Internacional

Urgen cambios en el sistema financiero mundial

A continuación reproducimos el discurso que dirigió Lyndon LaRouche el 16 de junio de 2005 a una reunión organizada por su comité de acción política LaRouche PAC en Washington, D.C., y que fue transmitido al mundo entero por internet, con interpretación simultánea al español. El señor LaRouche habló por un sistema de videoconferencia desde Europa, en la reunión que moderó su vocera para los Estados Unidos, Debra Hanania–Freeman.

Freeman: Buenas tardes, damas y caballeros. Me llamo Debra Freeman y, como algunos de ustedes saben, soy la vocera nacional de Lyndon LaRouche y su representante aquí en Washington. A nombre del señor LaRouche y de LaRouche PAC, quiero darles la bienvenida a la reunión de esta tarde.

Parece increíble que la última vez que nos reunimos aquí fue hace apenas ocho semanas, porque, de hecho, el ritmo de los acontecimientos en el curso de sólo esas cuantas semanas ha sido no menos que absolutamente espectacular.

El 23 de mayo, aquí en los EU, en una victoria de suma importancia para las fuerzas patriotas, un grupo bipartidista de senadores estadounidenses le propinó una derrota significativa al Gobierno de Bush, al derrotar lo que vino a conocerse como la “opción nuclear”. El suceso no sólo fue importante porque significó una derrota para el Gobierno, sino porque de hecho representó una derrota para lo que no fue otra cosa que una intentona de golpe contra la Constitución de los EU.

Sólo unos días después, el 29 de mayo, el electorado francés, en lo que pareciera ser un acontecimiento sin ninguna relación, derrotó de manera aplastante la recién propuesta Constitución europea. En y de por sí, pudiera resultarle difícil a los estadounidenses entender eso, en términos de su importancia. Pero, el voto francés lo impulsó, quizá más que cualquier otra cosa, el enojo absoluto de la ciudadanía francesa por los desastres económicos que han enfrentado desde la adopción del Pacto de Estabilidad del Tratado de Maastricht y la política de globalización que lo caracteriza.

Lo ocurrido en Francia fue precedido una semana antes por una elección muy importante en la región de Renania Septentrional Westfalia en Alemania, donde los socialdemócratas alemanes sufrieron una derrota significativa, más que nada debido al fracaso de las políticas económicas del Gobierno de Schröder allí.

Cuando el señor LaRouche habló aquí en abril, reiteró una advertencia que presentó por primera vez a mediados de febrero, respecto a la importancia de la bancarrota inminente de General Motors (GM). En aquel momento mucha gente en los EU pensó que el señor LaRouche estaría exagerando, o un poco desfasado en cuanto al tiempo. Pero creo que los acontecimientos recientes aquí en los EU han dejado absolutamente claro que el pronóstico del señor LaRouche fue más que acertado. Y, de hecho, ahora estamos en una situación en la que la intensidad de la crisis, aunque aterra a mucha gente, de hecho ha creado el ambiente para que haya un muy esperado cambio fundamental en la política económica y financiera de los EU y del mundo.

El señor LaRouche, quien, como la mayoría de ustedes sabe, es más que nada un economista físico, ha instado con la mayor urgencia a revivir los principios del Sistema Americano que rigieron la recuperación que Franklin Delano Roosevelt encabezó durante la última Gran Depresión que nuestra nación encaró. El asunto en realidad es que la situación hoy es, no obstante, mucho peor: el sistema posterior a Bretton Woods, de 1971 a la fecha, ha llevado a los EU, y en verdad al mundo, al borde de un derrumbe monetario total. Es más, ha saqueado la producción mundial de los bienes físicos vitales, tanto industriales como agrícolas, que la raza humana necesita para sobrevivir y prosperar.

LaRouche, en una serie de declaraciones emitidas por él, ha identificado la coyuntura de las sacudidas políticas en Washington, París y Berlín, y la desintegración acelerada de la crisis financiera, como un momento de gran oportunidad. Aunque puede ser aterrador, para alguien con la competencia del señor LaRouche —y el coraje del señor LaRouche—, esto en realidad representa un momento de tremenda oportunidad, no sólo para los EU, sino para toda la humanidad. Nos brinda un momento en el cual tenemos de hecho el potencial y la posibilidad de que la cordura regrese a nuestra política económica.

El hecho es que, de no hacerlo, la alternativa es algo que quizás ninguno de nosotros quiera considerar.

Creo que, en el transcurso de la reunión de esta tarde, el señor LaRouche abordará estos asuntos de una manera más que adecuada; y mucho más. Esta reunión se transmite en vivo por la red internacional de la internet. El señor LaRouche nos hablará desde Europa, donde, aunque tiene un programa de reuniones y actividades muy apretado, pensó que era absolutamente crucial dirigirse a los EU, en particular, en este momento, y que lo hiciera antes de que acabe este trimestre ominoso.

Así que, señoras y señores, sin más preámbulos, quisiera aprovechar la oportunidad para presentarles a Lyndon LaRouche.

Lyndon H. LaRouche

Tengo que repetirles hoy lo que Franklin Roosevelt le dijo al pueblo estadounidense en condiciones parecidas. Porque lo que estoy por decirles podrá aterrarlos, a no ser que les muestre que hay una solución a este problema. Roosevelt dijo, “a lo único que hay que temerle es al temor mismo”, y ésa es la situación ahora.

Y, vayamos ahora mismo al principio de la lista: lo que enfrentamos ahora, a partir del 1 de julio, es la terminación de ciertos contratos que involucran fondos especulativos, que están a punto de irse a la quiebra. De hecho, lo ocurrido como consecuencia de la crisis de General Motors, el proceso en el que fue anunciada la bancarrota potencial inminente de General Motors junto con la de Ford, y en el cual más tarde los valores de General Motors cayeron a la condición de bonos chatarra, lo cual significa que quienes invirtieron en esos bonos, en tanto inversionistas institucionales, tenían que deshacerse de ellos porque legalmente ya no podían conservar valores con la calificación de bonos chatarra.

Bueno, esto acaba para fines de julio, según la programación actual. Nadie puede decir con exactitud lo que pasará, pero nosotros sabemos cómo será lo que viene, y lo que hay que hacer al respecto. Así que, si menciono fechas o plazos determinados, los plazos son flexibles, pero nos encontramos en uno muy apretado, y por grande que sea el ajuste ligero en el plazo, la hora de tomar decisiones no diferirá mucho de la que les indico. ¿Correcto?

