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El enfrentamiento con Irán prende la mecha de la bomba monetaria mundial


El presidente iraní Ahmadineyad, quien aparece aquí (izq.) con el presidente ruso Putin, es, al igual que el vicepresidente estadounidense Dick Cheney, "un tonto útil" de los planes británicos para desatar un choque de civilizaciones, dice Lyndon LaRouche. (Foto: Servicio de Prensa Presidencial).

por Jeffrey Steinberg

En una advertencia directa a los que buscan un choque militar a corto plazo con Irán, Lyndon LaRouche dijo el 3 de febrero que, "un enfrentamiento con Irán o aun un ataque militar más limitado a Siria, no sería más que el detonador. La bomba que detonaría cualquiera de estos actos sería el acabose de todo el sistema monetario y financiero mundial".

LaRouche dijo además que, si bien los principales provocadores de un enfrentamiento tal en el Gobierno de Estados Unidos de George W. Bush, encabezados por el vicepresidente Dick Cheney, no tienen ni idea de la "bomba monetaria" que están tan peligrosamente cerca de detonar, "los grupos sinarquistas concentrados en Londres que están armando este enfrentamiento no pecan de ser tan ingenuos". "Los mismos sinarquistas centrados en la City de Londres que están promoviendo una dictadura bancaria fascista unimundista que remplace al sistema de Westfalia, son los que le han estado tirando los hilos a ciertos grupos islámicos radicales desde la época del tratado Sykes–Picot, y a partir del patrocinio en los 1920 de inteligencia británica a la Hermandad Musulmana", añadió LaRouche.

"Encaramos un enfrentamiento más espantosa que la Primera Guerra Mundial, porque el sistema financiero y monetario mundial está a punto de evaporarse, y cualquier enfrentamiento militar nuevo en el campo petrolero del mundo, y es especial uno que entrañe el posible uso preventivo de armas nucleares, va a desatar la guerra mundial, el caos, y desencadenar una nueva era de tinieblas total", advirtió. "Los tontos en Washington, caracterizados por el vicepresidente Dick Cheney, no tienen la menor idea de lo que están detonando. Tan sólo siguen a ciegas las órdenes de sinarquistas tales como George Shultz".

"Sin embargo", concluyó LaRouche, "los actos de Cheney y compañía, que promueven un enfrentamiento militar con Irán para las próximas semanas inmediatas, amenazan con destruir a Estados Unidos en tanto república soberana, del mismo modo en que sus recientes bufonadas para instalar a Samuel Alito en la Corte Suprema de EU dieron un gran paso hacia desgarrar la Constitución de EU como documento vigente. Dichos actos rayan en la traición".

LaRouche recalcó que los grupos financieros de Londres actúan acorde al antiguo "modus operandi veneciano" de crear conflictos. "En la historia del Imperio Británico, que empezó con la puesta en marcha de la guerra de los Siete Años (1756–1763), Londres ha persistido en emplear el método veneciano para armar guerras por todo Eurasia, como una forma de defender al Imperio Británico de los desafíos de sus rivales del continente.

"Estudien la historia y verán un esquema que se repite: la guerra de los Siete Años, la Revolución Francesa que confabuló la Compañía de las Indias Orientales británica, las guerras Napoléonicas, la guerra de Crimea, la guerra civil de EU manipulada por los británicos, luego la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la guerra Fría fraguada por Winston Churchill, la guerra de Indochina. Los británicos inician guerras en las que inducen a dos partes a pelearse".

"A veces, como en las dos guerras mundiales, los británicos también participan y sufren muchas bajas; pero ese es el precio que pagan por manipular a sus rivales y a otros por igual a embarcarse en las olas de conflictos ruinosos en los que los grupos imperialistas financieros centrados en Londres tarde o temprano salen ganando. Ahora mismo, con el asunto de Irán, Jack Straw y otros británicos están manipulando al Gobierno de Irán, a las instituciones de EU y hasta muchos en el Partido Demócrata para que la hagan de tontos una vez más".

"Al presente —continúo LaRouche— los grupos financieros centrados en la City de Londres saben que si cae el actual sistema monetario y financiero mundial, producto de un nuevo enfrentamiento con epicentro en el golfo Pérsico, ellos, los financieros, a través de sus operaciones con fondos especulativos de ultramar, que son los propietarios nominales de buena parte de la riqueza de materias primas de este planeta, tomarán control del mundo. Dado el sistema legal imperante, estos grupos de Londres reclamarán que son dueños de las materias primas y las capacidades productivas del planeta, y vamos a tener una globalización total, una dictadura sinarquista mundial".

Manipulación británica

El sábado 4 de febrero los 35 miembros de la directiva del Organismo Internacional para la de Energía Atómica (OIEA) votaron 27 contra 3, con cinco abstenciones, a favor de someter el programa nuclear de Irán al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esto ocurrió luego de que los esfuerzos del Movimiento No Alineado para evitar la votación se vieron frustrados por una componenda armada por el Gobierno de Gran Bretaña. Momentos después el Gobierno de irán anunció que suspendía toda negociación diplomática y que reanudaría todos los aspectos de su programa de reprocesamiento nuclear paralizados en los dos años de negociaciones, los que había reanudado de forma parcial el pasado 10 de enero, y que fue lo que sirvió de pretexto para dar pie al enfrentamiento actual.

