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Resumen electrónico de EIR, Vol.XXII, núm. 23
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El redescubrimiento de América

La veracidad en la prognosis económica

El 12 de octubre de 2005 el estadista Lyndon H. LaRouche habló al mundo vía internet desde Washington, D.C. Su discurso rememoró otro que pronunció en 1988, también el 12 de octubre, que está registrado en la historia como un dechado de pronóstico económico veraz. A continuación reproducimos la presentación inicial de LaRouche, quien comenzó con una presentación del video de la conferencia de prensa que sostuvo aquel 12 de octubre de 1988 en el hotel Kempinski Bristol de Berlín. Debra Hanania Freeman fue la moderadora de la reunión de Washington.

Freeman: A nombre del Comité de Acción Política Lyndon LaRouche, quiero darles la bienvenida al seminario y videoconferencia de hoy. Quizás deba decir, a modo de introducción, que la selección de este día no fue accidental, porque, de hecho, el 12 de octubre de 1988 el señor LaRouche anunció el desplome inminente del sistema soviético, en una conferencia de prensa que tuvo lugar en el hotel Kempinski en Berlín, en la República Federal de Alemania. Ese desplome, dijo, empezaría en Polonia y llevaría al restablecimiento de Berlín como la capital de la República Federal de Alemania.

En ese entonces nadie estuvo de acuerdo con LaRouche y la gente no entendía por completo de dónde venía su pronóstico. A un año después de esa conferencia de prensa el mundo había experimentado cambios dramáticos. Es más, fue la Unión Soviética la que cayó. También era el caso de que el señor LaRouche era un prisionero político, encarcelado por el Gobierno de George Bush.

Hoy, años después, en un mundo cambiado, estamos ante la realidad de que, de hecho, si figuras prestantes del mundo le hubieran hecho caso al señor LaRouche en 1988, si hubiéramos adoptado las medidas que él recomendaba, el mundo sería muy distinto hoy.

Pero la realidad es la que es. El hecho es que, si bien nos encontramos en un momento de gran crisis, que algunos han llamado una crisis existencial, todavía hay un gran optimismo, al menos por parte nuestra, de que sí hay medidas que pueden tomarse, no sólo para evitar una catástrofe inminente, sino que conducirían al equivalente de una nueva era de progreso sin precedentes para nuestra nación y el mundo, en momentos en que lo requerimos con urgencia.

Hay que hacer ciertas cosas para lograr eso. Hay ciertos obstáculos en el camino hacia ese tipo de progreso. Podría decir que hay “dickes” en el camino al progreso, pero más bien pensaba en la esposa de Dick. Mucho de lo que hay que hacer, mucho de lo que hay que lograr lo impide la presencia de Dick Cheney en la Casa Blanca, la presencia de George Bush. Pero creo que estamos en un momento que, si tomamos en cuenta lo sucedido en las últimas semanas, la gente puede ver que ése es un obstáculo que bien puede removerse.

Nosotros hemos participado en actividades esta semana, que el señor LaRouche ha identificado como “La semana para recuperar a Estados Unidos”, en la que casi 100 miembros del Movimiento de Juventudes Larouchistas han tomado a la ciudad de Washington por asalto, y han llevado a cabo un proceso acelerado de educación explosiva para los que sientan las pautas en EU, sobre lo que hay que hacer, y cómo ellos, los de la generación que está por asumir las riendas, piensan que debe hacerse. Hay más al respecto que saldrá a relucir en el transcurso del coloquio de hoy.

Creo que es aun más impresionante, y sé que lo es para todos los reunidos aquí, y que es el motivo de que por todo el mundo estén sintonizando esta transmisión, el que hoy 12 de octubre, al igual que lo hizo en 1988, el señor LaRouche pronunciará lo que resultará ser un mensaje histórico. Por tanto, ayúdenme a darle la bienvenida.

Lyndon H. LaRouche

Primero vamos a empezar con una presentación del video del discurso que pronuncié en Berlín hace 17 años. Después de eso, haré algunos comentarios al respecto, y comprenderán por qué es importante que escuchen la totalidad de ese video para que entiendan lo que estoy por decir aquí hoy.

Lyndon LaRouche habla el 12 de octubre de 2005. “Tenemos que aprender a cambiar nuestra manera de pensar. Y lo que he hecho en economía es exactamente eso: definir una forma de abordar la economía en la que yo juzgo el dinero desde la óptica de los valores físicos”. (Foto: Stuart Lewis/EIRNS)

Procedamos:

[Presentación de un video sobre el informe que dio LaRouche en el hotel Kempinski Bristol, que inicia con una toma del muro de Berlín durante la guerra fría y concluye con la caída del mismo en octubre de 1989. A continuación reproducimos lo que dijo LaRouche en 1988].

Lo que dijo LaRouche en Berlín el 12 de octubre de 1988

“Bajo las condiciones apropiadas, muchos estarán de acuerdo en que ha llegado el momento de dar los primeros pasos hacia la reunificación de Alemania, con la obvia posibilidad de que Berlín pudiera retomar su función como la capital de la nación.

“Para Estados Unidos, igual que para los alemanes y para Europa en general, la interrogante es: ¿ocurrirá esto al asimilar a la República Federal de Alemania y Berlín occidental en la esfera de influencia económica del bloque oriental, o puede lograrse de una manera diferente? En otras palabras: ¿Alemania unida habrá de formar parte de una Europa que va desde el Atlántico hasta los Urales, como lo propuso el presidente De Gaulle o, si más bien será, como desea el señor Gorbachov, de una Europa que va desde los Urales al Atlántico?

“Yo veo una posibilidad de que el proceso de reunificación pueda ocurrir como propusiera De Gaulle. Me baso en la realidad de la crisis mundial alimenticia terrible que ha hecho erupción en los últimos meses, misma que dominará la política mundial al menos durante los próximos dos años.

“La economía del bloque soviético sola es un fracaso terrible y que empeora. En la cultura europea occidental hemos demostrado que los logros de las naciones de las grandes industrias dependen del agricultor independiente progresista en lo técnico y de lo que aquí en Alemania llaman el Mittelstand [el pequeño y mediano empresario alemán]. La cultura soviética en su forma presente es incapaz de aplicar con éxito los métodos productivos de Occidente. A pesar de todos los intentos de reforma estructural, y a pesar de todo el crédito que proviene de Occidente, la economía del bloque soviético ha llegado a un estado crítico tal, que, en su forma actual, continuará cuesta abajo de aquí en adelante, aun si la crisis mundial de alimentos no hubiera estallado.

“No preveo la posibilidad de una paz genuina entre Estados Unidos y la Unión Soviética antes de unos treinta o cuarenta años. Lo que podemos hacer mientras en nombre de la paz, es evitar una nueva guerra general entre las potencias. Evitar esta guerra debe basarse en parte en nuestra fortaleza armada y nuestra voluntad política. Pero también tiene que basarse en refortalecer nuestras economías.

“A la vez que desalentamos a Moscú de aventuras militares peligrosas y cosas por el estilo, tenemos que aprender las lecciones que nos enseñara hace unos 400 años el gran científico militar Nicolás Maquiavelo: siempre hay que proporcionarle al adversario una vía segura de escape. Tenemos que reconstruir nuestras economías a un nivel que nos permita darle a las naciones del bloque soviético una forma de escapar de los efectos terribles de su sufrimiento económico.

“Les doy un ejemplo concreto:

“Recientemente, en respuesta a la crisis alimenticia, yo patrociné la formación de una asociación internacional llamada Alimentos para la Paz. Esta asociación acaba de realizar su conferencia inaugural en Chicago el 3 y 4 de septiembre, y desde entonces ha estado creciendo rápido en Estados Unidos y en otras naciones representadas por delegados en esa conferencia.

“Una de las cosas que he recalcado en apoyo a este esfuerzo de Alimentos para la Paz, es que el bloque soviético requerirá la importación de unas 80 millones de toneladas de granos el año próximo, como mínimo, para suplir las necesidades apremiantes de su población. China experimenta una crisis alimenticia terrible también. Ahora mismo las reservas alimenticias están agotadas. Ya no existen reservas en Estados Unidos, y las acciones que ha tomado la Comisión Europea en Bruselas han reducido las reservas europeas a un nivel muy bajo. El año que viene Estados Unidos y Europa Occidental no tendrán las grandes y crecientes importaciones de los últimos años por el desplome de la producción de alimentos en los países en vías de desarrollo en gran parte del mundo.

“En 1988 el mundo habrá producido entre 1,6 y 1,7 mil millones de toneladas de granos, lo que ya es una escasez desastrosa. Para garantizar condiciones de estabilidad política y estratégica en 1989 y 1990, requeriremos de 2.400 a 2.500 millones de toneladas de granos, aproximadamente, por año. A ese nivel podremos proporcionarle el suministro necesario a los soviéticos, pero de otra forma no.

Lyndon y Helga LaRouche del lado occidental del muro de Berlín, con la puerta de Brandeburgo en el fondo, el 11 de octubre de 1988 en la ciudad pida, en la víspera de la conferencia de prensa histórica en la que pronosticó la pronta reunificación de Alemania, algo que nadie más creía entonces posible (Foto: Dean Andromidas/EIRNS).

“Si las naciones de Occidente adoptan una política agropecuaria de emergencia, esas naciones, trabajando juntas, podrían asegurar que alcancemos el nivel de producción alimenticia que corresponda más o menos a 2,4 mil millones de toneladas de granos. Sería un gran esfuerzo, y significaría dar al traste con las presentes políticas agropecuarias de muchos gobiernos e instituciones supranacionales, pero puede hacerse. Si en serio queremos evitar el peligro de guerra en los próximos dos años, haremos exactamente eso.

“Al adoptar políticas de este tipo en lo tocante al suministro de alimentos y otros asuntos económicos decisivos, Occidente fomentaría condiciones en las que pudiere avanzar un proceso de reunificación deseable sobre la base de lo que quiere la mayoría de los alemanes a ambos lados del Muro. Propongo que el próximo Gobierno de Estados Unidos adopte eso como parte de su política hacia Europa Central.

“Le propondré la siguiente perspectiva concreta a nuestro próximo gobierno. Le decimos a Moscú: Les ayudaremos. Obraremos a efecto de sentar acuerdos de Alimentos para la Paz en la comunidad internacional, con el objetivo —entre otros— de que, ni la población de la Unión Soviética, ni la de las naciones subdesarrolladas, pasen hambre. A cambio de nuestra buena fe al hacer eso para ustedes, permítanos llevar a cabo algo que sea un ejemplo de lo que puede hacerse para ayudar a resolver la crisis económica del bloque soviético en general.