En este período hubo un desplome de alrededor del 40%, mínimo, en el valor de las carteras de los fondos especulativos que estuvieron metidos en muchas cosas. Esto está empeorando ahora. La razón por la que no escuchan mucho del problema de los fondos especulativos —no tanto como debieran, si reconocen que el destino de todo el sistema monetario mundial depende ahora de ello—, es el hecho de que los grandes bancos, que están asociados con los fondos especulativos, pretenden decidir ahora, en este momento, qué fondos especulativos botar y a cuáles apoyar. Porque la magnitud del crac de los fondos especulativos es tan grande, que ya no pueden rescatarlos a todos. Los bancos tratarán de protegerse ellos mismos del derrumbe de los fondos especulativos arrojando a algunos a los lobos. Y ahora, como sabemos, aún están por decidir a cuáles degollarán para proteger a los bancos mismos. Y los bancos de que hablamos son los bancos comerciales más grandes del mundo. Éstos son los que están en la cuerda floja.

Los fondos especulativos son una forma de demencia que fue introducida en 1987, más o menos, después del crac generalizado de octubre de 1987 del mercado bursátil en los EU. En ese período, cuando Paul Volcker iba ya de salida como presidente de la Reserva Federal y estaba por remplazarlo Alan Greenspan, éste último dijo: “¡Paaaren todo hasta que suba a bordo!”

Lo que hizo Alan Greenspan fue introducir un sistema llamado “derivados financieros”. Los derivados financieros suenan a alguna suerte de inversión. Bueno, no son una inversión. Como todo apostador tramposo sabe, esto no es más que una apuesta contra la apuesta real. Los derivados financieros son una apuesta colateral en la economía. Igual que una partida de fulanos en un callejón, alguna gente tira los dados y pone su plata en el suelo, mientras que, junto a ellos, otros más apuestan en contra de los apostadores con apuestas colaterales.

Entonces, esto también recibe el nombre de “fondo compensatorio”, para dignificar el asunto. Pueden imaginarse a una caterva de apostadores en un callejón, diciendo: “¡Estoy invirtiendo en fondos compensatorios!” Esto es algo así como el crimen organizado: “¡Estoy invirtiendo en fondos compensatorios!” Qué digno, ¿no? ¡Es algo importante y grande

¡No! Pero sí es grande. Y en estos momentos la burbuja mundial de los derivados financieros está a punto de implosionar, y justo en la cima de todo está el desplome de los fondos especulativos.

Si los fondos especulativos se vienen abajo, y los bancos junto con ellos, o por lo menos algunos de ellos, y hay que rescatarlos en tanto bancos o someterlos a la intervención de los gobiernos, entonces, ¿a qué le tiran las apuestas colaterales? Cosas como las carteras hipotecarias de los bancos principales, en momentos en que están en graves problemas en los EU, el Reino Unido y algunas otras partes; del modo que buena parte de la gran prensa ha señalado, en ocasiones, cuál es la naturaleza del problema.

Si la burbuja hipotecaria estalla a consecuencia del derrumbe de GM, entonces estás en aprietos.

Entre tanto, la crisis de GM ha generado un problema adicional: tenemos una institución del Congreso que fue creada hace unos años para tratar de ofrecer un mínimo de apoyo a los fondos de pensiones, que podrían estar en problemas por culpa de un fracaso empresarial. Hace poco, un juez de bancarrotas le dijo a United Airlines que podía desprenderse de las responsabilidades que tiene con sus jubilados y empleados actuales. El peligro, por supuesto, es que con esa decisión, el siguiente paso sería que Delta —que ya está en una situación de quiebra— y American Airlines ¡hicieran lo mismo! Y se sabe que la administración de General Motors pretende desembarazarse de las pensiones de sus jubilados y empleados endilgándoselas al erario público.

Esto significa inundar el erario público, lo cual afecta en gran medida a la gente del 80% con los ingresos familiares más bajos. Esto significa que si eres una persona con ingresos promedio —no del nivel superior con acceso a fondos especiales, sino con fondos normales—, quiere decir que tu pensión puede desaparecer. La única pensión segura que te queda es ¡tu pensión del Seguro Social! Y el Presidente de los EU, como saben, ha estado tratando de robarles eso pidiéndoles que pasen sus fondos del Seguro Social al mercado de fondos privados, donde estas aseguradoras privadas, estos fondos de pensiones privados, ¡están reventando!

Quieren rescatar el mercado bursátil quitándoles sus activos del Seguro Social, y entregándoselos a alguien en la comunidad financiera.

Eso es lo que el Presidente de los EU dice que pretende hacer. Yo no culpo al Presidente de demasiadas cosas, porque no creo que sepa lo que hace. Creo que otros lo están manipulando. En cierto sentido, creo que el hombre en realidad no sabe ni qué hora es.

La situación es tal, que la gente en general ahora se da cuenta que los EU están en graves aprietos, que la economía estadounidense está en problemas, que está a punto de venirse abajo en un derrumbe de reacción en cadena. ¿Cuándo? Nadie lo sabe con exactitud, pero sabemos que viene. Por eso digo, como Roosevelt: “A lo único que hay que temerle es al temor mismo”. Porque hay ciertas cosas que podríamos hacer al respecto; hay cosas que el Gobierno de los EU podría hacer al respecto; hay cosas que el pueblo estadounidense podría obligar al Gobierno de los EU a hacer al respecto.

Pero la persona promedio no entiende este problema. Por consiguiente, no está segura de qué hacer, y no está segura de qué clase de propuesta debiera apoyar. Pero sabe que el Gobierno tiene que hacer algo para protegerla del peligro de un derrumbe que, de hecho, es mucho mayor que el de 1929–1933; el de 1929–1933, que fue cortesía de los presidentes Coolidge y Hoover, tuvo un efecto relativamente suave en comparación con la amenaza que el crac que ahora embiste representa para el mundo, así como para los EU.

La situación es ésta: todo el sistema mundial está viniéndose abajo; no sólo el de los EU, sino el del mundo entero. Hay mucha gente que rechifla desde lo oscuro, y dice: “No va a pasar. No puede pasar”. Bueno, ¡sí va a pasar! ¡Es inevitable!

