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‘LaRouche dice: ‘El que se tiene que ir es Cheney’ ’, no los inmigrantes

La AP distribuyó una foto parecida a ésta de los larouchistas portando una manta que reza “LaRouche dice: ‘El que se tiene que ir es Cheney’ ”, como emblemática de la manifestación contra la ley antiinmigrante de los partidarios de Cheney que tuvo lugar en Chicago. (Foto: Gene Schenk/EIRNS).

Con la consigna de “LaRouche dice: ‘El que se tiene que ir es Cheney’ ”, los partidarios de Lyndon LaRouche, incluyendo su Movimiento de Juventudes Larouchistas, han venido participando de forma destacada en las multitudinarias manifestaciones que se realizan por todo Estados Unidos en contra del proyecto de ley fascista que promueven los aliados del vicepresidente Dick Cheney, en especial el presidente de la Comisión Judicial de la Cámara de Representantes, el republicano James Sensenbrenner.

La intervención de los larouchistas es congruente con lo que LaRouche ha venido planteando durante décadas. Ya el 13 de abril de 1981, en vísperas de una reunión cumbre entre José López Portillo y Ronald Reagan, a la sazón presidentes de México y EU, respectivamente, el Comité Nacional de Política Demócrata de LaRouche (NDPC) emitió una declaración titulada “Ninguna ley de inmigración funcionará sin un programa de crecimiento”, que proponía que México intercambiara su petróleo por tecnología avanzada para desarrollar su industria y garantizar un auge industrial, y además proponía que Estados Unidos abriera su frontera de par en par para que trabajadores mexicanos entraran a trabajar en lo que debía convertirse en un sector industrial de alta tecnología.

La declaración del NDPC decía: “En el centro de la cuestión de inmigración está nada menos que el propósito constitucional para el que se fundó nuestra nación. Como establecieron nuestros Padres Fundadores en la Constitución, Estados Unidos fue creado como un templo de libertad dedicado al desarrollo industrial continuo de su pueblo. No sólo le dimos la bienvenida a ‘los cansados, los pobres y los hambrientos’ del mundo a las riberas de EU; sino que rápido los absorbimos en la corriente de nuestra pujante economía, una economía que ellos a su vez ayudaron a desarrollar con la aplicación de sus destrezas.

“No hay un estadounidense hoy día que no descienda de un inmigrate de algún país u otro. Este enfoque de ‘crisol’, cuya premisa es una economía en constante crecimiento, es la manera americana”, decía la declaración emitida por el grupo demócrata de LaRouche hace un cuarto de siglo.

La propuesta de Sensenbrenner que aprobó la Cámara de Representantes del Congreso de EU, pero que la Comisión Judicial del Senado no aprobó, ordena construir un “muro de Berlín” impenetrable a todo lo largo de la frontera entre México y EU, y define a los indocumentados como delincuentes peligrosos.

También clasifica como delincuente a quien le dé cualquier ayuda a un inmigrante ilegal, ¡incluso un sorbo de agua a uno que haya caído postrado cruzando la frontera por el desierto de Sonora! Como señala la senadora demócrata Hillary Clinton, lo que proponen los supuestos “fundamentalistas cristianos” de la derecha del Partido Republicano haría del Buen Samaritano un delincuente y posiblemente hasta del propio Jesucristo.

El líder de la mayoría republicana en el Senado Bill Frist propuso su propio proyecto de ley nazi contra los indocumentados. Entre otras cosas, Frist propone multas y cárcel para los patrones que emplean a inmigrantes indocumentados. Por fortuna, ninguna de esas dos propuestas fascistas de Sensenbrenner y Frist recibió el visto bueno de la Comisión Judicial del Senado, que más bien se inclinaba por un proyecto de ley propuesto por los senadores Ted Kennedy, demócrata, y John McCain, republicano, que le permitiría a los millones de indocumentados legalizar su estado.

EU tiene que aprender español

Los larouchistas estuvieron entre las aproximadamente 100.000 personas que se manifestaron en Chicago el 10 de marzo en contra del proyecto de ley de Sensenbrenner, que cuenta con el respaldo de la Casa Blanca. Los manifestantes recibieron con beneplácito a los larouchistas, a quienes les arrebataban los impresos (en inglés y en español) de la mano, tanto así que hasta ediciones viejas de esta publicación, incluso de mediados del 2005, se agotaron.

Los larouchistas portaban, entre otras, una manta que decía: “Estamos en Estados Unidos: hable en español”.