“Digamos que Estados Unidos y Europa Occidental cooperarán para lograr la reconstrucción exitosa de la economía de Polonia. No habrá injerencia en el sistema político de gobierno de Polonia; sólo una especie de plan Marshall de apoyo para reconstruir la industria y la agricultura polaca. Si Alemania acepta esto, dejemos que comience un proceso encaminado a la reunificación de las economías de Alemania, y que éste sea el púnctum saliens de la cooperación occidental en la reconstrucción de la economía de Polonia.

“Nosotros, en EU y Alemania, deberíamos decirle al bloque soviético: Déjennos demostrarles lo que podemos hacer para los pueblos de Europa Oriental con esta prueba en Polonia, que, en realidad, no les cuesta nada. Entonces, juzguen ustedes en base a los resultados si ésta es una lección que quieren aplicar en otros casos. . .

“Todos los que formamos parte de ese estrato misterioso de políticos mundiales sabemos que el mundo ha entrado a una era que representa el fin del período de la posguerra. Ya llega rápido a su fin eso que hemos conocido como el período de la posguerra. La única interrogante es si la nueva era será peor o mejor que la que dejamos.

“Los próximos dos años en especial, serán el período más peligroso en la historia moderna de Europa y a nivel mundial. Ya en África, naciones enteras, tales como Uganda, están en proceso de desaparecer biológicamente del mapa. Una locura colectiva como la que Europa Central no ha visto desde la Era de Tinieblas del siglo 14, ya ha destruido a Camboya y amenaza al Oriente Medio en su totalidad, y está en marcha, en una u otra medida, por todo el mundo. Como resultado de estas condiciones de crisis, el mundo nunca ha estado tan cerca de una nueva guerra mundial, que bajo las condiciones que nos amenazan en los próximos cuatros años. Lo que hagan los gobiernos en los próximos dos años decidirá el futuro de la humanidad durante un siglo o más por venir.

La puerta de Brandeburgo en 1990, luego de la caída del Muro. (Foto: Chris Lewis/EIRNS).

“Ha habido períodos similares. si no es que idénticos, de crisis en la historia antes de hoy, pero nunca —hasta donde sepamos—una crisis a escala mundial como la que ocurre hoy toda de golpe. . .

No hay donde esconderse

“No hay lugar en el que una mujer o un hombre puedan encontrar un escondite seguro en un mundo en crisis y sin alimentos como el actual. Uno no puede escabullirse de la política con la idea de cuidar de su familia y su carrera hasta que pase esta tormenta. No hay dónde pueda esconderse un hombre o una mujer. No hay lugar para el pragmatismo político en la conducción de los gobiernos actuales. Si hemos de sobrevivir como civilización, debemos tomar decisiones audazmente imaginativas, a condición de que sean buenas opciones, a la vez que audaces.

“Ha llegado el momento de tomar una decisión audaz en la política estadounidense hacia Europa Central. . .

“Si no hay un representante soviético en el auditorio en este momento, podemos estar seguros que la totalidad de mi declaración será examinada en Moscú, al más alto nivel, de aquí a pocas horas. La dirigencia soviética ha dicho muchas veces en sus periódicos y otras partes, que me considera como su principal adversario de entre las figuras políticas públicas hoy día. Sin embargo, Moscú también me considera con cierta fascinación curiosa, y desde que el presidente Reagan anunció por primera vez la Iniciativa de Defensa Estratégica, Moscú considera todo lo que yo digo en materia política como muy influyente y muy creíble.

“Moscú leerá el informe que hoy presento aquí y esperará, como acostumbra hacer la dirigencia soviética, a ver qué círculos de las élites y el Gobierno de EU se hacen eco de esta propuesta que he identificado. Una vez que vea una señal de esos sectores, Moscú tratará mi propuesta muy en serio y empezará a explorar las opiniones europeas y estadounidenses al respecto.

“En lo que a mí toca, son los alemanes quienes tienen que tomar la decisión respecto al futuro de su país. Mi función es ampliar la gama de opciones disponibles para los alemanes. Por tanto, he venido a Berlín, donde la presentación de este informe tendrá el impacto máximo en Moscú, así como en otras partes.

“Concluyo mi intervención con la siguiente observación:

“Moscú me odia pero, en su modo peculiar, confía en mí palabra. Moscú entiende, correctamente, que mis intenciones hacia ellos son tal y como las he presentado y, por tanto, yo esperaría que lo que estoy echando a andar hoy será un aporte positivo que ayude a establecer el derecho soberano de Alemania a escoger su propio destino.

“Por razones que pueden reconocer por lo que está a la vista, yo conozco a mis amigos y conocidos alemanes bastante bien, y comparto las pasiones de aquéllos que piensan en Alemania con el recuerdo querido de Leibniz, Schiller, Beethoven, Humboldt y ese gran estadista de la libertad, Freiherr vom Stein. Yo no puedo predecir las decisiones de Alemania con exactitud, pero creo que, si lo que he emprendido hoy aquí resulta exitoso, tendrá como resultado incluido que el edificio del Reichstag será la sede del futuro parlamento alemán, y el hermoso Charlottenburger Schloss será la sede futura del Gobierno alemán.

“Si se dan las condiciones para que ocurra eso, el sueño del presidente De Gaulle de una Europa del Atlántico a los Urales será el resultado pacífico de treinta años de estadismo paciente, y que la paz duradera le llegará a Europa y al mundo durante la vida de aquéllos que hoy egresan de las universidades.

“Por tanto, digo: Heute, ich bin auch ein Berliner”.

[Fin del video].

Detuvimos una guerra mundial

Hay dos cosas que debo añadir a lo dicho hasta ahora: primero, el desplome de la Unión Soviética fue algo de lo que yo había advertido en febrero de 1983. En ese entonces yo llevaba a cabo negociaciones extraoficiales con el Gobierno soviético a nombre del Gobierno del presidente Reagan, por medio de representantes de nuestro Consejo de Seguridad Nacional. En ese momento sostuvimos una conversación sobre la IDE, y el representante soviético me informó que la Unión Soviética rechazaría la propuesta. Estaban de acuerdo que era factible, que funcionaría, pero dijeron: “La rechazamos porque Estados Unidos se beneficiaría más en lo económico de ella que nosotros, porque EU tiene un potencial tecnológico más avanzado. La Unión Soviética tiene su propio plan para bregar con Estados Unidos”. A lo que yo respondí: “Si su gobierno sigue la política que usted me acaba de decir, tal y como yo comprendo su política y sus capacidades, la Unión Soviética se desintegrará dentro de unos cinco años”. Más tarde esa primavera reiteré esa declaración en público, en el período de mayo a junio de ese año.

El pueblo, jubiloso, celebra la reunificación de Alemania el 3 de octubre de 1990 frente al Reichstag, que hoy nuevamente es la sede del Bundestag (Parlamento), tal y como lo pronosticó LaRouche. (Foto: Bundesbildstelle Bonn).

Cuando cayó el muro de Berlín, las autoridades de Alemania y otras partes de Europa tuvieron la oportunidad de destapar, por así decirlo, lo que había sido el potencial y el plan militar del sistema soviético. Examinaron las pruebas de que el Gobierno de Alemania Oriental, en representación de la Unión Soviética, estaba al borde y era capaz de abrumar a Alemania Occidental, y ya había designado a personas en Alemania Oriental que ocuparían los cargos fundamentales en la industria privada y el Gobierno de Alemania Occidental.

Así que cuando cayó el Muro, el Gobierno de Alemania Oriental y el Gobierno soviético estaban preparados para un ataque militar preventivo contra Europa, confiados en que EU se echaría para atrás y no respondería en ese entonces.

Así es que, en cierto sentido, sí paramos una guerra mundial. Estábamos al borde de una guerra mundial en ese momento. La caída del muro de Berlín fue el fin de esa amenaza; hemos entrado en un nuevo período.

El asunto de la prognosis

Ahora bien, la mayoría de las personas que pronostican nunca ha podido en tiempos modernos, en los últimos 40 años, igualarme en cuanto a hacer pronósticos exitosos. Los míos han sido tan certeros o más que el implícito en ese discurso que pronuncié en el hotel Kempinski Bristol hace 17 años. Pero ningún otro pronosticador económico de los últimos 30 o 40 años ha igualado mi historial público como pronosticador a largo plazo. Lo mismo aplica hoy. Lo que les digo hoy tiene la misma autoridad, y quizás una autoridad hasta más madura y experimentada, que la que yo representé en ese discurso hace 17 años en el hotel Kempinski.

Mi función hoy no es darles un pronóstico exacto como tal, sino un pronóstico en el sentido de esbozar las condiciones y realidades que tenemos que tomar en cuenta, si es que hemos de escapar de esta crisis inminente, la peor crisis financiera en la historia moderna de Europa. Ésta no es una depresión. Tuvimos una depresión bursátil como la de 1929 en octubre de 1987, tal y como pronostiqué que ocurriría. Lo que ha ocurrido es que hemos pasado a una economía de nuevo cuño, basada en derivados financieros, que es dinero chueco. Esa economía hiperinflacionaria de dinero chueco ha llegado ahora a una condición límite donde tiene que desplomarse. No es una cuestión mecánica de cuándo caerá: estamos en una condición límite; no sabemos el día en que caerá, pero sabemos que esta economía, de continuar, se estrellará, y pronto. No será una depresión económica, si se da, sino que será una desintegración de la totalidad de la economía mundial. No una depresión de la economía, sino el fin de una economía; una economía que deja de existir.

Y eso se los mostraré hoy con algunos de los elementos que tienen que tomar en cuenta para entender eso hoy día.

El desplome después de 1989

Lo primero que hay que reconocer es que, con la caída del Muro, y con el desplome de todo el sistema soviético en los dos años siguientes, hubo como resultado un desplome de la economía mundial en la antigua Unión Soviética, en Europa y en todas las Américas. La economía hoy, en términos físicos, ha caído muy por debajo de lo que pudiéramos llamar la prosperidad que había en 1989.

Cada paso que hemos dado en cuanto a medidas de envergadura en política económica en Europa Occidental, en las Américas y en EU, en particular, ha sido un craso error con consecuencias catastróficas. La condición de vida del 80% de la población con los ingresos menores es mucho peor ahora, casi al borde de la desesperación, de lo que era entonces. Hemos perdido industrias, infraestructura, atención médica, todo lo que antes valorábamos porque fortalecía nuestra economía y la hacía beneficiosa. Lo mismo ha pasado en Europa: toda Europa opera hoy por debajo de su nivel de equilibrio físico. De mantener ese curso, ¡todas las economías europeas quedarán condenadas a la destrucción! Además, a no ser que el sistema monetario cambié de la forma en que les indicaré, entonces no sólo caerá el sistema monetario–financiero internacional, sino que sufrirá una desintegración hiperinflacionaria, la cual ya está en camino.