¿Qué hacemos al respecto?

La responsabilidad de los EU

Bueno, nosotros en los EU tenemos la responsabilidad principal de bregar con esto. ¿Por qué? Porque el sistema mundial, el sistema monetario mundial y, por consiguiente, el sistema financiero mundial, dependen de un sistema monetario que sigue siendo un sistema monetario basado en el dólar. Si los dólares en manos de extranjeros, de China, Japón, Corea del Sur y demás, de los europeos, si el dólar estadounidense cayera 30%, esto sería una catástrofe para el resto del mundo, porque desencadenaría el caos, un derrumbe caótico del sistema monetario del mundo. Nosotros en los EU tenemos la responsabilidad legal de defendernos y de cooperar en la defensa de otras naciones tomando las medidas apropiadas para proteger al sistema monetario mundial del desplome.

Pues bien, en varias partes del mundo hay alguna gente que celebra, en especial después de la guerra de Iraq y algunas otras cosas como esa, que celebra cualquier catástrofe que afecte a los EU. ¡No le gusta los EU! Le alegra ver hundirse a los EU, porque cree que la ha atosigado por demasiado tiempo, en especial desde que George Bush devino en presidente. Pero ésa es una actitud muy tonta. No hay nada que sustituya al Sistema Americano en este planeta.

Por tanto, nos toca a nosotros la responsabilidad de evitar el caos mundial tomando las medidas que nos llevarán a la estabilización del valor del dólar estadounidense en tanto unidad monetaria de reserva a nivel mundial. Eso significa que tendremos que regresar a algo ya probado: los métodos que Franklin Roosevelt usó para sacarnos de la última Depresión, y para transformar la economía estadounidense insolvente de 1933 en la más poderosa que el mundo había visto jamás hasta 1945. Lo hicimos entonces, y podemos hacerlo de nuevo. Es una tarea mucho más difícil que entonces; teníamos más ferrocarriles, más granjas, más industrias, más lugares en donde poner a la gente a trabajar, que ahora. ¡Pero podemos hacerlo!

¿Qué significa esto? Significa que tomamos estas obligaciones de los EU, los bonos del Tesoro estadounidense, que es la obligación principal del sistema, y garantizamos que los bonos del Tesoro estadounidense conserven su valor en el mercado mundial. Tenemos que hacerlo a modo de un arreglo, y de un arreglo garantizado, en cooperación con otras naciones del planeta.

Pues bien, como dije, algunos salen con que, “dejen que los EU se hundan”. Eso es algo muy tonto. Algunos dicen: “Necesitamos un sistema que remplace a los EU”. Es una idea muy necia. Cualquier idea como esa llevará a un crac de toda la economía mundial. No a un crac financiero, sino a un verdadero crac de reacción en cadena de la economía mundial; porque algunos idiotas, en su gran sabiduría, han pretendido globalizar la economía. Lo que hicimos fue tomar nuestras industrias de los EU y Europa, embarcamos el trabajo que hacían a países donde la mano de obra era más barata, y seguimos tratando de encontrar mercados de mano de obra cada vez más baratos en varias partes del mundo.

Como ya no estábamos produciendo más, y como el 80% de los de menores ingresos familiares iban cayendo cada vez más y más bajo, en términos del valor físico de su ingreso y de sus oportunidades de empleo, empezamos a perder infraestructura. Lo que hizo el gobierno con esta política absurda, en especial desde 1971–72, es que empezamos a destruir la infraestructura de la que dependía nuestro poder productivo. Al mismo tiempo, estábamos cerrando nuestras fábricas y ¡mandando a nuestros desempleados a trabajos de paga reducida! La gente pasó de los trabajos productivos calificados, a los de Wal–Mart y cosas como esa, que no tienen nada de productivo, a producir cosas baratas, que en los viejos tiempos nos hubiera avergonzado, así como en lo que consumíamos.


Mapa 1

Permitimos que nuestra infraestructura decayera. Destruimos nuestros ferrocarriles, nuestros sistemas eléctricos, nuestros sistemas de transporte fluvial, así como nuestros sistemas de ríos; dejamos caer nuestros sistemas municipales, nuestros sistemas educativos; encogimos y destruimos nuestro sistema de salud (ver mapas 1–3).


Mapa 2

Todas estas cosas, que eran el fundamento y la infraestructura económica básica para el empleo calificado y productivo, fueron destruidas conforme destruíamos el empleo y mudábamos a la gente de los empleos productivos a los trabajos manuales de salario bajo. Tomamos a gente que representaba una y media personas de los adultos en una familia, que sostenían a la familia, ¡y ahora tenemos a gente con varios empleos! ¡A todos, a todos los miembros de la familia!


Mapa 3

Tenemos las burbujas de los bienes raíces, con las chozas en el área de Washington, D.C., en sus alrededores, adonde gente de todas partes del mundo se ha mudado para vivir en el área del Distrito de Columbia. Y se apilan en estos lugares, combinan sus ingresos, juntan el dinero para comprar una choza —construida, no con clavos, ¡sino con tachuelas!—, y esta choza tiene una hipoteca de entre 600.000 y un millón de dólares. Y éstas no son sino chozas de baja calidad en toda la región. Tienes a la gente entrando y saliendo a montones de estos lugares, sin una vida familiar normal, que asiste a escuelas malas, con un servicio de salud pobre que empeora todo el tiempo. ¡Éstas son las condiciones de vida! (Ver mapa 4).


Mapa 4

Esto está por caerse. Y cada vez hacen más por decir que cuando ya no puedas pagar la hipoteca. . . De hecho, te matan; te botan, te exprimen. ¡A esto es a lo que hemos llegado!

Los efectos asesinos de la globalización

¿Qué le hicimos al resto del mundo? Embarcamos la producción fuera de los EU y Europa hacia los países más pobres del mundo. A países. . . Por ejemplo, India es un país respetable en muchos sentidos. China es un país respetable, es una potencia en muchos respectos. Sin embargo, 70% de la población india es desesperadamente pobre y casi no tiene infraestructura que la apoye. En China, 70% sigue siendo desesperadamente pobre, a pesar del éxito de su crecimiento en muchos otros aspectos.