Pero, lo que verdaderamente cautivó a la gente fue la manta que rezaba: “LaRouche dice: ‘El que se tiene que ir es Cheney’ ”. Ésa fue la imagen que empleó la Prensa Asociada (AP) para comunicar el sentido de la manifestación de Chicago. La foto de la AP apareció incluso en el diario peruano La República el 13 de marzo, y en otros medios.

En Washington el MJL agotó todos los impresos en inglés y en español que tenía disponibles en la manifestación contra el proyecto de ley de Sensenbrenner, conocido como H.R. 4437, que tuvo lugar el 7 de marzo en la capital estadounidense, y en la que participaron decenas de miles de personas.

El fermento contra las propuestas medidas antiinmigrantes es tal, que en Phoenix, Arizona, donde los organizadores de una manifestación en su contra que tuvo lugar el 24 de marzo calculaban que participarían unas 2.000 o 3.000 personas, ¡se dieron cita 20.000! Esto es inédito, en especial porque Arizona ha sido uno de los estados de EU donde se ha centrado la represión contra los inmigrantes.

Al día siguiente, en Los Ángeles, una multitud que se calcula en 500.000 personas protestó contra el proyecto de ley de Sensenbrenner, y recibieron con entusiasmo a los larouchistas, que agotaron todos los impresos que llevaron en español. Los propios jóvenes del Movimiento de Juventudes Larouchistas informaron que pronto descubrimos “que la cantidad de impresos que cabe en el baúl de nuestros carros se terminaría en 20 minutos”, ¡de modo que regresaron con cinco contendores llenos! Los activistas larouchistas no se daban abasto para repartir los diferentes folletos, ejemplares de esta revista y demás a la gran multitud que esperaba en fila para recibirlos; de hecho, a iniciativa de los propios manifestantes, empezaron a tomar paquetes y a repartirlos entre el resto de la gente.

Uno de los jóvenes larouchistas también describió el proceso organizativo como “precisamente el principio de Monge en acción en las calles, donde a contactos a quienes literalmente se acaba de conocer se les muestra cómo funciona el proyecto [hidráulico para Norteamérica] del NAWAPA, y entonces se volteaban a la persona de a lado, y empezaban a organizar y responder a sus preguntas”. Y añadió que “hubo varias ocasiones en las que miembros del MJL estabasn organizando y un voluntario intervenía de pronto traduciendo de forma simlutánea para ayudar a organizar. Cabe señalar que mucha de la gente en la manifestación tenía el muro fronterizo propuesto en mente, de modo que cuando veían el enorme mapa del NAWAPA [que desplegamos], de inmediato captaban que la idea de cómo llevar agua a la región era el flanco perfecto”.

Hubo manifestaciones casi a diario en las semanas que siguieron, principalmente de estudiantes, en casi todos los pueblos y ciudades de Estados Unidos que tienen concentraciones de hispanohablantes, desde Arlington y Manassas, en el estado de Virginia, hasta Raleigh, en Carolina del Norte.

La oposición no sólo incluye a los demócratas. La Conferencia Episcopal de EU también se ha pronunciado en contra de la propuesta antiinmigrante, y el cardenal Roger Mahony, Arzobispo de Los Ángeles, le ordenó a sus sacerdotes desobedecer el proyecto de Sensenbrenner de llegar a ser ley.

El impacto que está teniendo el movimiento de LaRouche también se evidencia en el reportaje de Sanjuana Martínez, que salió en la edición electrónica de la influyente revista Proceso de México el 6 de marzo. El artículo, enviado desde San Francisco, California, señala que la llamada “ley Patriota” contra el terrorismo lesiona a los inmigrantes en particular, y deriva del Fürherprinzip, “el principio del líder”, de Carl Schmitt, el llamado jurista de la corona de la Alemania de Hitler, a quien el movimiento de LaRouche ha denunciado por todo el mundo como el ideólogo en cuyas doctrinas se fundamenta el Estado policíaco que pretenden imponer Cheney y su pelele George Bush. “El ordenamiento jurídico creado por George Bush y sus ideólogos, el fiscal de origen mexicano Alberto González y el vicepresidente Dick Cheney, justifica los llamados ‘agujeros negros’ de la justicia”, dice el artículo. “Los congresistas alemanes decidieron otorgar poderes ‘especiales’ a Hitler, debido al período de excepción que vivía, un período que se extendió y dio origen al nazismo y posteriormente al Holocausto”. Añade Proceso que, “si el ‘estado de excepción’ se vuelve la regla, quiere decir que hemos entrado en la génesis de un nuevo sistema político, más cercano al totalitarismo que a la democracia”, lo que es una mala noticia para el mundo, dice.