Internacional

LaRouche encarna el Sistema Americano

por Jeffrey Steinberg

Jeffrey Steinberg, directivo de EIR, tomó la palabra durante el debate que hubo el 12 de enero en el seminario organizado por EIR en Berlín, Alemania, luego del discurso de apertura de Lyndon H. LaRouche. La intervención de Steinberg vino en respuesta a comentarios previos que cuestionaban la posibilidad de que hubiera una resistencia seria al Gobierno de Bush en Estados Unidos.

Creo que es importante, de repente, mencionar algo que es tan obvio, que podría olvidarse con mucha facilidad, pero que me parece va al meollo de los comentarios que hizo Lyn [LaRouche] esta mañana sobre la situación política de EU: a saber, ¡que el señor LaRouche es un estadounidense! Y es un estadounidense cuyas ideas e iniciativas políticas son escuchadas y adoptadas por un número creciente y mucho mayor de círculos dentro de EU, desde el nivel de las bases hasta los de las instituciones que conforman este sistema constitucional viviente. Porque creo que es fácil ver desde afuera una imagen falsa de la situación política de EU, en particular al filtrarse a través de medios prominentes tales como CNN, Fox News, O’Reilly, los órganos de difusión propiedad de Rupert Murdoch y Conrad Black, quienes también tienen algunos tentáculos aquí en Europa.

Tuvimos la visita en EU por cerca de un mes, de alguien a quien conocemos desde hace mucho, y que ha vivido en París y en Israel. Él llegó a EU un día después de la elección. Y cuando partió de EU, le dijo a Lyn en un almuerzo justo antes de su salida, que sentía como si conociera EU por primera vez; que se iba con una opinión muy optimista de la clase de función que EU podía tener en el mundo, aun dadas las circunstancias de la aparente victoria de Bush en su reelección. Creo que es muy importante. Le hago una invitación abierta a cualquiera aquí que esté en condiciones de viajar a EU, a que aproveche la oportunidad.

Este amigo tuvo una perspectiva particular de EU, porque francamente pasó la mayor parte del tiempo trabajando con nosotros, conoció a mucha gente en Washington, y se marchó con una perspectiva de cuál es el nivel de la pelea en las instituciones políticas estadounidenses, que sería imposible ver desde afuera. . . Hay aspectos de la situación política estadounidense que, literalmente, son del todo revolucionarios, en el sentido que lo explicó el señor LaRouche, pero que son prácticamente imposibles de ver desde afuera de EU, salvo como sombras vacilantes contra la pared de la caverna.

Literalmente es así; yo estuve ahí, lo ví, y hago mucho del trabajo en Washington, D.C., entre estas diferentes instituciones políticas. Puedo afirmar con absoluta certeza sobre las dos conferencias internacionales por internet que dio LaRouche luego de las elecciones, la primera el 9 de noviembre, una semana después del día de las elecciones, cuando francamente la mayoría de los estadounidenses andaban perdidos y conmocionados; y luego la del 5 de enero de este año, un día antes de la histórica sesión conjunta del Congreso estadounidense, que ese acto histórico no hubiera sucedido sin la intervención de Lyn. No había un sentido claro de orientación política sobre qué hacer con lo que obviamente fue una elección muy defectuosa, aun entre la gente del Partido Demócrata, e incluso entre la del Partido Republicano que se opuso a Bush. Sólo había una sensación generalizada, en todos los sectores, de que Kerry probablemente ganó.

Y Lyn planteó una estrategia inmediata muy clara: tomen el asunto de la supresión del voto. No busquen la cuestión universal de probar de algón modo mágico que hubo fraude electoral, cuando el asunto real fue que a cientos de miles de votantes o más simplemente les negaron el derecho a votar, aunque asistieron a las casillas de votación. En algunos casos fue porque no había máquinas en las cuales votar, o había tan pocas que obligaron a la gente a esperar por nueve o diez horas. Sin embargo, el asunto es que Lyn planteó una perspectiva que le dio forma a las medidas que tomó toda una serie de personas del Partido Demócrata o de sus entornos.

