Sinarquismo

La Unión Nacional Sinarquista de México

El Sinarquismo en el período de la posguerra

Marivilia Carrasco (izq.)y Fernando Quijano (ctro.) del MSIA han unido fuerzas con el fascista español Blas Piñar (der.), cuyas redes sinarquistas en Europa e Iberoamérica, dice LaRouche, representan una amenaza terrorista para los EU

por William F. Wertz, Jr.

Con esta sexta entrega concluimos nuestra serie sobre el sinarquismo en México.

El 6 de agosto de 1940 Salvador Abascal tomó la dirigencia de la Unión Nacional Sinarquista (UNS). Su padre era abogado y un hacendado de clase, quien fue un miembro importante de la Unión Popular, o la “U”. Antonio Santacruz, el jefe de La Base, conocía a Abascal desde 1935, y fue él quien lo nombró como el nuevo jefe de La Base. Según un informe ahora desclasificado que escribió Harold Braman el 30 de marzo de 1942: “Los agentes alemanes han. . . tramado un plan para que los falangistas españoles tomen control de buena parte de la directiva activa de la unión, por el deseo de mantener todo con una cultura y lenguaje españoles para el consumo público. Abascal probó ser el “paniaguado” ideal como dirigente, pues aceptaría órdenes y tenía buenas relaciones con el arzobispo de México. . . Fue educado en el seminario de Morelia, cuando el rector era Luis María Martínez, ahora arzobispo de todo México. Hizo gran amistad a la sombra de esta poderosa figura de la Iglesia, y mostró afición por el trabajo político agresivo de la Iglesia”.

Entre los predecesores de Abascal estaba José Antonio Urquiza, quien, aunque no era un jefe oficial de la UNS, devino en un ídolo del grupo cuando lo asesinaron el 11 de abril de 1938. La UNS alegaba que lo asesinaron por órdenes del presidente Lázaro Cárdenas, aunque después se supo que fue uno de sus propios peones. Como sea, la UNS le dio el trato de mártir, comparable a José Antonio Primo de Rivera, el fundador de la Falange en España.

El primer jefe oficial de la UNS fue José Trueba, desde su fundación hasta octubre de 1938. Le siguió Manuel Zermeño Pérez, hasta agosto de 1940. A él lo apuñalaron en un mitin sinarquista el 12 de enero de 1939 en Tepic, Nayarit.

Abascal era un fascista antisemita bien decidido a acabar con la Revolución Mexicana, de la que responsabilizaba, al igual que sus compañeros sinarquistas, a las actividades que el embajador estadounidense Joel Poinsett realizó en 1822. Una muestra típica de su mentalidad son dos libros que escribió después de encabezar la UNS, pero aún como dirigente de La Base: La revolución antimexicana (1978) y La Constitución de 1917, destructora de la nación (1984). Bajo su mando, la UNS fue antiestadounidense y pro falangista.

Aunque negaba que él y la UNS fueran nazis, Abascal propagaba la línea antisemita y antiestadounidense urdida en Berlín por el nazi Instituto Iberoamericano de Wilhem von Faupel: “Solo la fe en la cultura hispana, en la Hispanidad, y en la integración política de toda Hispanoamérica, puede librarnos del hipócrita imperialismo judío–yanqui, cuyo único objetivo es la destrucción de nuestra esencia”.

En la Tercera Reunión Nacional Sinarquista realizada en octubre de 1941, Abascal anunció que encabezaría la colonia de Baja California, y que le entregaría la dirigencia de la UNS a Manuel Torres Bueno, quien tomó posesión el 13 de diciembre de 1941. Como demostramos antes, el proyecto de colonización estaba diseñado para servir a los intereses de las potencias del Eje. El propio Torres Bueno era un colaborador cercano del nazi Helmuth Schreiter, y también de Abascal. Sin embargo, después de lo de Pearl Harbor, Santacruz y el Consejo Supremo de La Base presionaron fuertemente a Torres Bueno para que cambiara la línea de la UNS y que le negara a Abascal los recursos que necesitaba para sacar adelante el proyecto de colonización.

