Internacional

Helga Zepp-LaRouche lanza su candidatura a la Cancillería de Alemania

Helga Zepp–LaRouche durante un Seminario en Berlín, Alemania.
(Foto: EIRNS).

Como era de esperarse, el canciller alemán Gerhard Schröder perdió el “voto de confianza” del Parlamento el 1 de julio. Schröder no alcanzó la mayoría absoluta requerida de 301 votos para mantenerse en el gobierno, y tuvo 296 votos en contra.

El propio Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) de Schröder y sus socios del Partido Verde en la coalición de gobierno, dieron algunas sorpresas: sólo 151 votaron a su favor y 148 se abstuvieron. Tres parlamentarios independientes votaron contra Schröder. Del total de 601 miembros del Parlamento, 6 estuvieron ausentes.

Como la líder de la oposición Angela Merkel tampoco obtuvo la mayoría, era probable que el presidente Horst Köhler disolviera el Parlamento y convocara a elecciones anticipadas.

Zepp-LaRouche: Mi candidatura es necesaria

Helga Zepp–LaRouche, presidenta nacional del partido alemán Movimiento de Derechos Civiles Solidaridad (BüSo), emitió la siguiente declaración, “Nadie menciona la realidad: Mi candidatura a la Cancillería es ahora más importante que nunca”.

El canciller Schröder logró lo que quería; no recibió la mayoría de votos necesaria el 1 de julio. Ahora le toca al presidente Köhler, quien tiene una situación constitucionalmente complicada.

El problema principal en este debate fue que ninguno de los oradores mencionó la realidad de veras determinante: los problemas de Alemania, tales como el desempleo y la caída de la producción. No son problemas alemanes, sino una consecuencia de la crisis financiera y económica mundial. El motivo principal de esta crisis mundial es el paradigma neoliberal angloamericano de la economía de libre cambio, que ha imperado mucho más tiempo en la economía mundial que Schröder en su cargo. De no enfrentar estas cuestiones implícitas, es imposible una salida a la crisis económica mundial. De no corregirse los axiomas que subyacen en los acontecimientos errados de los últimos 40 años, en realidad no importa qué partido gane en las futuras elecciones.

La economía estadounidense y el sistema financiero mundial, en especial desde el derrumbe del sector automotriz de Estados Unidos y la crisis de los fondos especulativos que desencadenó, están en el ojo del huracán, cuyos efectos pronto se dejarán sentir de modo muy drástico en el resto del mundo. [El presidente del SPD] Franz Müntefering sí abordó un aspecto vital con sus comentarios sobre los ataques de la “plaga capitalista”, como lo hizo el canciller Schröder cuando pidió transparencia en los fondos especulativos, pero ambas intervenciones estuvieron muy lejos de lo necesario. El resultado del capitalismo depredador desenfrenado —el papa Juan Pablo II hablaba en su encíclica de 1987, Solicitudo rei socialis, de las estructuras de pecado—, es que el mentado sistema de la globalización hoy está en la fase final de su derrumbe.

La falta de discusión sobre la condición del sistema financiero mundial pone de relieve por qué mi candidatura a la Cancillería es más importante que nunca. Alguien tiene que decir la verdad e introducir al temario los temas de los que depende el futuro de la nación. La pregunta es: ¿habrá un mundo en el que Alemania pueda existir? Esto sólo será posible si se introduce al temario la necesidad de una nueva arquitectura financiera, de un Nuevo Bretton Woods por un nuevo orden económico mundial más justo.

El canciller Schröder dejó claro en su discurso que quiere continuar con su política de reforma [de austeridad]; puede esperarse que llegue pronto a mejores discernimientos y cambie el sentir de los aproximadamente 9 millones de desempleados mediante un programa de inversión pública de al menos 200 mil millones de euros, antes de que termine este año. Angela Merkel demostró con su desliz freudiano sobre la “capacidad de acción de la coalición rojiverde”, y con sus señalamientos recurrentes acerca de una “política bien diseñada”, que está evitando decir nada concreto sobre su programa de gobierno; no porque quiera ocultarlo, sino más bien porque tampoco sabe qué hacer. Su compromiso de coalición con el Partido Demócrata Liberal y, de ahí, su anuncio implícito de que quiere ir mucho más allá de las medidas de austeridad del “estrecho Plan 2010” [del SPD], son tan incompetentes como miserables.

En conclusión: yo impulsaré mi candidatura con vigor. En este país tiene que haber cuando menos un candidato a canciller que defienda los verdaderos intereses de Alemania, que tenga un programa para superar la crisis financiera y económica mundial, y que tenga, en vista de que la fortuna abandona al Gobierno de Bush y Cheney (ya el New York Times habló de enjuiciamiento), las relaciones correctas con EU en la tradición de la Revolución Americana, de los Estados Unidos de Abraham Lincoln y Franklin D. Roosevelt