El 5 de enero, tras los comentarios introductorios de Lyn, hubo una pregunta de un grupo de miembros del Congreso estadounidense, que quería saber cuáles eran las órdenes de marcha de Lyn en términos de los acontecimientos del día siguiente, cuando todavía no se decidía si un miembro del Senado de EU se uniría o no a miembros de la Cámara de Representantes, y desafiaría la autenticidad de la victoria de Bush. Lyn hizo breves comentarios, en los que básicamente dijo: Si no combaten este asunto, sin importar el resultado, entonces no podrán luchar por ningún otro asunto crucial, desde lo del Seguro Social hasta la guerra de Iraq.

Y sabemos que el mensaje de Lyn resonó en los niveles más altos del Partido Demócrata. Probablemente fue el factor decisivo que puso a la senadora Boxer contra la pared, para que decidiera daoptar esta iniciativa histórica. . . .

ÜscEsto es algo que nunca antes había sucedido en la historia de EU. . .

ÜecY cuando la senadora Boxer hizo su anuncio, momentos más tarde hubo una reunión en la Casa Blanca, con todos los abogados de la Casa Blanca; Bush estaba ahí, Cheney estaba ahí. En su calidad de presidente del Senado, Cheney presidiría la reunión en donde esto tendría lugar. Y Cheney simplemente le dijo a la gente en la Casa Blanca —lo sabemos, porque los republicanos querían que Lyn lo supiera—: “No voy a hacerlo. Voy a declararlo fuera de orden”. ¡Fue un desafío total a la Constitución! Y surgió una pelea en la Casa Blanca, con todos estos abogados diciendo: “¡No puede hacer esto!” No porque no hubieran preferido hacerlo, sino porque conocían las explisovas consecuencias políticas si Cheney lo intentara . Esto hubiera sido una metida de pata colosal. Así que, en cambio, Cheney tuvo que apretar su fibrilador, morderse la lengua, y dejar que este proceso se llevara a cabo.

Esto alteró la dinámica política en EU, de una forma decisiva que convierte, no sólo en una “posibilidad”, sino en una firme probabilidad, que vamos a destruir a Bush con este asunto del Seguro Social.

Muchos de nosotros —con mayor acento Lyn— tuvimos una evaluación muy franca de las elecciones estadounidenses, asistiendo a ellas. Sabíamos que si Kerry ganaba, sería una victoria a pesar de él mismo, debido al fracaso absoluto del Partido Demócrata, antes del Día del Trabajo —antes de comienzos de septiembre—, en desarrollar ninguna clase de campaña con la intención de ganar. Y el primer paso en esa campaña impotente, fue el error de no permitirle al señor LaRouche participar en los debates de las [elecciones] primarias demócratas. Algunos de esos errores fueron corregidos muy tarde en la contienda. Y así, no sorprendió que Kerry no sorteara el obstáculo de sobreponerse al aparato de fraude electoral que sabía estaba armado. De modo que no apostamos todos nuestros huevos a la canasta de la victoria de Kerry.

Muchas otras personas tenían la impresión de que Kerry era el probable ganador, y le apostaron todos sus huevos a esa canasta, que es por lo que muchos quedaron estupefactos un par de meses. Pasamos mucho tiempo proporcionando ayuda psiquiátrica a miembros del Congreso, a personajes principales del Partido Demócrata, y a ex altos funcionarios del gobierno. Quiero hacer una evaluación, a sólo 12 horas de que llegué de Washington, D.C.:

El hecho de que ahora esté ratificada la elección de Bush, ha servido como una especie de mensaje inevitable para muchas personas de EU, de que no pueden evitar la responsabilidad personal de de veras emprender la clase de lucha que el señor LaRouche ha estado encabezando. Y, en muchos asuntos, hay indicios muy claros de un cambio impresionante en el ambiente político.

Número 1, está el hecho de que la senadora Boxer y otros miembros del Senado se unieron de hecho en este desafío histórico. Al día siguiente, el New York Times dijo: “Uf, ahí va el mandato de Bush”.

