Internacional

Conferencia de la JICL y el Instituto Schiller
Lyndon LaRouche:' Ser humano es ser inmortal'

Ì“Ser humano es ser inmortal. Ser inmortal en virtud de ideas, de ideas comparables a esas ideas válidas de la ciencia física; de participar en continuar la transmisión de ideas de esa clase de las generaciones previas, de la experiencia previa de la humanidad, y proyectar la transmisión de estas ideas, en tanto ideas de lucha, para mover a la sociedad en las generaciones venideras, como las ideas que le infunden a la gente, cuando es necesario, el coraje para luchar, aun a costa de arriesgar su vida, para cumplir con su misión en la vida.
“Y yo estoy rebosante de eso hoy”.

Así concluyó Lyndon H. LaRouche, el estadista y economista estadounidense, el discurso de fondo que pronunció en el segundo día de la conferencia semestral conjunta que realizaron la Junta Internacional de Comités Laborales y el Instituto Schiller los días 19 y 20 de febrero en un suburbio de la ciudad de Washington, D.C., y al otro extremo del país, en las afueras de Los Ángeles, California, de manera simultánea. En total participaron en los dos sitios de la conferencia, que estaban conectados por un sistema de videoconferencia, hasta 900 personas, un gran número de ellas miembros o aspirantes a miembros del Movimiento de Juventudes Larouchistas (MJL). También participaron en la conferencia —que fue difundida por internet, con interpretación simultánea al español— delegados internacionales de, entre otros, Australia, Italia e Israel, y diplomáticos de varios países.

LaRouche, quien escribió un documento especial de antemano, “El milagro de Franklin Roosevelt”, para preparar al público para escuchar su discurso, recalcó que estamos ante la “última oportunidad de salvar a la civilización del infierno, una última oportunidad de la que he venido pronosticando con precisión por varias décadas, y del modo más enfático desde el período de 1968–1971, y hay algunos en esta sala hoy que recordarán eso. El sistema se acabó”.

Roosevelt salvó a los EU y al mundo del fascismo, dijo, pero ahora enfrentamos ese peligro de nuevo. “El nazismo no era gente con esvásticas y camisas pardas o negras. El nazismo fue la creación de un grupo de banqueros internacionales, como Félix Rohatyn y sus copensadores hoy; como los copensadores del Gobierno de Bush en materia de política económica hoy, notablemente George Shultz, quien realmente califica como una suerte de Hjalmar Schacht para los EU, el verdadero banquero detrás del nazismo, como Schacht lo fue para el nazismo en Europa.

“Éste es al presente —dijo LaRouche—, ya, en su carácter político, este Gobierno, esta administración de gobierno, ya es un gobierno fascista, un régimen fascista. Y, a no ser que se le derrote, que se le derrote antes de que consolide su posición y su papel en el mundo, como hemos visto desde el 11 de septiembre de 2001, el mundo caerá en una espiral fascista peor que el nazismo, de la que la civilización humana no emergería por generaciones por venir. Ninguna parte de este planeta podría sobrevivir, incluyendo China, incluyendo India, no podría sobrevivir el desplome de los EU en las presentes condiciones”.

LaRouche dijo que hay quienes creen que sería bueno que Bush y los EU se hundieran. “Que China, en tanto la nación del futuro, triunfaría con el desplome de los EU. ¡Pamplinas! El desplome de los EU, el desplome del dólar estadounidense causaría una crisis en China que realmente no podría sobrevivir. Lo mismo es cierto para India y el resto del mundo. Los EU, una vez más, debido a algo incrustado en su historia, en su carácter, tienen que asumir el liderato de nuevo e impedir que esta crisis llegue a su extremo.

“Y yo estoy al centro de esto. Tengo que seguir empujando, porque tengo el conocimiento, el entendimiento, de lo que es necesario hacer. He vivido mi vida, puede decirse, mirando hacia atrás. He vivido mi vida para estos días, estos días más tardíos de mi existencia. Éste, en la historia futura, será reconocido como el propósito inmortal de mi vida: el salvar a la civilización. El aportar una clase de conducción, un ingrediente de conducción, que no puede encontrarse en ninguna parte de este planeta excepto en mí. Yo tengo que hacerlo”.

LaRouche dijo que no estaba tratando de decir que lo aqueja un mal físico terrible. Pero, añadió, abusó de su constitución física, haciendo cosas que no debió haber hecho, si su primera preocupación hubiera sido su buena salud. “Pero mi principal preocupación es mi inmortalidad, no mi mortalidad. Uno se defiende contra la mortalidad, pero tu propósito no descansa dentro de los confines de tu mortalidad. Tu propósito yace dentro de lo que es inmortal en ti. Y lo que es inmortal en cada uno de nosotros, es nuestra misión”.


Erin Smith, del MJL interviene desde el seno de la conferencia
en Washington. (Febrero 2005)

Ante todo, hay que decir la verdad

Durante el período de preguntas y respuestas, un prestante dirigente demócrata expresó su preocupación de que no hay unidad en el Partido Demócrata en cuanto a política exterior, lo que podría llevar a algunos de sus correligionarios ha transar con el Gobierno de Bush en lo que toca a un ataque a Irán, Siria, Rusia u otra “nueva crisis de seguridad nacional”.

