El 93% del pueblo peruano repudia a Toledo, el 'inca yanacona' de Soros


Los jóvenes del Movimiento de Juventudes Larouchistas (MJL) en Perú,
en una manifestación de apoyo al presidente Kirchner frente a la
embajada argentina.

Perú debe emprender la reconstrucción nacional, y sumarla a la del continente entero, tal como Lyndon LaRouche lo plantea en su nuevo libro programático Los estados Soberanos de las Américas.

por Sara Madueño

Nunca antes en los 180 años de historia republicana del Perú, presidente alguno había enfrentado semejante nivel de repudio popular como Alejandro Toledo. Con un minúsculo 7% de aprobación a su gestión, y en los sectores más pobres apenas entre un 2 y 5%; con 93% de la población exigiendo que abandone la presidencia, se adelanten elecciones o cualquier otra salida; y enfrentando un desbordamiento popular sin precedentes; Toledo , el "inca yanacona" (siervo) del megaespeculador George Soros y el FMI, trastornado por su propia mitomanía compulsiva y su incapacidad moral y ejecutiva, transita al fin anticipado de su mandato y al basurero de la historia.

Aunque Toledo y sus allegados y mentores pretenden atribuirle el descalabro de su régimen a una mera crisis institucional, y a los recientes escándalos de corrupción protagonizados por sus más cercanos colaboradores y socios políticos —que incluso lo involucran a él mismo—, lo cierto es que lo que motiva el rechazo popular a su mandato es su servilismo incondicional al neoliberalismo descarnado del FMI, al insistir en imponer una austeridad brutal, acentuada al punto que los índices de pobreza en el Perú han aumentado de forma alarmante. Según estadísticas oficiales, para el 2002 el 54,3% de la población peruana vivía en la pobreza; un porcentaje 12% mayor al registrado 5 años antes. Actualmente se calcula que rebasa el 61%.

Aunque el eclipse de Toledo no puede verse al margen de lo que ha pasado con otros presidentes de la región —como Jamil Mahuad de Ecuador, Fernando de la Rúa de Argentina y Gonzalo Sánchez de Lozada de Bolivia—, que se vieron obligados a renunciar por el repudio de sus pueblos a su entreguismo a los buitres del libre mercado, el suyo representa un tropiezo característico del proyecto unimundista, cuyos gestores no terminan de comprender que existen naciones que no se someterán a sus designios. Y es que Toledo, el presidente que el principal narcolegalizador del mundo George Soros compró para Perú por un millón de dólares —según lo admiten tanto Toledo como Soros—, bajo los auspicios políticos de la Organización de Estados Americanos (OEA), simbolizaba la última carta que los banqueros presumían en foros y plazas para mostrar las bondades del genocidio del FMI, presentando a Perú como el ejemplo del nuevo milagro económico del "crecimiento sin empleos".

Al tiempo que Toledo se ufanaba frente a los banqueros de que la economía peruana registró "cifras macro de crecimiento de 4% del PIB" (producto interno bruto) en el 2003, los índices de pobreza crecieron, el desempleo aumentó, muchas fábricas quebraron y los salarios bajaron.

La coincidencia entre el descalabro de Toledo —resultado de una suerte de plebiscito nacional contra el FMI— y la patriótica determinación del presidente argentino Néstor Kirchner de ponerle un alto a la usura de los bancos y al genocidio del FMI contra su pueblo (ver artículo en pág. 19), puede tener efectos imprevistos en el continente.

Ante esto, la reacción de la banca y de los emisarios del unimundismo no demoró. A mediados de febrero el propio César Gaviria, secretario general de la OEA, se apresuró a poner el pecho para "defender la democracia" en Perú, dando "su pleno respaldo" a un presidente moralmente ilegítimo. También el embajador estadounidense James Curtis "recordó" que hay que tener presente la "Carta democrática de la OEA" y "respetar las reglas del juego" de la democracia.