Así que, tenemos que realizar ciertos cambios políticos ahora, no sólo para corregir los problemas que ya teníamos en 1988–1989, sino que ya estamos en una situación que no hemos de sobrevivir, a menos que abandonemos la forma de pensar que nos ha gobernado en los últimos años desde 1989. ¡No existiremos en tanto nación!, a menos que cambiemos de manera radical nuestra forma de ser y abandonemos todo lo que se haya considerado una innovación, un cambio de política desde entonces a la fecha.

La pregunta es si nosotros, en tanto pueblo, todavía tenemos la capacidad moral para sobrevivir. ¿Somos capaces de corregir nuestros errores? ¿O estamos tan decididos a que no vamos a tratar de regresar la pasta dental al tubo, que simplemente vamos a dejar que todo el sistema se desintegre y que la población mundial caiga de su nivel actual de más de 6 mil millones de personas a mucho menos que mil millones, en cosa de una generación más o menos? Ésa es la opción que tenemos.

A la primera uno diría —conociendo cómo son los políticos y cómo se comportan, como yo lo sé, cómo son las gobiernos, cómo ocurren las elecciones, cómo habla la gente— que ésta es una civilización que ha perdido la capacidad moral para sobrevivir.

Pero, siendo una persona de gran optimismo, y por buenas razones, creo que es posible la salida del señor Cheney y que haya otras mejoras de esa índole, que no sólo mejorarían el personal de nuestro gobierno, sino que también liberarían al gobierno de cierta locura, que fue la que le permitió a Cheney llegar a su cargo, para empezar.

Así que veamos primero algunos de los hechos respecto a qué pasa en EU, especialmente en comparación con el año 1989. Empecemos con un repaso del porcentaje y el número de trabajadores manufactureros (mapa 1).

El tono más oscuro indica el porcentaje más alto. Los datos vienen de la Serie de Clasificación Industrial Normalizada de la Oficina de Estadísticas Laborares. La disminución de la manufactura entre 1975 y 2000 es evidente en todas las concentraciones geográficas, desde los textiles en el sur, hasta el aluminio en el noroeste y el acero, los automóviles y las máquinas–herramienta en el nordeste y la parte superior del oeste medio. Ver www.larouchepub.com/animations.

Esto se basa en mediciones condado por condado, según estadísticas oficiales y de fuentes relacionadas, de este período, y que se remontan a bastante antes de 1989. Así que tenemos un cuadro bueno de cómo se destruía a EU, medido por la capacidad de producir los bienes que necesitamos. Esto habla por sí mismo; ahí pueden ver las fechas. Lo que está en rojo [la parte más oscura] es lo óptimo, por supuesto, mientras que lo celeste y azul [la parte menos sombreada y lo que aparece en blanco] es lo peor. Pueden ver lo que ocurre: una transformación que acelera. Esto resume ese intervalo en particular: hemos perdido nuestra capacidad industrial.

Ahora, veamos otro aspecto: el sistema ferroviario (mapa 2). Vemos un cuadro de desintegración de una economía nacional. No digan que los “ferrocarriles han sido remplazados”. El que ha sufrido el congestionamiento de una autopista, como las de los alrededores de Washington, D.C. que se vuelven lugares de estacionamiento en las horas pico, sabe a lo que me refiero. De nuevo, aquí ven lo mismo, observen las fechas.

MAPA 2a Y 2b
La red ferroviaria de pasajeros se achica drásticamente en 40 años, de 1967 al 2004

Fuente: Asociación Nacional de Pasajeros de Ferrocarril.
A nivel nacional, el número de millas de ferrovías de pasajeros cayó de 65.842 en 1967, a 22.453 para 2004, una pérdida del 66%. La secuencia de mapas que muestra este descenso puede obtenerse de la Asociación Nacional de Pasajeros de Ferrocarril (National Association of Railroad Passengers), en www.narprail.org. Puede verse una secuencia animada en www.larouchepub.com/animations.


Lo que ven es una nación que abandona su propio territorio. Con el derrumbe actual del sistema de aerolíneas a consecuencia de la desregulación emprendida por la Comisión Trilateral y Brzezinski bajo el Gobierno de Carter, ¡ya no tenemos cómo llevar gente de costa a costa! Desde que John Quincy Adams era secretario de Estado hemos peleado por establecer una nación con fronteras definidas al norte y al sur, como una nación continental del Atlántico al Pacífico. Y levantamos esa nación con la distribución de inmigrantes y cambios en la población de costa a costa, abriendo territorio nuevo al desarrollo. Para ello, fue clave la construcción de ferrocarriles y el mejoramiento de los sistemas fluviales y otros relacionados de navegación interna.

¡Eso lo hemos destruido! Y el hecho es que hemos perdido los ferrocarriles; ¡ya no existe un EU continental por tren! ¡Ya no existe un EU continental por aire, con la pérdida de las aerolíneas! Ya no puede comprarse un boleto seguro del este al oeste o al interior del país a la conveniencia de uno. Ésa es la situación: estamos por perder esa capacidad. ¿Vas por carro? También estamos perdiendo la industria automotriz ahorita mismo. Somos una nación que se desintegra.

Veamos lo de la energía eléctrica, por ejemplo (mapa 3). La vida útil de una planta eléctrica es como de 30 años, el promedio de vida de una planta antes que haya que reconstruirla, renovarla.

MAPA 3
De 539 plantas eléctricas a carbón con una capacidad de 200 MW o más, 296 tienen 30 años o más (tono oscuro)

Fuente: Administración de Información Energética. Mapa producido por MapInfo.


MAPA 4
De 104 nucleoeléctricas, 31 tienen 30 años o más (tono oscuro)

Fuente: Administración de Información Energética. Mapa producido por MapInfo.


Lo mismo las plantas nucleares (mapa 4), tienen un ciclo de capital de más o menos una generación, 30 años, poco más que una generación. Las estamos perdiendo. Estamos perdiendo secciones enteras del país ahora mismo.

Cómo construimos una nación

Veámoslo en términos históricos, de cómo el país llegó a ser una potencia continental. Empezamos desde el océano, de donde siempre vienen las civilizaciones; no vienen de tierra adentro, empiezan en asentamientos en la costa. En los registros arqueológicos uno encuentra la estructura de las ciudades. Las civilizaciones estaban basadas en asentamientos en la costa, fortificados hacia el interior, para proteger la civilización del interior incivilizado, del interior inferior en lo cultural. Luego, conforme progresó la civilización, subió río arriba, por los principales ríos hacia las extensiones territoriales, y encontró formas de asentarse en el interior de la zona continental.

Así, en ese proceso transformamos el carácter de la civilización que, al principio, era una civilización marítima, ya que la posibilidad de desarrollar una vida humana avanzada dependía de los océanos, de la navegación en los océanos. La ciencia más antigua no vino de la tierra, vino de los mares. Vino de la astronavegación, del uso de la observación de las estrellas para ubicar una posición y poder navegar de un lugar a otro.

Esto es cierto en particular de los últimos 200.000 años del período glaciar, antes del 19.000 o el 17.000 a.C. más o menos. En ese período la civilización estaba ubicada más que todo en los océanos. Incluso en la India, que no estaba cubierta de hielo, ya que, por supuesto, las costas eran más grandes que hoy; los océanos habían bajado entre unos 300 y 400 pies (100 metros) por debajo del nivel actual. Así, la gente vivía principalmente en ciudades o en asentamientos ribereños a lo largo del litoral, y eran culturas marítimas sobre el mar abierto. Las poblaciones que, por supuesto, no eran tan grandes como las actuales, pero las poblaciones más avanzadas sobrevivían por la astronavegación, la astronavegación transoceánica: mediante el estudio de las estrellas para la navegación. De la misma manera, los egipcios les enseñaron a algunos de los habitantes de las islas de Polinesia cómo navegar, y cuando aprendieron a hacerlo, habitaron Nueva Zelandia y devinieron en maoris, resultado de lo que los egipcios les enseñaron como en el 200 a.C.; cosas por el estilo. Así, son las civilizaciones oceánicas.

En el caso de Europa y EU, el desarrollo de las rutas navegables tierra adentro, que empezó en Europa en gran medida con Carlomagno, donde el plan para el desarrollo era usar los ríos para conectar a toda Europa y habilitar su interior para un grado de desarrollo económico más alto.

Lo mismo ocurrió en Estados Unidos. Tratamos de encontrar modos de transporte para desarrollar la economía y el territorio que ocupamos. Esto llevó, por supuesto, a la lucha de siempre de cruzar las montañas Alleghenies, para levantar una civilización continental a la cual pudieran llegar inmigrantes europeos. Nosotros levantamos una economía. Teníamos los puntos de acceso de los Grandes Lagos, el litoral y los grandes ríos. El sistema más importante era el del río Misisipí, que abarcaba todo el territorio desde las montañas Rocosas hasta las Alleghenies, desde el oeste de Pensilvania en adelante.

Vieron el desarrollo de la industria pesada en Michigan, Ohio, en el occidente del estado de Nueva York en torno a Búfalo; en Illinois, en Indiana. ¿Cómo se desarrollaron estos lugares? Se desarrollaron en base al mejoramiento de los sistemas fluviales; sobre la base de la aparición de la idea de un sistema ferroviario transcontinental, que en realidad se construyó en el período anterior, pero también durante y después de la presidencia de Lincoln. Así que, esta extensión vasta de Estados Unidos vino a ser accesible en lo económico y lo físico. Uno siempre podía ir a pie ahí, si tuviera el aguante, pero llegar hasta allá de manera eficiente en términos económicos no podía hacerse hasta lograr estos avances.

Luego invitamos a poblaciones de Europa, de agricultores diestros y de gente sin calificación, a que vinieran a EU como mano de obra. Les dimos tierras: “Ten, aquí está la tierra! ¡Trabájala! Construye una granja, construye una comunidad, una industria”. Creamos el sistema de transporte que hizo de esta nación una economía; tomamos a europeos que tenían cierta calificación y los trajimos a Estados Unidos, donde tuvieron una libertad mayor y sus capacidades permitieron que prosperaran ellos y nuestra economía, de una manera que no podían hacer en Europa bajo las condiciones más represivas de una tradición medieval de la que no se había liberado.

Puede ver ANIMACIONES sobre estos y
otros temas en nuestra página electrónica:
www.larouchepub.com/animations

¡Construimos una nación! Construimos una nación continental cuya existencia, en especial tras la victoria de Lincoln sobre la Confederación, que era un instrumento de los británicos, un instrumento traicionero de una potencia extranjera que trató de destruirnos con la esclavitud. Una vez que nos liberamos del yugo de la esclavitud y establecimos el proteccionismo, importamos a las poblaciones de Europa. Vinieron a Estados Unidos, donde fueron más productivas de lo que jamás pudieron haber sido en Europa.

