Economía






Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 6

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Sólo la destitución de Cheney evitará la guerra y la dictadura

Lyndon LaRouche (izq.) y Helga Zepp–LaRouche (centro) fueron los oradores principales de un seminario que organizó EIR el 2 de marzo en Berlín, Alemania. Frank Hahn los acompaña. (Foto: Wolfgang Lillge/EIRNS).

por Jeffrey Steinberg

El 2 de marzo, en una reunión con diplomáticos internacionales y otras personalidades en Berlín (ver editorial), Lyndon LaRouche reiteró su advertencia de que la presidencia de George Bush en Estados Unidos está condenada al fracaso, a menos que se deshaga del vicepresidente Dick Cheney de inmediato. En las últimas encuestas, la popularidad de Bush entre los estadounidenses cayó a 34%, en tanto que la de Cheney apenas arañó el 18%, luego de sus recientes intentos por cubrirse las espaldas en lo del incidente en el que le disparó a un amigo en un rancho de Texas durante una cacería de codorniz, y por las crecientes pruebas de que él fue el cerebro en la conspiración para delatar a la agente encubierta de la CIA Valerie Plame.

LaRouche adviritó el 26 de febrero que Cheney intervendría de forma agresiva para sabotear el acuerdo nuclear entre Rusia e Irán, que se había anunciado antes ese mismo día. Cheney ha sido el arquitecto de los planes del Gobierno de Bush para llevar a cabo ataques aéreos, posiblemente con armas nucleares, contra un docena de blancos en Irán que dizque albergan instalaciones con armamento nuclear. En agosto pasado Cheney presionó al Comando Estratégico (STRATCOM) para que diseñara planes de contingencia para dichos ataques, y en los últimos meses reavivó la ofesiva para tomar medidas militares contra Irán, al procurar llevar el caso de este país ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Hasta ahora los planes descabellados de Cheney de imponer un “cambio de régimen” en Teherán han topado con la resistencia del alto mando militar estadounidense, y de personas más cuerdas dentro del Departamento de Estado y la comunidad de inteligencia. Sin embargo, mientras Cheney permanezca en su cargo, la amenaza de semejante ataque seguirá muy viva.

Al poner de relieve la participación personal de Cheney en impulsar una guerra perpetua en el golfo Pérsico, el presidente egipcio Hosni Mubarak, en una maniobra totalmente fuera de lo común, emitió una declaración pública en inglés el 1 de marzo instando a Cheney a desistir de sus planes demenciales para atacar a Irán, e informando que le había advertido personalmente al Vicepresidente estadounidense de las consecuencias de emprender tales ataques, cuando se reunieron en El Cairo en enero. “Le dije textualmente: ‘Por una vez atienda mi consejo’ ”, le contó Mubarak a las agencias Reuters y Arab News. “De ocurrir un ataque aéreo [contra Irán], Iraq se convertirá más en un semillero de grupos terroristas de lo que ya es. La zona del Golfo cuenta con mayorías chiitas en muchos de los Estados, y EU tiene vínculos con intereses vitales en esta región, así como instalaciones navales. Irán invierte generosamente en los chiitas de cada país, y estas personas están preparadas para hacer lo que sea si se ataca a Irán”.

¿Qué tan mala tiene que ponerse la cosa?

El desplome del apoyo público a la presidencia de Bush sufrió otro tropiezo el 2 de marzo, cuando el Washington Post publicó un reportaje de primera plana sobre un video que dio a conocer AP, de un intercambio telefónico que sostuvieron en agosto pasado, cuando azotó el huracán Katrina, el presidente Bush y funcionarios federales y estatales de organismos de ayuda en caso de desastres. El video reveló que al Presidente se le informó de la magnitud de la catástrofe desde el momento en que la tormenta tocó tierra en la costa del Golfo. No obstante, el Gobierno no tomó medidas adecuadas por al menos 48 horas, y luego el Presidente alegó que desconocía la gravedad del desastre.

Varias fuentes le contaron a EIR que AP recibió el video de manos de Michael Brown, el ex director de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), quien fue despedido por el presidente Bush y que posteriormente ha acusado a la Casa Blanca de “usarlo como chivo expiatorio” para ocultar sus propias fallas y las de la oficina del director de Seguridad Interior Michael Chertoff. En un informe sobre las fallas en el caso del huracán Katrina que preparó el zar del manejo de emergencias de la Casa Blanca, Frances Townsend, el Gobierno se lava las manos y le echa la culpa a todos menos a Chertoff y a Bush.