En diciembre de 1942 Abascal regresó a la Ciudad de México y empezó a oponerse al cambio que la UNS estaba experimentando. En julio de 1943 leyó algunos ejemplares de El Sinarquista, en donde los nombres de Miguel Hidalgo y José María Morelos, dos sacerdotes católicos que encabezaron el movimiento de Independencia de México, a quienes él consideraba como traidores, aparecían al mismo nivel que el emperador Agustín de Iturbide, quien, según él y el agente jesuita Bernard Bergoend, era uno de los mayores héroes de México. Abascal también estaba en desacuerdo con la forma en que El Sinarquista caracterizaba la política del “Buen Vecino” de Roosevelt como absolutamente sincera. Abascal veía en los Estados Unidos el enemigo de México, y decía que nunca había creído en la política del Buen Vecino, y que jamás lo haría en tanto los EU no se convirtieran al catolicismo”.

En 1943 remplazaron a Alfonso Trueba, el director de El Sinarquista, porque no quería imprimir artículos pro estadounidenses. En diciembre de 1943 Torres Bueno declaró que el sinarquismo apoyaría el panamericanismo y la unidad continental. Abascal presentó reparos.

En abril de 1944 Abascal le escribió a Torres Bueno diciéndole que lo molestaba igual el enterarse de la exoneración de Benito Juárez en un mitin realizado en León. Abascal consideraba un traidor a Juárez, quien, al convertirse en Presidente de México en 1867, forjó una alianza con el presidente estadounidense Abraham Lincoln durante la Guerra Civil en los EU. Torres Bueno rompió esta opinión común entre los sinarquistas como parte de la adaptación oportunista de la UNS al esfuerzo bélico que encabezaban los EU.

Abascal también le reprocha en una carta a Torres Bueno lo que consideraba era el acto más vergonzoso: poner al mismo nivel el cristianismo del pueblo mexicano con el de los EU protestantes. Abascal escribió que pensaba que el destino era la cultura hispana y la batalla ideológica contra el imperialismo yanqui.

En 1944 Abascal fue expulsado de la UNS. Pronto le siguieron José y Alfonso Trueba Olivares, entre otros.

Sin embargo, bajo la presión de las críticas de Abascal, la UNS estaba desesperada por demostrar que no se había vendido a los “imperialistas” ni abandonado su posición radical contra la Revolución Mexicana. De ahí que, Juan Ignacio Padilla, el segundo al mando en la UNS, escribió dos artículos en El Sinarquista del 22 de junio de 1944, en los que declaraba que el presidente Manuel Ávila Camacho estaba bajo la influencia de fuerzas dirigidas a sovietizar al gobierno, y hacía una petición sediciosa al Ejército para evitar un golpe comunista. Padilla presumía haber reunido un ejército de quinientos mil soldados dispuestos a darle a México un gobierno con verdadera autoridad, preguntando si un régimen puede llamarse gobierno cuando lo preside un hombre que prefiere dejar a su pueblo a merced de los buitres para que éstos no se molesten.

Esta petición al Ejército era una respuesta a los rumores de que habría una huelga general el 5 de julio, por una disputa laboral en Puebla. Padilla dijo que esta huelga era insurrección.

El gobierno prohibió de inmediato las reuniones sinarquistas en los ocho estados donde eran más fuertes. En una semana, la prohibición ye se había extendido a 28 estados. El Sinarquista quedó suspendido y a Juan Ignacio Padilla lo enjuiciaron acusándolo de injuriar al Presidente, alterar la paz, violar la ley de prensa, y de traidor. El 5 de julio el fiscal del juicio denunció que el sinarquismo era una mezcla de fascismo español e italiano, del “jonsismo” de Ramiro Ledesma y del tradicionalismo de Vásquez de Mella, dos dirigentes faccionales de la Falange Española.