Y posteriormente, después de 1876, los europeos, empezando con Alemania —de 1877 a 1887— revolucionaron la economía de Alemania. ¿Cómo? Imitando a Estados Unidos. El sistema de bienestar general, el sistema de bienestar social de Alemania fue instaurado por Bismarck, quien aprendió la lección del principio del bienestar general, como la base para construir una economía agroindustrial moderna. Rusia construyó el ferrocarril Transiberiano y empezó el desarrollo de la industria sobre la misma base. Japón fue transformada de una sociedad feudal a una industrial moderna ¡por Estados Unidos! ¡Francia se desarrolló inspirada por Estados Unidos! ¡Italia se desarrolló inspirada por Estados Unidos! Sudamérica y Centroamérica empezaron a crecer inspiradas por Estados Unidos y lo que representaba.

Hemos destruido nuestra economía

Desde mediados de los 1960 y principios de los 1970 en especial, hemos destruido esta nación. No fue un extranjero, un alienígena que vino del espacio, aunque sí deseamos enviarlo allá.

Este país se ha destruido por sí solo, y lo peor no fue lo que se nos hizo, como si lo hubiera hecho una potencia invasora. Lo peor es que nosotros mismos nos lo hicimos como un asunto de opinión popular. Nosotros somos los que hemos destruido el sistema monetario más exitoso que haya existido hasta ahora, el sistema de Bretton Woods. ¡Nosotros lo destruimos! Nosotros lo destruimos influidos por gente como Nixon, Kissinger, Shultz y compañía.

Destruimos la economía estadounidense. Destruimos la regulación de la que dependía nuestra prosperidad. Adoptamos el libre comercio, que nos destruyó. Adoptamos la mano de obra barata, que nos destruyó. Adoptamos la deslocalización, que nos destruyó. Adoptamos la globalización, que nos destruyó. Dijimos que “la tecnología es mala”, ¡lo que es mentira! Y eso también ayudó a destruirnos. Nosotros, al aceptar esas ideas, que han sido las ideas dominantes de nuestro gobierno y los principales sectores del electorado durante este período, ¡nos hemos destruido solos!

Por tanto, la cuestión de la sobrevivencia de esta nación, con la amenaza que ahora encaramos, depende de nuestra voluntad de cambiarnos a nosotros mismo. No adaptarnos a la opinión pública, ¡sino cambiarla! Porque la opinión pública es lo que nos ha destruido. La opinión pública ha venido a ser el instrumento por el cual nos hemos destruido solos. Es un caso de suicidio moral nacional. Y si deseamos salvar a esta nación, tenemos que regresar a los valores que teníamos —sacando a Truman y cosas por el estilo—, regresar a los valores que teníamos, que sostuvieron a esta nación y su crecimiento, una tradición que ubicamos en esencia hoy día, como el legado del presidente Franklin Roosevelt, a quien la mayor parte de nosotros de mi generación en particular, y aquéllos de la generación anterior, recordamos como el hombre que salvó a un Estados Unidos arruinado por Teddy Roosevelt, por Woodrow Wilson, por Calvin Coolidge, por Herbert Hoover.

Recuerden: no fue el crac de 1929 lo que causó la Depresión, fue Herbert Hoover, quien usó el pretexto de la Depresión para reducir a la mitad el nivel del ingreso y el empleo en EU en cosa de tres años. Y ése fue el problema de la Depresión: Hoover, ¡y apestaba!

Así que, hemos destruido el poder. La gente dice “informática”. ¡Basura!

Pero esto tiene un rasgo que es peor, y es que hemos destruido nuestra capacidad de pensar. Por ejemplo, tuvimos efectos como éste: en los 1950, en particular, bajo la influencia del llamado Congreso a Favor de la Libertad Cultural, que era un puñado de marxistas, existencialistas y otros —incluyendo algunos judíos que salieron de Alemania, que habían sido partidarios de los nazis, pero su partida de nacimiento no les auguraba un buen futuro—, que llegaron y ejercieron su nazismo aquí. Llegó a conocerse como existencialismo, y vino a ser un elemento clave del Congreso a Favor de la Libertad Cultural. Debieran revisar la estirpe de aquéllos que en verdad manejaron el Congreso a Favor de la Libertad Cultural y lo que hicieron. Se propusieron destruir la cultura, la cultura clásica; destruir la educación clásica; destruir la capacidad de la cual habían dependido Estados Unidos y Europa para su progreso. ¿De dónde vinieron la tecnología, la ciencia y la medicina? De la tradición de la cultura clásica europea. Nos embarcamos en su destrucción.

Vean nuestra industria del entretenimiento, véanla desde Hollywood. Ya entonces era de verdad mala, y vean cómo empeoró. Vean como entreteníamos a los niños con monstruos que venían del espacio a comérselos o algo así en los 1950. Fue de esto que los sesentiocheros recibieron su educación: monstruos del espacio que venían a comernos. Se preguntaban quiénes eran esos monstruos, y cuando iban a la escuela se enteraban: la enseñanza.

Hemos destruido nuestro sentido humano

Hemos destruido nuestra cultura, hemos destruido nuestro sentido de humanidad.

Tenemos otro problema, y es que al enfrentar una crisis económica muy pocos en Estados Unidos saben lo que es una economía, en especial los economistas. Los pocos economistas que parecen entender algo sobre la economía en general pasan de 65 años. Es decir, gente que nació antes de 1945, ya que la gente que nació en 1945 o después, ¿cuándo llegó a adulta? A mediados de los 1960, durante el período de la generación de 1968. ¿Qué aprendieron? Ya no contaban con asociación intelectual alguna con el progreso científico y tecnológico al salir de las universidades. En Europa y Estados Unidos ya no tenían ninguna asociación seria con la cultura clásica, que es la base para desarrollar una población letrada. Nosotros educamos a nuestra población con basura. Preguntábamos: “¿Te duele la cabeza? Toma LSD”. “¿Ya no te atrae tu pareja sexual? Fuma marihuana y hazlo con vino rojo barato. Ayuda”.

¡Destruimos nuestra cultura! ¡Ustedes lo saben! Aquéllos de ustedes que están entre los 18 y 25 años lo entienden mejor que nadie, porque la gente dice: “Estudia”. Tienen a padres necios diciéndole a los jóvenes: “Estudia”. Y ellos responden: “¡Hey mamá! ¡Mamá! ¿Sabes cuánto cuesta la matrícula? ¿Sabes cuánto cuesta ir a la universidad? ¿Y sabes la clase de basura que enseñan allí? No vale nada, ¿y tú quieres pagar más por ello. ¡Hipotecas tu vida! No podrías pagar la deuda que contraigas para ir a la universidad en toda tu vida”. Tomen la deuda que adquieres para ir a la escuela y otras cuotas en las universidades; te endeudas para vivir en la universidad, y a menos que tu padre pueda robar tanto como lo hace el vicepresidente Cheney, ¡la verdad no puedes aguantar ese golpe!

Luego vean la calidad de la educación que reciben en las universidades. Hay algunas reliquias del pasado allí, pero, en general, uno está más mal educado que en los 1950, cuando uno podía obtener una educación universitaria como, digamos, por unos 400 dólares al año, mientras que ahora uno paga miles por nada. Uno recibe entretenimiento.

Los jóvenes que tenemos en el Movimiento de Juventudes, y en especial en regiones como California, están recibiendo una mejor educación que la que recibirían de una universidad! Y cuando, como en Boston, ellos le enseñan a algunos profesores de Harvard el abecé de la ciencia, se dan cuenta que ése es el hecho porque no saben.

El problema es éste: la economía; la gente simplemente no la entiende. El motivo de que no la entiendan es por el llamado “liberalismo”. El liberalismo no es “ser agradable”. El liberalismo significa ser sucio. Es como dedicarse a la usura, y ¡eso no es agradable!

Lo que nos ha pasado es que el viejo sistema de Venecia en el mundo, que heredamos de alguna forma en la era moderna, era un sistema de usura. Por ejemplo, en el período del medioevo, a partir de más o menos 1000 d.C. hasta el siglo 15, Europa estuvo dominada por una alianza entre el poder marítimo veneciano (más que nada una oligarquía financiera metida en el comercio marítimo), que se asoció con una bola de carniceros conocida como la caballería normanda. A través de las cruzadas, como la cruzada albigense o la cruzada normanda, la invasión normanda de Inglaterra, que acabó con los cristianos llamados sajones (y desde entonces casi no se ha visto un cristiano por ahí). La intención de estas cruzadas era evitar que surgieran formas de gobierno representativo, como el gobierno del Estado nacional. Y la pendencia que hubo en este período, desde alrededor del 1000 d.C. hasta el siglo 15, fue una lucha para suprimir el surgimiento de los Estados nacionales —como el sistema de Estados nacionales que trató de establecer Carlomagno—, a favor de un sistema de usura, en el cual la oligarquía veneciana financiera, por medio de la usura, saqueó a Europa y utilizó su alianza con la caballería normanda, como en las cruzadas, para matar a cualquiera que objetara el acuerdo. De resultas, por supuesto, la civilización europea cayó en el siglo 14 en lo que conocemos como la Era de Tinieblas, sólo porque Europa fue saqueada y reducida virtualmente a nada como resultado de esto.

El Estado nacional contra Venecia

Ahora bien, el Renacimiento del siglo 15, que giró en torno al gran concilio ecuménico de Florencia, estableció un nuevo orden como el procurado desde la antigua Grecia, la Grecia de Solón y de Platón: la idea de un Estado nacional en la que el Estado no tenía autoridad como tal sobre el pueblo, como opresor, sino más bien tenía la responsabilidad y la autoridad de promover el bienestar general de todo el pueblo y su posteridad. Ésta fue la idea que distinguió el mejor aspecto de la civilización europea, que estuvo asociado con el movimiento clásico de la antigua Grecia y ligado a nombres tales como Solón y Platón. Los pilares que han sostenido a la civilización europea desde entonces hasta la fecha son la carta de Solón, y los diálogos y cartas de Platón; y la lucha fue por lograr eso.

Pero Europa siempre mantuvo esa idea. Esa idea es la base del cristianismo del apóstol Pablo y demás, pero como una idea del Estado.

La idea de Estado era la de un Estado imperial, en el que algún tirano tendría el poder de legislar, y declarar qué era ley y cuál era el principio de ley, y todos los demás tendrían que someterse a la ley promulgada por este tirano, conocido por nombres tales como “emperador”, en honor a los césares. Éste era el sistema; era un sistema de usura, de usura financiera, del uso del dinero, controlado por una minoría, como un arma para saquear a la población; un sistema respaldado por una mafia conocida como los cruzados: la caballería normanda.

El Renacimiento del siglo 15 cambió eso, porque estableció como principio que el Estado nacional debe existir, porque al hombre debe gobernarlo un gobierno que de por sí tenga la responsabilidad moral de ser el instrumento para promover el bienestar general de todo el pueblo y su posteridad, su desarrollo cultural, su bienestar, el mejoramiento de la tierra.