Sobre los otros países de los que aprovechamos su mano de obra como parte de la globalización: ¿qué están haciendo en Europa? Están tomando la mano de obra de Europa Oriental, de países como Polonia, donde las personas calificadas trabajan como peones en los países de Europa Central y Occidental. ¡Y ahora están desplazando a gente de esos países, a los niveles salariales que pagan en esos países, a Francia, Alemania y demás! Y están destruyendo la infraestructura de los países de Europa Central y Occidental que otrora fueran centros productivos por derecho propio.

Así que, lo que hicimos. . . la globalización, que es una de las ideas más perversas jamás concebidas, ¡redujo el nivel productivo del mundo per cápita! Destruimos la infraestructura y el empleo en países que eran las potencias de la producción de riqueza, en los EU y Europa.

Destruimos el nivel de vida y los niveles productivos que existían en México, en América Central y del Sur, al tiempo que mudamos los puestos de trabajos para allá.

No pudimos conseguir suficiente mano de obra barata en los Estados Unidos, así que obligamos a los mexicanos a cruzar la frontera —¡por hambre!— como inmigrantes ilegales a los Estados Unidos.

(gráfica 1)

Tomamos los trabajos que hacía la mano de obra barata traída de forma legal a los EU, les quitamos el trabajo y se lo dimos a la mano de obra inmigrante, ¡a los inmigrantes ilegales! Los inmigrantes ilegales vienen acá porque alguien los atrajo a los EU, ¡porque no estaba satisfecho con lo barato de la mano de obra aquí! Ni siquiera con la que antes era la más barata. Eso es lo que nos han hecho (ver gráfica 1).

Eso es lo que le han hecho al mundo.

Y ahora estamos al borde del despeñadero, donde han visto desplomarse sus servicios de salud, sus servicios públicos, su educación en los EU. Y ven alrededor del mundo, ven a Argentina: Argentina tenía el cuarto nivel de vida más alto del mundo allá a fines de la Segunda Guerra Mundial. ¿Dónde está hoy? ¿Qué le pasó a México, que iba camino al crecimiento allá en 1982, cuando lo destruimos imponiéndole una política? Y prácticamente destruimos un país que era poderoso y estaba en crecimiento. Le hicimos lo mismo a Venezuela, o estamos haciéndoselo. Se lo hicimos a Colombia; se lo hicimos a Perú; destruimos a Ecuador; destruimos a Bolivia. Estamos socavando a nuestros amigos en Brasil. Y lo que estamos haciendo en el Caribe es. . .

Lo que estamos haciendo en África, en especial en el sur de África, ¡es genocidio deliberado y conciente! La propagación de enfermedades. . . porque ellos quieren alimentar el genocidio con la propagación de enfermedades para deshacerse de los africanos. Ésta era una política de los 1970; la política era que África tiene muchas materias primas, y esas materias primas terminarán aquí con nosotros, ¡en los EU! ¡No dejaremos que los africanos consuman esas materias primas! No queremos que su población crezca; ¡queremos que disminuya! No queremos que los africanos alcancen un nivel superior de productividad, porque usarán más materias primas, mismas que estamos ahorrando para nosotros en el futuro.

Eso es lo que hemos hecho.

No nos importa cerca del 70% de la población de India, que sigue en condiciones de pobreza cada vez peores, pese al progreso de India en otros aspectos. No nos importan las perspectivas de largo plazo para la población de China. No nos importa la población del sudeste asiático.

¿Ven esto del maremoto? ¿Qué representa el maremoto, la crisis del maremoto? Tienes estas zonas a lo largo de las costas que fueron azotadas por la ola provocada por un gran terremoto. ¿Que pasó?

Bueno, vinieron las olas y toda la gente pobre que vivía prácticamente en la playa, o enseguida de la playa, a fin de ofrecer su mano de obra barata a los turistas, sufrió el impacto; y muchos de los turistas también. Pero, ¿por qué la gente vivía allí? Porque no había infraestructura. ¿Por qué no había infraestructura? Porque la gente en los EU y otras partes dijo que la política para esta región del mundo era que no habría inversión en infraestructura. La mano de obra de esta aparte del mundo trabajará en hoteles o en las industrias del entretenimiento, y ¡representará mano de obra barata y recreación sexual para los turistas!

De modo que creamos, mediante nuestra política. . . En vez de desarrollar esta parte del mundo, como pretendíamos en la época en que Roosevelt aún era presidente, como su política de la posguerra, en vez de ayudar a estas naciones a desarrollarse, de hecho redujimos las condiciones de vida de la población de esta parte del mundo, porque los usamos como mano de obra barata y de entretenimiento en las zonas turísticas.

Ése es nuestro crimen. ¡Nosotros lo hicimos! ¡Ésta es la globalización!

Y lo que hace es golpearnos, porque los valores con los que contamos, en términos de valores financieros, no son reales, son valores ficticios. Son valores muy inflados, son especulación.

Usemos el modelo de Roosevelt

Lo que tenemos que hacer, y podemos hacerlo aprovechando el éxito de la política de Franklin Roosevelt como modelo, y esa experiencia de 1933 a 1945, es garantizar la estabilidad de los bonos del Tesoro de los EU, que es la base de la seguridad del dólar estadounidense. Tenemos que llegar a acuerdos con Europa y otras partes del mundo sobre un sistema de tipos de cambio fijos, el cual podríamos describir con justicia como el sistema del Nuevo Bretton Woods. La clase de sistema que Roosevelt creó al término del período de la guerra, el sistema de tipos de cambio fijos que funcionó —y funcionó bien— hasta mediados de los 1960. Un sistema con el cual nosotros, en los EU, ayudamos a Europa a recuperarse de la guerra, en especial a Alemania; ésta, con su política del Kreditanstalt für Wiederaufbau, creó lo que vino a conocerse como un “milagro económico”, con beneficios parecidos en Francia, Italia y demás durante el período de fines de los 1940, los 1950 y los 1960.

Tenemos que regresar a esa clase de sistema, al que Nixon destruyó, que fue cuando de veras empezaron nuestros problemas. Y al obtener crédito de largo plazo, en vez de a corto plazo, debemos hacer acuerdos de crédito de largo plazo, crédito en términos de la inversión en infraestructura.