Por su parte, otros dos patéticos servidores del imperialismo, el escribano Mario Vargas Llosa y el ex secretario general de la ONU durante el período del presidente estadounidense George Bush padre, Javier Pérez de Cuellar, se irguieron desde sus tumbas políticas y emitieron un exhorto a mediados de febrero "en defensa de la democracia". Dicho exhorto fue la comparsa que Soros necesitaba para presentar el segundo debut en la cartera de Economía de Perú, de su socio y hombre de confianza, el ya una vez repudiado banquero de Wall Street, Pedro Pablo Kuczynski, o PPK, como también se le conoce. De inmediato se alzó en su apoyo el ahora bien amaestrado ex presidente Alan García, quien aprovechó la ocasión para poner a disposición del FMI y del globalismo sus buenos oficios como futuro presidente.

Pero Kuczynski no sólo es la carta bajo la manga del unimundismo sinarquista para poner de rodillas al Perú, también es la carta del narcoterrorismo en varias de sus variantes. Por lo pronto, Sendero Luminoso ya advirtió de su retorno a través de un reciente reportaje difundido por la BBC londinense.

Kuczynski toma la posta


Pedro Pablo Kuczynski, ocupó el cargo de gerente general del BCR y el despacho de Energía y Minas durante el gobierno del arquitecto Belaúnde en Perú. En dicha oportunidad, se le acusó de «regalar» los recursos naturales del país a las « siete hermanas » (así se les llamaba a las empresas transnacionales petroleras).

El retorno de Kuczynski, un hombre público de Soros e identificado totalmente con los intereses financieros internacionales, es el mensaje vivo de la banca internacional y del FMI de que, con o sin Toledo, no permitirán ningún cambio en la política económica. Con la imposición de Kuczynski, Toledo no sólo ha dado un "paso al costado", sino que literalmente le ha entregado la posta. Kuczynski no hubiera aceptado el cargo sin que Toledo se comprometiera a darle total autonomía en su gestión, autonomía que no tuvo cuando debió desistir de su empeño por privatizar las empresas eléctricas del departamento de Arequipa, Egasa y Egesur, y renunciar a la cartera de Economía, presionado por una huelga general sin precedentes de la población arequipeña. Dado este precedente, el nombramiento de Kuczynski, lejos de plantear una tregua, implica una mayor fricción, y puede precipitar el fin de Toledo. Por ejemplo, uno de los titulares de la prensa limeña advirtió: "PPK: Agente de Chile y el FMI", y que, con él, "Toledo vuelve a meter la pata. Su nombramiento, siendo ciudadano norteamericano que ni siquiera habla bien el español, es una provocación".

Ni bien tomó el cargo, el propio Kuczynski puso al descubierto la verdadera naturaleza de esta crisis que lo había convocado allí, pues pretende administrar la crisis local en medio del descalabro de la economía mundial. Así que, siguiendo un libreto aprendido, se apresuró a "calmar los ánimos", augurando una promisoria recuperación de la economía peruana con el cuento de "la recuperación que viene experimentando la economía norteamericana". Para darle solidez a esta farsa, Alan García y Toledo repitieron el mismo cuento.

El repudio es contra el liberalismo del FMI

Los niveles de pobreza y desempleo, y la desesperanza y frustración de las mayorías nacionales, anticipan un desbordamiento social de consecuencias impredecibles. En los últimos meses, las huelgas, marchas y manifestaciones se han integrado al ambiente urbano cotidiano del país. A principios de febrero Lima enfrentó un paro total del transporte público que paralizó la ciudad. Los paros y huelgas en el sector agrario son permanentes. En febrero se anunciaron paros nacionales del transporte de carga y de los trabajadores portuarios, y un paro nacional y movilizaciones de todo el sector salud y de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP). Trece frentes regionales tendrían movilizaciones en marzo exigiendo un gobierno de emergencia, entre otras que se anunciaron para el sector agropecuario. En todos los casos, las huelgas y manifestaciones son en rechazo a la política económica del FMI y contra la corrupción.

Ese desbordamiento social, aunado a un resurgimiento del narcoterrorismo con diferentes caretas, incluyendo la de Sendero Luminoso, a movilizaciones anunciadas por el denominado Frente Cocalero y al incremento de la violencia urbana, describe un panorama social dantesco para el período inmediato.

Las huestes narcoterroristas alistan su regreso

Pero, en tanto la población, distante del "crecimiento macro", encara su sobrevivencia diaria, Toledo se dispuso a ejecutar, con relativo éxito, el "complot para destruir a las Fuerzas Armadas" sometiéndolas a la "reingeniería" financiera que exige el ajuste presupuestal del FMI. Al mismo tiempo, las puso en el banquillo de los acusados para que respondieran por la supuesta violación de los derechos humanos de terroristas, en medio de la guerra que éstos le declararon a la nación peruana.

