Economía






Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 4-5

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‘En Chile no habrá ningún ciudadano olvidado’, promete Michelle

 

Michelle Bachelet, Presidenta de Chile, y Néstor Kirchner, Presidente de Argentina, durante la visita de Estado de ésta a Argentina el 22 de marzo. (Foto: Presidencia de Argentina).

por Cynthia Rush y Diego Bogomolny, miembro del Movimiento de Juventudes Larouchistas

La toma de posesión el 11 de marzo de la nueva Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, fue todo un acontecimiento festivo, que duró un fin de semana completo en la ciudad de Valparaíso. En la capital, Santiago, los ciudadanos festejaron en las calles todo ese día y el siguiente, dándole la bienvenida a la Presidenta, médica de profesión y miembro del gabinete anterior, y celebraron su promesa de darle paso a una nueva era, “más inclusiva, más participativa”, y “con un gran sistema de protección social para todos los ciudadanos”. En un discurso que pronunció en Santiago el 12 de marzo, Bachelet prometió: “en Chile ya no habrá ningún ciudadano olvidado. Ése es mi compromiso”.

Ahora que el sistema financiero mundial se resquebraja, esta promesa —que recuerda la defensa del “hombre olvidado” de Franklin Delano Roosevelt durante la Depresión en Estados Unidos— ha puesto a temblar a los depredadores financieros de Londres y Wall Street. Este ataque no tan velado al modelo librecambista de la Universidad de Chicago, impuesto de manera brutal tras el golpe del general Augusto Pinochet contra el presidente socialista Salvador Allende en 1973, no es lo que los depredadores querían oir.

Los centros financieros internacionales han presentado el saqueo en grande de la economía chilena que hicieron los “Chicago Boys” como un “milagro económico”. Pero sólo pudo aplicarse reprimiendo a la población de la manera más brutal. El aparato nazi asesino de Operación Cóndor, respaldado por el ex secretario del Tesoro de EU, George Shultz, y el entonces secretario de Estado Henry Kissinger, torturó, mató y “desapareció” a decenas de miles de personas.

Libre de las garras del odio

Operación Cóndor destruyó la familia de Bachelet. Su padre, un general de la Fuerza Aérea, fue torturado hasta la muerte en 1974 por órdenes de Pinochet por haber trabajado con el Gobierno de Allende, y Michelle y su madre fueron encarceladas y torturadas antes de ser desterradas en 1975.

En la “Carta a los chilenos”, que escribió en octubre del 2005 para presentar el programa de gobierno de la coalición cuatripartita de su Concertación Democrática, Bachelet exhibió cualidades personales que chocan totalmente con las premisas antihumanas del modelo librecambista. Al referirse a su propia experiencia familiar, escribió: “La política entró a mi vida destrozando lo que más amaba. Porque fui víctima del odio, he consagrado mi vida a revertir su garra y convertirlo en comprensión, tolerancia y —¿por qué no decirlo?— en amor”.

Añadió: “Hoy sentimos como nunca que las divisiones, el odio y el miedo son parte del pasado. El pasado que encarnan esos que quieren que Chile cambie sin cambiar ellos”.

La peor pesadilla de los banqueros

Londres y Wall Street están espantados porque Bachelet quiere reformar de inmediato el sistema privatizado de pensiones impuesto por el fascista ministro del Trabajo de Pinochet, José Piñera, en 1981. Esto significa enfrentarse a los poderosos intereses financieros que le han robado inmensas sumas a la población chilena, y que dejaron por lo menos a 3 millones de personas sin pensión.

Lo que ha venido a exacerbar el miedo de los banqueros a que se les voltee el tablero es el hecho de que los principales integrantes del informal “Club de Presidentes” iberoamericanos — Néstor Kirchner de Argentina, Lula da Silva de Brasil y Evo Morales de Bolivia— fueron los más relevantes de entre los 1.000 invitados a la toma de posesión de Bachelet.

En el último año los crecientes esfuerzos de estos presidentes por establecer una alternativa a la austeridad librecambista del Fondo Monetario Internacional ha causado mucha alarma entre los banqueros de Londres y Wall Street. Mientras Bachelet sostenía reuniones bilaterales amistosas con el presidente Kirchner, a quien los banqueros ven como la principal amenaza a sus intereses, y con los presidentes Lula da Silva, Chávez y Evo Morales, los depredadores financieros sinarquistas evocaban imágenes negras de un Club de Presidentes al que también pertenezca Bachelet.

El MJL le da la bienvenida a Michelle

Kirchner y su esposa, la senadora Cristina Fernández, se sentaron con Bachelet en la mesa principal en el almuerzo celebrado después de la toma de posesión. Apenas diez días después, el 21 y 22 de marzo, la presidenta chilena viajó a Argentina en su primera visita de Estado. En medio de muestras de amistad y camaradería, los dos jefes de Estado formalizaron una “alianza estratégica” entre sus naciones, y acordaron iniciar o completar diversos proyectos de desarrollo de infraestructura para profundizar el proceso de integración.

El MJL organiza en las calles de Buenos Aires. (Foto: EIRNS).

En su primer acto protocolar, al llevar una ofrenda floral al monumento del general José de San Martín, prócer de la independencia de ambos países, una integrante del Movimimiento de Juventudes Larouchistas en Buenos Aires se acercó a la mandataria chilena y le entregó un paquete de documentos, al tiempo que le dijo: “Michelle, únete a Kirchner y a LaRouche”. Entre los documentos estaba un ensayo escrito por Lyndon LaRouche, Los Estados soberanos de las Américas. Más tarde ese mismo día, otro miembro del MJL le entregó al canciller chileno Alejandro Foxley otro paquete de escritos de LaRouche sobre la reconstrucción económica, y uno a la senadora Fernández, la primera dama de Argentina. Al día siguiente, cuando la Presidenta se encaminaba al Congreso de Argentina, otro miembro del MJL le entregó un segundo paquete al tiempo que le decía: “Michelle, construya junto a Kirchner y LaRouche un nuevo orden económico”. El propio presidente Kirchner fue abordado por un miembro del MJL, en un acto donde el mandatario pronunció un discurso a favor de construir infraestructura.

En su discurso ante el Congreso el 22 de marzo Bachelet subrayó que en años recientes los Gobiernos de Chile han desafiado los preceptos neoliberales del llamado Consenso de Washington, porque se dieron cuenta de que el mercado no es suficiente para hacerle frente a las más apremiantes necesidades sociales.