Hoy la infraestructura es algo de largo plazo. Una central eléctrica tiene un ciclo de vida física de entre 25 y 30 años, tal vez 50, con ciertas mejoras en el diseño. Los sistemas hidráulicos son de entre 25 y 50 años. Los sistemas hidráulicos en los EU están desmoronándose por lo viejos que son; no los han reparado. Uno solía conseguir agua potable al abrir la llave. Ya no puedes, en cada vez más lugares del país no puedes conseguir agua fresca de la llave porque han destruido los sistemas hidráulicos. No tienes garantizado el acceso a la electricidad necesaria para las cosas que necesitas. No tenemos un sistema de transporte público. Tenemos supercarreteras que sirven de estacionamiento en las horas pico. Tenemos gente que pasa más tiempo en la carretera y en otras formas de traslado que en la vida familiar debido a estas condiciones.

Así que, lo que tenemos que hacer es reconstruir la economía mundial. Tenemos que construir infraestructura nueva en lugares que no la tienen. Tenemos que reconstruir la infraestructura de los EU y Europa. Esto requerirá inversión de largo plazo.

Entonces, ¿cuál es el plan? Bueno, ahora estamos funcionando por debajo del nivel de equilibrio. El problema básico, aparte de que la gente que no está pagando sus impuestos debiera hacerlo. . . Me refiero a la gente de verdad rica que, como ven cuando salen del juzgado, en realidad nunca se ganaron su ingreso. Como Enron. Ellos nunca se ganaron en realidad ese ingreso. Se lo robaron. Y ésos son los que ganan buena plata. Vean los salarios de la gente en General Motors, ¡quienes administraron mal y echaron abajo todo! ¡Vean lo que reciben de pensión! Vean lo que ganan como ejecutivos. Es una economía parasitaria.

Tenemos que reconstruir la economía. Tenemos que reconstruir las industrias y demás. Tenemos que emplear a nuestra gente de manera productiva. Mucho del empleo tiene que ser en la infraestructura económica básica: construyendo sistemas hidráulicos, sistemas de transporte colectivo, mejorando nuestras ciudades, construyendo nuevas industrias y ampliando las viejas.

Tomen un ejemplo; tomemos el caso del sector automotriz. La industria automotriz es una parte estratégica decisiva de la economía estadounidense. Ahora estamos produciendo demasiados autos, y lo hemos hecho por demasiado tiempo. De hecho, las compañías automotrices han estado pagándole a la gente para que compre automóviles. Y la gente los compra con una deuda de más largo plazo, pero le están pagando para que compre un automóvil. Es la única manera en que estas empresas pueden vender los autos que necesitan vender; y eso no está funcionando muy bien. Por eso General Motor está en quiebra; por eso Ford está en aprietos.

Pero veamos la industria, veamos el gran número de personas que trabajan en esta industria y en las relacionadas, la gente que depende de esas industrias. ¿Qué representan ellos? Bueno, en parte representan el corazón de la capacidad de máquinas–herramienta de los EU. El poderío de los EU en la Segunda Guerra Mundial dependió de nuestra habilidad para movilizar nuestra capacidad de máquinas–herramienta. Ganamos la guerra en base al puro tonelaje del poder productivo.

No teníamos el mejor ejército del mundo. A la mayoría de nosotros apenas nos habían llamado al servicio más o menos un año antes de entrar en batalla. Pero ganamos la guerra por el poder de nuestra logística, de la logística que usamos para apoyar a nuestras propias fuerzas, la logística que le ofrecimos a otras fuerzas de otros países aliados. Sostuvimos una guerra en dos frentes para derrotar el imperio de Hitler. Y, sin nosotros, eso no habría sucedido. Sin la economía estadounidense bajo Roosevelt no pudo haber ocurrido.

Nosotros lo hicimos. Salimos de eso como el país más poderoso del mundo. Podemos hacerlo de nuevo.

Lo que tenemos que hacer es usar el crédito del gobierno, el poder del gobierno bajo nuestra Constitución, para crear crédito federal a largo plazo y bajas tasas de interés; bonos y préstamos a entre 25 y 50 años. Tenemos que lograr que otros países hagan lo mismo, ya sea emitiendo crédito en la forma de crédito del Estado, o de tratados y acuerdos comerciales de largo plazo. Como los que hoy existen entre Europa Occidental y países de Asia tales como China, India y otros.

China necesita de todo. Setenta por ciento de la población sigue siendo pobre. Tienen que construir ciudades nuevas. Tienen que construir nuevos sistemas de transporte. Tienen que mejorar la condición de su población mediante el desarrollo. Necesitan crédito de largo plazo. Gran parte pueden generarlo ellos mismos, pero necesitan construir su país.

El sudeste de Asia está en una situación parecida. Indonesia representa un problema parecido. Malasia; están fortaleciéndose bastante bien, pero pueden hacerlo mejor, y lo harán. India, Myanmar; es necesario reconstruir estas partes del mundo.

El llamado Oriente Medio, el Sudoeste de Asia, que es un yermo de guerras y muerte hoy, necesita reconstruirse con sistemas hidráulicos y otras cosas, para que la gente en esta parte del mundo pueda acceder a una calidad de vida.

Éstas son inversiones de largo plazo a una a dos generaciones. Tenemos que generar, junto con otros países, las formas nuevas de crédito de largo plazo, de crédito garantizado por el Estado. Tenemos que organizar este crédito en un sistema monetario internacional que siga el modelo del viejo sistema de Bretton Woods, pero adaptándolo a las nuevas condiciones de hoy. Tenemos que contar con un sistema de tipos de cambio fijos; tenemos que fijar estas monedas y estabilizarlas. Por tanto, en esas condiciones, podemos garantizar el pago futuro de los bonos que emitamos en la forma de deuda. ¿Para qué? Para poner a la gente a trabajar hoy, de modo que elevemos la economía estadounidense por encima del nivel de equilibrio, en términos de las operaciones corrientes. Si suficiente gente está trabajando y ganando dinero, si un porcentaje lo bastante amplio de nuestra población está ganando dinero en ocupaciones productivas, en la infraestructura y en las manufacturas y demás, entonces estamos generando el ingreso per cápita suficiente para llevar a esta economía por encima del punto de equilibrio.

Si podemos operar sobre esa base, superar el nivel de equilibrio, y hacerlo por una o dos generaciones, podemos garantizar, por tanto, el pago de la deuda que emitimos y creamos a fin de efectuar ese trabajo. Sobre esa base, con acuerdos entre naciones en ese sentido, podemos entonces decir que tenemos un valor fijo establecido para el dólar estadounidense, y pueden contar con eso por unos 50 años, y otros países pueden hacer lo mismo.

