Economía

El Chile de Pinochet sigue penetrando en México

por Rubén Cota Meza

Desde el 17 de enero las administradoras de fondos para el retiro (Afores) de los trabajadores mexicanos disponen de más de 157.200 millones de pesos (unos 13.500 millones de dólares), para invertirlos en acciones de empresas privadas nacionales y extranjeras, y en bonos gubernamentales extranjeros. Es decir, después de siete años de haberse instituido el sistema privado de pensiones en México, los banqueros extranjeros que dominan el sistema bancario nacional mexicano finalmente lograron sacarle una buena tajada a los ahorros de más de 32 millones de trabajadores —que hasta noviembre de 2004 ascendían a casi 462.000 millones de pesos o 39.800 millones de dólares)—, para apostarlos en el carrusel especulativo internacional, que es uno de sus propósitos desde que fue instaurado el llamado “modelo chileno” de pensiones privadas de Pinochet en México.

En 1996 la alianza de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN), bajo la dirección del entonces presidente Ernesto Zedillo (del PRI), logró la reforma de la ley del Seguro Social, a fin de crear el sistema privado de pensiones obligatorio para todos los trabajadores del sector privado. Entonces se dijo que tales fondos serían invertidos en proyectos de desarrollo nacional; un embuste deliberado para justificar el apoyo de los dirigentes sindicales de las centrales obreras afiliadas al PRI, quienes siempre están dispuestos a complacer los dictados del presidente de la república a cambio de conservar su posición de control sobre la masas trabajadoras.
Desde entonces los banqueros han pugnado porque les permitan apostar tales fondos de pensiones individuales en los mercados internacionales, con el nuevo embuste de que eso les permitirá obtener mayores rendimientos dizque en beneficio de los trabajadores. De nuevo, la alianza PRI–PAN en el Congreso mexicano les concedió un “período de prueba” en el que podrán “invertir”, con varias modalidades, entre 15 y 20% de estos fondos en los mercados especulativos internacionales.

Todas esas modificaciones al sistema de pensiones de México han sido aprobadas sin que haya una oposición eficaz por parte de los sindicatos y los partidos políticos. El modelo privado de pensiones que la dictadura de Augusto Pinochet impuso a sangre y fuego en Chile, en México la han instaurado de forma “democrática” merced a la impotencia intelectual de la dirigencia política.

El MJL entra en acción

El siguiente paso que los banqueros privatizadores y la alianza PRI–PAN pretenden dar, es la privatización del sistema de pensiones de los casi 2 millones de empleados públicos afiliados al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

Esta vez enfrentarán la oposición del movimiento político vinculado a las ideas del estadista norteamericano Lyndon LaRouche y su Movimiento de Juventudes Larouchistas (MJL) en México, quienes han empezado a circular miles de volantes con el título de “No dejes que te metan el Chile de Pinochet”. El volante denuncia que el llamado “modelo chileno” representa la política económica fascista para cuya instrumentación fue necesario imponer la sanguinaria dictadura de Augusto Pinochet y sus escuadrones de la muerte.

El jocoso título del volante, el dinámico despliegue organizativo del MJL, la explosiva información sobre el fracaso del “modelo chileno”, y el movimiento de oposición que Lyndon LaRouche está levantando en los Estados Unidos contra la misma pretensión del Gobierno de George Bush de imponer el “modelo chileno” de Pinochet, están empezando a rendir los primeros frutos.

En un despliegue a mediados de enero para distribuir el volante en la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el cual se precia de ser el más “democrático” y “combativo” en contra de las llamadas reformas estructurales neoliberales, uno de sus dirigentes ordenó a la policía interna que expulsara a los miembros del MJL del edificio. Afuera, un grupo de electricistas jubilados enfrentó al dirigente y a la policía, logrando introducir de nuevo a los jóvenes larouchistas a la sede sindical para que terminaran de distribuir el volante.