El primer Estado nacional creado como tal fue la Francia de Luis XI. Luego tuvimos a un tipo, Richmond, quien formó parte de la corte de Luis XI, que regresó a Inglaterra y derrocó a Ricardo III, y estableció una forma de republica en Inglaterra, que fue arruinada por su hijo, Enrique VIII, pero no obstante, la sociedad se formó. Ése fue el Estado nacional moderno, algo que no existió en ninguna parte del mundo ¡hasta la Europa del siglo 15!

Y ése es el meollo de la civilización política europea.

Sin embargo, los venecianos no se dieron por vencidos. Habían sido derrotados por su propio trabajo sucio, en la gran Era de Tinieblas. Pero resurgieron y, con la caída de Constantinopla y otras cosas, empezaron a ganar poder de nuevo. Emprendieron la Inquisición en España; en 1492 fueron responsables de la expulsión de los judíos de España, lo que inició un período de conflictos religiosos que siguió hasta 1648, cuando el tratado de Westfalia puso fin a la guerra religiosa. Luego Europa empezó a desarrollarse.

Venecia regresa como el liberalismo angloholandés

Pero entonces los venecianos regresaron en una forma diferente. Regresaron como. . . Los venecianos cambiarían su identidad y se trasladarían al norte, a Inglaterra y los Países Bajos, y allí adoptaron nombres holandeses y otras bajezas peculiares. También harían lo mismo en Inglaterra. La familia Cecil de Inglaterra, por ejemplo, era en esencia una familia veneciana controlada por la nueva facción de Venecia, la de Paolo Sarpi.

Así que, esta facción liberal angloholandesa surgió a mediados del siglo 17 como el liberalismo angloholandés, se difundió en su forma organizada por medio de la Compañía de las Indias Orientales en la misma Inglaterra, en especial al apoderarse de Inglaterra en 1688–1689 con la ocupación. Y luego, en 1763, de resultas de los conflictos organizados en Europa por los liberales angloholandeses, estos intereses financieros llegaron a dominar a Europa, y tuvimos en 1763, con el tratado de París en febrero, el establecimiento de la hegemonía de la Compañía de las Indias Orientales británicas sobre el mundo. Es decir, el comercio mundial, el comercio y la organización del mundo quedó bajo el dominio de una potencia marítima: la Compañía de las Indias Orientales británica. Éste fue un imperio.

Fue contra esto que luchó la Revolución Americana. La Revolución Americana fue una pelea por establecer la idea de la república como la entendieron Solón, Platón, el Renacimiento del siglo 15 y el tratado de Westfalia; por establecer una república opuesta al imperio de corte veneciano que regía con su control del poder del dinero internacional y los tipos de cambio. Ése es el sistema británico.

Ahora bien, Estados Unidos es la única nación, el único sistema nacional que, con el llamado Sistema Americano de economía política, jamás haya desafiado con éxito el sistema británico. Pero el sistema británico hoy día todavía es el sistema de la usura.

La idiotez del dinero

Por tanto, la forma en que manejamos nuestra economía es una idiotez. La forma de esta idiotez es que decimos simplemente, que el desempeño de la economía física lo mediremos en dinero, cuando en una república lo que decimos es que el comportamiento del dinero lo medirá la economía física. El desempeño de la economía se mide por lo que significa en términos del nivel de vida: el desarrollo del territorio por habitante y por kilómetro cuadrado; las mejoras en la productividad, la educación, la cultura y el progreso de la población, mediante las oportunidades para el desarrollo. Entonces, vemos el dinero y nos preguntamos: ¿Cómo administrar el sistema del dinero, que es algo necesario, cómo dirigirlo y administrarlo de forma tal que no se chupe la sangre, sino que sirva para facilitar el comercio, para promover el comercio y la inversión?

Esta forma de lidiar con un sistema internacional dominado por una filosofía liberal angloholandesa, que era en el que vivíamos, no lo derrotamos del todo con la Revolución Americana. Sentamos un precedente en su contra: lo que llamamos el proteccionismo. ¿Cómo regulamos el dinero? Con el proteccionismo. ¿Cómo protegemos nuestra producción contra el comercio barato? Protegiéndolo. Alentamos cosas: inversiones buenas; con ser más generoso con las tasas impositivas con que gravamos las cosas útiles a la sociedad, y cobrándole más impuestos a las menos útiles. Promovemos la inversión en cosas que necesitamos, por ejemplo: 50% de nuestra economía moderna debe ser, y es, infraestructura económica básica, que no tiene nada que ver con el mercado como tal, de manera directa; indirectamente, sí, pero directamente, no. ¿Cuáles son? Los servicios públicos, la instrucción pública, los acueductos, el transporte público, y cosas por el estilo. El 50% de una economía nacional saludable se basa en la infraestructura que, por la mayor parte, es inversión de largo alcance en el mejoramiento del territorio y las condiciones de vida. El otro 50% es la producción o servicios relacionados con la producción, que es privada.

Entonces, uno regula la economía para asegurar que fluya el capital, por medio de impuestos y otros mecanismos, para proporcionar la producción y el mantenimiento del 50% de la economía que está en el sector público; en el sector público del gobierno federal o el sector público del gobierno estatal, el sector público del gobierno del condado, o el gobierno municipal, como los sistemas de aguas potables, el servicio local de policía, el sistema educativo, todo eso. Éstas son las cosas que deben ser gasto público.

Algunas de estas cosas pueden asignárseles a la inversión privada, algo que hacemos. Por ejemplo, en un estado, solíamos crear servicios públicos. Un servicio público sería, digamos, una planta eléctrica. Uno necesita la planta; bueno, el gobierno federal o el estatal interviene y crea el servicio: construye la planta eléctrica; crea una empresa regulada como un servicio público. Y la gente puede invertir sus ahorros en estos servicios públicos, que en general tienen un porcentaje garantizado de rédito estable. Así, los servicios públicos vienen a ser una forma ventajosa de ahorro directo para la gente que compre los bonos de los servicios públicos, o el ahorro indirecto a través del sistema bancario. De ese modo, los bancos dependen de los servicios públicos, con un buen sistema para buena parte de su base de depósitos. Así que uno invierte en el banco o mete su dinero en el banco; el banco, a su vez, usa parte de este dinero que depositas para invertir en servicios públicos, que tienen cierta protección garantizada. Por tanto, ésta es la forma más segura de inversión local que puede tenerse en el antiguo sistema regulado.

¡Y lo destruimos! Dijimos: “Queremos libre comercio. ¡Queremos eliminar las cosas que no le sean esenciales a un patrón local!” Lo que quiere decir que no tenemos un sistema educativo; ¡lo privatizamos! No nos importa nuestra población, y privatizamos el sistema educativo. Tomamos elementos de lo que era la educación pública ¡y los privatizamos!

Quieres capacitarte en el empleo de las máquinas-herramienta; antes obtenías esa instrucción en la escuela secundaria; la eliminaron. Ahora pagas por ella, tengas dinero o no. Antes entendíamos eso: tomábamos a un joven de la población escolar, cuya familia no tenía dinero, que apenas sobrevivía y no podía pagar nada; tomábamos a ese joven y lo metíamos en algún programa de capacitación de maquinista como parte de su educación secundaria, y egresaba con un oficio, y podía ir a la universidad con esa preparación, y tratar de meterse a ingeniero o algo por el estilo en base a eso.

Entendíamos la importancia de darle a la gente que tal vez no tuviera dinero, en términos de su familia, la oportunidad de mejorar su potencial productivo. Invertimos en eso, y fuimos recompensados por ello, porque desarrollaron sus capacidades. Hicieron posibles nuestras industrias. ¿Quiere que alguien les enseñe cómo poner un foco? Hay que tener una persona educada hoy día, y ahora es difícil encontrarla. Pero eso era lo que hacíamos.

Por tanto, en una economía sana la forma de medir el desempeño del dinero es cómo trabaja o no el sistema monetario en el logro de objetivos físicos. Los objetivos físicos son: el mejoramiento de la tierra, el mejoramiento de la condición, la salud y el bienestar de la población, y cosas así. Por ejemplo: ¿está funcionando el sistema monetario? Si no está funcionando, tenemos que regularlo de nuevo o ajustarlo.

Por ejemplo, ahora tenemos una situación en la que se derrumba la economía estadounidense y operamos por debajo del nivel de equilibrio. No hay forma que podamos salir adelante puramente en base a la libre empresa privada. No se puede. Estamos en la ruina. Si nos aferramos a la libre empresa como tal, contrario a lo que Brzezinski destruyó con la desregulación, si nos aferramos a eso, estaremos definitivamente perdidos, no sólo deprimidos, sino que será la perdición de nuestra nación.

El capital para la reconstrucción debe venir del gobierno

Por tanto, tenemos que reconstruir la industria. ¿De dónde saldrá el dinero para construir industrias? Bueno, nuestra Constitución nos da una cosa: la cláusula que autoriza al gobierno federal, con el permiso de la Cámara de Representantes, a crear deuda, a crear deuda en el sentido de imprimir o emitir moneda. Lo que hacemos, como lo hizo Roosevelt, es crear deuda a través del gobierno federal, que es el único lugar que puede generar dinero en nuestro sistema. El sistema de la Reserva Federal hace trampa, en especial en cuanto a eso, y Greenspan tima especialmente en eso, pero pueda que pronto lo saquemos de circulación en cualquier caso.

Pero el hecho es que el gobierno federal utiliza su poder de crear deuda de manera prudente, para proporcionar capital en la forma de plazas de trabajo para gente que de otra forma no está empleada de manera apropiada, para producir cosas que necesitamos, tales como hospitales, sistemas de salud, sistemas de energía y demás. Así, uno pone a trabajar a la gente de forma productiva en las cosas que necesitamos como una inversión de capital en el futuro. Por ejemplo, como ya vimos, una planta eléctrica en general es como una inversión a 30 años. Se construye una planta eléctrica, digamos, en unos cinco años, que puede ser el tiempo que toma construir una nueva planta, y esta inversión la vamos a amortizar a lo largo de 30 años.

El MJL ofrece una fiesta de despedida en Alemania para el vicepresidente saliente Dick Cheney. (Foto: Karsten Wener/EIRNS).


Bien. Así que ahora, aprovechando esto, elevamos el nivel de productividad per cápita al emplear a gente que de otro modo no sería empleada en cosas como ésta. Cuando empleamos personas en la construcción de una planta eléctrica, el proyecto ahora requiere la participación de contratistas privados y gente calificada que venga de fuera como pequeñas empresas y demás, para que aporten sus destrezas a este esfuerzo. Así que, has estimulado la economía productiva en torno al proyecto, al igual que al mismo proyecto, y de esa forma construimos una economía.