El Gobierno de Irán también ha ayudado a echarle más leña al fuego a este enfrentamiento puesto en marcha por los británicos, al renegar de su apoyo a una solución negociada presentada por el Gobierno de Rusia, mediante la cual Rusia e Irán juntas enriquecerían uranio para las plantas de energia nuclear de Irán en suelo ruso, lo que serviría de garantía de que Irán no podría elaborar por cuenta propia material para fabricar bombas atómicas. Luego de que el secretario del Consejo Nacional Supremo de Seguridad de Irán, Alí Larijani, visitará Moscú a fines de enero del 2006 e indicará su apoyo a la oferta rusa, ese apoyo fue cancelado de forma abrupta cuando Larijani regresó a Teherán. Para empeorar las cosas, Irán intervino en una disputa entre Rusia y Georgia sobre suministros de gas y petróleo al anunciar, en vísperas de una reunión de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, que garantizaría el suministro energético de Georgia. El presidente ruso Vladimir Putin interpretó el anuncio como una bofetada, y como una señal clara de que Irán no estaba listo a llegar a ningún acuerdo sobre el protocolo de enriquecimiento y reprocesamiento nuclear.

Los actos de la dirigencia iraní del jefe supremo Ali Jamenei y del presidente Mahamud Ahmadineyad sólo han servido para demostrar que no son más que peones mentecatos en el gran juego británico, como también lo son los de la pandilla de Cheney en Washington manejada por Shultz.

Ya empezó la cuenta regresiva hacia la sesión del 6 de marzo del OIEA en la que el doctor Mohammed el Baradei presentará su informe sobre el programa nuclear de Irán. Pero el voto del 4 de febrero casi que garantiza que, no importa lo que diga el informe de El Baradei, Irán encara medidas del Consejo de Seguridad, desde sanciones hasta ataques militares.

Para entender a cabalidad los sucesos que ahora tienen lugar y evaluar las intrigas venecianas que Londres está echando a andar a través del Gobierno de Blair, uno necesita conocer la historia. Aunque en el pasado la infame oficina de asuntos árabes del Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña tiraba de los hilos de los potentados y radicales islámicos directamente, con "asesores" y procónsules británicos sobre el terreno, en gran medida la "crisis" manipulada de hoy se administra a través de manejar el perfil psicológico profundo de los personajes y las instituciones clave de ambos bandos del enfrentamiento en ciernes.

Según numerosos informes de prensa, el enfrentamiento en torno al programa nuclear de Irán fue acordado en una cena ministerial privada que tuvo lugar el 31 de enero en Londres, en la casa del canciller británico Jack Straw. Straw le propuso a sus homólogos de EU, Francia, Rusia y China que, con Gran Bretaña, conforman los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, someter de inmediato a Irán a la ONU, para que tome medidas "en respaldo al OIEA".

Aunque los informes públicos de la cena privada escasean, no hay duda que Straw puso el tema de las sanciones sobre el tapete, y que después medió entre los "extremos" representados por Washington por un lado, y Rusia y China por el otro. Según informes de prensa, la secretaria de Estado de EU, Condoleezza Rice, presionó para someter el caso al Consejo de Seguridad e imponer sanciones de inmediato, en tanto que Rusia y China insistían en que debería permitirse que el proceso del OIEA continuara hasta marzo, mientras que Rusia e Irán seguían negociando, con apoyo de Pekín, para obviar un choque con el Consejo de Seguridad.

Rice obtuvo su libreto de su mentor de vieja data y prestante personaje sinarquista George Shultz. Éste y R. James Woolsey, exdirector de la CIA y destacado neoconservador, ahora copresiden el Comité sobre el Peligro Actual (CPA), un resabio notorio de la guerra Fría y grupo que sirve de fachada del imperialismo angloamericano, que emitió un documento el 23 de enero de este año en el q que exigía un cambio de régimen en Teherán, y medidas de urgencia para acabar con el programa nuclear de Irán. Además de exigir que EU y la ONU impusieran sanciones inmediatas, el CPA también exigió: un embargo contra los productos petroleros de Irán; convocar un tribunal internacional para juzgar al ayatolá Jamenei y al presidente Ahmadineyad; y una campaña agresiva de ayuda encuebierta y abierta para los "disidentes" opuestos al régimen en Irán.

Ojo con Londres

Las recientes elecciones iraníes, en las que Ahmadineyad obtuvo el apoyo de la mayoría del 25% del electorado que se calcula que acudió a las urnas, pusieron a los iranies en un derrotero de enfrentamiento que encaja como anillo al dedo con el juego global de los británicos. Según fuentes enteradas de la lucha intestina por el poder que ahora libran en Teherán, la Guardia Revolucionaria y los grupos milicianos que apoyan a Ahmadineyad pretenden provocar lo que ellos suponen será un golpe militar "limitado" contra la República Islámica, que les permitirá consolidar su poder.

Lo esencial de este enfrentamiento entre Washington y Teherán ya estaba armado desde agosto del 2005. A la sazón LaRouche puso al descubierto que los "cañones de agosto" de Dick Cheney ya estaban apuntando para un ataque preventivo contra el supuesto programa de armas nucleares de Irán. En ese momento intervinieron instituciones militares de EU, que filtraron detalles de un plan del Gobierno de EU para que el Comando Estratégico llevara a cabo un ataque aéreo contra Irán, que posiblemente podría incluir el uso de armas nucleares contra emplazamientos protegidos. La intervención de LaRouche en ese entonces evitó el ataque mientras el Congreso estaba en receso.