Como parte de este complot del unimundismo, y haciéndose eco de la campaña orquestada por las organizaciones no gubernamentales (ONGs) propiedad de Soros, como Americas Watch y la Comisión Andina de Juristas —cuyo ex presidente Diego García Sayán fue ministro de Toledo— Toledo promovió y cobijó a la denominada "Comisión de la Verdad" para, luego de desconocer los fallos de los tribunales militares, disponer la liberación de cerca de 2.000 sentenciados por delitos de terrorismo. Así, Toledo allanó el terreno para el retorno de las huestes terroristas de Sendero Luminoso, entre otras.

El pasado 18 de enero el programa político "Cuarto Poder", de América TV, difundió un reportaje transmitido por la BBC de Londres, la misma cadena que le hacía porpaganda a Sendero Luminoso en los 1990. En esta ocasión mostraron a un Sendero Luminoso remozado, entrevistando al líder senderista denominado "camarada Artemio", quien, con un pasamontañas que le cubría el rostro y acompañado de un grupo de senderistas armados, daba cuenta de la solicitud que Sendero le había hecho llegar al Gobierno de Toledo pidiéndole el diálogo, bajo la condición de que se les otorgue la condición de partido político. Sendero, dijo "Artemio", le ha dado al gobierno "un plazo de 60 días para responder"; de lo contrario, advirtió, Sendero optará por la "guerra total", para lo cual, dijo, están bien preparados y armados. El sanguinario Artemio, quien dio esta entrevista a la BBC "desde algún lugar de la selva peruana", habló también de las afinidades de Sendero con el movimiento cocalero, "cuya lucha apoyamos y consideramos justa", dijo. Los muy bien financiados cocaleros peruanos, quienes habían amenazado con marchar a Lima para pedir que se suspendiera el programa de sustitución de cultivos y la legalización del cultivo de la coca, dieron un paso atrás. . . por ahora. Según de la prensa local su cacareado congreso nacional, programado para el 18 de febrero "en algún lugar de Lima", fue repentinamente cancelado.

El ocaso de los presidentes de Soros

Toledo llegó a la Presidencia de Perú en el 2000 en virtud del millón del dólares que le "donó" para su campaña el narcolegalizador y megacorrupto especulador internacional George Soros. Como ha documentado EIR en esta publicación y en el libro La oscura verdad sobre George Soros, fue con este dinero que se puso en marcha la maniobra descaradamente intervensionista del Departamento de Estado de los Estados Unidos y de la Organización de Estados Americanos para propinarle un golpe de Estado al entonces presidente Alberto Fujimori.

Toledo encabezó las "marchas de los cuatro suyos" que Soros financió, ondeando las banderas del unimundismo: la "lucha contra la corrupción", la "defensa de la democracia" y la "defensa de los derechos humanos". Ahora bien, no deja de ser una ironía que esas mismas masas de gente que lo aclamaron, las bases de su partido político Perú Posible (PP), estén ahora organizando la reedición de Üntesas marchas, pero esta vez para sacarlo a él de la presidencia.

La suerte de Toledo es el espejo en el que deben verse todos aquellos presidentes que se venden e inmolan a su nación siguiendo los dictados del libre mercado. Por lo pronto, el remedo de Toledo en México, el ex canciller Jorge Castañeda, con quien Soros pretendía inaugurar el partido "México Posible", y postularlo a la presidencia de ese país, debiera poner sus barbas a remojar. Lo mismo debiera hacer el Gobierno de Georgia, si no quiere correr la suerte de Toledo. Georgia debe rechazar el "fondo" que Soros promovió en la reciente reunión del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, dizque destinado al "pago de los salarios de los empleados públicos" y a "evitar la corrupción" en ese país,.

La misma advertencia es válida para aquellos candidatos a la Presidencia de los EU por el Partido Demócrata a los que Soros pretende comprar con las millonarias "contribuciones" que viene haciendo a sus campaña. Soros le da estos aportes a dicho partido, para los preferidos de los banqueros sinarquistas de izquierda, con tal de alzar un muro de contención contra la campaña presidencial de Lyndon LaRouche.