La clave es que uno debe lograr que la economía estadounidense esté por encima del nivel de equilibrio físico, y lo logra con el empleo del crédito público—esencialmente crédito del gobierno—, que será saldado, que vamos a amortizar en un lapso de 25 a 50 años, para elevar el nivel de producción útil por encima del nivel de equilibrio, y regresar a la prosperidad. Ésa es la única forma en que funcionará. No funcionará en base a la llamada inversión privada. Lo que llamamos inversión privada ahora, antes se conocía como “robo”. Vean el informe del [senador de Nueva Jersey, Frank] Lautenberg sobre cómo hace dinero Cheney por medio de Halliburton, y sabrán lo que es robar. Es el “negocio del haceros”. . . del dinero ajeno.

El asunto es, por tanto, que tenemos que entender y ver una economía, no en términos de dinero; no le preguntes a tu contador cómo funciona la economía; ni siquiera te molestes en tratar de explicárselo, no entendería. Parte de la perspectiva de una economía física, y de cómo tenemos que controlar el dinero para no generar inflación sino más bien un incremento de los poderes productivos del trabajo, per cápita y por kilómetro cuadrado; y lograr una vida mejor para la sociedad en el proceso.

En eso es que se fundamenta un buen pronóstico.

Estamos en un sistema sin esperanza. El sistema monetario actual no tiene esperanza. Las deudas que tenemos, las deudas financieras que tenemos como resultado de la operación de Greenspan en el sistema de la Reserva Federal desde 1987, han creado una montaña de deuda, de derivados financieros, los llamados “fondos compensatorios” y cosas como ésas, que nunca podrían pagarse. Hablamos de una economía que representa un orden de magnitud de no más de 60 billones de dólares en total, en la economía mundial. Ahora tenemos trillones, quizá cientos de trillones en obligaciones ligadas a los derivados financieros, que nunca podrían pagarse, ¡y no se pagarán jamás! ¿Qué harás? ¿Vas a mantener vigente este sistema? ¡Nunca podrás saldar esto! Los fondos compensatorios no deben pagarse nunca, ¡sólo son deudas de juego! Tan sólo son deudas de apuestas colaterales que Greenspan ha legalizado. Antes éstas se consideraban actos delictivos; la persona iba de cabeza a la cárcel, contrario a lo que pasa ahora cuando la descubren. Le ponemos coto, por así decirlo.

Una reorganización por bancarrota

Por tanto, tenemos que someter a la economía y al sistema bancario de Estados Unidos a una reorganización por bancarrota. El mundo tendrá que pasar por lo mismo: una reorganización general por bancarrota. Es decir, gobiernos: los bancos están por cerrar sus puertas. Todos los bancos principales de Estados Unidos están irremediablemente quebrados. Estamos al borde de una situación, como resultado de lo que pasa ahora con Delphi —y cosas parecidas, y la burbuja hipotecaria—, estamos al borde de un hecho que no puede predecirse con exactitud, pero que es inevitable de seguir en el corto plazo: todo este sistema financiero está por desintegrarse.

La capacitación en el principio de las máquinas–herramienta solía ser parte del plan de estudios de la secundaria, lo que resultaba en obreros calificados, ingenieros y científicos para la fuerza laboral del futuro. Aquí, una niña aprende a operar un torno. (Foto: Philip Ulanowsky/EIRNS).


¿Qué vamos a hacer? ¿Quedarnos cruzados de brazos y llorar? ¿O vamos a hacer algo? Lo que haríamos normalmente acorde a nuestra ley, nuestra Constitución, es —y olvídense de lo que piensen algunos magistrados de la Suprema Corte al respecto, porque su pensamiento no es nada claro, que digamos, especialmente el pobre de Thomas, que tiene un problema— declarar al sistema bancario en bancarrota. ¿Qué significa eso? Significa que el gobierno federal directamente interviene la Reserva Federal; ¡toma el control en un proceso de bancarrota! De esa forma asegura que los bancos no cierren sus puertas, ¡porque todos los bancos principales están quebrados! Pero, no podemos permitir que cierren sus puertas, porque tenemos que mantenerlos funcionando ya que hay gente que tiene sus ahorros ahí; porque hay empresas que dependen del flujo financiero y de capital a través de los bancos, y de sus servicios para seguir funcionando. Ahora todo depende de este sistema, del sistema bancario; por tanto, decimos: “No, mantengan las puertas abiertas”.

Luego se somete a una administración judicial general, como en cualquier proceso de reorganización por bancarrota. El gobierno federal asume el control del sistema de la Reserva Federal, acorde a la Constitución, porque está en quiebra, y la agencia responsable, cuando el sistema de la Reserva Federal está en quiebra, es el gobierno federal. No hay otra agencia legal que pueda lidiar con la quiebra del sistema de la Reserva Federal; y el sistema de laReserva Federal, si uno se fija, ¡ya está en quiebra! Ésa es la situación.

Por tanto, ¿qué hacemos? Nos aseguramos que siga funcionando. ¿Cómo lo logramos? Bueno, de la misma manera que con cualquier bancarrota: lo sometemos a una administración judicial, y ahí se decide qué se va a pagar y qué no. Lo que no se va a pagar son los derivados financieros. No se pagará nada de las obligaciones atribuibles a los derivados financieros. De lo contrario, no sobreviviremos.

Ahora, habiendo eliminado ese elemento de parasitismo, sí tenemos la posibilidad de sobrevivir. Luego, ¿qué se hace? Hay que tratar de proteger los ahorros. No queremos meternos demasiado en la vida privada de las personas, en especial no del común de la gente. Queremos asegurar de inmediato que sus ahorros estén protegidos, al menos hasta cierto límite. Hay que mantener los negocios locales funcionando igual que antes. Uno quiere mantener el flujo de crédito hacia la comunidad con fines útiles, para que las cosas funcionen. Queremos que el gobierno local funcione, que los estados funcionen. Ellos no tienen dinero; no pueden emitirlo. Por tanto, el responsable es el gobierno federal. ¿Quién lo regula? El gobierno federal con el consentimiento de la Cámara de Representantes. Así es que se hace.

Ahora uno crea crédito, como lo entendió Roosevelt, para que la economía estadounidense supere su nivel de equilibrio. Es decir, la gente que trabaja productivamente, y la cantidad que produce, excede los costos actuales de las operaciones del país. Ése es el requerimiento. Una vez que logra eso, entonces puede manejar la situación.

Lo que tiene que hacer entonces, además de superar el nivel de equilibrio, es tener proyectos nuevos que estén en la frontera del progreso científico y técnico, al mismo tiempo que sean mejoras de capital. Necesitamos sistemas de energía; ¿saben cuánto necesitamos en términos de remplazar los sistemas de luz y fuerza? Eso mantendrá a mucha gente empleada y estimulará mucho crecimiento. ¿Saben lo que necesitamos en términos de un sistema de transporte nacional, con un sistema integrado de transporte aéreo y ferroviario, para que los bienes y la gente puedan viajar de costa a costa, como se requiere en el flujo libre de la economía? Eso hay que reconstruirlo; es un proyecto grande. Ya no podemos obtener agua potable de la llave en la mayor parte de la costa este de Estados Unidos. Vamos a tener que reconstruir los sistemas de acueductos y de purificación de aguas, para abrir la llave y obtener agua potable como sucedía antes.

La nucleoeléctrica Enrico Fermi en Michigan (ahora cerrada debido a la histeria ambientista). Un reactor rápido de cría produce más combustible atómico que el que consume al producir electricidad. Una planta eléctrica representa una inversión de 30 años; el gobierno federal de EU usa su poder para crear deuda de forma prudente, para financiar proyectos de esta naturaleza para el bienestar general. (Foto: Comisión de Energía Atómica de EU)


Vamos a tener que reconstruir el sistema de salud. Tuvimos uno que funcionaba en el viejo sistema, el sistema de la posguerra, hasta que lo destruyó el Gobierno de Nixon con el sistema moderno actual, que no funciona.

Hay inversiones suficientes que hacer, inversiones necesarias urgentes. Podemos incluir en esas inversiones mejoras técnicas y científicas que sean factores multiplicadores de la productividad. Podemos restablecer la composición del empleo de nuestra fuerza laboral para tener menos gente en trabajos administrativos y más productores, gente que produzca riqueza física, riqueza física útil o servicios relacionados, servicios calificados. Tenemos que reorientar la composición del empleo hacia la producción calificada, y aumentar la proporción de la población que participa en la producción calificada, la producción de gran rendimiento, a diferencia de los empleos que sólo son para mantener ocupada a la gente: ustedes saben, uno consigue trabajo de criada en la casa de alguien, y entonces tiene que contratar a una criada para que le cuide la casa mientras va a trabajar a la casa ajena; ¡eso no es una economía buena que digamos! Antes lo llamábamos “lavar la ropa ajena”. Ésa es la clase de economía que tenemos hoy.

Eso es lo que hacemos.

Cómo emprender una recuperación

Tenemos, por tanto, varios objetivos que tienen que ser la base de los pronósticos, de a dónde tenemos que llegar, porque si nos quedamos parados, adonde vamos no es ningún lugar que uno quiera estar. Por tanto, tienes que escoger ahora, no lo que el dinero te diga que debes hacer físicamente, sino que tienes que controlar el dinero para forzarlo a portarse bien, como debe hacerlo para que físicamente podamos hacer lo que necesita hacerse.

Lo primero que hay que hacer, como ya indiqué, es detener el desplome. Tenemos que detenerlo en Estados Unidos. Tenemos el mismo problema en Europa, el mismo problema a nivel mundial. Tenemos que emprender una recuperación económica. Es decir, superar el nivel de pérdidas en el que nos encontramos, de bancarrota, superar el nivel de equilibrio en cuanto a las operaciones corrientes. Esto requiere crédito estatal, sobre todo, y, en nuestro caso, crédito del gobierno federal para aumentar el nivel de empleo útil hasta niveles en los que vamos a estar operando, de producir más de los costes de la cuenta corriente. Logrado eso, tendremos la posibilidad de hacer cosas más grandes, más ambiciosas. Pero hay que llegar al nivel de equilibrio primero.

En estas condiciones va a darse un cambio en el mundo. No sólo un mejoramiento general de la tecnología, sino un cambio más general. Desde el siglo 15, más o menos, pero en especial desde el siglo 17, la historia mundial se ha basado en Europa, en la civilización europea. Eso incluye a Estados Unidos y las Américas en general. El resto del mundo nunca ha tenido un sistema de gobierno eficiente fundado en el principio del bienestar general. Ha habido una lucha por mejorar el bienestar de la población en varios países. Pero la idea de una forma de gobierno que conceptualmente esté comprometida a promover al bienestar general de la presente y las futuras generaciones no existe. Por ejemplo: India es considerada una economía próspera; no lo es. El 70% de la población de India vive en condiciones horribles. Las condiciones terribles, y ésa es parte de la razón por la que le exporta a Estados Unidos, porque no le paga a su población lo suficiente para vivir. El 70% de la población sufre a los precios que India exporta servicios y bienes a Estados Unidos y Europa. China tiene una situación similar. El carácter del problema de China es diferente al de India, pero son semejantes en el sentido de que ambos reflejan la cultura asiática que, en general, no tiene un entendimiento cabal del concepto del bienestar general en tanto concepto de política económica y estadismo. Ése ha sido el logro singular de la historia conocida de la civilización europea, desde Solón de Atenas y Platón, y en especial desde el Renacimiento europeo del siglo 15.