La gravedad del llamado de la UNS a las armas lo pone de relieve el hecho de que, el 10 de abril de 1944, un joven teniente, José Antonio de la Lama y Rojas, que estaba de guardia en el elevador privado del presidente Ávila Camacho en Palacio Nacional, le disparó a quemarropa al Presidente, pero falló en asesinarlo. Dos días después el teniente murió de heridas de bala que recibió cuando intentaba escapar de prisión. Vicente Lombardo Toledano circuló de forma pública fotos de De la Lama con un cura jesuita de apellido Sáenz, quien, según Mario Gill, era uno de los jesuitas asesores de la UNS. El semanario Tiempo publicó un informe del sepelio de De la Lama, que tuvo lugar el 14 de abril en la sede de la UNS. Poco después logró prevenirse un bombazo contra Ávila Camacho, un par de ex presidentes y otros funcionarios. Los 20 conspiradores admitieron que eran sinarquistas.

En respuesta al llamado de Padilla al Ejército, el capitán Castañeda Chevarría, amigo de De la Lama, instó al amotinamiento a varios reclutas en un campo de adiestramiento.

En octubre de 1944 La Base le pidió a Torres Bueno renunciar, pero rehusó hacerlo. Su presunto remplazo, Gildardo González Sánchez, también declinó al cargo. La Base mandó hombres armados para que tomaran las instalaciones de la UNS y acusaran a Torres Bueno de peculado. En ese momento, Torres Bueno, que había impuesto el giro exigido por Santacruz, rompió con sus controladores.

En febrero de 1945 el Consejo Supremo de La Base eligió a Carlos Athie Carrasco como nuevo jefe de la UNS, creándose así dos organizaciones, la de Torres Bueno (UNS–MTB) y la de Athie (UNS–CAC).

En mayo de 1945 a Bueno lo reemplazó en su facción su amigo Gildardo González Sánchez, quien encabezó a la UNS–MTB por dos años.

Según Gil, la UNS–CAC tomó control del periódico El Sinarquista, y la UNS–MTB creó uno nuevo, Orden. Athie tuvo que dejar su cargo luego, debido a que lo acusaron de haber robado al Banco Internacional Inmobiliario. Lo sustituyó Hernán Leal Zetina.

En febrero de 1946 la UNS–MTB entró al ambiente electoral con el Partido Fuerza Popular, a pesar de que la UNS siempre lo había evitado. Enrique Morfín González fue el primer presidente del partido, el cual publicaba su propio periódico, El Poder. En su primera incursión en la política electoral, sólo un candidato ganó un escaño en la Cámara de Diputados, pero éste renunció a la UNS–MTB menos de un año después y pasó a ser un burócrata de alto rango. La UNS–MTB alegó fraude electoral.

La inconformidad que causó el servilismo de Torres Bueno con el gobierno resultó en el remplazo de González Sánchez con Luis Martínez Narezo de abril de 1947 hasta 1949. El cambio fue bien recibido por Abascal y José Vasconcelos.

De nuevo la UNS–MTB regresó a su antigobiernismo militante. En diciembre de 1948 miembros de Fuerza Popular organizaron un mitin frente a la estatua de Benito Juárez en la Alameda Central de la Ciudad de México, en el que le pusieron una capucha negra en la cabeza a Juárez. Al partido le quitaron el registro un mes después, el 28 de enero de 1949. El dictamen decía que las actividades antipatrióticas del Partido Fuerza Popular, su naturaleza confesional, su campaña de proselitismo basada en agitar los sentimientos religiosos, su ardiente deseo de modificar la organización política del país mediante la violencia, añorando épocas que de plano ya pasaron, y la similitud de su estructura con la del fascismo, habían quedado demostradas de forma irrebatible por los tristes acontecimientos del 19 de diciembre en el hemiciclo a Juárez, obra de Fuerza Popular y la UNS.