Pero estamos en una situación en la que es nuestra responsabilidad. Ningún otro país ni grupo de países sobre este planeta puede hacer eso sin los EU. Y como nos encargamos de esto y lo creamos como un sistema del dólar, tenemos la responsabilidad moral y práctica de hacerlo. Somos nosotros los que tenemos que salir y salvar al mundo; porque sin nosotros, si nosotros caemos, seremos como Sansón: el mundo entero caerá junto con nosotros.

De manera que ésta es nuestra responsabilidad.

El desarrollo externo

Ahora bien, ¿qué es lo que está involucrado en términos del desarrollo externo? ¿Qué lecciones tenemos que aprender de esto? Bueno, por ejemplo, sería fácil hacer esto en cierto sentido, porque. . . Tomemos el caso de Alemania. Alemania es el país clave de Europa Occidental. Es el país más capaz, si le permiten hacerlo, de generar una pauta de crecimiento dentro de Europa. Lo hizo antes. Alemania, en el período de la posguerra, aceptó las condiciones de Roosevelt y creó una institución con un banquero importante allí, pero siguiendo el modelo del sistema estadounidense de Roosevelt. Lleva el nombre de Kreditanstalt für Wiederaufbau. Y funciona.

Si pones suficiente crédito en el sistema alemán, y tomas a la gente que está quedando desempleada, como en lo que se conoce como la Mittelstand, estas pequeñas empresas privadas que son las grandes productoras de la labor de ingeniería y otras cosas, de las que dependen las grandes empresas; las pones a trabajar de nuevo, y entonces tienes una orientación, un motor de crecimiento. Mientras Alemania opere por encima del nivel de equilibrio —lo cual no ocurre al presente—, Alemania funciona. Cuando Alemania funciona, con sus conexiones con los países vecinos, Europa funciona; al menos la Europa continental.

Si Alemania funciona, entonces seguirá el camino que Schröder ya abrió, para ampliar la cooperación con Rusia, con los países en torno a Rusia, en una cooperación triangular entre Rusia, China e India, llevando a todos los países de Asia a un sistema de cooperación con Europa.

Mi perspectiva es que nosotros, como los EU, tenemos que ser socios de Europa y de Eurasia en general en esta clase de arreglo. Debemos bendecir sus esfuerzos por hacer eso. Debemos buscar la cooperación y participación en lo que están haciendo. En base a eso podemos regresar a Europa a la vida. Podemos hacer compromisos con los países de Asia para que nosotros, junto con Europa, realicemos los actos de justicia que requieren de nosotros.

Nosotros, juntos, tenemos el poder de resolver el problema de África. El problema de África es uno de grandes crímenes, cometidos desde Europa, y en particular desde 1492, desde que los españoles introdujeron la esclavitud tratando a los africanos como animales a los que cazaban y capturaban, y a quienes usaban como esclavos. Y ese proceso ha continuado; quedan reliquias de ese proceso en el sur de África hoy. La raza humana fuera de África ha cometido un gran crimen con lo que hizo, y con lo que sigue tolerando. Y no podremos vivir con nosotros mismos en el futuro, a menos que hagamos algo para arreglarlo.

Por tanto, si nosotros en Eurasia y las Américas estamos encargándonos de lo propio, entonces juntos tenemos que intervenir en ayuda de África.

¿Cuál es nuestro concepto del hombre?

Tenemos que tener un concepto del hombre que vaya asociado con la idea de que vamos a construir el futuro; vamos a crear un futuro nuevo para la humanidad a partir de los despojos de los errores que hemos cometido hasta la fecha. Porque, como saben, la gente cree que el propósito de la economía es el dinero, y cuando piensa que el propósito de la economía es conseguir dinero, no entiende lo que es ser humano.

El propósito de la economía es realizar lo que es el hombre. El hombre no es un animal. Ningún animal puede descubrir un principio físico y aplicarlo para aumentar su poder de existir sobre el planeta, sobre el universo. Sólo el hombre puede hacerlo. Esto lo hace a través del poder de la razón. No somos animales; somos criaturas de razón.

El resultado neto de lo que hacemos con nuestras vidas, el concepto mismo de la inmortalidad, el concepto práctico de la inmortalidad individual humana, es que mientras vivimos podemos aportar algo que perdurará en el futuro, como un cimiento de beneficio para las generaciones venideras; que lo que producimos, por tanto, si somos sabios, no son productos. Estamos produciendo infraestructura; estamos produciendo los medios de las manufacturas; estamos produciendo tecnologías mejoradas; estamos elevando el nivel de vida; estamos aumentando el potencial para el desarrollo intelectual y moral del individuo de las generaciones futuras. Lo que estamos produciendo es al hombre. Lo que estamos produciendo es cultura. Lo que estamos produciendo son mejores seres humanos, no sólo porque les han dicho que moralmente tienen que serlo, sino porque han subido a un nivel superior. Tienen mayor acceso al conocimiento. Pueden hacer juicios mejores. Pueden ser más productivos. De modo que puedes decir, como de que muchos inmigrantes en los EU pensaron cuando llegaron acá. . . se sacrificaron para que sus hijos y nietos pudieran tener una vida mejor.

El mayor motivo en la economía es usar el progreso científico y tecnológico para mejorar, no sólo el nivel de consumo, sino la calidad de la existencia. Si podemos decir que quienes nazcan después de nosotros —nuestros hijos, nuestros nietos y los que les sigan— tendrán una vida mejor en tanto seres humanos —no sólo como consumidores, sino como seres humanos— que la que tenemos en la actualidad, entonces hemos descubierto el secreto de la economía.

Miren el mundo de conjunto. Quienes participamos en esta transmisión hoy, veámonos desde los EU, desde Sudamérica, Centroamérica, desde Europa. Veámonos. ¿Qué significado tiene nuestra vida? ¡Todos vamos a morir! Cuando hayamos muerto, ¿qué habrá significado nuestra vida? ¿Qué hemos hecho ahora que nos cauce satisfacción, de modo que podamos regocijarnos de que nuestras vidas hayan significado algo, que podamos enfrentar la muerte sabiendo que logramos algo mientras vivimos!