Al día siguiente, en una asamblea de jubilados del SME, el mismo dirigente azuzó a los jubilados para que expulsaran a empellones a los organizadores del MJL. A fines de enero el MJL regresó a la asamblea semanal de jubilados, y los mismos trabajadores que habían participado en la represión en contra del MJL, avergonzados, le pidieron disculpas a los jóvenes: “Nos portamos muy mal con ustedes la semana pasada”, decían algunos; “Ya leí su volante, y está muy bien lo que están haciendo. No entiendo por qué nuestros líderes les impiden difundir esta denuncia”, decían otros. “Discúlpenme”, dijo un miembro de la directiva de los jubilados, “es que Rosendo (el secretario general del SME) ordenó que no se les deje entrar”.

Otro grupo de jubilados invitó al MJL a hablar en su asamblea y, después de recibir un informe sobre la pelea en contra de la privatización de las pensiones en México y los EU, contribuyeron económicamente para publicar más volantes.

Vergüenza nacional

Sin embargo, la pelea apenas empieza. Para el período ordinario de sesiones del Congreso, que inició el 1 de febrero, el MJL está haciendo blanco de su denuncia a los diputados que en el pasado han votado a favor de entregarle los ahorros de los trabajadores a los banqueros sinarquistas especuladores. Al mismo tiempo, el MJL empezó la distribución de miles de volantes entre la dirigencia y las bases de los sindicatos de empleados públicos. El millón de maestros afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que representan la mitad de los afiliados al ISSSTE, es ya uno de los objetivos principales de la labor organizativa del MJL.

Con su movilización, el MJL está recordándole a los líderes políticos y sindicales que, en 1973, el Gobierno de México rompió relaciones diplomáticas con la dictadura de Augusto Pinochet y acogió como refugiados a miles de personas que, de otra manera, hubieran sido asesinadas o encarceladas. Una gran parte de los dirigentes políticos que en ese entonces apoyaron la postura del Gobierno mexicano y condenaron la dictadura de Pinochet, hoy son los heraldos de las mismas políticas que repudiaron.

La movilización del MJL probará si en el sistema político mexicano aún existe espacio para la vergüenza y, por ende, para la supervivencia nacional. Entre tanto, el MJL está incorporando a la pelea a un número creciente de jóvenes, que habrá de constituirse en el liderato político del país.

La pelea de LaRouche llega a México

En la primera fase de una gira realizada por Monterrey, la Ciudad de México y Querétaro, Will Wertz, en representación del movimiento político de Lyndon LaRouche en los EU, tuvo reuniones en Monterrey con 400 miembros de 4 sindicatos diferentes, quienes, con asombro, se enteraron de que en realidad el llamado “modelo chileno” es un fracaso absoluto, y entendieron que es necesario apoyar la pelea que en los EU encabeza Lyndon LaRouche contra la privatización de la seguridad social. Algunos de los dirigentes de los sindicatos de empleados públicos manifestaron que, tras escuchar las advertencias de LaRouche sobre el peligro del fascismo global, se opondrán a la privatización de los fondos de pensiones del ISSSTE.

El efecto que tuvo la gira de Wertz en la Ciudad de México y en Querétaro fue similar.

La movilización que los larouchistas encabezan en contra de la privatización del Seguro Social en los EU, y en contra de la privatización de las pensiones de los empleados públicos en México, se perfila como una segunda edición, pero aumentada, de la movilización en contra de la desregulación eléctrica en los EU, y en contra de la privatización del sector eléctrico en México, que culminó con la bancarrota de Enron en EU, y con la derrota de la privatización eléctrica en México. Esta vez la movilización conjunta de México y los EU tiene que desembocar en una reedición de las alianzas Lincoln–Juárez y Roosevelt–Cárdenas, para la derrota total de la pretensión de imponer el fascismo en ambas naciones, y cambiar así el rumbo político hacia la reconstrucción efectiva de sus economías.