En 1950 el propio Juan Ignacio Padilla reemplazó a Martínez Narezo. Con Padilla, la línea editorial de Orden siguió atacando el “imperialismo yanqui” y la dominación materialista de los anglosajones.

La facción contraria siguió publicando El Sinarquista, bajo la dirección de Hernán Leal Zetina, quien acusó a Padilla de haberse pasado al bando de los comunistas, por sus ataques a los EU durante la Guerra Fría. Según Gil, era evidente que la facción en los EU que había financiado a Torres Bueno antes, luego financió al grupo de Leal Zetina. El Sinarquista fue el único periódico en México que se atrevió a apoyar el Tratado de Asistencia Militar México–Norteamérica.

En 1954 hubo otro intento de formar un partido político, el Partido de la Unidad Nacional, pero les negaron el registro el 28 de octubre de 1954 porque no contaba con el número de afiliados que la ley exigía. El 23 de mayo de 1954 los sinarquistas celebraron su diecisiete aniversario. Antonio Martínez Aguayo sucedió a Padilla como jefe de la UNS; luego le siguieron Ignacio González Gollaz, David Lomelí Contreras y David Orozco Romo.

Según Gil, en 1954 la UNS devino en una organización más peligrosa que antes, pues creó una serie de escuelas primarias, y fundó el Instituto Nacional de Capacitación y Adiestramiento Sinarquista Adrián Servián (INCAS) en la Ciudad de México, el Instituto Regional de Capacitación José Antonio Urquiza (IRCJAU) en la ciudad de Querétaro y el Instituto Regional de Capacitación Teresita Bustos (IRCTB) para mujeres en Celaya, Guanajuato.

Según Gil, los institutos sinarquistas eran escuelas militares y confesionales de corte medieval, y el propósito de la reorganización sinarquista de 1954 era tomar a México desde dentro e imponer una forma de fascismo sinarquista clerical.

La UNS hoy

La división de la UNS de 1945 continúa hoy, como lo refleja el hecho de que hay dos sitios electrónicos de la UNS. El primero, www.sinarquismo.americas.tripod.com/index, es el sitio de la facción UNS–MTB que Padilla dirigía en 1951. Su publicación todavía es Orden. Esta facción cuenta la siguiente historia:

En 1971 organizaron el Partido Demócrata Mexicano (PDM). En 1982 su candidato presidencial Ignacio González Gollaz obtuvo más de 500.000 votos. En 1988 Magaña Negrete obtuvo casi 700.000, pero “el usurpador Salinas” (Carlos Salinas de Gortari) amenazó con quitarles el registro si no lo reconocían como presidente. Al negarse, perdieron el registro.

En 1992–96 un grupo de dirigentes corrompieron la vida interna de la UNS, generando una crisis. Esto llevo a que el PDM desapareciera. Renunciaron a la UNS y formaron, junto con ex panistas y seguidores del ex presidente José López Portillo, un nuevo partido: el Partido Alianza Social (PAS).

En 1996 Leonardo Andraca Hernández se convirtió en el dirigente nacional. Con él, esta facción de la UNS se concentró en la reconstrucción del movimiento, con el fin de recuperar el enfoque nacionalista y popular del movimiento.

En el 2000 determinaron que el movimiento dejaría de participar en lo electoral, para concentrarse en la reconstrucción interna y en regresar a sus principios. En el 2002 comenzaron un período de intensa acción social. El licenciado Magdaleno Hernández Yáñez es su jefe nacional en la actualidad.

El otro grupo, que es una continuación de la UNS–CAC controlada por La Base y sigue publicando El Sinarquista, tiene la siguiente dirección electrónica: www.geocities.com/capitolHill/Senate/9136. En abril de 1996 Clemente Gutiérrez Pérez tomó la dirección nacional.

