Iberoamérica

¿Quién quiere desmembrar a Bolivia?

En su edición del 9 de julio del 2004, Executive Intelligence Review, la revista hermana en inglés de Resumen ejecutivo de EIR, publicó un artículo denunciando la intención de la pléyade de ideólogos neoconservadores que diseñan la política de Bush y Cheney, de desmembrar a Bolivia mediante un separatismo inducido. Dicho artículo —que publicamos a continuación— hace hincapié en el ensayo “The Last Days of Bolivia?” (¿Los últimos días de Bolivia?), publicado en junio del 2004 por la revista Latin American Outlook del American Enterprise Institute (AEI) de Washington, donde el autor Mark Falcoff concluye que, “de continuar las tendencias actuales, podríamos presenciar la primera alteración a gran escala del mapa político de Sudamérica en más de 100 años”. Falcoff termina proponiendo la partición de Bolivia.

El 28 de enero el Comité Cívico pro Santa Cruz realizó un cabildo abierto, dizque para decidir si el departamento de Santa Cruz se declara “autónomo” o no del Gobierno de La Paz. Esta reunión desató en serio el guión separatista del AEI que promueve el Gobierno de Bush.

Un día antes del cabildo, EIR había circulado por toda Iberoamérica, y en particular en Bolivia, el comunicado “Confirmado: Bush y Cheney planean invadir Irán; separatismo y genocidio para Bolivia”, el cual informa que un grupo de ideólogos neoconservadores realizó el 5 y 6 de enero una conferencia en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, para anunciar públicamente que el Gobierno de Bush y Cheney pretende atacar a Irán este año. “No es cuestión de ‘sí o no’ ”, expresaron los conferencistas, sino de “cuándo y cómo”. “En el seminario de Dubai, organizado por el Gulf Research Center, la voz cantante la llevó el neoconservador Patrick Clawson, del Instituto para la Política del Cercano Oriente, quien se jacta de sus nexos con el Gobierno de Bush. Clawson mantiene vínculos estrechos con el AEI de Washington, del que es un conferencista frecuente”.

Estos mismos neoconservadores, decía el comunicado, “y en particular el AEI, también tienen a Bolivia en la mira”.

El cabildo de Santa Cruz del 28 de enero vino a confirmar lo que EIR había denunciado siete meses antes. “¡Éste es el primer día de la autonomía nacional! ¡Autonomía ya!”, rugió Rubén Costas, jefe del Comité Cívico pro Santa Cruz que organizó el cabildo, en el que participaron más de 150.000 personas. El discurso de Costas fue una clásica arenga fascista, repleta de sofisterías: “Aquí se está refundando Bolivia. Bienvenidos todos a Bolivia, la nueva”, dijo. “Esto es un cambio, una revolución de paz, de amor. . . Ésta es la revolución de la democracia. Dedocracia, no. Democracia aquí y ahora”. La muchedumbre gritó su apoyo al establecimiento de una “Asamblea Provisional Autonómica [que] deberá pactar con el Gobierno la transferencia de competencia y de recursos”.

Ante la perspectiva de una insurgencia que no tenía el poder de derrotar, el presidente Carlos Mesa habló esa tarde en televisión nacional, anunciando dos concesiones importantes para Santa Cruz: que había firmado un decreto convocando a la elección directa de los gobernadores de los departamentos (bajo la Constitución de Bolivia, éstos son nombrados por el presidente); y que habrá un referendo nacional, antes de la Asamblea Constituyente que ya está programada para redactar una nueva constitución, para decidir si debe concedérsele o no autonomía a los departamentos.

Las fuerzas jacobinas “populares”, la cuales también abogan por la autonomía de intereses particulares (de los indios, las provincias, etc.), se oponen violentamente a esto último. Pero creen que, de convocar a la Asamblea Constituyente antes de decidir lo de la autonomía, podrán controlar el poder.

No hay una solución interna a esta crisis, en tanto el sistema internacional no cambie para restaurarle su soberanía a las naciones. Más de tres décadas de saqueo posindustrial han reducido al Estado a la condición de “intermediaria entre las organizaciones no gubernamentales y las multinacionales”, como le comentó en privado a EIR un funcionario boliviano. Ahora, dijo, al Estado le han asignado la tarea de convertirse en negociador entre autonomías. La batalla de “sálvese quien pueda” ya empezó.

Entre tanto, el dirigente cocalero Evo Morales convocó a organizar protestas generalizadas contra Mesa por “venderse” a los intereses oligárquicos, en un mitin realizado el 31 de enero en Cochabamba
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