La tecnología ferroviaria de levitación magnética ofrece la base para un sistema moderno, integrado de transporte aire–riel. Hay trenes de levitación magnética en uso en China, pero no en Estados Unidos. (Foto: Transrapid).


Así que, ahora hemos llegado a una situación en la que tenemos poblaciones grandes y crecientes en Asia, en particular, sin contar al África por el momento, que es un caso de genocidio deliberado perpetrado por Estados Unidos y Europa. También tenemos el mismo problema en las Américas en general; son parte de la civilización europea, tienen los valores de la civilización europea; es decir, la idea del bienestar general o del bien común es un rasgo característico de la moralidad de la civilización clásica europea, y es un rasgo característico de la ley natural en la sociedad europea moderna. No así en otras partes del planeta.

Un nuevo concepto del planeta

Pero, ahora nos encontramos en un período en el que la población de Asia, en particular, está creciendo. Por tanto, lo primero que tenemos que hacer, después del mero hecho de superar el punto de equilibrio, es enfrentar el reto de una cultura eurasiática. Es decir, la tarea de integrar nuestra recuperación y la de los países europeos, o los países de la civilización europea, con las aspiraciones y las necesidades de una población creciente de Asia. Por tanto, tiene que surgir un entendimiento común entre los países europeos y los de la cultura asiática, lo que creará un nuevo concepto de cultura, de un planeta dominado por la cultura europea a una concepción de un planeta eurasiático.

Si hacemos eso, entonces podemos enfocar en el África. África al sur del Sahara es puro genocidio, producto de una política genocida que se originó en España en 1492, esencialmente por la Inquisición, que tenía como regla que los africanos no eran humanos, y que por tanto podía cazárseles, capturarlos y podarlos como se haría con el ganado salvaje, y pastorear a los que quisiera retener, los que creía que podía controlar como si fueran ganado. Hubo una aproximación de lo mismo en la cultura hispana de las Américas, donde el argumento era que la población indígena de las Américas, que había sido ocupada y conquistada por los españoles y los portugueses, no era del todo humana; los indígenas no eran ganado, no eran animales, pero tampoco eran plenamente humanos, tenían características animalescas, como los yahoos en el relato de Jonathan Swift sobre los houyhnhnms. Por tanto, había que arrearlos como ganado, lo que vino a ser el sistema de peonaje, que es el conflicto social en México, por ejemplo,

México fue uno de los dos países que emergieron de la conquista española en esta región, donde había una población grande y más bien vigorosa cuando los españoles, con la ayuda de los indígenas, se deshicieron de los tiranos aztecas. Luego los tiranos aztecas fueron remplazados por los tiranos españoles, y los tiranos españoles decían que los peones eran semianimales. La pisión social en México hasta la fecha se basa en el legado de esta cosa: de que el pueblo indígena mexicano no es plenamente humano, y por tanto tiene que someterse al dominio de una élite de los puros españoles, y yo nunca he visto a un español puro hasta ahora.

Lo mismo en Perú. Hubo algo parecido en Perú, donde había una población indígena bastante grande, que en cierto sentido era una población bien organizada, como una cultura social, y se intentó algo parecido ahí.

“Tenemos que reorientar la composición del empleo hacia la producción calificada, y aumentar la proporción de la población que participa en la producción calificada, la producción de gran rendimiento, a diferencia de los empleos que sólo son para mantener ocupada a la gente”. Trabajadores de la compañía de máquinas-herramienta Cincinnati Milacron mientras fabrican componentes para motores de retropropulsión. Hoy las aerolíneas están desapareciendo. (Foto: Cincinnati Milacron).

En el caso de África, la política de Estados Unidos y Gran Bretaña, en particular, desde los 1970, como la enunció Henry Kissinger, era que había que desafricanizar al África al sur del Sahara: que el genocidio contra los pueblos del sur de África, en África al sur del Sahara, debía ser la norma. Y desde mediados de los 1970 esa política de genocidio, enunciada por Henry Kissinger, ha sido la política de los intereses angloholandeses y estadounidenses en África.

Hay que reparar los daños de la política genocida

Lo que hemos hecho hasta ahora, en los últimos 30 años desde que Kissinger redactara ese documento, es destruir tanto del África al sur del Sahara, que hoy no tiene la capacidad intrínseca para recuperarse de su condición actual con sus propios recursos. Por tanto, nosotros, como conciencia mundial, tenemos que reparar ese daño. Tenemos que crear las condiciones en las cuales los niveles de la civilización occidental europea estén disponibles para toda el África al sur del Sahara.

Tomemos un caso, uno aquí cerca, en Baltimore. Hay un distrito que nosotros llamamos “la mancha”, porque los principios de Dirichlet de Riemann se aplican a la epidemiología. Hay una sección de la ciudad —recuerden, Baltimore alguna vez tuvo cierta prosperidad durante la Segunda Guerra Mundial; fue una ciudad industrial donde estaba la Bethlehem Steel, que tenía puertos y demás centrados ahí— que tenía una población nativa, en su mayoría de descendencia africana, que prosperó, construyó casas y una vida normal.

En el último período, en especial desde los 1970, se destruyó esta característica de Baltimore, y fue transformada de dos manera. En un sentido, ha sido aburguesada — lo que es algo realmente terrible hacerle a alguien—, con precios elevados en la parte de la ciudad que da al puerto. Lo que antes era una zona portuaria próspera, ahora es un barrio aburguesado, de gente inútil que piensa que es importante. Pero entonces, para mantener a esta gente en Baltimore, también es necesaria una sección de esclavos; una población que haga los trabajos serviles para mantener a la parte aburguesada de la población.

Esa población no es una que en promedio haya ascendido a cierto nivel de productividad; ¡no! Es una población en “proceso” que está muriéndose ¡al mismo tiempo que se le usa! Es como lo que pasó cuando el reciente tsunami golpeó las costas de Asia. La gente considerada como inútil hace los mandados y le proporciona el entretenimiento sexual a los visitantes europeos y estadounidenses que llegan como turistas a los centros de entretenimiento. Entonces, para que esto sea algo conveniente para los europeos y americanos locos que quieren tener sexo en las playas, hay una población muy pobre que vive en chozas en esta zona, en condiciones muy pobres, y con un alto índice de enfermedades.

En 1974 el secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger (abajo), ordenó la redacción del Memorando de Seguridad Nacional 200, que atacó el crecimiento poblacional como una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. En los 30 años desde la elaboración del documento de Kissinger, hemos destruido al África al sur del Sahara, que ahora es asolada por el sida y la pobreza. Este niño quedó huérfano a causa del sida en Malawi. (Fotos: ONUSIDA; Philip Ulanowsky/EIRNS).

Cuando examinamos algunas cosas en esta región, y vemos cosas como el vih y uno empieza a marcar los factores en algunas de estas zonas, todo se ve casi totalmente negro con factores de enfermedad, es como una cloaca en la cual el sida se propaga a un ritmo fantástico, porque todo mundo contagia de todo a todo el mundo en una región como esta. Por lo general, el centro de esto es como un sistema carcelario. Si uno va a las cárceles, uno ve la concentración de enfermedades en la población que entra y sale de la cárcel, en un modelo dinámico, no en el modelo estadístico de siempre, sino en un análisis dinámico que te mostrará que hay un proceso donde hay un distrito en una ciudad que tiene esta función: de gente que está en proceso de morir, que toda es negra en términos de los puntos de enfermedades en el mapa, y que generalmente propagan sida, tuberculosis y todas las enfermedades a un ritmo elevado, porque todo el mundo que besa a todo el mundo propaga todas las enfermedades.

La gente anda buscando los agentes específicos de transmisión, pero no quieren ver la totalidad del problema: ¡la enfermedad de la pobreza! ¡La enfermedad de la inmundicia! ¡La enfermedad de condiciones terribles de vida, y todas las otras enfermedades imaginables! Todo en ésta zona.

Uno puede encontrar una zona y demarcarla con precisión: es donde vive la gente que son parte de esta operación.

¿Quieres encontrar un lugar del mundo donde ésta es la condición común? Se llama África.

Esto es genocidio: tolerar condiciones de esta clase para la humanidad, donde se crea una condición dinámica —no una sola enfermedad—, una condición dinámica de nutrición, sanidad, enfermedades, agentes infecciosos, todo esto junto, ¡este brebaje! ¡Cometes genocidio! Y eso es lo que tenemos que resolver en África.

Por tanto, nosotros, porque somos humanos, como raza humana, si nos organizamos con una concepción del desarrollo eurasiático, la cultura eurasiática como un desarrollo emergente, nosotros juntos, tenemos que bregar con este gran crimen contra la humanidad en el África al sur del Sahara. Tenemos que ir a una zona donde las enfermedades tengan estas características; las condiciones de vida tengan esta característica, donde la tasa de mortalidad sea tal que no queda estructura familiar; todas estas condiciones. Eso es lo que significa una política eurasiática para mí.

Ante todo, tenemos que tomar este mundo y regresar a lo que ya sabíamos, y finalmente empezar a considerar, como Estados nacionales en cooperación, la condición del planeta en su totalidad. Por tanto, tenemos que desarrollar un concepto de cultura eurasiática como un proceso de extensión de los beneficios de la experiencia europea, incluyendo la tecnología, al desarrollo de esta clase en Eurasia en general. Luego, todos juntos, por medio de la cultura eurasiática, tenemos que atacar este gran pecado, este gran mal que se ha cometido en África al sur del Sahara. Y tenemos que decir que ésta es una misión para devolverle su autorrespeto a este planeta otra vez.

La biosfera y noosfera de Vernadsky

También tiene que haber un cambio cualitativo en nuestra forma de pensar, un cambio cualitativo que tiene que darse ya. Porque ya no podemos manejar el mundo como indican los textos escolares o como enseña la tradición o como varias conferencias le enseñaron a la gente antes. Hemos llegado al momento, que he descrito y abordado en muchas ocasiones sobre el tema de Vernadsky, y las implicaciones del concepto de la biosfera y noosfera de Vernadsky.

Antes Baltimore era un centro industrial y de transporte, con su puerto y sistema ferroviario. Hoy se ha “aburguesado” su zona portuaria, y la población del casco urbano ha quedado abandonada a su suerte, condenada a morir de sida y otras enfermedades. (Foto: Suzanne Klebe/EIRNS).