Gutiérrez Pérez concedió una entrevista el 27 de junio del 2002 a FalangeHoy. Casi todas las opiniones que expresó en esa entrevista son idénticas a las de Fernando Quijano y Marivilia Carrasco del Movimiento de Solidaridad Iberoamericana (MSIA). Gutiérrez Pérez dijo que la meta de la UNS es restaurar el orden social cristiano sobre la base de la doctrina social de la Iglesia. La UNS rechaza la teología de la liberación y alega rechazar la posición de la “sede vacante”, de que el papa no es legítimo. Heredaron los ideales cristeros y de la Asociación Católica de Jóvenes Mexicanos (ACJM), y consideran la Revolución Mexicana como satánica y jacobina.

Al preguntársele cuál era la actitud de la UNS hacia el presidente mexicano Vicente Fox, quien es miembro del Partido Acción Nacional, dijo que miembros de la UNS lo veían con buenos ojos, pero que Fox no ha cumplido ninguna de sus promesas. Específicamente, Fox ha seguido los dictados de grupos internacionales y no ha contravenido el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), el cual según Gutiérrez Pérez sólo beneficia al vecino del norte (en realidad, como ha demostrado EIR, el TLCAN no beneficia ni a los EU ni a México, sino sólo a los banqueros y saqueadores financieros que depredan a ambas naciones).

Al igual que Abascal y los primeros sinarquistas, él culpa al embajador estadounidense del siglo 19, Poinsett, por establecer logias masónicas en México que impusieron un sistema republicano totalmente ajeno a la forma de vida empresarial mexicana derivada de la época colonial.

Después, Gutiérrez Pérez pasa revista a las organizaciones con las que su facción de la UNS colabora en México y a nivel internacional. En México, tienen relaciones solidarias y de apoyo mutuo, y realizan algunas actividades en común con el Partido Católico Mexicano y el Movimiento Católico Nacional Cristo Rey.

En España, trabajan con toda una caterva de organizaciones falangistas: la Falange Española Tradicionalista de las Juntas Ofensivas Nacional–Sindicalista (JONS), la Falange Española Independiente, la Comunidad Tradicionalista, las Juventudes Tradicionalistas Españolas y Fuerza Nueva.

En Argentina, con Patria Argentina.

En los EU, con grupos de mexicanos radicales y un grupo de cubanos exiliados.

En Inglaterra, con la Tercera Posición Internacional y la Voz de San Jorge.

La importancia de esta red que identifica Gutiérrez Pérez, es que es paralela a la del MSIA. Algo que tiene una particular importancia, es el hecho de que la UNS colabore con Fuerza Nueva, que es el partido franquista fascista que Blas Piñar fundó en 1966 con la idea de mantener vivos los ideales del 18 de julio de 1936, fecha en que Francisco Franco Bahamonde encabezó un motín en el Marruecos español contra la República española, desencadenando la Guerra Civil española. En la época de Franco, Piñar, un protegido del almirante Luis Carrero Blanco, el segundo al mando después de Franco, estaba a cargo del Instituto de Cultura Hispánica.

Como ha documentado EIR, luego de la conferencia fundadora del MSIA en Tlaxcala, México, Marivilia Carrasco viajó a España para conocer a Blas Piñar. A su regreso a México, y junto con su controlador en los EU, Fernando Quijano, cambió la orientación del MSIA hacia una alianza con Blas Piñar y su red de fascistas sinarquistas europeos y latinoamericanos, quienes representan hoy la amenaza terrorista contra los EU que LaRouche ha identificado.

La Tercera Posición es la organización de Roberto Fiore, quien huyó a Inglaterra después del bombazo ferroviario de Bolonia, Italia, en 1980. Después de esto Fiore fundó una nueva organización en Italia llamada Forza Nuova, muy relacionada con la Fuerza Nueva de Piñar y aliada políticamente en Italia con Alessandra Mussolini, la nieta de Il Duce.