LaRouche le respondió: “En una situación como esa, donde enfrentas tener que decir la verdad o mentir por omisión o declaración para que no te rechacen, sólo puedes hacer una cosa. Cuando el enemigo trata de intimidarte para que mientas, tienes que pegarle un susto para que se zurre los pantalones”.

LaRouche presentó el ejemplo de la Iniciativa de Defensa Estratégica, que él ideó, y en la que lo adversó la dirigencia del Partido Demócrata. De haber aceptado Yuri Andrópov la oferta de Ronald Reagan, hoy no tuviéramos esta pesadilla que amenaza al planeta. Pero no ocurrió “por falta de agallas”.

“¿Por qué faltaron las agallas? La falta de agallas tiene como centro una institución llamada el Comité sobre el Peligro Presente, que ha tenido varias encarnaciones, incluyendo una actual bajo la dirección de George ‘el Malo’ Shultz”. Con el cuento de que apoyar eso significaba ceder ante los comunistas, lograron que el Congreso y otros capitularan entonces, y que capitularan de nuevo ante Bush y Cheney en cuanto a la guerra contra Iraq. “¿Cómo le indujeron esta cobardía al pueblo estadounidense? Lo hizo la gente que perpetró lo del 11–S, que no fue una caterva de árabes”. LaRouche recordó que mucho antes de tomar posesión Bush en el 2001, él había advertido que pronto habría una repetición del equivalente del incendio del Reichstag armado por Hermann Göring para consolidar la dictadura de Hitler en Alemania, debido a la crisis económica que enfrentamos. Fue ese terror lo que le permitió a Dick Cheney hacer de las suyas.

“La pregunta, entonces, es si tenemos las agallas para encarar la situación. Yo la enfrenté. De no haberla enfrentado yo, puedo decirle a mis compañeros demócratas que estarían fuera de cualquiera de las cuestiones de la política interna de los EU hoy. Nosotros salvamos al Partido Demócrata de la desgracia absoluta, porque yo tuve las agallas de hacerlo”, dijo LaRouche, quien añadió más adelante que es la única forma de salvar al país y al mundo, dada la falta de coraje y conducción intelectual.

“Ése es el problema. Apégate a la verdad. Pero, a veces, tienes que ponerte las espuelas para hacerlo”.

‘Hay que crear una humanidad bella’

Helga Zepp–LaRouche, esposa de Lyndon LaRouche y presidenta del Instituto Schiller, abordó el tema: “Es hora de apagar las llamas de la guerra de los Treinta Años y crear una humanidad bella”. La dirigente alemana, quien habló durante el primer día de la conferencia —cuyo lema fue “Un nuevo programa para el mundo: ¡paremos el genocidio”, y que tuvo lugar durante los dos días previos al Día de los Presidentes en los EU, cuando se celebran los natalicios de George Washington y Abraham Lincoln—, dijo que en la actualidad el mundo se debate en el caos. Estamos sentados en un polvorín nuclear. Además de la situación en Iraq, la amenaza de guerras con Siria, Irán y Norcorea, y el peligro estratégico creado por el hecho de que Japón y los EU acaban de declarar que Taiwan es parte de sus intereses de seguridad conjunta, lo que constituye una abierta provocación a China, enfrentamos el desplome inminente del sistema financiero.

No obstante, hay motivo de optimismo. Y es que “mediante nuestras acciones y nuestra intervención lograremos realizar la otra alternativa, la que planteó [el difunto Presidente de México, José] López Portillo hace unos años, de que el mundo escuche más y más ‘las sabias palabras de Lyndon LaRouche’. Y ya es hora que los estadounidenses escuchen ‘las sabias palabras de Lyndon LaRouche’, porque a nivel internacional, puedo asegurarles, todo el mundo ve a LaRouche como la esperanza para cambiar la situación en los EU”.

Zepp–LaRouche recomendó estudiar la trilogía de Wallenstein de Federico Schiller, además de sus Cartas sobre la educación estética del hombre y su El teatro en tanto institución moral.

Necesitamos una nueva Paz de Westfalia, dijo. Un diálogo de civilizaciones, no de religiones. La gente tiene que aprender de las grandes obras de arte clásico; tenemos que encenderle la chispa de su creatividad divina. Así fue que pudo pararse la guerra de los Treinta Años. “No podemos apelar a los prejuicios del gusto y los prejuicios populares, y simplificar las cosas ‘para que la gente común las entienda’. La verdadera popularidad sólo puede ocurrir —y Schiller ha escrito mucho sobre esto— elevando a todo el mundo, aun a la persona menos educada, al nivel del pensamiento clásico”.

Muestra de ello fueron el ensayo público del motete Jesu meine Freude de Juan Sebastián Bach, que hizo el sábado por la noche el coro del MJL de Boston, en combinación con otros cantantes, bajo la dirección del maestro John Sigerson, y la presentación de los dos primeros actos del Julio César de William Shakespeare, que hizo el domingo un grupo de miembros del MJL de Los Ángeles, dirigidos por el conocido actor de cine, televisión y teatro Robert Beltrán.