenemos que preguntarnos si el resto del mundo seguirá prestándole a los EU en el futuro, y de ser así, en qué términos".

El moderador de la sesión Martin Wolf, principal experto económico del Financial Times de Londres, señaló que el total de las obligaciones estadounidenses ascendían a unos 3 billones de dólares. Un tercio de eso está en manos de China y Japón, lo que llevará a una enorme incertidumbre en el futuro, dijo.

En momentos en que China ocupa una posición tan decisiva en la economía mundial, se le prestó especial atención al austero mensaje que envió a la reunión Zhu Min, gerente general y asesor del presidente del Banco de China, la institución cambiaria más grande y antigua de China. "Todos los países asiáticos tienen dólares por razones de seguridad, pero en cierto momento esto tiene que terminar", dijo Zhu Min. "Hay un romance, pero todos sabemos que este romance tiene que terminar". Y dijo que "China se centrará cada vez en más en la demanda interna, que crece con rapidez. De ahí que no podrá financiar el déficit de los EU. No podemos seguir exportando nuestros productos a un ritmo de crecimiento del 30%".

A Davos también asistió el vicepresidente estadounidense Dick Cheney, sin duda en un intento por torcerles el brazo a los alidos de los EU para que apoyen sus aspiraciones imperiales. Se dice que uno de los blancos de la ira de Cheney es China, pero dada la actual dependencia de la economía de los EU de las manufacturas y el dinero chinos, sería muy fácil que le saliera el tiro por la culata.

Ante las exigencias insaciables de Washington, las naciones están sacándole la vuelta a los EU —tal como LaRouche advirtió que lo harían— con una serie de medidas políticas y económicas. China, por ejemplo, fortalece cada vez más sus lazos de amistad con Francia. De hecho, el presidente Hu Jintao visitó Francia el 26 de enero. "La convergencia entre Francia y China nunca había sido tan fuerte", dijo un vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores francés.

A fines del año pasado Francois Heisbourg, director de la Paris Fondation puor la Recherche Strategique, escribió un comentario en el Herald Tribune, en el que afirmó que "China limitará el poderío estadounidense" usando su "arma económica". La crisis que los EU encaran en Iraq, dijo, "palidece en comparación con los inminentes cambios tectónicos entre China y los EU".

"Si China dejase de acumular dólares, el resultado sería una caída libre incontrolable de la moneda estadounidense, llevando a un choque sistémico de la economía global", escribió.

Se especula que los franceses podrían aliarse con los chinos para golpear al dólar, en especial si los EU mantienen el curso hiperimperial que les dicta Cheney.

Es hora de reindustrializar

Todos estos problemas pueden achacársele a la oligarquía financiera internacional y su empeño en regresar al mundo al feudalismo mediante la desindustrialización y la globalización. El plan de Greenspan para rescatar al sistema financiero estadounidense se basa en pasarles las deudas de los bancos a los inversionistas extranjeros, los fondos de pensiones y a otros, mediante el uso de derivados financieros y la hiperinflación, y hasta él se da cuenta de que eso no funcionará si los tontos dejan de comprar.

La única salida de este embrollo es darle marcha atrás al proceso de exportar puestos de trabajo de los EU, y empezar a reconstruir su capacidad industrial y agrícola en base a programas intensivos de construcción de infraestructura e investigación científica. La desindustrialización no sólo es una política que no funciona, es un fraude. Es hora de enterrarla y regresar a la cordura.