Smejantes fallas colosales han afectado profundamente al pueblo estadounidense, incitando a un grupo bipartidista de legisladores y políticos a concluir que Bush tiene que adoptar alguna medida de emergencia para salvar su presidencia. Urge limpiar la casa, afirman. Y hay que empezar con el Vicepresidente.

El ‘Cerebro’ Cheney

Una serie de filtraciones noticiosas recientes ponen de relieve que el fiscal especial Patrick Fitzgerald está armando un caso en el que consta que el Vicepresidente fue el cerebro del plan para filtrar la identidad de Valerie Plame. El 24 de febrero el periodista Jason Leopold informó en el periódico electrónico Truthout, que Fitzgerald había obtenido 250 páginas de correos electrónicos de la oficina de Cheney, que muestran que el Vicepresidente mintió cuando le dijo al fiscal especial, en una entrevista en el 2004, que no sabía nada del embajador Joe Wilson ni de su esposa, Valerie Plame. Según se informa, los correos demuestran que en marzo de 2003, aun antes de la invasión a Iraq, la oficina de Cheney emprendió una campaña de “cacen a Wilson y a Plame”, bajo su supervisión personal. Si lo que dice Leopold es cierto —y la Casa Blanca le proporcionó las 250 páginas de documentación a Fitzgerald—, esto podría indicar que en la Oficina Oval hay quienes creen que Cheney es un ave de mal agüero a la que hay que tirar por la borda.[FIGURE 31]

Las fuentes de EIR informan que el fiscal especial Fitzgerald no tiene ninguna prisa por tomarla contra el Vicepresidente, y que tiene pensado entrevistarlo de nuevo poco después de las elecciones intermedias de noviembre de 2006. No obstante, también afirman que las pruebas de que Cheney le mintió al fiscal especial ya están disponibles.

El artículo de Leopold, publicado en la edición de Truthout del 1 de marzo, informa que los correos electrónicos condenatorios fueron descubiertos en “computadoras de la oficina del Vicepresidente que los investigadores habían confiscado”. Las fuentes señalan que “altos funcionarios no identificados de la oficina de Cheney habían borrado algunos de los correos electrónicos antes de que Fitzgerald supiera de su existencia a principios de este año, y que otros nunca se los entregaron a Gonzales como se les había solicitado. También hay algunos correos que Gonzales se ha negado a entregar, amparándose en el ‘privilegio ejecutivo’ y ‘la seguridad nacional’ ”.

Leopold también informa que los correos electrónicos entregados en febrero a los redactaron asistentes de Cheney y fueron enviados a varios funcionarios del Departamento de Estado, el Consejo de Seguridad Nacional y la oficina del Presidente. Los correos también muestran que Lewis “Scooter” Libby, Karl Rove, Stephen Hadley, John Bolton y otros altos funcionarios de las redes de Cheney participaron en deliberaciones sobre cómo desacreditar las críticas públicas de Joe Wilson.

Poderes dictatoriales

Para empeorar la cosa, durante su reciente entrevista televisiva con Brit Hume de Fox News, el Vicepresidente reveló que el presidente Bush le había otorgado facultades extraordinarias para clasificar y desclasificar documentos. Tales facultades no son parte de la función constitucional del Vicepresidente. En la entrevista con Hume, Cheney dio a conocer la orden ejecutiva del 25 de marzo del 2003, en respuesta a una pregunta relacionada con el testimonio de su ex oficial mayor Scooter Libby ante un gran jurado, de que los “meros meros” del Gobierno le habían ordenado a Libby que filtrara información clasificada que justificara la invasión de Iraq. El testimonio de Libby ante el gran jurado se dio a conocer como parte de las solicitudes de investigación presentadas durante la etapa previa al juicio por perjurio, el cual no está programado para empezar sino hasta enero del 2007.

Empero, lo que Cheney reveló en la entrevista con Hume tiene que tomarse con mucha seriedad. El Vicepresidente, a nombre de sus amos sinarquistas, está empeñado en ejercer facultades “ejecutivas unitarias” hitlerianas en el Gobierno estadounidense, y en usar al presidente Bush como pantalla. La única manera de evitar una conflagración mundial y una dictadura estadounidense, no es participando en juegos electorales, sino botando a Cheney del cargo a la de ya.

—Traducción de María Pía Cassettari.