El 16 y 17 de noviembre del 2002 la Falange Española y la Fuerza Nueva organizaron una reunión en Madrid, a la que asistieron Fiore, y el capitán argentino (r.) y miembro del Partido Popular para la Reconstrucción, Gustavo Breide Obeid, cuyo hermano asistió a la conferencia del MSIA en Tlaxcala. Alejandro Peña de Venezuela mandó el 26 de enero del 2003 un mensaje de apoyo para que hubiera una conferencia de seguimiento.

También se sabe que el MSIA ha estado en contacto con el director de Patria Argentina. Es más, ahora está confirmado que en los 1990 Marivilia Carrasco y la dirigencia del MSIA estaban en contacto directo con Salvador Abascal, quién visitó sus oficinas varias veces antes de su muerte en el 2000.

El MSIA también mantenía contacto directo con Salvador Borrego, el principal ideólogo sinarquista antisemita de México en la actualidad, quien era un colaborador cercano de Abascal. Borrego escribía en la publicación de Abascal, La Hoja del Combate, establecida en 1968. El prólogo de uno de sus libros, Derrota mundial, lo escribió José Vasconcelos, el miembro pro nazi del falangista y clandestino Consejo de la Hispanidad, el cual controlaba a la UNS.

Para continuar con la entrevista, Gutiérrez Pérez expresó, como era de esperarse, su oposición total al ateo sistema marxista y al capitalismo liberal. Su alternativa es la Falange Española, cuyo fundador, José Antonio Primo de Rivera, también era uno de los personajes favoritos de Fernando Quijano, quien solía tener un retrato del general Franco en su oficina.

Aunque Gutiérrez Pérez apoyaba al ex jefe del Gobierno español José María Aznar, criticaba a España por colaborar con países anglosajones y árabes, en vez de concentrarse en la relación de la madre tierra España con sus antiguas colonias.

Al igual que los dirigentes del MSIA, ve de modo favorable el período de la reconquista española contra los moros, y ataca a los monarcas borbones, es decir, a Carlos III, por su acento puramente mercantil, como él lo llama.

Gutiérrez Pérez dice que no puede negar que el sinarquismo tomó algunos elementos de los nazis y los fascistas italianos, como la organización militarizada, el uso de uniformes, bandera y saludo, pero alega que éstos eran ateos, nihilistas y nietzscheanos, en tanto que la UNS es social–cristiana. Alega que el sinarquismo tiene más en común con la Falange Española y los legionarios rumanos de Cornelio Codreanu, que con los nazis y los fascistas italianos. No le importa que las legiones rumanas combatieron con los nazis en el frente oriental contra la Unión Soviética, ni que al general Franco, cuyas Legiones Azules también pelearon al lado de los nazis en el frente oriental, lo hayan puesto en el poder Hitler y Mussolini.

Dio otra entrevista el 18 de Mayo del 2003 a The Voice of St. George en Inglaterra. Recalcó que la UNS quiere transformar las instituciones mexicanas —a las que también tilda de masónicas liberales— conforme a la doctrina social de la Iglesia, a fin de crear un orden social cristiano. Insiste que desde la ejecución de Agustín de Iturbide (el héroe de Abascal y Bergoend) México no ha tenido un gobierno congruente con su origen católico hispano, nacido gracias al deseo divino de la Virgen de Guadalupe. Abrazando la misma perspectiva de Samuel Huntington y los nazis, insiste que existen dos Américas: Hispanoamérica y la América anglosajona.

El Yunque: La Base reorganizada

Así como la UNS sigue existiendo hasta hoy, también existe La Base que la controla a ella y al PAN. En el 2003 Álvaro Delgado publicó en México un libro llamado El Yunque: La ultraderecha en el poder, el cual reveló que en 1955, tres años después de que James Jesús Angleton mandara a William F. Buckley, Jr. a montar la primera oficina de la CIA en la Ciudad de México y un año después de la reorganización de la UNS que describe Mario Gil, La base se reorganizó para convertirse en la Organización Nacional del Yunque (ONY). En los 1960 y 1970 el Yunque creó tres organizaciones universitarias: el Frente Universitario Anticomunista (FUA) en Puebla, en 1955; el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO) en la Ciudad de México, en 1961; y a los Tecos en la Universidad Autónoma de Guadalajara (GUIA), en 1971.