¿Cuánta gente en los EU y otras partes del mundo tiene el derecho a pensar así hoy día, en la práctica? Las condiciones de vida de la gente al presente son que piensas en tu futuro. ¡Piensas que la gente en los EU tiene un futuro peor que bajo el que creciste! Eso es lo que han vivido por dos generaciones en los últimos cuarenta años. De manera que puedes figurarte que tus nietos vivirán casi como animales, en comparación con tu nivel de vida. Las cosas van de mal en peor con George W. Bush; mucho peor.

Lo que solíamos pensar, aun a nuestra propia manera burda, es que creíamos estar mejorando las cosas, que la comunidad mejoraba, que el Estado mejoraba, que la nación mejoraba; que nuestros hijos iban camino a un nivel de vida y de importancia superiores; que tus nietos eran la promesa del futuro. Y podías ver más allá de eso, para decir: “Vamos a construir esta nación; juntos, vamos a construir otras naciones, para hacer de este planeta un lugar mejor”. Y decir: “Puedo morir con una sonrisa en el rostro, porque estamos haciendo eso”. Y ése es el gran propósito de la economía.

¡No es la ganancia! Sí, claro, necesitamos sacar una ganancia, necesitamos lograr una ganancia en la productividad en relación con lo que invertimos en primer lugar. Sí, necesitamos esa clase de ganancia. Pero el propósito de la vida y de la economía no es la ganancia. El propósito es construir una sociedad mejor, desarrollar seres humanos que puedan hacer lo que nosotros nunca pudimos; y esperar que ellos hagan lo mismo por quienes les sigan, y que podamos decir: “Significamos algo en el plan de la eternidad. Tenemos derecho a considerarnos como algo más que un animal”.

Eso es lo que realmente necesitamos.

La crisis del liberalismo angloholandés

Enfrentamos una gran crisis en estos momentos. El mal ha hecho presa de nosotros. Y, como una persona que no tiene pelos en la lengua, tengo que decir que Dick Cheney es perverso. El Presidente de los EU es un caso de locura clínica; y el Vicepresidente, uno de inmoralidad. Son perversos. Lo que hizo Cheney. . . No culpo al pobre de George W. Bush, no creo que tuviera los sesos para saber lo que hacía. Pero Cheney sí; o su esposa sí, y tal vez ella se lo dijo.

Lo que trató de hacer en el Congreso, es lo siguiente:

Muy poca gente alrededor del mundo sabe lo que es la Constitución de los EU. Por la situación de la educación en la actualidad, muy poca gente lo sabe, incluso la gente joven hoy. Sólo algunos de nosotros que somos más viejos sabemos en realidad lo que son los EU, y unos cuantos amigos más jóvenes y bien despiertos que empiezan a entenderlo.

Los EU fueron una creación de Europa. Desde 1492 hasta 1648, Europa estuvo inmersa en guerras religiosas. Era una Europa que había salido de un período terrible y que empezaba a desarrollar una sociedad moderna, el Estado nacional moderno. Pero las guerras religiosas —que terminaron en 1648— estaban destruyendo esto. En este período, la gente en Europa dijo: “¿Qué vamos a hacer? Bueno, salgamos de Europa y vayamos a otros lugares, como propuso Nicolás de Cusa, cruzando el océano”. Y así, cruzaron el océano, cruzaron el Atlántico, llegaron a Norteamérica con la idea de crear asentamientos acá, que formarían una clase de sociedad aquí, que luego retroalimentaría a Europa y devendría en el modelo de su liberación de las terribles condiciones que había allí. Eso es lo que se pretendía que fueran los EU.

Y desde que fue fundada la colonia de la bahía de Massachusetts en el siglo 17 en adelante, eso fue lo que guió la forma de pensar de todos los mejores líderes de los EU para construir una república, no nada más para tener algo propio, ¡sino para construir algo que no podíamos hacer en Europa en ese momento! Construyendo algo aquí e invitando a la gente a venir, y a unírsenos y ser parte de nosotros. Para construir una república que luego devendría en un modelo y una fuerza de influencia para el resto del mundo. Para curar los grandes males que habían hecho presa de Europa; y que siguen haciéndolo.

Así, al paso del tiempo, cuando Europa se volvió perversa debido a la proliferación del liberalismo angloholandés, nos desesperamos. Y, empezando en 1763, emprendimos una pelea por nuestra independencia. Fue una pelea peligrosa, y contamos con amigos en Europa que sabían lo que hacíamos y lo respaldaron. Ganamos esa guerra. Establecimos una república. Y una vez que ganamos la guerra, tuvimos que pensar en cómo poner en orden nuestra casa.

La función indispensable del Senado

Entonces, en el transcurso de los 1780, tuvimos un proceso que giraba en torno a cierto número de instituciones, entre ellas la de los veteranos de guerra, la llamada Sociedad de Cincinato. Y nos reunimos, nuestros líderes se reunieron para diseñar una república, una institución para el futuro. Esta república tomó como base el conocimiento de lo mejor de la experiencia de Europa. Y se llegó el momento de decidir qué clase de aparato de Estado íbamos a tener. Ésa fue la gran pelea en cuanto a la Constitución: ¿qué clase de Estado tendríamos?

Y se decidió tener una Presidencia. Cuando decidimos tener una Presidencia, topamos con un razonamiento; dijimos: “¡Momento! Lo que pasa es que la Presidencia, como la diseñamos, es una institución muy poderosa. ¿Qué tal si esa institución cae en manos de alguien que la use con fines aviesos? ¿Sobreviviría nuestra república?” Lo que hicimos fue otorgarle, entre nuestros frenos y contrapesos en nuestra constitución de gobierno, ciertos poderes al grupo permanente del gobierno por elección. Ahora bien, el grupo permanente del gobierno por elección es el Senado de los EU: nunca deja de existir. Aproximadamente un tercio de los senadores tienen que elegirse cada dos años.

Eso significa que el Senado, a diferencia de la Cámara de Representantes, nunca deja de funcionar. La mayoría del Senado siempre sigue en funciones, antes y después de la elección. Y se supone que el Senado es para reflexionar. Por eso existe esta regla de las dos terceras partes para ciertos asuntos, de modo que si un tercio de los senadores dice “no”, pueden bloquear la decisión de la mayoría. Porque el supuesto era que la siguiente elección bianual le daría al Senado, y al pueblo estadounidense, la oportunidad de reflexionar sobre si tal propuesta era correcta o no, y de escoger a sus representantes al Congreso, al Senado, en base a resolver dicha cuestión.

