Sinarquismo


La Unión Nacional Sinarquista de México:
La UNS subvierte a los Estados Unidos

por William F. Wertz, Jr.

Ésta es la cuarta entrega de nuestra serie sobre el sinarquismo en México.

Como han documentado las entregas anteriores, la Unión Nacional Sinarquista (UNS) de México estaba muy activa en los Estados Unidos, y representaba una amenaza directa a su seguridad nacional y al esfuerzo bélico durante la Segunda Guerra Mundial. Según el autor mexicano Mario Gill y la periodista Betty Kirk, los integrantes del movimiento sinarquista quedaron registrados oficialmente en el Departamento de Justicia de los EU como agentes extranjeros. Según Gill, había brigadas de propagandistas desplegadas en los estados de California, Arizona, Texas, Nuevo México, Colorado, Indiana e Illinois. La propaganda sinarquista preparada para su exportación en el Instituto Iberoamericano de Berlín, empezó a distribuirse con amplitud en los Estados Unidos, explica Gill, pero con cierta preferencia en los estados del sudoeste, donde había una población mexicana de más de un cuarto de millón de habitantes. Esta campaña culminó con los desórdenes de los “petimetres” en Los Ángeles en junio de 1943, señala.

Según Kirk, al principio era necesario ser ciudadano mexicano para ser miembro, pero después de algunos meses esto cambió a “de descendencia mexicana”, a fin de que la UNS pudiera infiltrar las comunidades mexicanas de los EU. El proceso empezó el 1 de noviembre de 1937 con la creación del Comité Regional del Sur de California en Los Ángeles. Un año después organizaron un comité regional en El Paso, Texas. Según Enrique Prado, en total había cuatro comités regionales; los otros dos estaban en Bakersfield, California, y en McAllen, Texas. Hasta 50 comités locales fueron creados.

Para agosto de 1941 había entre 3.000 y 4.000 sinarquistas de hueso colorado en los EU. Aunque algunos consideran exagerado su cálculo, Díaz Escobar afirmó en un artículo que publicó La Nación el 3 de abril de 1943, que los sinarquistas tenían en Caifornia una poderosa unidad de 50.000 miembros, la cual estaba bien organizada y recibía sus órdenes del Comité Central Sinarquista de México.

La edición del 26 de marzo de 1942 de El Sinarquista informó de reuniones en El Paso, Montoya, Borderline y McAllen, Texas; en Las Barrancas, Nuevo México; en Indiana Harbor, Indiana; y de donativos enviados desde Fresno, Bakersfield, Fowler y Richmond, California. La edición del 14 de mayo informó de reuniones en Antioch, Los Ángeles, Fresno, Bellavista, Bakersfield, Stockton, La Verne y San Bernardino, California.

Según un documento desclasificado enviado por el agregado naval auxiliar Harold P. Braman el 30 de marzo de 1942, los dos sinarquistas más importantes de los EU eran S.G. Vásquez y R.B. Arnaiz, quienes tenían oficinas en el edificio Wilcox en el 206 de la calle Spring, en Los Ángeles, California. Braman también da una lista de ramas de los sinarquistas en ciudades estadounidenses, las cuales contribuyeron con fondos para el plan de colonización de la UNS en el sur de California. Entre éstas están:

26 de diciembre de 1941: San Diego, Azuza, Oxnard, Watts, Wilmington, Los Ángeles, Claremont, La Verne, Pomona, San Fernando, Ontario, Pacoima y San Bernardino.

30 de diciembre: Antioch, California, y McAllen, Texas.

7 de enero de 1942: Indiana Harbor, Indiana; El Paso, Texas; y Santa Ana, California.

26 de enero: Clint, Texas; Pittsburg, Fresno, y otras partes en in California: Fowler, Richmond, Antioch, Bakersfield, San Bernardino, Wilmington, Pacoima, La Verne, San Fernando, Ontario, San Pedro, Oxnard, Watts y Los Ángeles.

30 de enero: El Paso, Texas.

13 de febrero: Bakersfield y Richmond, California.

16 de febrero: Oxnard, California, y Chicago, Illinois.

21 de febrero: Bakersfield, Fowler y Pittsburg, California.

26 de febrero: Indiana Harbor, Indiana, y Antioch, California.

3 de marzo: Chicago, Edinburg, Weslaco y McAllen, Texas, y San Francisco, California.

En Los Ángeles la UNS publicó una edición especial de El Sinarquista. Ellos recibieron ayuda de figuras tales como Jesús M. Jiménez, a quien el presidente mexicano Lázaro Cárdenas exilió por ser un “camisa dorada” y por sus actividades nazis, y de miembros de organizaciones alemanas e italianas disueltas tras lo de Pearl Harbor.

Gill también dice que los sinarquistas recibieron el apoyo de la Unión Nacional de Justicia Social, la organización del padre Charles E. Coughlin de Royal Oak, Michigan, quien fue un opositor del Nuevo Trato del presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt. La revista de Coughlin, Social Justice, le dio su apoyo oficial a la UNS el 29 de septiembre de 1941:

“Adalides de la justicia social cristiana en América, los cristianos americanos que alguna vez soñaron con una unión nacional para emprender una reforma de 16 puntos, y quienes han visto el progreso de los Estados cristianos encabezados por [António de Oliveira] Salazar, [Eamon] De Valera, el general [Francisco] Franco y [Benito] Mussolini, querrán escuchar más de los sinarquistas de México y sus ‘16 principios’ de justicia social”.

La revista Social Justice de Coughlin, que expresaba opiniones pro nazis y antisemitas, la suspendió el procurador general estadounidense Francis B. Biddle en 1942, por violar la ley de espionaje.

La UNS también tuvo buena acogida entre varios semanarios clericales pro fascistas del sudoeste de los EU. La Esperanza, publicada por los Padres Claretianos en Los Ángeles, y la Revista Católica, un semanario jesuita de El Paso, ambas simpatizantes de Franco, seguido hablaban de la UNS en términos favorables.

En abril de 1943 cuatro organizadores sinarquistas, Roberto Carriedo, Efraín Pardo, Alfonso Trueba y Juan Ignacio Padilla, hicieron una gira por los EU. Tanto Trueba como Padilla eran miembros fundadores de la UNS, el primero como jefe de propaganda y director de El Sinarquista, y el segundo a cargo del proyecto de colonización de Baja California y también director del periódico. La gira la patrocinó el Instituto Católico Interamericano de Washington, D.C., una organización dirigida por el obispo Edwin V. O’Hara de Kansas City.

Pero no todos le dieron la bienvenida a las actividades fascistas de la UNS en los EU. En noviembre de 1942 el Consejo Sindical del Congreso de Organizaciones Industriales de Los Ángeles hizo un estudio de las actividades de la UNS, y aprobó una resolución en la que caracterizaba a los sinarquistas de una “mala influencia entre los trabajadores mexicanos en los EU, cuyo programa coincide con el del régimen fascista español de Franco”. Añadiendo que “los sinarquistas están diciéndole a los mexicanos en los EU que no se enliste en actividades bélicas —tales como las de Defensa Civil o la Cruz Roja— ni compre bonos de guerra, y que en general no apoye el esfuerzo bélico de este país, porque ‘el pueblo mexicano no tiene nada que ganar de una victoria de los Aliados’ ”.

En Chicago, las oficinas de una organización antisinarquista mexicana fueron invadidas y destruidas por una turba de sinarquistas armados a fines de 1942. En algunos lugares tan al norte como el Bronx de Nueva York, agentes sinarquistas fueron arrestados por incitar a méxico–americanos a la traición.