International Resumen electrónico de EIR, Vol.XXII, núm. 15
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La guerra de Cheney contra Norcorea
tendrá que esperar otro rato

por Lonnie y Kathy Wolfe

Washington (EIRNS)--La buena nueva de la reunión cumbre que sostuvieron el presidente surcoreano Roh Moo~nhyun y su homólogo estadounidense George W. Bush el 10 de junio, es que alguien le jaló las orejas a Bush para que se abstuviera de amenazar con un ataque contra Norcorea en el corto plazo, instigado por los dementes gallinazis neconservadores agrupados en torno al vicepresidente Dick Cheney. Tal es la evaluación de expertos estadounidenses en Norcorea y de fuentes de alto nivel en Seúl.

Estas mismas fuentes advierten que, aunque el empuje de Cheney y sus compinches neoconservadores por emprender un posible ataque nuclear contra la instalaciones atómicas norcoreanas está en compás de espera por ahora, si no hay una verdadera solución de la crisis, la pandilla de Cheney podría reactivarlo en cualquier momento.

El ministro de Relaciones Exteriores sudcoreano Ban Ki~nmoon le dijo a los reporteros coreanos luego de la reunión que, ``aparte de las pláticas de paz de las Seis Potencias, no se habló de tomar ninguna otra medida'', según informó una fuente de {EIR} que estuvo presente, quien caracterizó el hecho de ``extraordinario''. Ban insistió que Bush no mencionó para nada la aplicación de sanciones, ni a la ONU, ni ninguna medida de coerción, ya no digamos usar la fuerza de las armas. Ban también dijo que, por segunda vez, Bush se refirió con mayor cortesía al dirigente norcoreano, como el ``señor'' Kim Jong~nil, como señaló de forma positiva el Gobierno norcoreano de Pyongyang.

Es más, insistió Ban, ``no hubo ninguna discusión en lo absoluto'' sobre las otras pautas que ahora son motivo de serias desaveniencias entre Washington y Seúl, entre ellos los llamados CONPLAN 8022 y OPLAN 5029 de Washington para emprender una guerra preventiva, mismos que Seúl ha atacado con vehemencia. ``No sé quién pudo haber hablado con Bush, o si a Bush de algún modo le advirtieron del peligro que representó la aparición de Dick Cheney en la CNN'' el 30 de mayo (donde Cheney amenazó a Norcorea), dijo nuestra fuente surcoreana, ``pero Bush le dijo al presidente Roh que por ahora quiere apegarse a la diplomacia. No sabemos cuánto durará esto, pero por esta semana Bush canceló el enfrentamiento inmediato''. La fuente subrayó que tanto el ex presidente Kim Dae~njung como el ex asesor de Clinton, Selig Harrison, hicieron declaraciones de peso a la prensa el 10 de junio, en las que instaron a Bush a hacer algún esfuerzo para evitar la guerra, y culparon a los ``ideólogos neoconservadores'' de la crisis.

Por su parte, {EIR} viene aconsejándole a el entorno del presidente Roh, recordarle a Washington el hecho de que Corea, China y Japón, con reservas combinadas de 1,8 billones de dólares, merecen cierto respeto en el escenario mundial, y que todas estas naciones se oponen enérgicamente a cualquier uso de la fuerza militar en Corea.

¿Acaso intervendría el equipo de Bush padre?

Otras fuentes han especulado que el llamado de alerta al Gobierno de Bush contra la actitud pendenciera de Cheney quizá vino de más cerca en casa, por así decirlo: del grupo de asesores presidenciales cercano al papá del presidente Bush, tales como el ex embajador de los EU en Sudcorea, Donald Gregg, un crítico asiduo de la política cheneyiana hacia Norcorea, o a lo mejor hasta el propio ex Presidente.
Tales especulaciones tienen como base la aparición de Gregg, junto con el presidente Roh y el ex presidente Kim Dae~njung, en los tres días de ceremonias que hubo en Seúl, paralelas a las que tuvieron lugar en la capital norcoreana de Pyongyang, en celebración del quinto aniversario de la histórica reunión cumbre norte~nsur de junio del 2000. Según los informes de la prensa, mismos que confirmaron nuestros contactos diplomáticos, tanto Gregg como el presidente Roh enviaron un mensaje al Norte: ``No escuchen más voces que la del presidente Bush'', que fue lo que le dijo un alto asistente de Roh a los periodistas, al tiempo que citó al presidente Bush añadiéndole a lo dicho por el mandatario sudcoreano: ``Ni siquiera lean los periódicos''.

En un discurso que dio en las ceremonias, Gregg explicó cómo la camarilla política que encabeza Cheney en Washington está echando a perder una oportunidad para bregar con Norcorea, al presionar de forma obsesiva y peligrosa por un ``cambio de régimen'' en Pyongyang, en vez de negociar de buena fe. Gregg, quien en privado ha tildado a Cheney y los neoconservadores de ``maniqueos lunáticos'', explicó que la ``reunión cumbre de Pyongyang [en el 2000] conserva su influencia poderosa sobre el pensamiento coreano. El Norte devino en menos que una amenaza perpétua, y empezó a vérsele como un hijo pródigo, o como un hermano caído en la desgracia y perdido hace mucho tiempo. La sensación de peligro decayó, y la de afinidad surgió''. Pero el Gobierno de Bush siguió ``desconfiado y renuente a negociar'' con el Norte, dijo.