De ahí que, lo que Cheney intentó hacer —y no sólo él, sino la gente detrás suyo; él sólo es el hampón que encabezó la cargada— fue tratar de derrocar la Constitución de los EU. Porque este asunto de los fueros de la Presidencia es decisivo. La prerrogativa de declarar la guerra. . . Seguimos metidos en una guerra en Iraq, la cual es ilegal, pues ¡viola nuestra Constitución! Una guerra en la que nos metimos ¡porque nos mintieron! O porque miembros del Senado le creyeron a los mentirosos, que fueron el Presidente, el Vicepresidente y otros. ¡Eso fue una subversión de nuestra Constitución! ¡Eso no fue un acto legítimo de guerra! Además de ser un acto bélico emprendido ¡por la autoridad de las mentiras! ¡Las mentiras del Presidente! ¡Las mentiras del Vicepresidente! ¡Las mentiras de muchos otros en el gobierno!

Luego vienen y dicen: “Queremos una dictadura”. Bueno, ¿cómo la logras? “Tenemos una mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado, y acabamos de robarnos la Presidencia de nuevo. Así que, por tanto, si podemos lograr un voto de mayoría simple en el Senado, derrocando la provisión constitucional en contra de la dictadura precisamente, podemos imponer una dictadura”.

Lo que pasó fue que hombres de conciencia del Partido Republicano se unieron a los hombres y mujeres de conciencia del Demócrata en el Senado, y dijeron: “¡No!” Acabamos de salvarnos de una dictadura. Estaríamos bajo una dictadura hoy si estos hombres y mujeres del Senado no hubieran actuado para bloquear a Cheney.

Pero, el Presidente mismo es ya un figurón. En realidad no funciona. Es uno de esos patos que no vuela; se vuela, pero no puede volar.

Pero seguimos en peligro. Porque en tiempos como estos, en la mayor parte del mundo, en el caso de una crisis financiera como la actual, de seguido hay golpes, hay asesinatos de jefes de gobierno y otra gente importante. ¡Esto es característico de Europa! Nunca ha pasado en los EU. Han asesinado a unos cuantos presidentes —muy pocos— por razones políticas, a manos de intereses poderosos, por lo general intereses financieros poderosos, a menudo intereses financieros poderosos asentados en Europa que han matado a varios de nuestros presidentes porque no les gustaban nuestras políticas.

Pero a nuestra forma de gobierno nunca la ha derrocado una dictadura. En Europa eso sí ha ocurrido seguido. Estamos en un momento en que ése es el peligro. Cheney y compañía lo intentaron una vez. De dárseles la oportunidad, lo intentarán de nuevo; uno ve que ése es el ambiente a su alrededor.

Entonces, quizás entiendan algo más: cuán importantes son los EU. Hasta ahora, ni siquiera el 23 de mayo, no nos hemos convertido en una dictadura; en tanto que en períodos tales, muchas veces, la mayor parte de Europa ha pasado por sistemas dictatoriales.

Nuestro sistema de gobierno —que no es un sistema capitalista— es el Sistema Americano de economía política, que es como lo llamaron nuestros padres fundadores. No es una economía socialista; no es una economía capitalista; es una economía americana, una forma única de economía, una forma única de sistema constitucional en el mundo. Y este sistema de gobierno es el de una nación que devino en una potencia porque tenía este sistema.

¿Qué somos nosotros? ¡En gran medida somos europeos! Venimos de Europa. Algunos no, pero la mayoría de nosotros venimos de Europa. [Los europeos] vinieron aquí porque había una mejor oportunidad de desarrollo. Esta nación fue erigida porque creó una mejor oportunidad de desarrollo para la economía y su población, que cualquier país de Europa. Por eso nos convertimos en la potencia que fuimos; por esa razón. ¡Somos una institución única! Y en los EU hay lugar para el patriotismo, un patriotismo en cuanto a la función histórica que hemos tenido en el pasado, y a la que tiene que tener hoy.

Hacia el sistema de un Nuevo Bretton Woods

He visto los gobiernos de Europa, Sudamérica, Centroamérica, Asia, y no veo la capacidad de tomar la clase de decisión inicial que alguna gran nación de este planeta tiene que tomar. De modo que propongo que el Gobierno de los EU tiene que dar un paso adelante ahora, antes de que sea demasiado tarde —y después del 1 de julio quién sabe cuándo sea “demasiado tarde”—. Debe dar un paso al frente, y hacer la propuesta y tomar las decisiones adicionales que reunirán a las naciones de este planeta, o por lo menos a muchas de ellas, para establecer un nuevo sistema monetario mundial que siga el modelo del de Bretton Woods, a fin de hacer de este planeta un lugar habitable; para fomentar la soberanía de todos los pueblos y naciones, pero en términos de la cooperación, de la colaboración entre las naciones soberanas, no tratando de meternos a todos en un revoltijo; y para acabar con este sistema.

Ése es mi mensaje. Éste debe ser un tiempo de esperanza. Somos una gran nación; o hay una gran nación escondida en alguna parte entre nosotros. Como colectividad podemos convertirnos en una gran nación en cualquier momento que decidamos hacerlo de nuevo. Los miembros del Senado que obstruyeron el golpe de Estado el 23 de mayo demostraron esa virtud entre nuestra gente.

Yo propondría que el mismo grupo en el Senado, y otros que concuerdan con él en el Congreso y otras instituciones, comiencen a colaborar y a unirse entendiendo el gran peligro que nos amenaza, pero también la gran oportunidad que tenemos ante nosotros.

La gran oportunidad es que hemos cometido los errores más estúpidos imaginables en los últimos treinta y tantos años. Ahora, reconociendo esa estupidez que nos metió en todo este problemón, debemos decidir que vamos a pararla y a dejar de ser estúpidos; y que regresaremos a lo que se supone que debemos ser: los EU, una vez más. Y ser los EU a los que el resto del mundo acuda para poder actuar cuando necesiten que alguien de un paso adelante y asuma el liderato en tomar la clase de medidas necesarias para salvar del infierno al planeta.

Y es precisamente en eso en lo que estamos hoy.

Muchas gracias.