En cuanto a la cuestión de Gonzales: aparte de lo que hemos al respecto, un gran número de militares retirados han tomado la voz cantante, incluso, en especial, personas que forman parte del sistema de auditores generales del Ejército. En términos generales, estos son generales y almirantes retirados de tres y cuatro estrellas, quienes han dado la cara y, básicamente, atacado a Bush, Cheney y a Gonzales por ser criminales de guerra. Explícitamente citaron las violaciones a la Convención de Ginebra. Ayer estuve en un acto en Washington, en donde un ex embajador se puso de pie y dijo que toda el Estado Mayor Conjunto estaba comportándose como el general [Wilhelm] Keitel, quien fue el oficial militar a cargo del equipo personal de Hitler. Dijo a calzón quitado, que esto es lo que está sucediendo. Hubo una clase el martes en la Facultad de Derecho de la Universidad de Columbia, de uno de los dirigentes de la Asociación de Abogados de Nueva York, acerca de los paralelos históricos entre el enfoque de Hitler hacia la guerra preventiva y la abrogación de las Convenciones de La Haya, y lo que el Gobierno de Bush ha hecho por abrogar las Convenciones de Ginebra y adoptar una doctrina de guerra nuclear preventiva.

Así que me siento muy animado por muchos aspectos de la situación. No porque vaya a haber alguna idea feliz de un cambio en el Gobierno de Bush, sino porque están encallando en varios asuntos decisivos. Armitage, que no es uno de los grandes genios de la historia diplomática estadounidense, regresó ayer de un viaje por el Oriente Medio, se reunió con el Presidente en la Oficina Oval, y le dijo: “Hemos perdido Iraq”. Y prontamente lo botaron de la oficina, porque esa realidad no está permitida en el Gobierno.

Así que hay un cambio muy brusco en la correlación política de fuerzas en EU, que se hará más visible, pero que en realidad no es visible con claridad desde fuera.

Un realineamiento político

El asunto final que quiero abordar sobre esto, es que una de las nuevas y muy cruciales realidades sobre el tapete en la política estadounidense, es el Movimiento de Juventudes Larouchistas, que está convirtiéndose en un factor crítico dentro del Partido Demócrata en EU. Es el movimiento de juventudes oficial —o extroficial, como quieran llamarlo— del Partido Demócrata, porque no hay otro; porque nadie más en EU tiene la más remota idea de cómo reclutar jóvenes a la política hoy día. Por eso hay cierto sentido muy real dentro del Partido Demócrata, de que lo que el señor LaRouche ha hecho al formar este movimiento de juventudes representa el futuro del Partido Demócrata y el de la república. También hay personas, y cada vez más entre los republicanos, que no ven ningún interés personal en seguir dándole ningún grado de apoyo al Gobierno de Bush.

Ya está en camino un período de realineamiento político. Y esta lucha del Seguro Social, cuando Lyn dijo esta mañana que lograr una victoria decisiva en este asunto convertirá a Bush en un figurón instantáneo: hay otras instituciones políticas que están listas, bajo el liderato de Lyn, para llenar ese vacío. Cada vez más, la gente está reconociendo que la economía estadounidense está en la basura, y que el dólar ya está destruido y a punto de sufrir un crac aun más profundo. Así, en cierto sentido, el mayor reto que enfrentamos ahora es de veras educar a la población sobre el Sistema Americano de economía. Ésa es la brecha más grande, aun entre las mejores personas con las que tratamos dentro del Partido Demócrata: que el nivel de comprensión, aparte de saber que la bandera de Roosevelt es una muy buena bandera que enarbolar, la profundidad de entendimiento acerca de infraestructura, acerca de lo que Lyn está escribiendo, es muy superficial. Pero la disposición de aprender estas ideas está allí.

Creo que lo que está sucediendo aquí es que, de hecho, está llevándose a cabo un diálogo trasatlántico del orden más elevado, gracias a la intervención destacada de Lyn en esta discusión. Y pueden confiar en el hecho de que esta discusión aquí, hoy, resonará en EU de una forma que va más allá de lo que todos imaginan.