Después del Vaticano II en 1965, surgieron dos facciones. La facción de los Tecos de Guadalajara adversaba a los papas que patrocinaron y emprendieron las reformas del Vaticano II. Ésta es la facción de la sede vacante. Abascal identificó en 1971 al hijo del fundador de la Unión popular, Anacleto González Flores, como jefe de los Tecos. Esta facción la controla el cabecilla de la familia más rica de Jalisco, Leaño Álvarez del Castillo, quien es propietario de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Esta facción de los Tecos, que está vinculada con el finado cismático Marcel Lefebvre, considera a los papas del Vaticano II como “comunistas y judíos”.

La facción del Yunque, que está ligada a la Falange y controla a la facción de la UNS que encabeza Gutiérrez Pérez, dice ser favorable al papa, basados en conceptos como la Iglesia ultramontana y la infalibilidad del papa. Abascal, quien fue miembro de La Base y jefe de la UNS en los 1940, fue dirigente del Yunque hasta su muerte en el 2000. Sus dos hijos, Carlos, actual secretario del Trabajo en el gabinete de Fox, y Salvador, un congresista de la Ciudad de México por el PAN, son miembros del Yunque. Como ya señalamos, la dirigencia del MSIA en la Ciudad de México estuvo en contacto directo con Salvador Abascal en los 1990. En 1972 el Yunque creó una orden religiosa llamada la Sociedad Cruzados de Cristo Rey, cuyo propósito era infiltrarse en el Ejército mexicano, el bastión de la Revolución Mexicana. Desde 1985 han sido los consejeros espirituales del Ejército mexicano.

6. Conclusión

Contrario a lo que dicen Samuel Huntington y la UNS, y en sus patéticos imitadores del MSIA, tales como Fernando Quijano y Marivilia Carrasco, no hay un choque de civilizaciones inherente entre los EU y las naciones de Iberoamérica. Quienes impulsan semejante política no son más cristianos que Hitler, Franco, el gran inquisidor español Tomás de Torquemada o Dick Cheney. El nuevo orden social cristiano que proponen los sinarquistas, no importa qué tan seguido citen falsamente las encíclicas papales en nombre de su programa nazi racista, no es otra cosa que la promoción de una nueva Era de Tinieblas anticristiana.

La identidad cultural positiva de Iberoamérica no yace en el concepto sintético de hispanidad que desarrolló el Instituto Iberoamericano de Hitler en Berlín, y que el Consejo de la Hispanidad de Franco impulsó. Más bien, es la identidad republicana que los iberoamericanos tienen en común con los Estados Unidos de América, identidad basada en el legado de Godofredo Leibniz del modo que lo expresan la creación de los EU y los esfuerzos por construir naciones de ese gran amigo de los EU, el rey borbón de España Carlos III.

Fue ese legado, como lo expresa la colaboración entre Franklin D. Roosevelt de los EU, y Lázaro Cárdenas de México y su sucesor, Ávila Camacho, lo que al final derrotó a la amenaza sinarquista en las Américas y contribuyó a su derrota mundial durante la Segunda Guerra Mundial.

Hoy el único líder estadounidense decidido a continuar la perspectiva que encarna la política del Buen Vecino de Roosevelt, es Lyndon LaRouche. Sin Roosevelt al mando de los EU en los 1930 y 1940, el Eje Berlín–Roma–Madrid–Tokio hubiera logrado conquistar al mundo. Ahora los sinarquistas que se reorganizaron tras la muerte de Roosevelt, están de nuevo a la ofensiva. Sólo si apoyas a LaRouche derrotaremos de una vez por todas a la renovada amenaza sinarquista.

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