Nuestro planeta tiene cuatro rasgos. Los científicos competentes hoy reconocen tres. A uno de esos procesos lo llamamos abiótico, en el que pensamos que podemos explicar estos procesos sin tomar en cuenta la acción de principios vivientes. Es decir, un planeta abiótico; lo que suponemos que es, y no es tan así, pero podemos partir de ese supuesto, de que hasta cierto momento no existía una actividad viviente significativa en este planeta, sino que más bien era —para cualquiera que estuviera de paso por el vecindario—abiótico, sin vida.

Pero uno encuentra que la mayor parte del planeta, cada vez más, en el curso de miles de millones de años, se ha transformado, y cada vez hay más y más de lo que llamamos una “capa fósil”. ¿A qué me refiero? A la atmósfera, porque es un subproducto de la vida. ¡El agua! La presencia de agua en la forma de lagos y océanos y cosas por el estilo, es un subproducto de la vida. Uno ve la corteza de la tierra, desde la superficie de la corteza sólida de la tierra, hacia abajo y la mayor parte de lo que uno puede alcanzar, donde realizamos la mayor parte de nuestra extracción de minerales y cosas así, está en la capa de los fósiles. Y la razón de que uno encuentre, por ejemplo, potasio concentrado en cierta zona, es porque ciertos organismos vivientes murieron ahí y concentraron el potasio, así que ahora tenemos una mina de potasio. Uno encuentra hierro porque alguna criaturita viviente concentró el hierro; el hierro no está distribuido de manera abiótica en el planeta, sino que está depositado donde lo extraemos, donde procesos vivientes han muerto y dejado sus esqueletos, que es el hierro. Y así por el estilo.

Luego tenemos una tercera capa que llamamos biosfera: los procesos vivientes y las zonas de fósiles que han producido, que no son producto de los procesos abióticos como tales. Hay otro dominio que conocemos como la noosfera. Estamos haciendo lo mismo como raza humana, como seres humanos pensantes, creativos: realizar descubrimientos científicos; ahora estamos transformando el planeta. Y esto no es algo que ocurra así como así: “Ayer vi a un tipo hacerlo”. Esto es algo en marcha y tenemos una transformación acumulada del planeta. La corteza del planeta está cambiando; no cambia por los procesos vivientes como tales, sino por la actividad mental de los seres humanos, la actividad mental creativa de los seres humanos, como la representa la tecnología.

Tenemos entonces una corteza fósil de la tierra, además de la biosfera, fósiles creados por la actividad intelectual humana y los seres humanos que llevan a cabo esta actividad.

El rasgo común de la biosfera y la noosfera, lo que las distingue de lo que nos enseñan sobre los procesos físicos abióticos en la escuela, es que se caracterizan en cada caso por un principio creativo distintivo. Lo llamamos creativo porque no ocurre “normalmente” en los procesos no vivientes, aun pese a que los procesos no vivientes son mucho más complicados de lo que dicen los libro de texto, pero éstas se distinguen de manera dinámica, por un principio dinámico.

Por ejemplo, en un proceso viviente, como lo explica Vernadsky, no hay nada que ocurra en él, excepto que el proceso viviente asimila materia del ambiente. Luego procesa esta materia viviente en una forma que no ocurre fuera de los procesos vivientes. Deposita en el ambiente, como producto de su existencia, algo que es producido únicamente por un proceso viviente; de la misma manera en que el depósito de hierro es creado por los animales que murieron y dejaron sus esqueletos, como mineral de hierro.

Todos estos procesos interactúan. El proceso viviente es selectivo. Selecciona lo que usa, no absorbe lo que no quiere, toma lo que le gusta y lo transforma según sus peculiaridades, ¡y lo arroja de nuevo en una forma diferente a como empezó! Pero lo que ocurre en medio, igual que en el cuerpo humano, absorbe del ambiente y luego muere. En el proceso de morir regresa, se desintegra, ya no se porta como un proceso viviente, pero deja sus depósitos, que se deterioran. Pero el ser humano, el principio que ocupó ese cuerpo viviente nunca estuvo en el cuerpo viviente como tal, sino que fue un principio que actuó sobre el proceso, como en todo proceso viviente, para seleccionar y cambiar cómo funcionaban los procesos abióticos a su alrededor.

El principio universal de la razón humana

En el caso del ser humano encontramos algo más: un principio que no existe en ninguna otra criatura viviente, que transforma al ser humano, de manera tal que la población humana, en vez de tener una densidad potencial de población fija, tiene una densidad potencial de población variable con base en la creatividad representada por los descubrimientos científicos y cosas de esa índole. Éste también es un proceso de transformación que no aparece en el aspecto animal del ser humano, no se encuentra en la vida animal. Es una forma superior llamada razón humana, la cual sólo existe entre la gente que no piensa como contadores. Este principio no muere cuando muere el ser humano; es un principio en el universo.

Hemos llegado a una situación en la que el ritmo al cual consumimos las zonas fósiles de la biosfera y la noosfera es tal, que, con la tecnología actual, tenemos que pensar no de recursos ilimitados sino de crear y desarrollar recursos. Por ejemplo, el nivel más simple es ir a una zona del desierto y transformarla en un campo de gran crecimiento; un principio muy simple. Tenemos que pensar en cómo aplicarle ese principio al futuro de una forma más sistemática y generalizada. Tenemos que crear las condiciones sobre la tierra que son necesarias para sostener la clase de población que pretendemos tener, con el crecimiento y las necesidades que tiene, crecientes, a medida que se desarrolla.

También tenemos que pensar más en la naturaleza del hombre. No hay que pensar en el hombre como algo que sólo existe. ¿Cómo es que sobrevive el ser humano biológico? Eso no basta. Hay cierta ansiedad de esa clase, ansiedad existencial sobre esa clase de idea de la vida. ¿Qué estás tratando de hacer? ¿Pasarla nada más, como Cheney o algo así? ¿Un parásito que vive de la sociedad buscando ventaja en la vida y luego mueres? ¿Dónde vas a terminar? (Yo sé dónde parará Cheney, pero eso es otro cuento).

¿No tiene la vida humana un propósito, un propósito que trasciende a la vida y la muerte como tales? Uno ve lo que es nuestra cultura, en particular al interior de la civilización europea, que se remonta al desarrollo de la aplicación del concepto egipcio de la esférica, en el desarrollo de la civilización griega. Somos el fruto de la transferencia, incluyendo del idioma y todo lo demás, de los principios del descubrimiento, a veces llamados principios científicos. La existencia misma del idioma y demás es un legado que pasa de una persona a otra. De manera que si uno vive, como lo hago yo, con unos 3.000 años de vida de la historia europea imbuidos en mí todo el tiempo (los cargo en mi bolsillo), ¡uno no muere! El cuerpo sí, pero uno no. Estamos en comunicación con los descubridores antiguos, como por ejemplo Arquímedes; uno revive sus descubrimientos; es un descubrimiento único. Es único y uno lo revive: uno revive el interior de la mente de Arquímedes. Uno lo revive como persona, no como una entidad biológica.

La cuarta dimensión: la creatividad humana

Vivimos y progresamos a través de revivir y transmitir de una generación a otra, de una persona a otra, las ideas con las que ha avanzado el desarrollo humano. Ésta es la cuarta dimensión, por encima de la noosfera: la dimensión de la creatividad humana, la dimensión de la inmortalidad del hombre, y ése debe ser el concepto que el mundo adopte como el principio organizador de la economía en el porvenir.

La motivación no debe ser: “¿Cómo lograr la prosperidad?” “¿Cómo volverse rico?” “¿Cómo conseguir esto?” ¡Nada de eso significa nada, mi amigo! ¡Tarde o temprano vas a morir! Así que escoge algo que tenga un valor duradero! ¿Qué quieres que tenga valor duradero, que no muera en el transcurso de tu vida? ¡Haz algo! Desarrolla la oportunidad de hacer algo que tenga la cualidad de la inmortalidad dentro de sí. Como el gran científico que genera y transmite ideas; o el gran artista, que crea las obras que se transmiten de una generación a otra.

¡Sé inmortal!

“Sé inmortal”. Revive los descubrimientos de los grandes pensadores de la antigüedad, tales como Arquímedes. “Uno revive el interior de la mente de Arquímedes. Uno lo revive como persona, no como una entidad biológica”. (Foto: Institut für Mathematik und Informatik).


La función de la sociedad humana y la calidad del cambio al pensar sobre el hombre, debe ser que el entendimiento, la calidad del entendimiento de lo que debe ser el hombre, lo que debe ser la sociedad, debe ser la promoción de la inmortalidad del ser humano, como se expresa de esta manera.

Así que, tenemos que aprender a cambiar nuestra manera de pensar. Y lo que he hecho en economía es exactamente eso: definir una forma de abordar la economía en la que yo juzgo el dinero desde la óptica de los valores físicos. Y por valores físicos me refiero a los cuatro niveles: el abiótico, hablo de lo viviente, hablo de la cualidad del ser humano viviente, y hablo de la inmortalidad potencial de todo ser humano. Estos son los cuatro niveles de la realidad física, ya que tienen efectos físicos, y, por tanto, son realidad física.

Son esas cuatro cosas las que deben gobernar cómo definimos nuestra política, y la clase de sistemas monetarios, financieros y programas de recuperación que generemos. Ése es nuestro deber, es nuestro futuro.

También creo lo siguiente: yo creo que, conociendo a las personas como las conozco en la actualidad, que no son mucho, dado como se aceptan en general, como se describen a sí mismas, no van a sobrevivir. La humanidad, tal y como la conocemos hoy día, no es apta moralmente para sobrevivir, porque ha mostrado ser incapaz — vean al Congreso, que no es la peor institución de ninguna manera; vean al Senado, que probablemente sea una de las mejores instituciones del país— ¡véanlos! ¿Qué están dispuestos a hacer? ¿Qué cambios no están dispuestos atreverse a hacer? ¡Los cambios que deben hacerse si es que esta nación ha de sobrevivir! ¿Están dispuestos a realizar esos cambios?

Si no, ¿dónde está la capacidad para sobrevivir? ¿Qué puede hacer que ellos opten por tomar esas decisiones de las que depende la sobrevivencia de la civilización? Tienen que proceder, no desde el punto de vista de la ventaja física, de la ventaja financiera, de lo que puedan ganar, de su propio provecho o el de su electorado. ¡Tienen que pensar en el futuro de la humanidad!

Tienen que preguntarse: ¿Somos dignos de ser considerados inmortales? Porque si uno sabe algo sobre la vida y trata de hacer algo bueno y enfila contra Cheney, su mortalidad es amenazada de inmediato. Por tanto, si quieres cambiar el mundo que hoy domina Cheney, mejor deja de lado la idea de lograr la inmortalidad de manera automática. Mejor empieza a ganártela.

Y eso es lo que se llama el buen pronóstico.